Profesor, ensayista, traductor,
escritor, filósofo, Nicolás González Varela acaba de
publicar en la editorial Montesinos “Nietzsche contra la
democracia. El pensamiento político de Friedrich Nietzsche
(1862–1872)”, motivo central de esta conversación. Esta
es su segunda parte.
SLA:
Estábamos en el uso de la categoría Nietzschéisme.
¿A qué refiere esta noción? ¿Es tan sólo una hermenéutica
ideológica francesa que, como tú mismo sostienes,
interpreta contra la propia letra y espíritu de Nietzsche?
NGV:
Nietzschéisme, Nietzscheanismo,
significa, en el sentido más banal de la palabra,
entusiasmo, enamoramiento y admiración por Nietzsche. En
casos extremos seguimiento ciego y fanático, ideología en
la filosofía.
Se debe al filósofo Rudolf Steiner el
haber acuñado el término Nietzscheanismus
ya en el temprano año de 1892, en propia vida de Nietzsche
se había desarrollado una suerte de Kult
patriótico–intelectual en torno a su obra. No se trata en
exclusiva de una hermenéutica de marca francesa, ni
lamentablemente se trata de un problema de herramientas de
interpretación y exégesis.
Hay algo más, el
filósofo Macintyre, no sin ironía, afirmaba con razón que
“Nietzsche es también por otra causa el
filósofo moral de nuestra época.”
¿Qué
quiere decir con esto? Que el Nietzscheanismo
es algo más que una “escuela”, que se ha transformado
de 1945 en adelante en un componente esencial y productivo
de la ideología dominante. Es parte del núcleo duro de la
ideología del liberalismo libertario, fase del capitalismo
globalizado, del capital posfordista, cuyo elemento
distintivo es represión total al productor y libertad total
al consumidor.
Esta
fase “post” del capitalismo se ha liberado del viejo
odre del estado asistencial (o populista, en América
Latina) y ya no necesita extensiones artificiales en su corpus ideológico. Por eso el Nietzschéisme
es primeramente un revisionismo filosófico (la edulcoración
sistemática del Nietzsche real, la elaboración de una
compleja hermenéutica de la inocencia) que permite
continuar un combate contra Marx desde un perspectivismo
contextual a una pretendida sociedad ideal de consommation.
Los
symptômes están ahí y son notables: una nueva “Festung”
Europa dirigida por una aristocracia natural, la reducción
del hombre a su biología, la interpretación étnica del
delito y de la geopolítica, la reducción del conocimiento
y la ciencia a su rentabilidad, el desprecio de la razón
por impulsos emocionales e intuitivos, la justificación de
la superioridad moral–racial de Occidente, formas de dandysme
cultural, reivindicación y recurso al mito (y a referencias
teológicas), nuevas formas de esclavitud laboral, el
neoindividualismo amoral, etc.…
El
Nietzscheanismo paradójicamente no puede soportar al Nietzsche
real, en letra y espíritu, lo acepta y lo reproduce si lo
deforma para que pueda vestir un poco incómodo la toga
neoliberal. El Nietzschéisme quizá entra en su fin de ciclo histórico, pero vale
la pena preguntarse: ¿es válida esta recuperación desde
el campo progresista? ¿Es posible encontrar a través de
todos los Nietzsches posibles una coherencia política? ¿No
existirá una complicidad secreta, vergonzosa, oculta en la
asimilación amistosa de Nietzsche en el courant
intelectual de la ideología dominante? ¿Es Nietzsche (además
de Heidegger) el autor perfecto para combatir
estructuralmente al pensamiento de la revolución, el
principio esperanza? La respuesta a algunas de estas
preguntas intento responderlas en el libro.
SLA: Citas a
Nietzsche. “¿Quién ha de ser el Señor de la Tierra?
Esta cuestión es el estribillo de mi filosofía práctica”.
¿Quién ha de ser el señor de la Tierra en opinión de
Nietzsche?
NGV:
Es una cita tardía, de 1884, que contiene todo el horror y
toda la grandeza del pensamiento antimodernista de Nietzsche.
El Señor de la Tierra, der Erde Herr, es para Nietzsche un sujeto todavía potencial,
inexistente, que hay que crear. Nietzsche es el portavoz, el
mismo se presenta como un arúspice que puede leer en las
entrañas del odiado presente, el anunciador de estas
condiciones de emancipación de los mejores de la decadencia
burguesa.
