Algo
más que elecciones
Por
Guillermo Almeyra
La Jornada, 23/11/08
|
Ministerio
del Trabajo ordena
la restitución de Orlando Chirino a su puesto de PDVSA
Aporrea,
18/11/08
Caracas,
18 de noviembre de 2008. Este martes a las 10 de la
mañana le fue entregada a Orlando Chirino, la
providencia emanada del Ministerio del Trabajo que
ordena su restitución al puesto de trabajo que
ocupaba en PDVSA al momento de su despido ilegal
ocurrido a finales del año 2007.
Con
esta sentencia, se confirma la legitimidad del reclamo
de Orlando Chirino, quien demostró que además de ser
trabajador de la empresa, gozaba de fuero sindical por
ser directivo nacional de Sinutrapetrol y Coordinador
de la Unión Nacional de Trabajadores.
Al
consultarle sus impresiones a Chirino sobre esta
providencia que ordena su reenganche, el coordinador
de la UNT afirmó que no es un triunfo personal sino
un triunfo de todo el movimiento sindical venezolano.
Agradeció además el apoyo que le brindaron más de
5.000 dirigentes a nivel internacional se pronunciaron
a favor de su reintegro en una campaña que se
desarrolló en menos de 3 meses y cuyas firmas
recaudadas fueron depositadas en PDVSA y el Ministerio
del Trabajo. |
Este
domingo los venezolanos votarán para elegir gobernadores y
alcaldes. A pesar de que el Poder Ejecutivo no está en
juego, Hugo Chávez ha tratado de convertir este proceso
electoral en un nuevo referéndum a su favor, para borrar así
la derrota sufrida en diciembre de 2007, cuando vastos
sectores del electorado “chavista”, y la mayoría,
incluso, de los afiliados al partido de gobierno, se
abstuvieron, para expresar con su ausencia su descontento o
su falta de motivación ante las políticas oficiales.
Hoy la
oposición, que está dividida, quizás conquiste algunas
alcaldías y un par de gobernaciones, pero no aparece como
alternativa, entre otras cosas porque su política
proimperialista y neoliberal no es muy popular en esta
situación de crisis mundial del capitalismo y de triunfo de
Obama, el cual podrá ser imperialista pero no es igual que
Bush, el héroe hoy hecho añicos de la oposición “escuálida”.
El problema
para el gobierno podría provenir en cambio de que le
atribuyó demasiada importancia a un triunfo masivo y
aplastante, pero –ojalá me equivoque– la abstención
podría ser otra vez grande. En efecto, nadie siente en
peligro al gobierno y cree que si no cierra filas la oposición
vencerá; muchos, en cambio, están preocupados por la
inflación, que el gobierno decía en enero que llegaría a
11 por ciento anual, en julio la calculó en 17 por ciento,
en septiembre en 28, y que ahora superó 31 por ciento antes
incluso de los meses más caros.
E
igualmente lo están por la posibilidad de la devaluación,
por la caída de los salarios reales en los hechos (no en
las cifras oficiales), por la presencia en las listas del
PSUV de conocidos corruptos y de elementos oportunistas y
vacilantes, y hasta por la represión lanzada por las
empresas y la Guardia Nacional en los casos de Sidor y de la
petrolera PDVSA, que ahora ha sido obligada por el ministro
de Trabajo a reincorporar al despedido Orlando Chirino,
coordinador de la Unión Nacional de Trabajadores (que apoya
al gobierno desde una política de clase).
Chávez
vive rodeado de un círculo de “asesores” que más le
valdría perderlos que escucharlos y tiene un panorama político
muy poco realista (según el vicepresidente de Telesur, el
presidente dice que el canal es visto por 50 millones de
personas, cuando lo ven apenas 100 mil) y no se da cuenta de
los efectos terriblemente negativos de la boliburocracia que
muchas veces forma parte, por sus gustos y visiones del
mundo, de la boliburguesía, pues tiene en cuenta
esencialmente la fidelidad que los funcionarios declaran
tenerle (y que no impide la ineptitud de muchos de ellos).
Por eso en el PSUV hay decenas de miles de afiliados y
cuadros que, como sucedía en los partidos comunistas de
Europa oriental, ostentan su fidelidad al Líder y juran por
el socialismo aunque sean contrarrevolucionarios.
