Ortega
debe cumplir sus promesas electorales:
"Hambre,
desempleo y analfabetismo, cero"
Editorial
de El
Socialista Centroamericano (*) Nº 60, enero 2007
Todo
cambio de gobierno genera grandes expectativas en las masas. El
gobierno de Ortega no es la excepción. A pesar que el FSLN ganó la
Presidencia de la República con el 38% de los votos validos, una
encuesta realizada "cara a cara" a nivel nacional a finales
de Diciembre del 2006 mostraba como un 57,9% de los entrevistados
miraban con "agrado" a Daniel Ortega y el 52,7% consideraba
que habría "prosperidad" o mejoría económica bajo el
nuevo gobierno. En el plano político, siete de cada diez nicaragüenses
se manifestaron a favor de reformas constitucionales que prohíban
absolutamente la reelección presidencial, ocho de cada diez
encuestados se pronuncian a favor de el mínimo para ganar una elección
presidencial sea del 50 por ciento de los votos.
La
situación la podemos resumir en grandes expectativas sobre una
posible mejoría de la economía y desconfianza en el plano político.
Y es que durante la campaña electoral, Daniel Ortega guardó un
profundo mutismo en torno a las propuestas de los otros candidatos, y
centró su discurso en afirmar que bajo su gobierno el hambre, el
desempleo y el analfabetismo bajarían a cero.
Los
únicos países que lograron destruir estos flagelos sociales fueron
aquellos en donde triunfó la revolución socialista, donde se
nacionalizaron los principales medios de producción. En muchos de
estos países se ha impuesto una restauración o regreso al
capitalismo, y ahora observamos como en Rusia y China que el hambre y
el desempleo aumentan.
El
programa "hambre cero" que liderará el sociólogo Orlando Núñez
es una copia al carbón del programa impulsado por Lula en Brasil. Al
parecer, Ortega pretende combinar una macroeconomía capitalista con
programas de asistencia social, que constituyen paliativos al sistema
capitalista, y que no erradican el hambre, el desempleo y el
analfabetismo. La pobreza se combate, no subsidiando alimentos a las
familias pobres, sino creando empleos productivos y mejorando los
salarios.
Como
es su característico estilo, Ortega ha golpeado la mesa de
negociaciones. En una reunión con el cuerpo diplomático dijo que
"las privatizaciones fueron las primeras en alimentar la corrupción.
Cuando los organismos demandaron la privatización de la banca y los
servicios, allí se multiplicó la corrupción", insinuando que
podrían ser revisadas. En Nicaragua casi todos los servicios básicos
están privatizados, telecomunicaciones y energía, menos el agua.
Bayardo
Arce, principal asesor económico del gobierno, ha declarado que el
gobierno pretende "mantener la estabilidad macroeconómica
para hacer viable la economía, cómo funcionamos, con qué ingresos
lo vamos a hacer (...) si ayudan a la inversión y al empleo vamos a
recoger todas las ideas que nos están dando" al referirse al
FMI.
De
antemano somos categóricos en afirmar que la suscripción de un
acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) conllevará a
grandes limitaciones en el empleo y en el salario, y a más
sufrimientos a los trabajadores.
Alertamos
a los trabajadores sobre la utopía de Daniel Ortega de intentar
mantener acuerdo con el FMI y combatir al mismo tiempo la pobreza,
erradicando el hambre, el desempleo, y el analfabetismo. Es como
mezclar el agua y el fuego, ambos elementos son contradictorios.
Nosotros
vamos a luchar unidos con los trabajadores y el pueblo,
independientemente de la filiación partidaria, por mejorar los
salarios y los niveles de empleo, al mismo tiempo que llamamos a las
bases del FSLN a exigirle al gobierno de Daniel Ortega que cumplan con
sus promesas electorales.
*
Publicación del Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT) de
Nicaragua.
|