Declaración de la corriente internacional Socialismo o Barbarie
Ante la nacionalización de SIDOR en Venezuela
Un
triunfo de la clase obrera
Al parecer, en la madrugada de hoy (miércoles 9 de abril del 2008)
se confirmó que la acería Ternium-Sidor ha sido nacionalizada.
Independientemente de las condiciones en que esto sea hecho (luego
nos referiremos a ellas), es evidente que bajo la
presión de un sector importantísimo de la clase obrera
venezolana
(que empezaba a enfrentar de manera directa al
gobierno de Chávez), a éste no le quedó otra alternativa que estatizar la empresa.
No estamos, en consecuencia, ante una de las típicas medidas
“progresivas” de un gobierno nacionalista burgués
(medidas que, como tales, los socialistas revolucionarios no
apoyamos). Se trata, por el contrario, de un hecho que es el
subproducto directo de la lucha de la clase obrera.
En ese sentido, se parece mucho a la estatización del petróleo
dispuesta en México en 1938 por el presidente Cárdenas.
Allí también se venía de un largo conflicto del sindicato
petrolero con las multinacionales que monopolizaban los
hidrocaburos, antes de que Cárdenas se viera obligado a dar
ese paso.
Al mismo tiempo, está claro que la política revolucionaria hay
que ordenarla alrededor del triunfo que significa la
estatización. Es que la lucha no termina ahí. Hay
que exigir a Chávez y luchar por imponer que la
expropiación sea sin indemnización alguna,
y que desde ahora la empresa funcione bajo control de
los trabajadores sidoristas.
Se trata de medidas elementales para poder defender esta
conquista, que desde el primer momento va a estar bajo el
fuego no sólo de la derecha y de los empresarios y
gobiernos extranjeros que vana protestar, sino también del
propio gobierno que fue obligado a tomarla.
Esto es muy importante. porque hay que recordar que, según Chávez,
en las “empresas estratégicas manda el Estado”. Es
decir, no podría haber control y/o administración
obrera. Frente a eso, hay que tener presente el desastre
que ha significado para PDVSA y para todos los trabajadores
y sectores populares, que después de derrotar al paro
patronal de fines del 2002 e inicios del 2003, el gobierno
de Chávez haya liquidado los elementos de control y
administración obrera que habían logrado ese triunfo.
Asimismo, está claro que una indemnización a Techint
(multinacional de origen argentino) tendría el efecto de hipotecar
a Sidor. Esta es hoy seguramente una empresa que produce a
precios favorables (por el alza de las commodities a nivel
internacional). Pero mañana, debido a la creciente crisis
económica mundial, podría ocurrir lo contrario.
Entonces, serán sus trabajadores y los de toda Venezuela
los que terminarán pagando los platos rotos de la
crisis.
Sin embargo, y sin menoscabo de lo anterior, lo que está en pie,
es que estamos ante un importantísimo triunfo
de la clase obrera venezolana,
quizás el más importante bajo el gobierno chavista.
No
casualmente, ya se han levantado los gritos y las quejas del
gobierno de Cristina Kirchner respecto de esta medida tomada
por su amigo Chávez, en contra de otro entrañable amigo,
como es el empresario Rocca, dueño de Sidor. Han puesto el
grito en el cielo, en defensa de un grupo empresario que es
parte de la verdadera base de sustentación del gobierno K:
los grandes grupos capitalistas de la industria.
Es que seguramente los Kirchner no pueden entender que ha sido la
lucha de los obreros de Sidor la que no dejó otra
alternativa al gobierno venezolano. En realidad, Chávez,
luego de su derrota en el referéndum del 2 de diciembre, venía
enfilando en un curso de derecha. Por eso, su primera
respuesta al conflicto en Sidor no fue la nacionalización,
sino enviar a la Guardia Nacional, que reprimió
brutalmente a los obreros, con un saldo de docenas de
heridos y presos.
Esta nacionalización es también un claro ejemplo de que, en el
actual contexto latinoamericano de polarización de las
oposiciones burguesas de derecha (como sucede en
Bolivia, Argentina, Venezuela, etc.), seguimos sin embargo
dentro del ciclo abierto por las rebeliones populares de
comienzos del siglo XXI. Así, en términos generales, no ha
habido derrotas graves de los trabajadores. Y esto muestra
la posibilidad de desbordes por la izquierda a los límites
burgueses de estos gobiernos, por parte de la clase obrera,
como así también de hacerles frente si ellos “muestran
las garras”.
Desde nuestra corriente internacional SoB, a este escenario lo
hemos caracterizado como la apertura de una nueva
coyuntura latinoamericana, con mayores elementos de
inestabilidad y polarización que la anterior, que
estuvo dominada por la estabilización que imponían los
nuevos gobiernos “progresistas”.
Este es el evidente caso de Venezuela. El país venía polarizado
por la derecha desde el referendo del 2 de diciembre.
Pero, al mismo tiempo, no se ha cerrado el ciclo de
rebeliones latinoamericanas –que en Venezuela se expresó
en los triunfos de abril
de 2002 y de principios de 2003–, y la clase
obrera venezolana está en la plenitud de sus fuerzas. Por
eso, la situación ahora se
polariza por la izquierda, obligando al gobierno de Chávez
a tomar esta medida.
Moraleja: el actual ciclo de rebeliones populares que estamos
transitando desde comienzos de este siglo, sigue abierto.
Y esto que acaba de ocurrir es un aliciente para todos los
que trabajamos cotidianamente por transformar el actual
ciclo latinoamericano de rebeliones populares,
en uno de revolución obrera y socialista.
09/04/08
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