Ante
las últimas medidas del gobierno que benefician
al gran
capital oligárquico e imperialista
Partido
Revolucionario de los Trabajadores (PRT), junio 2008
En
la reunión de la Dirección Nacional del Partido efectuada
el día 28 de junio de 2008 se analizaron las últimas
medidas del gabinete gubernamental, expuestas por el
Presidente Hugo Chávez en su alocución del 11–6–2008
por cadena nacional ante el empresariado venezolano
anunciada como "Alianza estratégica nacional
productiva", de las cuales la más importantes en
materia económica y política los trabajadores en general y
nuestra organización no apoyaremos y denunciamos dada las
siguientes razones:
1.–
Justamente como se manifiesta en la propia propaganda
gubernamental no se trata de una alianza táctica y
coyuntural con el capitalismo, sino de una alianza estratégica
con el gran capital monopolista, particularmente con el
capitalismo financiero, capitales que en Venezuela
representan el factor expoliador de los derechos de los
trabajadores, de conspiración y terrorismo contra el
proceso político, las masas y contra el propio Jefe de
Estado.
2.–
El cambio radical por parte del gobierno y la recién
elegida dirección del PSUV como partido de gobierno,
aumenta la incoherencia de una política de Estado en el
seno de la dirección nacionalista, contradice la política
chavista sobre el "desarrollo endógeno", el
llamado socialismo del siglo 21 y otros discursos
discrepantes con la práctica y los hechos que conlleva
dicha propuesta. Todo el pueblo venezolano conoce el carácter
tradicionalmente neo–colonial y pro imperialista de las
fuerzas del gran capital venezolano representadas en
FEDECAMARAS–VENAMCHAM, burguesía que sin recato alguno ha
bañado de sangre al proceso revolucionario y al pueblo en
los últimos cincuenta años de gobiernos adeco–copeyanos,
incluyendo su dirección activa en los dramáticos sucesos
del 2002–2003, originados por el reaccionario golpe cívico–militar
organizado por Estados Unidos, la Iglesia, Carmona Estanga ,
Luís Giusti y otros.
Los
nuevos acuerdos económicos–políticos del Estado
bolivariano con la gran empresa criolla y extranjera, bajo
condiciones del nefasto artículo 301 de la Constitución
Bolivariana que legitima que "la inversión extranjera
está sujeta a las mismas condiciones que la inversión
nacional" (sic), marchan justamente contra cualquier
intento de desarrollo "endógeno" , nada tienen
que ver con el socialismo y la liberación nacional, detiene
al estado de transición de esta última con el
socialismo, obstaculiza la productividad nacional y paraliza
cualquier intento de desarrollo de las fuerzas productivas
no dependientes de los intereses transnacionales, puesto que
un estado de independencia político–económica en el
marco del proceso revolucionario venezolano actual, no puede
desarrollarse en una alianza con los sectores de la burguesía
monopolista y partidos que obedecen ciegamente a los
intereses del imperio norteamericano, hechos demostrados
tanto en el pasado como en el presente por la burguesía de
FEDECAMARAS–VENAMCHAM. Éste fue su comportamiento durante
la reaccionaria ofensiva de sabotajes y golpes de Estados
tramados por la Coordinadora Democrática en el año 2002.
El pueblo pagó muy caro esa política de la clase burguesa.
Cualquier
fase de transición liberadora en Venezuela está asociada a
un amplio frente con sectores oprimidos, campesinos pobres,
comunidades, pequeños empresarios y grupos militares
nacionalistas antiimperialistas, bajo la dirección y la
fuerza motriz de la clase obrera, pero nunca con la alta
burguesía colonial y sus secuaces políticos como centro de
ella. Solo esta alianza revolucionaria y antiimperialista
puede crear un verdadero estado de transición hacia el
socialismo y combinar sus medidas.
3.–
En lo económico–político algunos puntos del acuerdo
significan un retorno a las alianzas del pasado, que
contradicen los planes sociales adelantados por el gobierno
de Chávez, potenciando las corrientes de derecha y burocráticas
que empujan con fuerza dentro del proceso y en las filas
chavistas opuestas al socialismo.
4.–
Con la derogación del Impuesto a las Transacciones
Financieras (FTI 2007), el Estado dejará de percibir 8
billones de bolívares, so pretexto de que con esos
beneficios la presión burguesa bajará y con ello la
inflación en momentos de la grave crisis alimentaria que
estremece al mundo capitalista, cuyas causas no solo están
en el deterioro ambiental originado por sus industrias, en
la hambruna generada por la utilización de importantes
rubros alimenticios para generar bio–combustibles o en la
alta demanda de China y la India, sino por la manipulación
imperialista de los precios a nivel general y su carga de
miseria sobre la humanidad.
5.–
Pero ni esos beneficios ni los mil millones de dólares
ofertados por el Estado para la gran empresa, ni todas las
ventajas de los que goza el capitalismo monopolista en
Venezuela, harán disminuir los chantajes capitalistas, no
aumentará la productividad interna ni bajará la inflación.
