Chávez
reprime a un importante sector de la clase obrera
Todo
el apoyo a los trabajadores de Sidor
Por
José Luis Rojo
Socialismo
o Barbarie, periódico, 20/03/08
En
los últimos días ha ocurrido un hecho de enormes
consecuencias en Venezuela. En el contexto de un marcado
giro a la derecha del gobierno chavista, luego de su
derrota en el referéndum del 2 de diciembre del año
pasado, el pasado viernes 14 por la mañana trabajadores
siderúrgicos de Sidor (“Siderúrgica del Orinoco”) en
paro fueron víctimas de una brutal represión descargada
por la Guardia Nacional.
¿“Acaso
socialismo es represión a la clase obrera”?
Sin
previo aviso ni mediación alguna, llegaron atacando a
culatazos los vehículos de los trabajadores, destrozando
los vidrios y abollando la carrocería de los mismos, así
como haciendo uso de bombas lacrimógenas y perdigones de
manera injustificada.
A
más de los coches destrozados, decenas de compañeros
resultaron lastimados y varios de ellos necesitaron ser
hospitalizados. Entre ellos, el directivo del sindicato
SUTISS, José Rodríguez Acarigua, que fue herido de bala en
la pierna y por perdigones en la cabeza. Por si esto fuera
poco, varios compañeros terminaron siendo encarcelados por
varios días, cómo el caso de los también directivos
sindicales José Luis Alcocer y Yuli Hernández.
Claro
que la reacción de la base obrera no se hizo esperar
expresando su justa indignación al son de “¿Dónde
está el socialismo del gobierno? ¿Acaso socialismo es
represión? ¿Acaso ésta es la guardia nacional
revolucionaria?”
Cómo
se puede apreciar, el hecho es de una gravedad extrema y
amenaza con abrir una brecha profundísima entre el
gobierno chavista y amplias porciones de la flor y nata de
la clase obrera del país.
Los
Rocca como ejemplo de capitalistas “rojos-rojitos”...
Chávez
ha venido hablando de la necesidad de girar a acuerdos con
la “burguesía nacional”. Veamos qué tipo de burgueses
“nacionales y populares” son los de Ternium-Sidor.
Cuando hablamos de la siderúrgica Ternium-Sidor hablamos de
una fábrica que emplea 14.000 obreros, 5.000 efectivizados
y... 9.000 contratados.
Se
trata de una empresa de enorme importancia, que bajo el
anterior gobierno de Caldera fue vendida al grupo
multinacional del origen argentino Techint por la irrisoria
cifra de no más de 1.500 millones de dólares. La misma hoy
está capitalizada en 15.000 millones de dólares y se
caracteriza por imponer condiciones de explotación
brutal a sus trabajadores.
Tiempo
atrás Chávez había amenazado verbalmente con
“nacionalizar” la empresa. Pero luego de una negociación
con el gobierno K y los Rocca (los propietarios del grupo
Ternium-Techint), se llegó a un acuerdo alrededor de que la
empresa permaneciera en manos privadas al tiempo que se
comprometía a “abastecer el mercado interno del acero con
unos precios especiales”.
Es
en este contexto que los obreros de SIDOR vienen peleando
desde hace meses y meses por su convenio y salario, enfrentándose
a los oídos sordos de una empresa que cuenta con la abierta
complicidad del ministerio de trabajo chavista.
Cómo
ha señalado Orlando Chirinos, esta pelea ha puesto “en
evidencia como el gobierno se coloca del lado de la
transnacional Ternium-Sidor que mantiene una actitud
arrogante e intransigente, envalentonada por el papel
nefasto que ha jugado el Ministerio de Trabajo (...) Desde
el comienzo del conflicto hemos dicho que los trabajadores
de Sidor están facultados, incluso legalmente, para ejercer
el derecho de huelga. Sin embargo, el ministro José Ramón
Rivero, ha interferido permanentemente en esta decisión,
chantajeando a los trabajadores e imponiendo el arbitraje;
ahora trata de imponerles un referéndum y utiliza la
Guardia Nacional para trata de doblegar la voluntad de lucha
de los trabajadores de Sidor, que con la privatización
realizada por los gobiernos de la IV República perdieron
una serie de beneficios que los coloca detrás de todos los
trabajadores de la región de Guayana, e incluso de la mayoría
de los trabajadores del país. Sin embargo, a pesar del
discurso sobre el socialismo que mantiene el gobierno (...)
se mantiene la empresa privatizada y controlada por una
trasnacional, que además cuenta con el apoyo del
gobierno” (Aporrea, 14-03-08). ¿Qué más hace falta para
radiografiar a los empresarios “rojo-rojitos” y
“nacionales” aliados a Chávez, como los Rocca?
Hace
falta una política independiente de Chavez y el PSUV
“Los
trabajadores están indignados y con razón ante semejante
actitud de parte de la Guardia Nacional, que incluso en último
momento fue reforzada por otras patrullas de la policía
estatal y esto está provocando que los trabajadores se
alejen de cualquier tipo de simpatía con el gobierno.
Son más de 12 trabajadores detenidos, muchos los heridos
entre ellos, uno que corre riesgo de perder un brazo y se
encuentra recluido en una clínica de la Ciudad. El estupor
y malestar que hay es tan grande que dirigentes
sindicales de otras empresas han comunicado la disposición
de convocar a un paro regional en repudio a esta acción
represiva del gobierno” (José Melendrez y Jessica Malave,
Aporrea, 14-03-08).
Desde
ya que la primera necesidad que plantea la lucha de SIDOR es
salir en defensa incondicional de los trabajadores en
lucha y a repudiar de manera total la política represiva
del chavismo.
Pero
se trata de algo más. El gobierno de Chávez está en el peor
momento en lo que hace a su popularidad. Es que han
pasado muchos años de gobierno y, como saldo, los cambios
estructurales son realmente escasos. Además, incide el
marcado giro a la derecha que está dando y sus llamados a
acuerdos con la “burguesía nacional” así como la
reciente amnistía a los golpistas. Por no hablar del espectáculo
de haber movilizado tropas a la frontera con Colombia... ¡para
terminar a los abrazos con Uribe!
Lamentablemente,
el efecto que está provocando toda esta situación es el
desarrollo de elementos de desmoralización entre
amplios sectores. En estas condiciones, cada vez se hace más
perentorio el pelear por una salida por izquierda para miles
y miles de compañeros que van haciendo su experiencia con
Chávez pero que de no encontrar un canal podrían ser
canalizados por la oposición escuálida.
Pero
esto supone una dura polémica. Porque en abierta
contraposición con el “trosko-chavismo” que ha estado
tan de moda en corrientes como la Revista de América
y Marea Socialista en Venezuela, esto sólo se
podrá hacer trazando una delimitación política clara con
el gobierno chavista y el PSUV.
A
la hora de su primer congreso y de la reciente elección (en
el fondo, a dedo) de la dirección del PSUV, éste se ha
revelando como lo que es: un partido de Estado.
Contra las elucubraciones de que sería una organización
“en disputa” o “vacía” desde el punto de vista de
su carácter social, el reciente Congreso ha puesto las
cosas en su lugar: un engendro burocrático-estatal donde
ni siquiera se puede esbozar una mínima critica al
chavismo, so pena de ser tildado de “escuálido”,
“salta talanqueras” o improperios más graves aun.
Una
alternativa independiente que trabaje por una salida por la
izquierda y revolucionaria a la crisis del gobierno chavista
sólo puede venir de corrientes que estén claramente
delimitadas del chavismo. El trotsko-chavismo está
muerto para encarar las tareas revolucionarias que el
momento impone.
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