La economía venezolana o cómo la
burguesía hurta
la renta petrolera y es dueña del 71% del
PIB
Por Manuel Sutherland (*)
Enviado por el autor, 07/09/11
A chavistas, antichavistas y a
algunos “socialistas” ingenuos, les parece increíble
que la economía venezolana esté aún en manos de la
burguesía local y sus congéneres internacionales. Pero es
así. De allí surge una interrogante: ¿Puede ser el
Estado, económicamente hablando, más pequeño que antes, aún
cuando se hayan nacionalizado algunos grandes sectores?
Las cifras que demuestran
la pequeñez económica del Estado
La realidad es difícil de entender. Lo
más lógico es pensar que la hipertrofia burocrática del
Estado, lleva aparejada un crecimiento de los medios de
producción en manos estatales. Ver las nacionalizaciones de
empresas de comunicación, siderúrgicas, finanzas, cemento
etc. invita a pensar que el Estado venezolano es dueño de
casi toda la economía. La falaz oposición nucleada en la mísera
MUD, no cesa de afirmar que el chavismo ha ahogado a la
empresa privada y que ésta se diluye o al menos pierde
poder. El mismo Presidente Chávez refuerza esa errónea
imagen de Estado empresario, cada vez que aparece en
televisión “amenazando” con la posibilidad de realizar
expropiaciones a la propiedad de la rancia burguesía
criolla (el ejemplo más notorio fue la llamada en vivo y
directo al presidente del Banco Provincial). O cuando el
Presidente argumenta que las anodinas joyerías del centro
deben ser “expropiadas”. Todo ello, hace creer lo que
dice la mendaz oposición derechista: “el Estado es dueño
de toda la economía”.
El socialismo científico debe
atravesar la apariencia y erigirse por encima del inútil
sentido común mercantil, que nada explica y todo
distorsiona. En esa tarea y para el campo que nos atañe en
el escrito, es imprescindible examinar con cierto detalle la
responsabilidad en la producción de lo que cada sector hace
en la economía: la burguesía local (Ej.: POLAR) más los
fragmentos de capital transnacional (Ej.: coca cola) versus
la producción estatal (Ej.: Sidor). Así las cosas, dentro
de la totalidad de la producción de bienes y servicios
realizados a lo interno del país (PIB) podemos ver en las
cuentas nacionales, una distinción ente el PIB privado y el
PIB público es decir, estatal. Mediante dicha diferenciación
podríamos acercarnos a entender el peso real de cada sector
en la economía local.
Desde esta sucinta explicación,
podemos utilizar para nuestro análisis la data oficial del
año 2010, en la que se demuestra que el PIB correspondiente
al Estado, sólo alcanza un escuálido 29%, quedando el
resto de la producción de bienes y servicios, como
responsabilidad de nuestra importadora burguesía local, es
decir el 71%. Lo que significa que a 11 años de proceso
bolivariano, la economía mantiene su carácter
eminentemente privado y los sectores empresariales siguen
tomando la mayor tajada en el festín de la explotación a
la clase obrera venezolana y extranjera que labora en
nuestro territorio. Esta tendencia infeliz del PIB es
generalmente tomada como “positiva” por el ingeniero eléctrico
Jorge Giordani, ministro de Finanzas y Planificación,
porque expresa una supuesta menor dependencia del petróleo(¡)
Pero, ¿se puede decir que hay un
proceso de reversión de ese PIB mayoritariamente privado,
en favor del PIB estatal? No. De nuevo, lo que nos muestra
el gráfico que a continuación les mostramos, es que
incluso en el año de 1999, el porcentaje correspondiente al
PIB público era ligeramente más alto que en la actualidad
(32%). La economía en manos directas de la burguesía,
basada en la acumulación privada de capital sobre la base
de la explotación obrera, ha venido creciendo más rápido
que la economía estatal. Otro asunto notable, pero a la vez
muy coherente con el funcionar capitalista, se deduce del
hecho de que en los años de mayor crecimiento económico o
“prosperidad” burguesa, el PIB público suele achicarse.
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Gráfico
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Ojo, muy a diferencia de lo que
sostiene frecuentemente el economista Víctor Álvarez,
nosotros no consideramos que haya un crecimiento de la
economía capitalista en detrimento de una economía
“social”, pública o “no capitalista”. Para nada. La
economía venezolana como parte integrante del proceso
mundial de acumulación de capital, es una economía por
entero capitalista. Venezuela como alícuota diminuta del
capital mundial, refleja en su seno la organización social
del trabajo bajo la estructuración propia del modo de
producción capitalista. Es decir, el trabajo social en
nuestro territorio se hace de manera privada, independiente
y con la direccionalidad manifiesta hacia la producción de
mercancías, es decir, valores de cambio. Esos valores son
producidos mediante la explotación del trabajo obrero, lo
que sustenta el proceso de acumulación de capital a base de
la extracción de plusvalía. Por ello, estamos en absoluto
desacuerdo en contraponer ideológicamente a un sector
capitalista versus un sector estatal popular, bienhechor o
cuasi-capitalista.
