Chávez
tropieza, la oposición avanza
Chávez
gana, pero pierde
Por
Humberto Márquez
Desde Caracas
Brecha, 30/11/08
Los dos
bloques que contienden por el poder en Venezuela desde hace
una década, el liderado por el presidente Hugo Chávez y el
que se opone a su rumbo socializante o sus maneras de
gobernar, midieron sus fuerzas nuevamente el domingo 23. Es
casi un rito anual, pues Venezuela ha visto 13 comicios en
una década. Esta vez, con elecciones para gobernadores en
22 de los 23 estados y en 328 de las 335 alcaldías. Ambos
se proclamaron ganadores. Cada uno tiene algo de razón,
aunque la oposición tiene más.
Un resumen
escueto de lo sucedido debe indicar que ganó el
gubernamental Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV)
porque cosechó la mayoría absoluta de los sufragios y se
hizo con el mayor número de plazas en disputa. Pero en un
país políticamente tan polarizado como Venezuela, no es la
única contabilidad posible.
En un padrón
electoral de 16,9 millones de personas acudieron a sufragar
11 millones, 65 por ciento, una participación récord para
una elección regional en Venezuela. El psuv consiguió 5,4
millones de votos, la oposición 4,4 millones, medio millón
los disidentes del chavismo, y el resto lo recogieron
independientes o fueron votos nulos. Chávez, quien se
confiesa fanático de las matemáticas, presentó los
resultados: “Obtuvimos 1,1 millones de votos más que en
el referendo constitucional de hace un año (su propuesta de
reformar la Constitución fue detenida por 51 por ciento de
sufragantes en diciembre de 2007), y ganamos 17 de las 22
gobernaciones en juego, 263 de las 328 alcaldías, y
recuperamos gobernaciones que estaban en manos de
traidores”.
Pero ocurre
que la división político–administrativa de Venezuela es
muy diferente a su distribución poblacional. En las cinco
gobernaciones que obtuvo la oposición, más la alcaldía
metropolitana de Caracas, que también fue a parar a sus
manos, habita 45 por ciento de la población. “Se trata
del corazón político y económico del país”, señaló
el analista Luis Vicente León. Y donde activa gran parte de
la clase obrera venezolana, que debería atender más al
“socialismo del siglo xxi” que promueve Chávez.
Golpe
y sorpresa
La oposición
triunfó en el estado de Zulia, noroeste fronterizo con
Colombia, el más poblado y rico del país, por su producción
de petróleo y alimentos. Además, el caudillo regional,
Manuel Rosales, rival de Chávez en las presidenciales de
2006, fue ungido alcalde de la capital, Maracaibo. También
se impuso en Carabobo, asiento de manufacturas al oeste de
Caracas, en el sudoccidental Táchira, frontera con
Colombia, y en la caribeña isla de Margarita.
Pero la
sorpresa y el golpe más rudo para el oficialismo llegó en
la región capitalina, porque la oposición recuperó el
estado de Miranda, que va desde el este de Caracas hasta el
inicio de las playas de oriente, la alcaldía mayor de la
urbe, y Petare, superpoblado y violentísimo municipio del
este capitalino, donde al lado de urbanizaciones de clase
media se apretujan más de mil barriadas humildes. Ha sido
un ejemplo de pobreza irredenta y bastión tradicional del
chavismo, perdido ahora.
Por ello,
analistas como el antiguo líder socialista Teodoro Petkoff,
editor del diario opositor Tal Cual, han insistido en un análisis
político más que numérico. Han destacado que en Miranda
“perdió el segundo hombre del régimen”, Diosdado
Cabello, para unos un leal seguidor y un posible “delfín”
de Chávez, y para otros la cabeza de un poderoso grupo que
habría copado ministerios, cargos en otros poderes públicos,
negocios del Estado y comandos militares. Otras figuras muy
conocidas del psuv o favoritos del presidente fueron los
derrotados en la alcaldía mayor, Petare y Carabobo.
Por añadidura,
hubo plazas donde la oposición –electoralmente una
abigarrada amalgama de partidos más o menos centristas,
grupos regionales e individualidades apuntaladas por medios
de comunicación– se presentó dividida, y de haberse
unido posiblemente habría conseguido la victoria.
Las
comparaciones
Las partes
adelantan sus comparaciones para establecer avances y
retrocesos. La primera es con las elecciones regionales de
2004, en las que el chavismo se hizo con 21 de 23
gobernaciones y 90 por ciento de las alcaldías. La oposición
muestra un avance neto. Pero el último año se apartaron
del redil oficialista otros cinco gobernadores, por lo que
el psuv reivindica haber recuperado cuatro de esas plazas.
La segunda
comparación es con la elección presidencial de 2006, en la
que Chávez recogió 7,3 millones de votos, el 63 por
ciento, frente a 4,3 millones (37 por ciento) de su
contendor Rosales. La votación opositora de este noviembre
se le parece, pero la del mandatario es mucho menor.
