Siderurgia
engrosa lista de nacionalizaciones
Por
Humberto Márquez
Inter Press Service (IPS), 09/04/08
Caracas.–
El presidente de Venezuela, Hugo Chávez, nacionalizó este
miércoles Siderúrgica del Orinoco (Sidor), la mayor acería
del país, al fracasar las negociaciones para renovar el
convenio colectivo de trabajo entre el sindicato y el
consorcio argentino Ternium, propietario de la mayoría de
las acciones.
"La
empresa tuvo una actitud colonizadora y arrogante y, luego
de un largo proceso de negociaciones que resultaron
infructuosas para la solución del conflicto de Sidor con
sus trabajadores, el comandante presidente (Chávez) tomó
la decisión en la madrugada de asumir el control de la
siderúrgica", anunció el vicepresidente Ramón Carrizález.
Sidor,
ubicada a orillas del río Orinoco y a unos 500 kilómetros
al sudeste de Caracas, produce 4,2 millones de toneladas de
acero al año y cuenta con 12.000 empleados.
Ternium,
perteneciente al poderoso Grupo Techint, tiene 60 por ciento
de las acciones y el resto, a partes iguales, son del Estado
y de los obreros. Es la mayor siderurgia del área andina y
el Caribe.
"Fuimos
sorprendidos por esta medida, pero la celebramos. Llevábamos
15 meses con el convenio de trabajo vencido y el Estado
puede acceder rápidamente a nuestras demandas", dijo a
IPS por teléfono Nerio Fuentes, activista del Sindicato Único
de Trabajadores de la Industria Siderúrgica y sus Similares
(Sutiss).
Por su
parte, Víctor Moreno, presidente de la federación de
trabajadores en la región sudoriental, advirtió contra un
exceso de optimismo, pues "hubiéramos preferido
resolver primero la contratación y luego discutir si convenía
o no la re–nacionalización", que es en realidad lo
anunciado ya que el Estado creó Sidor hace medio siglo y la
privatizó a fines del 90.
Esta
nacionalización es la segunda decisión de su tipo en los
últimos 10 días, después que Chávez dispuso que el
Estado tomara el control de la industria cementera, lo cual
afecta a la firmara mexicana Cemex, la francesa Lafarge y la
suiza Holcim.
En lo que
va de año, el Estado venezolano ha colocado sus manos sobre
cada vez más palancas de la economía, por la vía de
expropiaciones o rescate de tierras de dominio público en
el área rural y por la adquisición de empresas en el campo
industrial.
Se ordenó
recuperar el hato El Frío, en las llanuras del sur, que
opera como una estación biológica privada y cría unos
25.000 vacunos en 63.000 hectáreas de sabanas inundables, y
el Estado compró la principal planta lechera del sudoeste.
Desde 2003 Chávez impulsa la posesión estatal de negocios
en la agricultura y la agroindustria.
También el
gigante consorcio estatal Petróleos de Venezuela (Pdvsa)
adquirió pequeñas compañías distribuidoras de gas doméstico,
lanzó una red de expendios de alimentos a precios
subsidiados y estudia comprar cadenas de distribución y
supermercados.
El año
pasado, el Estado compró la empresa Electricidad de
Caracas, para completar el control de la producción y
distribución de energía eléctrica, así como la compañía
de telefonía básica.
El
economista José Guerra observó a IPS que antes de
ordenarse la estatización de Sidor ya el sector privado
venezolano había cedido, en dos años, negocios con ventas
globales de 10.000 millones de dólares, que equivalen a
cinco por ciento del producto interno bruto.
Además de
Pdvsa, con comercializaciones superiores a los 100.000
millones de dólares, 10 de las mayores 12 empresas
venezolanas están en manos del Estado.
Varias de
las nacionalizaciones, o de los amagos, calzan con apremios
políticos del gobierno de Chávez. Ya el año pasado había
advertido a Techint que estatizaría Sidor si mantenía para
algunos de sus productos precios más altos que los de
exportación.
La
intervención del entonces presidente de Argentina, Néstor
Kirchner (2003–2007), a instancias de Paolo Rocca, el
presidente de Techint, contuvo la medida, pero una nueva
carta a Chávez del empresario argentino, enviada el martes,
no tuvo el mismo éxito.
"No
creo que esta medida afecte las buenas relaciones que
mantenemos con el gobierno de la República Argentina, que
ha sido siempre muy respetuoso de las decisiones internas de
los países", comentó Carrizález.
Chávez
ordenó también estudiar la estatización de las filiales
de los bancos españoles Santander Bilbao Vizcaya después
que en noviembre pasado, durante la Cumbre Iberoamericana de
Santiago de Chile, el rey Juan Carlos le espetó "¿por
qué no te callas?" cuando había interrumpido la
exposición del jefe del gobierno de España, José Luis
Rodríguez Zapatero.
En marzo último,
cuando escaló el conflicto político que enfrenta a Bogotá
con Quito y Caracas a partir de que el ejército de Colombia
atacó y mató a guerrilleros de ese país en suelo
ecuatoriano, Chávez pidió a sus ministros una lista de las
empresas colombianas establecidas en Venezuela, para
considerar la nacionalización de sus activos.
Los
movimientos sobre los sectores agrícola, de la
agroindustria y distribución de alimentos se relacionan con
la escasez de algunos productos esenciales, como leche,
carne, pollo, huevos, azúcar, arroz, aceite, harina de
trigo y frijoles negros que, intermitentemente, desde hace
un año ha castigado a los consumidores venezolanos.
La medida
hacia las firmas cementeras se relaciona con el déficit de
viviendas, que organismos privados estiman entre 1,5 y dos
millones de unidades en este país de 6,5 millones de
hogares y 27,5 millones de habitantes, según el
gubernamental Instituto de Estadísticas.
"No es
ninguna medida contra un país o una empresa, sino que ellos
tienen una estrategia trasnacional y la nuestra es la del
desarrollo nacional", dijo el ministro de Energía,
Rafael Ramírez, también presidente de Pdvsa y quien fue
encargado por Chávez para buscar con la industria cementera
"una negociación sin traumas". Los gobiernos de México,
Francia y Suiza deploraron el anuncio y se declararon
atentos a la indemnización debida por la nacionalización
de estas cementeras, con capacidad para producir unos nueve
millones de toneladas por año. Adquirir sus activos puede
costar entre 1.500 y 2.000 millones de dólares, según
estudios privados.
Ramírez
dijo que propondrá a las cementeras "que permanezcan
con inversiones en el país y seamos socios en empresas
mixtas", de las que el Estado tendría al menos 60 por
ciento de acciones, al estilo de los acuerdos de explotación
de crudo a los que fueron forzadas a migrar dos docenas de
empresas petroleras en 2007.
Carrizález
dijo que el esquema podría repetirse en Sidor y, en ese
caso, el Estado llegaría a tener 60 por ciento de acciones
y el restante 40 por ciento se repartiría entre el
consorcio Ternium y los trabajadores.
A medida
que se desgranan las nacionalizaciones, dirigentes de
asociaciones de ganaderos, industriales y comerciantes
critican que el gobierno "está aplicando el programa
socialista que fue rechazado por los venezolanos el 2 de
diciembre de 2007".
Ese día,
con 51 por ciento de votos por el "No", la
ciudadanía rechazó la propuesta de reforma constitucional
que elaboraron Chávez y el parlamento y que prometía
reordenar sobre bases definidas como socialistas y con
predominio del sector estatal tanto la actividad económica
como la organización de las comunidades y la administración
pública.
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