Es una terminología ya madura, la temática
se empieza desarrollar en Humano,
demasiado humano hasta que llega a su clímax en Así hablo Zarathustra, que lentamente reemplaza a la figura de
juventud de la casta de los Genios (que analizo ampliamente
en el libro) y a la de los hombres libres de su etapa
intermedia.
Retóricamente en los textos de
Nietzsche “Señor de la Tierra” aparece por oposición y
exclusión a Sklaven,
esclavos. Se trata siempre de una Aristocracia, de una nueva
Casta dominante, centrada en Europa (ya no exclusivamente en
la Alemania del IIº Reich) conformada y generada muy al
estilo platónico. El nuevo Señor de la Tierra será un
producto de la grosse
Politik y su triple dimensión fisiológica, educativa y
política. Y esto sólo es posible con una enorme inversión
epocal, una ¿contrarrevolución?, ya que como Nietzsche señala
“se ha hecho esclavo en la Modernidad al Señor”.
SLA: Aunque ya
te has referido de pasada, déjame insistir. ¿Fue Nietzsche,
en algún sentido usual del concepto, un pensador racista,
un filósofo que abonara algún campo de segregación
ciudadana?
NGV:
Es una cuestión vasta y compleja. Sin lugar a dudas
Nietzsche de joven era judeófobo, ahí están los textos y
cartas, o su adhesión sin críticas durante más de una década
al ideal de Wagner o sus contactos y elogios con personajes
antisemitas como Treitschke o Lagarde.
¿Imaginó
Nietzsche en segregaciones sociales posmodernas? Por
supuesto: la utopía política nietzscheana era un
platonismo extremo, radical, donde la forma–estado debía
separar “químicamente”, “fisiológicamente” (los términos
son de Nietzsche), que, volviendo al tema, no es otra cosa
que la tarea primordial de la grosse
Politik, de la “Gran Política”.
En
la etapa que abarca mi libro puede verse ya como flotan en
los subsuelos de su filosofía práctica tanto la judeofobia
(acompañada de una teutomanía casi caricaturesca) con el
radicalismo aristocrático. En este caso, como en la gran
mayoría de su filosofía práctica, en Nietzsche no hubo
cambio, sino acumulación, continuidad, endurecimiento y
retorno, o en sus propios términos
Anhäufung.
No
lo digo yo, investigadores nietzscheanos honestos reconocen
que el ideal político de Nietzsche al final de sus días,
en 1888, era la forma–estado dórica, la institución de
la esclavitud y la sociedad basada en el sistema de castas.
Lo
que asegura una eticidad en los ciudadanos es para Nietzsche
en todas sus etapas intelectuales la coerción brutal, la
competencia ciega de instintos y la segregación orgánica
entre una minoría y el resto de los habitantes, único
cemento de la sociedad que permite florecer el genio y la
cultura trágica y generar una nueva aristocracia, los Señores
de la Tierra.
SLA:
¿Cuáles
fueron las relaciones de Nietzsche con el socialismo? ¿Leyó
algún autor socialista? ¿A Marx por ejemplo?
NGV:
El Nietzscheanismo
siempre ha negado, sin demostrarlo, la absoluta indiferencia
olímpica de Nietzsche no sólo por la cuestión social, por
lo político en la Modernidad sino incluso su desdén sobre
autores que podríamos llamar “políticos” o
“sociales”. Nada más lejos de la realidad.
Gran
parte de su formación integral, uno de los autores que más
influenció su pensamiento fueron los libros de un
socialista–liberal, Friedrich Lange, un escritor socialdemócrata
neokantiano que no era ni filósofo profesional ni siquiera
científico. Lange le causó una conmoción espiritual como
le cuenta a su amigo Mushacke el mismo año que compró el
libro, 1866: “la obra filosófica más importante del último
decenio es, sin duda, la de Lange… sobre la que podría
escribir un discurso laudatorio de un montón de páginas.
Kant, Schopenhauer y este libro de Lange. No necesito más.”
Lo
curioso era que, primero, Lange no era un filósofo de cátedra,
ni siquiera un especialista académico: era un outsider,
simple profesor de secundaria y periodista de la izquierda
reformista, que incluso llegó a debatir con el propio Marx
(y Lenin).
Lange
le inspirará a Nietzsche en la crítica a Platón, en la
idea que Aristóteles depende estrictamente de Platón, en
conocer a Darwin y sus epígonos, en su crítica a Strauss,
en la variante epistemológica psicológica, en la crítica
tanto a la “cosa–en–sí” de Kant como al
cristianismo, incluso en sus ober
dicta filosóficos.