Finalmente
está la del referendo constitucional de hace un año,
primera derrota electoral para Chávez desde 1998, en la que
su propuesta de reforma para establecer una “transición
al socialismo del siglo XXI” y posibilitar su reelección
de forma indefinida a la presidencia, fue vencida por un
pequeño margen, 51 a 49 por ciento. Por Chávez votaron
4,37 millones y en contra 4,51. Tres millones de los
electores que lo hicieron presidente un año antes
prefirieron abstenerse.
También se
puede comparar los recursos desplegados, sin duda mucho
mayores por parte del oficialismo, y en particular por Chávez,
quien se involucró palmo a palmo en las campañas
regionales, sobre todo en las zonas más críticas. Para
evitar la dispersión o la abstención de sus simpatizantes,
planteó la elección regional y municipal como un nuevo
plebiscito: “O votan por mí o lo hacen contra la revolución.
Aquí está en juego el futuro de Hugo Chávez”.
¿El
chavismo y la oposición avanzan, se estancan o retroceden?
El oficialismo ha avanzado en relación con un año atrás,
pero está lejos de la votación de hace dos años. La
oposición mantiene números más constantes, pero aún es
minoría, aunque se abre espacios en los sectores populares
de donde la había expulsado el chavismo.
Adiós
izquierda
Esta elección
mostró que la intensa polarización deja poco espacio para
un “chavismo sin Chávez”. La disidencia no pudo ganar
ninguna plaza importante, a pesar de que durante la campaña
figuró bien en las encuestas en media docena de entidades.
La
disidencia, formada por quienes siguieron a Chávez por años
y estuvieron a su lado en los días difíciles del golpe de
Estado de 2002 y la huelga petrolera de 2002–2003,
corresponde al partido socialdemócrata Podemos, que
ostentaba dos gobernaciones, a Patria Para Todos (PPT), un
partido de cuadros que tenía una gobernación y quiso ganar
dos, y al Partido Comunista (PCV), crítico del manejo que
Chávez hace de su alianza. También a cuadros locales
descontentos por el modo en que el psuv escogió a los
abanderados, quienes se presentaron como opciones
independientes, apoyados por el PPT y el PCV en algunos
casos. Uno de ellos, Julio César Reyes, estuvo a punto de
arrebatarle la victoria al hermano del presidente, Adán Chávez,
en el llanero estado natal de la familia, Barinas, gobernado
por el padre de ambos, Hugo de los Reyes Chávez.
Chávez
“ya no podrá seguir liderando a la izquierda”, estimó
el secretario general del ppt, José Albornoz. “Hay un número
importante de venezolanos que hoy coinciden con la derecha,
producto de las circunstancias políticas, pero que siempre
han sido de izquierda y son importantes para construir un
espacio en el medio”, agregó. “Aquí no estamos
construyendo ningún socialismo. Las relaciones económicas
son las propias del capitalismo y no sé lo que significa
socialismo del siglo XXI”, señaló por su parte Óscar
Figuera, secretario general del PPT.
Chávez,
quien durante la campaña acusó a los disidentes de
“asquerosos traidores” y “contrarrevolucionarios”,
dijo que los resultados del domingo muestran que “quien
traiciona a la revolución bolivariana se muere políticamente”.
¿Y
ahora?
Esta suerte
de “tablas” que resulta de la elección regional deja
pendiente una interrogante: ¿ensayará Chávez un nuevo
cambio en la Constitución para poder presentarse nuevamente
como candidato en 2012? Según León, “a la luz de los
resultados eso se hace muy cuesta arriba”, amén de que
menores ingresos petroleros mermarán la relación
clientelar que mantiene con parte de su electorado. Para
Eduardo Semtei, ex colaborador de Chávez en la ciudad de
Caracas, “no hay duda de que el presidente lo hará” en
el correr de 2009, aprovechando algún repunte de sus
ventajas frente a la oposición, y porque, derrotadas
algunas segundas figuras dentro de su movimiento, el futuro
de su proyecto político está más endosado que nunca a él
mismo. Además, el psuv, un partido reciente creado a partir
de una caduca organización electoral, ha mostrado capacidad
organizativa y de movilización, mientras que los partidos
en la oposición son mucho más pequeños, endebles y
regionales.
Finalmente,
casi nadie duda de que Chávez siga adelante con su proyecto
socialista, comenzando por él. Sólo que, para enfrentársele,
la oposición está mejor situada ahora que en cualquier
otro momento desde 2004.
Tampoco el
mandatario alterará su línea internacional, de colaboración
con gobiernos afines y desafío al imperio. Para que no
quedasen dudas, tres días después de las elecciones albergó
en Caracas una cumbre de la Alternativa Bolivariana para las
Américas (Bolivia, Cuba, República Dominicana, Honduras,
Nicaragua y Venezuela, más Ecuador) para tratar la crisis
financiera global, y recibía al presidente ruso Dmitri Medvédev,
mientras en el cercano puerto de La Guaira anclaba una flota
rusa para efectuar maniobras con la armada venezolana.
|