Un ataque imperialista a Venezuela
Defendemos
a PDVSA contra la Exxon
Por Luis Paredes
Socialismo o Barbarie, periódico,
21/02/08
“¿Puso el gobierno de Estados
Unidos a Exxon a hacer esto?’ La respuesta es no, dijo el
portavoz del Departamento de Estado Tom Casey. Exxon está
siguiendo sus intereses corporativos, en concordancia con
sus necesidades. La visión del gobierno de Estados Unidos
es que ni la Exxon ni ninguna compañía estadounidense, así
como tampoco ninguna en ningún lugar del mundo, puede
ver expropiada o nacionalizada su propiedad sin una
compensación justa y adecuada, según las reglas
internacionales”. (Humberto Márquez, IPS,
09-02-08)
La chupasangre y criminal empresa imperialista Exxon
Mobil (continuadora de la Standard Oil y primera petrolera
del mundo) acaba de presentar una demanda contra PDVSA en
los tribunales de Nueva York, Inglaterra y Holanda.
Se trata de la compañía que más fondos aportara
para la campaña presidencial del año 2000 de George W.
Bush. Hoy exige un embargo a PDVSA por 12.000 millones de dólares
y hace esto como parte de su rechazo
a la nacionalización parcial del petróleo en la
sudoriental Faja del Orinoco.
En esta faja petrolífera venezolana se extrae crudo
muy pesado y se lo convierte en un sintético más liviano.
El año pasado, el gobierno de Chávez ha propuesto que las
multinacionales en treinta y tres campos queden como
“socias” dentro de un acuerdo de “asociaciones
mixtas” donde el Estado queda
como mayoritario con al menos el 60% de los paquetes
accionarios (aunque las empresas pueden certificar las
reservas de la parte que les toca...).
Orinoco es un área de más de 55 mil kilómetros
cuadrados, donde Venezuela pretende certificar este año
reservas del orden de 1.3 millones de barriles de crudo
extrapesado, de los cuales 260.000 serían exportables,
equivalentes a las reservas de Arabia Saudita.
Una decena de firmas transnacionales ya aceptaron
el cambio en los convenios. Por ejemplo, está el caso
de la francesa Total, cuya participación en la Faja bajó
del 47 al 30% con una indemnización por 837 millones de dólares.
Pero Exxon se ha rehusado a operar con menos de su
41.67% original en el proyecto Cerro Negro, que produce unos
200.000 barriles diarios. Las primeras negociaciones sobre
la indemnización se estancaron y entonces se inició un
litigio en los tribunales internacionales.
Así, la Exxon parece ser una de las dos firmas (la
otra es Conoco) que se niega a esta propuesta, encontrándose
en pleno litigio con el gobierno de Chávez por la
indemnización que éste pretende pagarle y que se arrimaría
una cifra que es la décima parte del embargo pedido, unos
1.500 millones de dólares.
En estas condiciones, Chávez
salió a acusar a la Exxon de ser “la punta de lanza del
imperialismo que ha lanzado un plan de ataque económico
contra las finanzas del país; si ustedes nos congelan, nos
llegan de verdad a congelar y nos hacen daño, nosotros les
vamos a hacer daño. ¿Saben cómo? No le vamos a mandar
petróleo a Estados Unidos. Si la guerra económica continúa
contra Venezuela el precio del petróleo va a llegar a 200 dólares
y Venezuela se meterá en la guerra económica”.
También los acusó de ser “bandidos del mundo,
mafias mundiales, esa es la Exxon Mobil, empresa de punta de
lanza del imperialismo. El ataque de Exxon Mobil es del
gobierno imperialista de Estados Unidos”.
Efectivamente. Es el propio funcionario yanqui el que
se delata en sus declaraciones. Para eso está el gobierno
yanqui:
para defender
en todo el mundo los sucios intereses de sus
multinacionales.
Defensa incondicional
Está claro que más allá de cualesquiera sean
nuestras criticas al gobierno chavista, en la pelea entre
PDVSA y la empresa imperialista Exxon estamos por la defensa
incondicional de PDVSA.
Porque frente a esta chupasangre imperialista,
heredera de la Standard Oil de J. D. Rockefeller,
depredadora de las riquezas naturales, el medio ambiente y
la fuerza de trabajo obrera (ver denuncias en
www.exxonsecrets.org o www.stpoexxonmobil.org) no se puede tener la menor duda en qué trinchera estar.
Producto del ataque de la Exxon,
los bonos de PDVSA sufrieron una baja de cuatro puntos
porcentuales, desde que el jueves 14-02 se conocieron los
pedidos de medidas cautelares. Y el analista Suárez Núñez
advirtió que “las medidas cautelares pueden incidir sobre
los flujos financieros de PDVSA que ha enviado a los
mercados otras señales que pueden interpretarse como de
dificultades de caja” (claro que esto incluye los propios
desmanejos del chavismo).
En este marco, el que la Exxon
haya acudido a tribunales internacionales, no es más que
producto de una herencia de la vieja PDVSA y la neoliberal
Cuarta República que dejó escandalosamente establecida la
soberanía, frente a posibles litigios entre el Estado
venezolano y las multinacionales, en los tribunales
imperialistas.
En estas condiciones, queremos ser meridianamente
claros: en su momento no
apoyamos políticamente las nacionalizaciones parciales
de Chávez por todo lo inconsecuentes,
limitadas y burguesas que han sido.
Este carácter burgués
de las estatizaciones y el corrupto
marco capitalista de Estado en el que están operando,
se está expresando ahora mismo en las dificultades que
increíblemente viene afrontando PDVSA a raíz de ser el
2007 el tercer año consecutivo de caída del producto
petrolero, la ausencia de inversiones para el mantenimiento
de las instalaciones, así como una situación constante
de “iliquidez”...
No por nada desde los sectores clasistas de la UNT se
está llamando en estos mismos momentos a un “segundo rescate de PDVSA”.
Sin embargo –al mismo tiempo– defendemos de manera incondicional el derecho soberano de la nación
venezolana y del gobierno de Chávez que está hoy al
frente de la misma, a
decidir los pasos que quiera dar frente al imperialismo.
En síntesis: estamos
incondicionalmente en la trinchera de PDVSA contra la Exxon,
al tiempo que seguimos llamando a que estas mismas
nacionalizaciones se hagan sin
pago de indemnización alguna y para evitar la corrupción
que se enseñorea cada vez más en el Estado
“bolivariano”,
que
pasen a manos de una administración y / o control de los
trabajadores.
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