Una campaña
sin ideas ni proyectos, de un aparato administrativo al
estilo de los gobiernos priístas mexicanos, no ayuda mucho
ni a construir la conciencia de los trabajadores ni a
diferenciar en el PSUV mismo a quienes son oportunistas de
los que, en cambio, y son muy numerosos, luchan realmente
por llevar a Venezuela fuera del capitalismo. Las amalgamas
ideológicas –como la declaración de Chávez de que el
Partido Comunista Venezolano y el Partido Patria Para Todos
son contrarrevolucionarios porque, aunque apoyen a su
gobierno e incluso a los candidatos del PSUV en casi todos
los distritos, presentaron candidatos propios en un
estado– confunden y despolitizan y ayudan a los verdaderos
contrarrevolucionarios.
Chávez
pide subordinación y verticalismo, como buen militar, pero
la construcción del socialismo requiere en cambio
pluralismo en los marcos de la revolución, espíritu crítico
y autocrítico, decisión desde abajo en todos los problemas
importantes. No es socialista, y ni siquiera ciudadano,
quien no es capaz de pensar con su propia cabeza y necesita
las órdenes de un Líder para orientarse. Como reza La
Internacional, no debe haber Líderes o Salvadores
Supremos…
Las
elecciones no cambiarán mucho el panorama nacional salvo si
la oposición, cosa que es muy difícil, conquista algún
distrito–símbolo o si la abstención es mayor que en
diciembre de 2007, lo cual es poco probable. Lo que sí
puede cambiarlo es la caída del precio del barril de petróleo,
ya que los planes de desarrollo nacional, como la obtención
de la autosuficiencia alimentaria, competirían por un
excedente mucho menor de la renta petrolera con las acciones
de la petrodiplomacia venezolana, en el Caribe y Centroamérica,
y también con los importantes proyectos en el plano
sudamericano (como el Bansur, por ejemplo).
El poder
popular y el control popular de los municipios es por eso más
importante que nunca, ya que podría impedir el despilfarro
y la incompetencia de los aparatos burocráticos y el
sabotaje de la derecha, a la que una nueva derrota electoral
hará aún más resentida y dispuesta a todo. El PSUV no es
el organismo apto, por su verticalismo y su burocratización,
para fomentar y construir el poder popular, pero en sus
filas, sin embargo, están sin duda muchos de los mejores
trabajadores capaces de enfrentar esa tarea. Es necesario,
por lo tanto, evitar que, si conquistan municipios, no se
conviertan en funcionarios del Estado sino en militantes del
control popular sobre las instituciones de éste, mediante
un funcionamiento asambleario democrático y abierto.
Fin
de campaña en Venezuela
Por
Carlos Chirinos
BBC Mundo, 20/11/08
Desde Caracas
Este jueves
se realizarán en varias partes de Venezuela actos de cierre
de campaña para las regionales del domingo, en las que se
elegirán gobernadores y alcaldes, pero que el presidente
Hugo Chávez ha querido transformar en un plebiscito sobre
su proyecto político.
Entre
concentraciones políticas, intensas participaciones de
candidatos en radio y televisión, y un último esfuerzo por
tapizar postes y paredes con propaganda electoral, se
consumen las últimas horas de la campaña para las
elecciones locales del domingo 23 de noviembre.
Están
previstas concentraciones en Caracas y las principales
ciudades del país, aunque en algunas ya el miércoles se
realizaron los actos finales.
Hasta a las
6:00 am del viernes (10:30 GMT) se podrá difundir
propaganda electoral, de acuerdo con las normas del Consejo
Nacional Electoral.
Unos 17
millones de venezolanos están convocados para votar en un
proceso que será totalmente automatizado, desde el acto del
sufragio hasta el escrutinio de actas.
Desde el miércoles
las clases están suspendidas y, como en cada proceso
electoral, la Fuerza Armada ha puesto en marcha el Plan República
asumiendo el control de los centros educativos para
distribuir el material y las máquinas de votación.
En las últimas
horas el esfuerzo de los partidos se centra en alentar al
electorado para que vaya a votar. Los sondeos de opinión
hacen preveer que la participación pueda superar el 60%, lo
que sería un nivel alto para unos comicios regionales.
¿Regionales
o presidenciales?
En estas
elecciones están en disputa 22 gobernaciones, 328 alcaldías
y 233 cargos de legisladores regionales, sin embargo la
fuerte intervención del presidente Hugo Chávez en las
semanas finales de la campaña abogando por los candidatos
del Partido Socialista Unido de Venezuela, PSUV, le ha dado
cierto sabor "presidencial" a la contienda.
De hecho,
Chávez ha dicho que lo que está en juego es el futuro político
de su proyecto político y el de su permanencia en el poder,
y pide el voto por los suyos para profundizar la llamada
revolución bolivariana y el socialismo del siglo XXI.
La oposición
ha tratado de mantener el debate en los temas locales, como
la inseguridad –principal preocupación de los
venezolanos, según encuestas de opinión–, calidad de los
servicios públicos o empleo.
