No
a la “Ley Marco”
La
Constitución debe decidirla el pueblo
Por
Aquiles Izaguirre
El
Socialista Centroamericano (*) Nº 60, enero 2007
A
comienzos de enero del año 2005, el PLC y FSLN aprobaron legislatura
las reformas constitucionales que disminuían asignadas al Poder
Ejecutivo, representado en ese momento Bolaños, transfiriendo nuevas
facultades a la Asamblea Nacional, controlada por el pacto entre el
PLC y el FSLN.
El
sandinismo siempre manejó un plan alternativo, previendo una posible
perdida de las elecciones presidenciales de noviembre del 2006,
promoviendo la reforma constitucional del año 2005 con el objetivo de
mantener y aumentar sus cuotas de poder a través de su inmutable
cantidad de diputados en el poder legislativo. Así podría nombrar
funcionarios, que antes eran nombrados por la Presidencia de la
Republica, además de presionar al gobierno de turno por medio de la
ratificación del gabinete así como interpelando y destituyendo a los
ministros y altos funcionarios cuando la Asamblea Nacional lo deseare.
El
PLC, por su parte, necesitaba darse un respiro ante la embestida
Imperial contra el grupo de Arnoldo Alemán y sus allegados, y esto
solo lo podía lograr acuartelándose en las instituciones cuya
repartición negoció con el sandinismo. Arnoldo Alemán, máximo líder
del PLC, aprobó las reformas constitucionales para obtener recursos
de las instituciones, brindándole trabajo a sus cuadros, alimentado a
su clientela política. Y por supuesto, nunca dejo de soñar en el
sentido que cediendo espacios y cutas de poder ante el Frente
Sandinista, este permitiría pasar de la libertad condicional en el
departamento de Managua a su liberación definitiva Las reformas
aprobadas por sandinistas y liberales, originaron una crisis política,
ya que el presidente Enrique Bolaños se opuso rotundamente a los
cambios a la Constitución. Su principal argumento fue que las
reformas constituían un "golpe de estado técnico", debido
a que cambiaban el régimen político del país y lo convertía en un
sistema semi–parlamentario. En estas condiciones, Bolaños no quiso
apoyarse en las masas y resistió un corto periodo, apoyándose en la
solidaridad del imperialismo norteamericano, en la Unión Europea y la
OEA. Al final, como era previsible, Bolaños sea arrodilló, abandonó
las aspiraciones democráticas de las masas que se oponían al pacto
FSLN–PLC, firmó la Ley Marco, y las reformas constitucionales
fueron suspendidas hasta el 20 de Enero de 2007.
El
cambio en la relación de fuerzas
En
las elecciones del 4 de Noviembre, Daniel Ortega Saavedra resultó
electo presidente de Nicaragua. Antes los resultados, resultó curioso
que Daniel Ortega declarara en conferencia de prensa "que su
gobierno mantendrá las reformas constitucionales que reducen los
poderes del presidente y que obligan al Ejecutivo a consultar al
Legislativo para el nombramiento de funcionarios y la regulación de
los servicios básicos" (El Nuevo Diario 08/11/06).
Sin
embargo, como era de esperarse, el FSLN realizó un acostumbrado giro
político, negándose a automutilarse las cuotas de poder político
del Presidente de la Republica.
Resulta
obvio que el panorama ha cambiado drásticamente a favor del
sandinismo. Ahora que es Presidente de la republica, Daniel Ortega no
esta dispuesto a gobernar con una Constitución que le resta
facultades y poderes.
Debido
a que el Presidente Daniel Ortega fue electo solo por un 38% de los
votos validos y un 23 % del padrón electoral, encabeza un gobierno
relativamente débil, por que las dos facciones liberales (PLC y ALN)
son mayoría en la Asamblea Nacional. Ahora resulta que el FSLN aspira
a gobernar con un régimen político que le otorgue más poderes al
Presidente de la republica, sin ningún obstáculo o control de los
otros poderes del estado, muchos menos de la ciudadanía que
mayoritariamente voto en contra, a favor de otras opciones.
Estas
son las verdaderas causas por las cuales Daniel Ortega y el FSLN
decidieron dar marcha atrás, y no es como declaró el diputado
sandinista Walmaro Gutiérrez "con el objetivo de crear
condiciones positivas para abrir un dialogo que se necesita sobre las
reformas" (El Nuevo Diario 17/01/07).
Intereses
en juego
¿Que
ha pasado desde entonces? El FSLN inicio negociaciones secretas con
Eduardo Montealegre y ALN y para la sesión del día viernes 19 de
Enero, la bancada sandinista, junto a los diputados de ALN, votaron a
favor de la postergación de la entrada en vigencia de las reformas
constitucionales del año 2005, aprobando una nueva Ley Marco.
