La verdad cruda es que hubo un deslave en las bases
sociales de apoyo...
una verdadera evaporación
del voto bolivariano
¿Por qué ganó la abstención?
Por Javier Biardeau R.
Aporrea, 04/12/07
No hubo sorpresas efectivamente. Los deseos solos no preñan. La realidad
cruda y dura impone limitaciones a las ilusiones ilimitadas.
El cuadro de derrota política con alta abstención, incluso
si subiese llegado a lograrse una pírrica victoria
electoral, coloca a la alta dirección estratégica de la
revolución en el único espacio emocional y racional para
superar la actual situación: reconocer errores y
corregirlos, comenzando por la visión unilateral de la
infalibilidad del Líder.
Con una abstención cercana a 7.200.000 votantes (45 %), y un estrechísimo
margen entre el SI y el NO (el CNE ha contabilizado 4
millones 504 mil 354 (50,70%) votos a favor del NO, y para
el SÍ, 4 millones 379 mil 392, lo que representa el
49,29%), la lectura es que se impuso el peor escenario: un
empate catastrófico con alta abstención, fue el evento no
solo mas probable sino efectivo.
La oposición quedo en neutro con relación a diciembre de 2006 (en
realidad la oposición unida no logró despegar
significativamente del año 2006), y la verdad cruda es que
hubo un deslave en las bases sociales de apoyo de la
revolución, una verdadera evaporación del voto
bolivariano. No solo no hay 4.000.000 millones de oligarcas,
sino que tampoco se le sumaron a estos, 3.000.000 de ³traidores
abstencionistas² , ex votantes de la revolución. El
rechazo a la reforma es muy alto, así se elaboren
racionalizaciones acerca de la abstención a-política y
anti-política. Hubo abstención política de la base social
revolucionaria hacia la reforma. Esta es la primera conclusión
de sensatez ante los hechos electorales.
En segundo lugar, no hay que endosarle el mayor peso explicativo de la
actual situación a la campaña mediática de manipulación
del miedo que lanzó el NO. Jugó un papel sin duda, pero no
es lo esencial. Era predecible que la migración del voto
bolivariano no iría hacia el NO, sino hacia la abstención.
En realidad, a diferencia del chantaje propagandístico que
se levantó para convertir el referendo en plebiscito, y
llevar la decisión al terreno de la lealtad, se evidencia
una protesta de fondo en el campo bolivariano. A 3.000.000
de bolivarianos no les pareció adecuado, ni la forma como
se tramitó, ni aspectos medulares del proyecto de reforma
constitucional, que si se hubiesen votado temáticamente,
hubiesen permitido una abstención menos alta.
La gran responsabilidad de la derrota es de aquellos que convencieron a
Chávez de que la revolución depende exclusivamente de su
figura personal. Error. Probablemente sin Chávez no haya
revolución, pero solo con Chávez tampoco. Hay que corregir
esta tendencia de minimizar el papel protagónico del pueblo
a la hora de las grandes deliberaciones y decisiones. El
"chavismo de aparato" (dirección PSUV) fue
derrotado. La revolución se construye desde abajo, o se
desgasta desde arriba. No se trata de que "por ahora no
se pudo". No me cansaré de plantearlo. El camino
escogido para la construcción de la viabilidad política de
la reforma era incorrecto. El proyecto de reforma está muy
mal diseñado y fue muy mal tramitado. Allí hay temas de
fondo que desbordan una reforma constitucional, que no
rompen con el viejo socialismo burocrático, y que requieren
ahora un debate radical. El campo minado de la reforma
constitucional explotó en el terreno electoral, y no se
pudo avanzar. Incluso, su legalidad constitucional estaba
severamente cuestionada, a pesar de los intentos de la Sala
Constitucional para correr la arruga. El maltrato a los
desacuerdos le cobro alto al estilo vertical de hacer política.
Las decisiones no se imponen, deben deliberarse.
No hay democracia protagónica revolucionaria sin democracia
deliberativa, sin democracia interna en el campo
bolivariano. No repetiré los errores planteados en el
texto: ¿Por qué esta explotando el campo minado de la
reforma constitucional? Chávez persiste en el error si
piensa que "faltaron 3 millones de votos" y que ³estas
personas no votaron contra nosotros, se abstuvieron" .
Se abstuvieron porque formas y contenidos esenciales del
proyecto de la reforma, sin modificación alguna, no logran
ser propuestas de prácticas democráticas contra-hegemó
nicas. No subestimen al pueblo, ni su intuición, ni su
capacidad de autonomía política, intelectual y moral.
Hay que seguir batallando por el socialismo, pero hay que saber
diferenciar la hegemonía autoritaria de la contra-hegemoní
a democrática. La unidad en la diversidad es el camino
viable del socialismo plural y libertario. Cualquier
socialismo que liquide la pluralidad democrática, de manera
real o imaginaria, no pasará la prueba de la soberanía
popular. Hay que lograr no solo la máxima inclusión social
sino la inclusión política, no solo la igualdad social
sino la igualdad política. Hay que enterrar el imaginario
jacobino de las revoluciones dirigidas desde arriba, desde
vanguardismos y personalismos esclarecidos. Es tiempo de
profundas reflexiones en la dirección revolucionaria.
Tiempos para acabar con el pragmatismo de la derecha endógena
y con el estalinismo de la ultra-izquierda también endógena.
Tiempos para liquidar el burocratismo y la corrupción.
Tiempos para liquidar la deriva cesarista-populista. Tiempos
para renovar el pensamiento crítico socialista. Incluso
tiempos, para pedir perdón y mostrar humildad por tantos
maltratos proferidos.
Ha llegado la hora de salir de un dilema que no es electoral: o se
construye un socialismo verdaderamente democrático,
protagonizado desde abajo, desde el poder popular,
organizado en su diversidad y multiplicidad, o se pacta con
la derecha y quienes quieren asumir una vía populista sin
cambios profundos. Aquí hay cuatro grandes derrotados: el
burocratismo de aparato, la derecha endógena y su mito
cesarista, el estalinismo y las actitudes autoritarias de la
ego-politik que habita, espero transitoriamente, en Chávez.
Se trata de construir el socialismo de las mayorías democráticas.
Nada más y nada menos. Para esto, no hay que radicalizar el
discurso, hay que profundizar- renovar las prácticas
socialistas, democráticas y revolucionarias, desde abajo,
de cara a la construcción orgánica de un poder popular autónomo,
democrático y revolucionario.
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