Sin
embargo, algunos de sus voceros han alertado a sus
seguidores sobre la necesidad de aprovechar estas elecciones
para construir un "muro de defensa de la
democracia" a los supuestos "planes hegemónicos"
que aseguran tiene el gobierno.
La
participación presidencial en la campaña ha sido muy
criticada por la oposición que se quejó del supuesto
"ventajismo" y el uso de recursos públicos y los
medios de comunicación oficiales en el esfuerzo
proselitista.
Sin
embargo, el CNE no ha encontrado méritos suficientes en las
denuncias y no ha abierto investigaciones o establecido
sanciones.
Los
detractores del mandatario han cuestionado el tono usado en
sus discursos amenazando con "sacar los tanques a la
calle" o dejar de entregar recursos en las regiones en
los que la oposición gane.
Chávez ha
dicho a sus partidarios que la oposición podría usar las
gobernaciones y alcaldías para empezar acciones
desestabilizadoras contra su gobierno.
"¿Para
qué enviarles recursos? ¿Para que se los roben, para que
conspiren contra mí?", dijo en días pasados durante
un acto de campaña.
El
presidente también ha insultado a varios gobernadores acusándolos
de corruptos. Incluso los ha amenazado con "meterlos
presos" como en el caso del ex candidato presidencial y
actual gobernador del Zulia, Manuel Rosales, a quien varias
veces ha calificado de "ladrón" y
"desgraciado".
Igual
suerte le ha tocado a gobernadores y alcaldes que alguna vez
estuvieron identificados con el proyecto bolivariano, pero
que han terminado distanciándose de él, como sucedió en
Guárico, Yaracuy, Sucre y Aragua. Chávez se refiere a
estos ex aliados como "traidores",
"infiltrados" y "apátridas".
Tribunales
y elecciones
Una
característica de la campaña –que aunque oficialmente
empezó en septiembre ha estado activa desde principios del
2008– ha sido los múltiples recursos legales que han
terminado afectando la participación de algunos candidatos.
El
gobernador Rosales –por ejemplo– está siendo
investigado por varias instancias por supuestos actos de
enriquecimiento ilícito y desde el gobierno se considera
inminente que termine preso, independientemente que gane la
Alcaldía de Maracaibo, capital del Zulia, a la que aspira
regresar.
El
candidato de la llamada plataforma unitaria de oposición en
el estado Miranda, Enrique Capriles Radonsky, tiene
pendiente la reapertura de un juicio por los sucesos
violentos en la embajada de Cuba en abril de 2002, un caso
por el que ha sido hallado inocente en dos ocasiones.
En
Valencia, Abdalá Makled, candidato a alcalde, fue apresado
esta semana por supuestos vínculos con el narcotráfico.
Desde el Ministerio del Interior se le vincula al actual
gobernador de Carabobo, Luís Acosta Carlés, uno de los
"disidentes" del chavismo y quien aspira a la
reelección fuera del partido de gobierno.
Meses atrás
la Contraloría sancionó administrativamente a 260 personas
por supuestos malos manejos de recursos públicos y las
"inhabilitó" políticamente, pese a que los
afectados aseguraban que la ley exige un fallo de un
tribunal para conculcar derechos a un ciudadano.
Entre los
"inhabilitados" figuran cuatro potenciales
candidatos de la oposición que estaban bien ubicados en sus
regiones según las encuestas, incluyendo a Leopoldo López
quien aspiraba llegar a la Alcaldía Mayor de Caracas.
La
revolución "disidente”
BBC
Mundo, 22/11/08
Caracas.–
Para las regionales del domingo la ya tradicional dinámica
polarizada entre el gobierno del presidente Hugo Chávez y
la oposición tiene un nuevo elemento: la opción de la
"disidencia chavista", aquellos que, alejados del
proyecto bolivariano, se definen aún como
"revolucionarios".
En términos
políticos el llanero estado Barinas no se considera entre
los más importante del país. Sin embargo, es uno de los
que centrará la atención en las elecciones regionales.
Simbólicamente
Barinas es muy importante para el presidente Chávez. Es su
tierra natal y el bastión político de su familia. Su padre
ha sido gobernador desde 1999. Y ahora el hermano mayor del
presidente, Adán, aspira sucederle en el cargo.
Esta
curiosa sucesión dinástica por medios democráticos habría
sido más sencilla si no hubiera salido un disidente de las
filas del oficialismo: Julio Cesar Reyes, actual alcalde de
Barinas, la capital del estado.