Compró
ejemplares del manual de Lange y se lo regaló a sus amigos
íntimos. Como buen bibliómano Nietzsche no sólo leyó y
releyó, anotó y escribió resúmenes del libro, sino
que… ¡compró las cinco ediciones ampliadas desde 1866
hasta 1887! Además adquirió todos los libros escritos por
Lange, incluso los tratados políticos, como Die
Arbeiterfrage in ihrer Bedeutung für Gegenwart und Zukunft
(“La cuestión obrera y su significado para el presente y
el futuro”, 1865), aunque ante sus lectores y admiradores
jamás podría haber reconocido su admiración y deuda
intelectual por un décadent
socialista–liberal.
SLA:¿Algún autor más?
NGV:
Otro autor que leyó de manera vergonzosa, además del
anarquista individualista Max Stirner, del anarquista
colectivista Bakunin y del socialista Ferdinand Lasalle, fue
el socialista antisemita y de corte schopenhaueriano Eugen Dühring,
el mismo que tuvo un debate con Engels, quién quería
fundar un “Materialismo Heroico”.
Para
que nos demos una idea, a partir de 1875 Dühring, que además
era un nacionalista prusiano, fue uno de los escritores más
leídos y estudiados por Nietzsche, del cual adquirió todos
sus libros e incluso su autobiografía. Estas fuentes son
consideradas como una via
regia al conocimiento de Marx y Engels, de los cuales
sabemos que conocía indirectamente. Incluso Nietzsche
maneja conceptos críticos de la Economía Política con
total soltura, como Clases, Explotación, Plustrabajo,
Ganancia, etc.
Filológicamente
está demostrado, los datos in
extenso se encuentran en mi libro, el conocimiento de
Marx por Nietzsche: hacia 1872 Marx aparece nombrado,
comentado y citado en once libros de la biblioteca privada
de Nietzsche, por nueve autores leídos con detenimiento, en
seis de ellos (Lange, Dühring, Frantz, Schäffle, Bebel y
Jacoby) se citan con amplitud párrafos completos del propio
Marx y en varios casos Nietzsche ha subrayado el nombre de
Karl Marx con doble línea.
Los
libros propiedad de Nietzsche que analizan a Karl Marx,
nombran sus obras e incluso citan párrafos extensos de sus
pensamientos, son de autores como Lange, Jörg, Dühring,
Meysenburg, Frantz, Schäffle, Frary, Bebel y Jacoby. Además
debemos decir que Nietzsche era un gran lector de
economistas políticos, como Schönberg o Carey,
historiadores sociales e incluso Filosofía del Derecho,
todas ellas fuentes indirectas y de segunda mano para
conocer a pensadores socialistas o comunistas.
Cada
vez nos parece más extraña la idea que Nietzsche era un
apolítico visceral, como sostienen el Nietzschéisme,
de Kaufmann a Sloterdijk, de Nehamas a Nussbaum, de Deleuze
a Derrida, de Colli a Vattimo o que le era ajena la problemática
social de su época.
SLA:
¿Inspiró
a Nietzsche la obra de Schopenhauer? Tú hablas de este último
como maestro del primero.
NGV:
En realidad Schopenhauer será el segundo gran filósofo que
le influenciará de por vida, después de Platón. Nietzsche,
que a los 21 años era un schopenhaueriano fanático, rápidamente
lo supera y le crítica en varios puntos clave, aunque en
realidad admiraba más el carácter de Schopenhauer que su
obra académica estricta.
El
reaccionario Schopenhauer (crítico a la idea de progreso, a
la cual contrapone la inmutable realidad aristocrática de
la Natur; enemigo
mortal de la democracia y partidario del absolutismo monárquico)
representaba a sus ojos “una seriedad fuertemente viril,
un rechazo de lo vacío, insustancial, y una inclinación a
lo sano y sencillo”.
Schopenhauer
es para Nietzsche el filósofo de un clasicismo redivivo, de
un posible Helenismo germánico, “Schopenhauer es el filósofo
de una Alemania regenerada.” Hellas y Bismarck podían
lograr una síntesis magnífica e insuperable y ser la
expresión más fuerte e inactual de su tiempo.
Por
supuesto todos los libros de Schopenhauer serán
incorporados a su biblioteca personal, estudiados en
detalle, profusamente anotados. Además Nietzsche trató de
leer (y comprar) todos los estudios o monografías sobre su
maestro, hasta las críticas, de las cuales fue lentamente
absorbiendo las limitaciones de la teoría schopenhaueriana.