¿Por qué el 71% de la economía
criolla está en manos de la burguesía?
Aunque a algunos les parezca “insólito”,
la burguesía ha ampliado su poder económico, es decir, ha
acumulado más capital; por ende es fácil advertir que la
explotación sufrida por el proletariado se ha incrementado
y que los resortes de la economía están en manos de los
chuscos explotadores. En base a lo anterior y en otras
experticias, podemos afirmar, que las tímidas reformas económicas
del proceso bolivariano han tenido un efecto magro en cuanto
a hacer crecer el sector estatal en la economía.
Pero de allí surge una pregunta
sencilla. ¿Si PDVSA genera el 96% de todos los dólares que
entran a la economía y esos dólares son los que permiten
importar más del 75% de nuestro consumo nacional, cómo el
porcentaje del PIB en manos de la burguesía puede ser tan
alto?
¿Por qué la burguesía importadora
crece a tales magnitudes?
A 11 años de proceso bolivariano, la
burguesía se ha hecho más grande y ha consolidado su papel
explotador. ¿Pero cómo funciona el mecanismo que permite a
la burguesía local filtrar la renta petrolera y hacer
crecer sus fortunas de manera sostenida?
Empecemos por aclarar algunas
generalidades del proceso de acumulación capitalista en
Venezuela. Lo más importante en este caso, es advertir las
bajas tasas de productividad del trabajo en la economía
venezolana. Altos salarios (en comparación con el sudeste
asiático), un mercado pequeño (baja escala), obsolescencia
tecnológica, ser víctimas de la acumulación originaria y
el atraso científico propio de la especificidad de la
acumulación capitalista en el país, son los causantes de
la baja productividad industrial y de la falta de
competitividad internacional en la generalidad de las
mercancías. Muy lejos de los monetaristas que creen que
devaluando la moneda vamos a dar un salto en la
competitividad mundial (ya nombramos quien lo afirmó en
TV), las características estructurales de nuestra nación,
impiden el desarrollo de industrias que exporten tecnología
y productos manufacturados.
La sobrevaluación, o sea, mantener el
precio del dólar en bolívares un poco más alto que lo que
indicaría el nivel de transacciones de divisas en el
mercado, es uno de los mecanismos que drenan toneladas de
renta. Otra forma de dilapidar renta es el conjunto de
subvenciones, préstamos y ayudas comerciales a la burguesía
industrial y a los pequeños productores que otorga el
Estado. Sueldos muy altos a burócratas, transferencias
asistencialistas con intenciones clientelares, contratos de
servicios o construcción con elevados sobreprecios, son
otras de las vías como la renta petrolera se distribuye en
el país.
Sabiendo cómo se emplean los recursos
en el país, la burguesía local se afana en buscar con toda
fuerza, la forma en la cual pueda apropiarse con la mayor
rapidez y fluidez del producto de la renta petrolera. Por
ello y entendiendo que no tienen los atributos estructurales
para competir en el mercado mundial, la burguesía local se
apaña en el comercio. Así, Venezuela y sobretodo Caracas,
se llena de centros comerciales, finanzas y bazares donde lo
que se expende es abrumadoramente importado. El empresario
criollo es mayoritariamente importador por las razones
estructurales que arriba sostenemos, no por una absurda y
racista creencia de que el empresario criollo es
“perezoso” o que no tiene “visión empresarial”. No.
Empresas como POLAR, cuyo producto
mayoritario es la cerveza, constituye una excepción debido
a que los costos de producción, distribución y expendio
que representaría importar masivamente la cerveza, son
muchos más altos que los que puede poseer un capital
altamente concentrado y eficiente en esa rama. De más está
decir, que los componentes de la cerveza son también
importados…cebada, lúpulo.
¿Cómo se anidan las importaciones
masivas o cómo la burguesía se enriquece –tan– fácilmente?
Por lo visto anteriormente, la vía
expedita para que nuestros empresarios hagan fortuna,
implica la importación de mercancías baratas y su venta en
el mercado local a los más altos precios posibles, de
acuerdo a lo que la competencia le permita.