Acusaciones
de corrupción y de mala administración, así como
cansancio con el sabor a dinastía que le endilgan al clan
Chávez, dispararon el descontento de parte de la base
chavista en Barinas.
Por primera
vez en diez años el triunfo de los Chávez en su estado no
está claro por la dispersión del voto que puede generar
Reyes, a quien el presidente rebautizó como Judas César.
Chavistas
pero disidentes
Tan
importante es Barinas que Chávez aseguró el domingo
pasado, en el cierre de campaña, que si pierde en ese
estado "sería para mí un golpe al hígado".
Pero el
golpe podría recibirlo también en estados de más peso político
como Carabobo –donde el aspirante a la reelección fue
execrado por el presidente–, Yaracuy o Guárico, en el que
la hija del actual gobernador optó por competir fuera de la
alianza gubernamental.
También
hay problemas en estados "menores" como Delta
Amacuro, Trujillo o Cojedes. Diferentes circunstancias han
dividido el bloque oficial en cada estado, pero en muchos
fue el proceso de escogencia del candidato del Partido
Socialista Unido de Venezuela, PSUV el detonante.
Esta
"disidencia chavista" aunque se niega a fundirse
en el PSUV, no se declara oposición y sigue definiéndose
como "revolucionaria", aunque el presidente los
califique de "traidores" e
"infiltrados".
La politóloga
Colette Capriles asegura que hay una "quiebra
estructural" en las filas del chavismo que permite
hablar de una triada oposición–chavismo–disidencia.
"Estas
elecciones son como una prueba ácida porque se va a ver qué
tan compacto es el chavismo (...) El presidente Chávez se
siente más amenazado por esa disidencia interna que por una
oposición que siente más o menos inefectiva", aseguró
Capriles a BBC Mundo.
Capriles
considera que no necesariamente la disidencia chavista vaya
a acercarse a la órbita de la oposición, como ya hizo
Podemos, partido que empezó a separarse del tronco oficial
a principios de 2007.
En la
reelección de Chávez del 2006, Podemos fue la segunda
fuerza en importancia de la alianza gubernamental, pero para
fines del 2007 había roto definitivamente con Chávez en la
campaña del referéndum sobre la reforma constitucional,
convirtiéndose en la primera escisión del chavismo en no
desaparecer del mapa político.
Problemática
unidad opositora
La oposición
también tiene problemas de unidad de mucho peso simbólico.
Justo en lo que puede considerarse su mejor vitrina: los
municipios Chacao y El Hatillo de Caracas.
Allí no se
logró concretar la "candidatura unitaria" que
prometieron los partidos en medio de la euforia del triunfo
en el referéndum constitucional.
Y aunque
según las encuestas es factible que en ellos gane la
oposición, esa falta de unidad se ha convertido en un mal
ejemplo.
A la
situación de estos dos municipios capitalinos se suma lo
que ocurre en los estados Bolívar, sede de la industria
pesada venezolana, y Guárico, en donde la debilidad
circunstancial de los candidatos del chavismo no podrá ser
aprovechada por la oposición ya que divide sus votos entre
varias opciones.
El politólogo
Ricardo Sucre asegura que la oposición ha cometido grandes
errores que le han impedido capitalizar sus ganancias, como
el triunfo en el referéndum constitucional y el que se
hayan lograro plataformas unitarias en más del 90% del país.
"Hay
una visión de que no se logró la unidad. Aunque la oposición
logró cerrar tratos en casi todo el país, pero ha fallado
en comunicarlo. La oposición no le ha sacado el jugo a sus
ventajas", afirmó Sucre a BBC Mundo.
¿Fin
de la polarización?
Sucre
considera que del balance de pérdidas y ganancias que logre
la oposición dependerá una eventual reestructuración del
sector, que en la "era Chávez" ha venido siendo
conducida por los mismos líderes, pese a las derrotas que
ha sufrido en esos años.
Pero por lógico
que pueda parecer, ese cambio de caras no luce tan sencillo.
Porque son muchos partidos, cada cual con su dinámica
interna particular. Y porque justamente la formación de
nuevos liderazgos es uno de los puntos débiles de la
oposición venezolana.
Del lado
del gobierno, pese a los "golpes en el hígado que
pueda recibir en estos comicios", el liderazgo del
presidente Chávez no está en discusión
La incógnita
está entre los disidentes del chavismo. En caso de que
logren ganar algunos cargos muchos se preguntan si
eventualmente regresarán al redil oficial y terminarán
ofreciendo sus victorias a la causa revolucionaria.
Pero si los
disidentes dejaran definitivamente la sombra presidencial
posiblemente cambiaría el escenario de polarización política
en la que han vivido los venezolanos en la última década.
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