Techint cobrará 1.950 millones de dólares por la
nacionalización de Sidor
Expropiación a valor de mercado
Página 12, 08/05/09
La retirada del grupo Techint de Venezuela terminó siendo
menos traumática de lo imaginado. El gobierno de Chávez
acordó un precio que calmó los nervios de los Rocca y le
permitirá seguir consolidando su negocio en el mundo. Paolo
Rocca logró cerrar un retiro altamente beneficioso en las
actuales condiciones del mercado.
A través de un comunicado a la Bolsa de Comercio local,
Techint dio a conocer los términos del acuerdo que le
permitió a Venezuela nacionalizar la siderúrgica Sidor. El
país caribeño terminará de pagar en el corto plazo 1970
millones de dólares por el 59,7 por ciento que estaba en
manos del holding local, clausurando así de un modo pacífico
una operación que en sus inicios tuvo destellos belicosos.
El gobierno de Hugo Chávez concretó una decisión soberana
que le permite avanzar en el control de recursos estratégicos
para el país. Y el holding de los Rocca cerró una
transacción que a todas luces parece muy ventajosa: el
monto es superior al que había trascendido hasta ahora,
luce más abultado aun en un momento en que la siderurgia
está muy castigada por la recesión de los mercados
internacionales y, además, comenzará a embolsarlo de
inmediato.
Según anunció Ternium, cuatrocientos millones ya se
integraron, mientras que el resto se cobrará en dos partes:
la primera, de 945 millones, en seis pagos trimestrales. El
resto en octubre de 2010. Un plazo breve para un desembolso
de esa envergadura.
Hace doce años, poco antes de que el actual mandatario
arribara al poder, Amazonia (sociedad de Ternium y Siderar,
ambas de Techint) pagó 1200 millones de dólares por el 60
por ciento de Sidor y desde entonces convivió con el Estado
y los trabajadores como socios, con el 20 por ciento de
acciones cada uno. Pero el control operativo a favor de la
Corporación Venezolana de Guayana lo resignó a mediados de
julio del año pasado, cuando Chávez consideró agotado el
tiempo para acordar un precio que permitiera reestatizar la
acería. Según dejaron trascender las partes, el punto de
partida de la extensa negociación las ubicó muy lejos:
Techint aspiraba a cobrar 4000 millones y Chávez ofrecía
800.
Las diferencias surgieron en el origen por el ensamble de
dos culturas de trabajo muy diferentes. Pero se exacerbaron
una década después, cuando Chávez comenzó a molestarse
porque Sidor estaba privilegiando la exportación contra el
abastecimiento del mercado interno, que atendía a precios
altos en términos relativos. En esta ocasión, la
intervención del entonces presidente Néstor Kirchner
impidió una avanzada del Estado venezolano, con el que
Paolo Rocca consiguió cerrar un acuerdo sobre la base de
hacer algunas correcciones.
Pero el empresario argentino no pudo contar con el mismo
aval de la Rosada cuando estalló el otro conflicto,
desatado por una extensa puja de los trabajadores con los
accionistas privados que controlaban la planta siderúrgica,
rebautizada “Alfredo Maneiro”. Quizá porque ya la
relación del grupo argentino con el gobierno argentino había
empezado a resentirse por cuestiones relativas a los
negocios locales del grupo.
“Esperamos que en los próximos días se pueda
finiquitar la negociación, que se ha hecho de manera legal,
constitucional, transparente y amigable”, declaraba el
canciller venezolano, Nicolás Maduro, a principios de julio
pasado, poco antes de que el Estado tomara el control
operativo de la compañía. La fumata llegó meses después
y reafirmó el estilo estatizador chavista: comprar pagando
un valor muy próximo a mercado.
A fin de 2007 Sidor tenía un valor patrimonial total de
2758 millones de dólares, cuando los precios de la siderúrgica
no dejaban de picar en punta. El 60 por ciento (1654
millones) está por debajo de lo que cobrará el grupo de
los Rocca en un momento de baja para la industria del acero,
por la caída de la demanda. Tenaris (la formación del
grupo, que es también dueña de la local Siderca) advirtió
ayer que durante el primer trimestre sus ganancias netas
disminuyeron desde los 500 millones de dólares del año
pasado a 393 actuales.
La caída se explica en parte por la menor demanda de
tubos sin costuras, producto estrella del holding, en el que
es líder y que no producía la planta de Sidor, pero que sí
elabora en Tavsa, la fábrica localizada en territorio
venezolano. Finalmente, Techint bien puede reorientar los
fondos que empezó a cobrar del Estado chavista a sus
plantas mexicanas. Cuando la crisis se supere, estará en
condiciones de seguir consolidando sus negocios
trasnacionales.
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