Incluso el descubrimiento casual pero profético del libro
en una librería de viejo es descripto por Nietzsche en
detalle como la marca del Destino.
Ahora
sabemos que Nietzsche ya había oído hablar de Schopenhauer
en lecciones de instituto en Pforta y que había leído
largos comentarios sobre la obra schopenhaueriana en
manuales escolares o de historia de la filosofía, mucho
antes de la epifanía que nos relata. Nietzsche mismo oponía
el Homo Schopenhauer
a lo que llamaba el Homo
Rousseau…
SLA: ¿Por qué, como también señalas, Platón es el
filósofo que más menciona Nietzsche? ¿Qué tienen que ver
la República platónica y el ideario político del
amigo–enemigo de Schmitt?
NGV:
La influencia de más largo aliento en el Nietzsche totus
politicus, en su pensamiento político, además de
Burckhardt, Wagner y el bismarckismo genérico, es sin lugar
a dudas el “divino Platón”, como le llamaba su maestro
Schopenhauer. Es otra arista de su formación subestimada u
ignorada por la Vulgata
nietzscheana.
Podría
definirse a Nietzsche como el platónico por antonomasia
entre los filósofos modernos. Platón es el filósofo que más
cita Nietzsche en toda su obra, casi al mismo nivel de
Schopenhauer y el que primero lo influenció ya en su
juventud en los último años de la secundaria. Numerosas,
pero a veces difíciles de detectar, son las referencias a
la teoría platónica de la Política, el Derecho y el
Estado, incluso se pueden encontrar anotaciones e
interpretaciones e intentos de su aplicación a otros temas,
entre ellos el de la educación, la concepción y rol de la
mujer en la sociedad, el valor productivo del instinto y del
amor, la pederastia, la función de la clase trabajadora y
la cultura del Genio.
El
platonismo político es esencial en la conformación de su Ideologiekritik
reaccionaria. También será fuente de inspiración de su
concepto de grosse
Politik, la “Gran Política”, que remite la antigua
agenda política de “quién debe gobernar” y sobre la
relación medios–fines.
Además,
como en el caso de Schopenhauer, Platón, con su trágico y
admirado Charaktertypen de legislador y político práctico, es el modelo del
Übermensch nietzschano.
Nietzsche afirmaba, a contracorriente de una visión académica–contemplativa
de la época, que “Platón no debe ser considerado como un
sistemático in vida umbratica, sino como un político revolucionario que desea
subvertir el mundo entero y que con este objetivo es, también,
escritor”.
Recordemos
que dentro de la filosofía política antigua, Platón puede
definirse de manera global como el arquitecto de la anti–Polis,
una versión idealista de la reacción aristocrática. El
estado–ideal de Platón está totalmente enfrentado y es
reactivo a los fundamentos políticos democráticos de la
Atenas de su época.
Nietzsche
incluso había proyectado realizar un trabajo sobre filosofía
antigua centrado exclusivamente en La
República de Platón. Todo Platón es leído,
interpretado y asimilado en clave ético–política, en
especial desde su praxis de agitador y reformador. La Persönlichkeit,
la personalidad de un pensador debe siempre privilegiarse
por sobre sus obras exotéricas y esotéricas. Lo escribió
en una bella fórmula: Der Mensch noch merkwürdiger als seine Bücher (El hombre es aún más
notable que sus libros). Lo dirá de otra manera: Plato ist mehr werth als seine Philosophie, Platón vale más que su
filosofía. Y otra vez en un sentido más radical y extremo
incluso que en Marx, para Nietzsche el ser (Persönlichkeit)
tiene primacía absoluta sobre la conciencia (System).
El
retrato nietzscheano de Platón es el de un admirador:
destaca su ascendencia de linaje aristócrata, el ser un típico
joven noble helénico, tipischer
Hellenischer Jungling, un representante ideal del hombre
griego de la edad trágica.
La
valorización de Platón, como bien señalas, la había
seguramente heredado de Schopenhauer, pero la postura de
Nietzsche es mucho mas precisa, tanto histórica como filológicamente.
Justamente es esta inclinación y finalidad práctica de la
aristocrática filosofía platónica lo que lo identifica a
Nietzsche, e incluso se ve reflejado en tanto crítico de la
cultura, legislador y político inactual, incluso en su Instinkt
legislador.
Los
grandes temas de la agenda de Platón, la tríada educación–cultura–estado,
será lo que más tarde Nietzsche entenderá por la gran
misión legislativa de Zarathustra, la grossen
Politik, la Gran Política.