La
bancada de ALN representa políticamente a un sector de la burguesía
financiera que necesita estabilidad en las instituciones del Estado
burgués, sus diputados persiguen la seguridad y estabilidad macroeconómica,
aunque esto signifique cederle espacios políticos al sandinismo. Así
vemos a un Eduardo Montealegre declarando que: "lo importante es
que nos sentemos a discutir aquellas reformas que este país necesita
(...) Es importante que haya una prórroga para que no entren en
vigencia, tanto las reformas constitucionales como las diferentes
instituciones que fueron congeladas con la Ley Marco" (La Prensa
19/01/07).
Lo
significativo de ALN es su deseo de darle gobernabilidad al Estado
burgués, sobre todo porque esta gobernabilidad, significa la
estabilización del clima financiero que tanto necesita el sector
burgués vinculado a Montealegre.
El
caso del PLC es diferente al de sus "hermanos liberales"
En
primer lugar, porque dejo de ser la fuerza mayoritaria y, aunque tiene
algunos diputados mas que ALN, a nivel presidencial quedó en tercer
lugar. Sus diputados se redujeron a la mitad. En segundo lugar, sus
necesidades difieren de las de ALN, porque el PLC depende más del
saqueo directo al Estado, necesitan de los jugosos salarios de los
puestos públicos, la veta del clientelismo político que les permite
mantener la fidelidad del grupo de allegados incondicionales a su
partido.
La
entrada en vigencia de las reformas constitucionales, significa para
los Liberales Constitucionalistas, obtener cuantiosos ingresos de los
puestos que ya habían negociado con el FSLN, con anterioridad a las
elecciones.
Ante
este nuevo escenario político, donde la ALN vota al FSLN para
prorrogar la entrada en vigencia de las reformas constitucionales,
observamos la formación de bloques antidemocráticos que deciden los
destinos del país por una negociación de cúpulas partidarias, sin
tomar en cuenta el sentimiento de la mayoría de la población.
Comisión
especial para las reformas
La
nueva Ley Marco mando a crear una Comisión Especial para discutir las
nuevas reformas constitucionales, la cual se encuentra presidida por
Edwin Castro del FSLN y la integran los diputados Wálmaro Gutiérrez,
Wilfredo Navarro, Maximino Rodríguez, Eduardo Gómez, Jorge Matamoros
y Juan Ramón Jiménez.
Como
podemos observar, la intención de las fuerzas políticas en la
Asamblea Nacional, es discutir entre ellos las futuras reformas
constitucionales. Ninguno ha planteado la necesidad de consultar al
pueblo sobre los cambios que deben realizarse a la Constitución.
Wilfredo Navarro del PLC nos dice: "los intereses del PLC en unas
futuras reformas constitucionales serían juntar las elecciones
municipales con las presidenciales, reducir el período presidencial,
reducir las estructuras del Estado, el número de diputados y eliminar
la figura de los diputados nacionales" (El Nuevo Diario
26/01/06).
Las
declaraciones de Navarro, reflejan el sentir y actuar de todos los
partidos burgueses. Siempre privilegian el beneficio de su partido
sobre los intereses de la población trabajadora, para ellos no es
necesario someterse a la voluntad populares.
Por
una Asamblea Constituyente que reorganice al país
Las
reformas constitucionales suspensas por las dos Leyes Marco, son
producto del pacto en la superestructura entre el PLC y el FSLN, nunca
fueron consultadas con la población, por tanto son antidemocráticas
y solo representan los intereses de los partidos burgueses.
Una
nueva Constitución debe ser discutida por toda la población, y solo
el pueblo es el único facultado para aprobarla o rechazarla.
Nicaragua
requiere una Asamblea Constituyente encargada de redactar una nueva
constitución. La Asamblea Constituyente debe ser libre y soberana.
Todas
las fuerzas políticas y sociales del país deben estar representadas,
a través del voto democrático. Para evitar que caiga en manos de los
grupos económicos de la burguesía, se requiere garantizar la
participación de las organizaciones obreras y las que se reclamen del
socialismo, de aquellos que luchamos contra el capitalismo que ha
adquirido la nueva variante de "neoliberalismo social". (ver
articulo) Para convocar a una Asamblea Constituyente es necesario
reformar las leyes e instituciones con el objetivo de garantizar la
amplia participación democrática de la población, especialmente de
los trabajadores y los pobres.
Se
debe reformar la actual Ley Electoral por que es antidemocrática y no
permite la participación de otros actores que no sean los partidos
del pacto entre el FSLN y el PLC.
En
la actualidad, la Ley Electoral esta diseñada para que solo los
partidos con enormes recursos económicos puedan participar en las
elecciones, haciendo virtualmente imposible que cualquier partido
independiente pueda entrar en el juego electoral. Este esquema es el
que ha provocado que las organizaciones y partidos deban sus votos e
independencia al grupo económico que los patrocina para su inscripción
en los comicios.
La
nueva ley electoral debe permitir la inscripción en los procesos
electorales los candidatos de suscripción popular, para que los
ciudadanos puedan postularse libremente para optar a un cargo público.
(*)
Publicación del Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT) de
Nicaragua.
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