El control de cambio ha venido a ser un
impulso tremendo para concentrar la importación en pocas
manos, apropiarse de dólares baratos, vivir de la
especulación comercial y de la reventa de divisas en el
mercado paralelo, donde la burguesía realiza ganancias
fabulosas.
La sobrevaluación del bolívar es una
herramienta que permite al empresariado local, la absorción
de renta y toda clase de negocios parasitarios muy
lucrativos. El control de cambio (muy necesario en el 2003)
es una bendición para la burguesía importadora consolidada
que tiene el músculo para importar en gran escala. Como los
dólares son mayoritariamente entregados a esa élite
burguesa, ellos se pueden permitir comprar un DVD a 30 dólares
y revenderlo a 387 Bs. Guardando para sí, una modesta
ganancia de 200%. La camioneta Grand Cherokee (año 2011),
en su versión estándar, cuesta 33.000 dólares (141 mil
bolívares) en EEUU
(http://www.jeep.com/en/2011/grand_cherokee/). En este paraíso
especulativo, el concesionario oficial de la Chrysler vende
la misma camioneta en 555.598 bolívares
(http://www.jeep.com.ve/grand_cherokee/models/precios_gd_cherokee.html).
A simple vista se observa que la
camioneta se vende 4 veces más cara en Venezuela que en
EEUU. El empresario que pidió sus dólares CADIVI, invirtió
141 mil bolívares y la vendió en 555, “obtiene,” sin
agregar ningún tipo de valor adicional, un “modesto”
margen de ganancia que roza el 300%, es decir, se “ganó”
en esa transacción unos 414 mil bolívares por una ramplona
operación de compra–venta. Esa transacción se computa en
el PIB y esos 33 mil dólares, “crecieron” hasta su
equivalente de 120 mil dólares. Por ello, el PIB no
petrolero se muestra mucho más alto que el petrolero. Si
argumentan que importan con dólares del mercado paralelo,
es más grave el asunto, porque los miles de millones que
aporta CADIVI y más recientemente el SITME, si aparecen en
los balances contables del país y tienen que haber sido
entregados a “alguien”.
Tan grande son los márgenes de
beneficio en la importación, que hay personas que viajan
con poquísimos dólares y al comprar algunas mercancías en
el extranjero y revenderlas acá, cubren fácilmente el
costo del boleto, el hotel y su ganancia.
De esta forma tan rústica e
improductiva, la burguesía sambilera se embolsilla gracias
a nuestro petróleo (y al control de cambio) miles de
millones de bolívares sin producir ninguna mercancía, a
fuerza de especulación pura y dura. Ojo ni siquiera
hablamos de los multimillonarios negocios de compra y venta
de dólares en el mercado paralelo.
Obviamente, como marxistas, no estamos
a favor de desmontar el control de cambio y dejar al dólar
flotar en el mar de la especulación. No. Nosotros
planteamos la construcción de una CENTRAL DE IMPORTACIONES
(tema que trataremos en otro escrito) como medida estratégica
transicional que permitiría detener la hemorragia
especulativa y organizar productivamente la importación.
¿De dónde salen todos los dólares
para que la burguesía especule y se haga millonaria?
Si nuestra burguesía local
(venezolanos y extranjeros dueños de medios de producción
y expropiadores de plusvalía en el territorio nacional) no
produce casi nada y no exporta casi nada, ¿De dónde saca
los dólares? Fácil, del petróleo. PDVSA y las
expoliadoras empresas mixtas, son las que generan el 96% de
las divisas que al país ingresan. Por todo eso, las
actividades de servicios, comercio, finanzas, comunicaciones
etc. como vías de apropiación de la riqueza petrolera,
poseen valores muy altos en el PIB y estos rubros, engrosan
el PIB privado del que tanto hablamos.
En el gráfico a continuación, se
muestra (en rojo) el grotesco nivel de las importaciones de
bienes y servicios del empresariado, en contraste con las
exportaciones privadas no petroleras (en azul). En el clímax
de esta desproporción, vemos que la burguesía en el 2008
importó (sola–solita) mercancías por un valor de más de
45 mil millones de dólares estadounidenses y apenas exportó
5 mil millones de dólares (cifra que bajó a la mísera
suma de 1.800 millones de dólares para el año 2010). Es
decir la burguesía importa 9 veces más de lo que exporta.
De hecho de esa mísera exportación no petrolera, más del
80 % consta de minerales extraídos con bajo procesamiento.
El parasitismo burgués consiste en importar barato y
revender a lo máximo que se pueda.
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Gráfico
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(*) Manuel Sutherland, de la
Asociación Latinoamericana de Economía Política Marxista
– ALEM ( www.alemistas.org ).
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