Los grandes capitalistas seguirán su tradicional política
de importación –de $36 mil millones en el 2007)– así
mismo continuará la transferencia de dólares al exterior
– que hasta la fecha sobrepasa los doscientos mil
millones–, no cesará la manipulación de los precios
arrastrando una tasa inflacionaria pronosticada para fin de
año en más de un 21%. Cifras que significan una acumulación
considerable de capital y el deterioro del salario real de
los trabajadores.
Como
hemos dicho, la inflación, el proceso especulativo de los
precios, el manejo de la oferta de empleo e incluso la
corrupción son factores ligados a la enorme acumulación
necesaria a los monopolios capitalistas criollos y
extranjeros que operan en Venezuela. Mal pueden pensar los
nacionalistas combatir estos flagelos precisamente con
quienes lo originan. Lo planteado es todo lo contrario:
aplicar el artículo 113 de la Constitución Bolivariana que
ordena disolver los monopolios privados, redistribuyendo esa
propiedad en propiedad social dirigida por los trabajadores
y sus aliados.
Esa
política estratégica y con el mismo argumento sobre la
productividad capitalista, fue aplicada por el
punto–fijismo durante medio siglo, socialmente fue un
desastre elevando el desempleo a más de dos millones de
parados y la inflación a un 90% en el segundo gobierno de
Carlos Andrés Pérez, enriqueciendo groseramente a la
burguesía punto–fijista, la misma que hoy pacta medidas
económico–políticas con el gobierno bolivariano.
6.–
Los acuerdos bilaterales estratégicos gobierno–alta
burguesía firmados en plenaria por el alto empresariado y
el gobierno el día 11 de junio, soslayaron completamente la
participación de la clase trabajadora y menos aun fueron
tomadas en cuenta las reivindicaciones a sus grandes
problemas. La verdadera clase creadora de la productividad
no fue consultada, y sus intereses quedaron en manos de la
clase patronal de la gran empresa privada y el Estado,
juntos en una alianza estratégica nacional productiva
que seguramente tendrá un profundo impacto en la masa
laboral.
Para
nada tocó esa alianza la Ley de Seguridad Social Integral,
las violaciones permanentes de los patronos capitalistas del
decreto–ley de inamovilidad, no se tomaron medidas
concretas para controlar la inflación fuera de la
generalidad vista y poco confiable de que la productividad
capitalista aumentará con las medidas batiendo la inflación.
Supuesto negado en una sociedad capitalista dominada
absolutamente por los monopolios. Nada se tocó sobre el
salario y las incongruencias publicadas en la Gaceta Oficial
en torno al aumento del 30%, sus limitaciones,
insuficiencias y la no aplicación de la Ley del Trabajo,
por supuesto eliminando los parámetros neoliberales que
ella contiene. Nada se dijo del sistema de contrata,
tercerización de los contratos públicos y privados, la
ausencia de los derechos laborales en dicha modalidad; de
las cooperativas como instrumento de maquila por las
transnacionales del impacto de dicha estrategia en el 21%
que recibe el factor social del Producto Interno Bruto
(PIB), de las cifras de desempleo y subempleo que siguen
siendo altas y que no se resolverán al albedrío de un
mercado altamente monopolizado etc.
7.–
En la práctica poca cosa puede esperar la PYME de ese
acuerdo. Independientemente de las "ayuditas" del
Estado y de la condonación de deuda al pequeño capitalista
por 45 mil millones y tanto –lo cual es justo pero poco,
ante los 8 billones de bolívares y los mil millones de dólares
que el Estado transfiere a los grandes empresarios.
Seguramente a un mayor poder de los monopolios aumentarán
las contradicciones inter–capitalistas de éstos con la
pequeña y mediana empresa, mucho más con las microempresas
y cooperativas, por aquello de la acumulación y concentración
del capital y las desventajas de estas formas del pequeño
capitalismo con los grandes consorcios extranjeros e
internos.
El
Ministro de Planificación y Desarrollo Haiman El Troudi, en
declaraciones a Últimas Noticias el 16 de junio, declaró: "...las
políticas anunciadas disipan cualquier rezago de duda sobre
la propuesta económica del gobierno nacional plasmada en el
Proyecto Nacional Simón Bolívar, plan estratégico
aprobado por la Asamblea Nacional".
Como
podemos ver no es un asunto de "táctica", ante la
ley universal del capital no hay discurso "endógeno"
ni medida populista que valga.
El
movimiento trabajador, auténtico artífice de la producción
y generador de riquezas a través de su plusvalía, responde
a los acuerdos entreguistas de la clase política y la
burguesía empresarial y financiera del país. Una revolución
proletaria es imposible sin los trabajadores y sus
sindicatos, del mismo modo es una anomalía si la revolución
va de la mano de la clase que representa la explotación
histórica de la clase obrera.
Únete,
lucha, venceremos
Partido
Revolucionario de los Trabajadores (PRT)
Junio
2008
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