Que el gobierno cumpla –
I
Educación gratuita para
todos los nicaragüenses
Por Aquiles Izaguirre
El Socialista
Centroamericano Nº 61, febrero 2007
El gobierno sandinista
proclamó con bombos y platillos que matricularía a dos millones de
alumnos en educación básica. En el año 2006, la cifra de
estudiantes matriculados fue de 1,631,630. Esta cantidad supone que el
19 % de los niños en edad escolar quedó fuera del sistema educativo
el año pasado (La Prensa 22/01/07).
El mito de la educación
gratuita
Para
lograr mayor afluencia de estudiantes, el gobierno sandinista anuncio
el “fin de la autonomía escolar”, la que obligaba a los padres de
familia a dar dinero para cubrir los gastos que el Estado “no podía
asumir” en las escuelas. En los hechos la educación no era
gratuita, a pesar de la Constitución.
Menos de
15 días después de las matriculas, el Ministro de Educación, Miguel
de Castilla, chocó con la triste realidad del sistema educativo y
afirmó: “Esperamos dos millones, pero esa es la esperanza, esa es
la utopía. Vamos a ver si los dos millones se acercan. Ahorita
estamos con dudas porque (llevamos) un millón trescientos mil, llegar
al millón 600 mil era el piso del cual íbamos a partir y parece que
nos va a costar porque está muy lenta la llegada de la información”
(La Prensa 01/02/07).
Poco a
poco las metas del MED se fueron reduciendo a “logros” cada vez
mas pequeño, como lo reconoció el mismo De Castillo: “Queremos que
sea lo más exacto posible, para decirle al mundo que ya sabemos cuántos
alumnos tenemos” (La Prensa 01/02/07). La nueva meta ya no fue
matricular 2 millones de alumnos, sino que se redujo a “obtener
datos exactos” de cuantos estudiantes se matriculan en Nicaragua, y
el MED terminó aceptando que la cifra de de 800.000 estudiantes fuera
del sistema escolar en el 2006 estaba inflada.
¿Realmente es el fin
de la autonomía escolar?
A través
de la resolución ministerial 018–2007, el ministro Castilla puso
fin a la “autonomía escolar”, por que hacia mas difícil la
inserción de miles de estudiantes al sistema educativo. Con el cobro
de 10 córdobas mensuales por cada estudiante, el MED financiaba el
mantenimiento de muchas escuelas.
Aparentemente,
la resolución ministerial 018–2007 eliminó la carga económica
para los padres de familia, pero la realidad es muy distinta. La
circular emitida el pasado 11 de enero por el MED estableció una
disposición obligatoria de “Delegar en los padres y madres de
familia la responsabilidad de administrar las actividades que generen
recursos económicos a los centros educativos públicos” (La Prensa
16/01/07). El gobierno sandinista borró con la mano derecha, lo luego
reconstruyó con la izquierda.
El colapso del sistema
educativo
Ha quedado
al descubierto lo frágil y descuidada que está la educación básica
en Nicaragua. La infraestructura de las escuelas está deteriorada y
ni siquiera logran cubrir la demanda de la población estudiantil que
puede matricularse. Es obvio que se necesitan nuevas escuelas, mas
maestros con mejores salarios; y no la compra de toldos para que los
estudiantes reciban clases, como lo está haciendo el MED.
Aun sin
cumplir las metas establecidas por el MED, el sistema ha colapsado. Se
necesitan más profesores capacitados para impartir clases,
actualmente la cantidad de profesores es muy inferior a la necesaria.
El
problema fundamental de la educación es tal que, aun cubriendo la
cantidad de maestros y construyendo escuelas, no se termina de dar
solución al caos; se requiere de nuevo mobiliario (pupitres, papelería,
computadoras, etc.) para las escuelas primarias, secundarias y técnicas.
Que el Estado asuma la
educación básica gratuita
No es
delegando en los padres las responsabilidades del Estado, que se van a
solucionar los problemas en la educación. Eso es lo que ha hecho el
gobierno sandinista de Daniel Ortega, al pedir a los padres de familia
que busquen fondos para hacerle frente a los problemas del sistema
educativo. El dinero existe, pero está en otras manos.
El
gobierno no desea asumir los 80 millones de córdobas que cuesta el
fin de la “autonomía escolar”. Están actuando igual que
cualquier gobierno liberal anterior. Debemos oponernos a que sean los
trabajadores y los pobres los que paguen por la educación. El
gobierno debe cumplir sus promesas electorales, debe imponerles
mayores impuestos a las grandes empresas, sean nacionales o
extranjeras. Los que más ganan deben pagar la educación de los
pobres. El gobierno sandinista debe ponerles fin a las grandes
exenciones fiscales para la burguesía nacional y extranjera.
Llamamos a
los sindicatos de maestros a luchar unidos por hacer realidad la
educación para todos, al mismo tiempo que luchamos por un mejor nivel
de vida para el gremio magisterial.
Que el gobierno cumpla –
II
Estabilidad laboral para
todos los trabajadores
Por
Maximiliano Cavalera
El Socialista
Centroamericano Nº 61, febrero 2007
Cada vez que hay un
cambio de gobierno, se producen las inicuas barridas de los
trabajadores no vinculados al nuevo partido en el poder. A pesar que
el FSLN prometió no realizar despidos, es importante desnudar las políticas
laborales de la nueva administración liderada por el presidente
Daniel Ortega Saavedra.
Despidos y eliminación de conquistas
El gobierno sandinista prometió
que habría estabilidad laboral para los trabajadores del Estado, es
por esto que Rosario Murillo, Coordinadora del poderoso Consejo de
Comunicación, insistía que: “…
No queremos... porque ¡no debemos! porque es un compromiso...
despedir a nadie. Estamos hablando de un Gobierno de Reconciliación,
un Gobierno de Unidad Nacional, un Gobierno con sensibilidad y, un
Gobierno con inteligencia; por lo tanto, cada uno de esos casos (...)
tienen que ser analizados; tienen que ser ubicados de acuerdo con su
capacidad, con su profesión, donde corresponda cuando no vayan a
permanecer en la función que actualmente tienen...” (La Prensa 10/02/07). El actuar del nuevo
gobierno es otro, a inicios de febrero comenzaron los despidos en
muchos Ministerios y entes del Estado (Ministerio de Salud, Ministerio
de Familia, ENACAL y la Asamblea Nacional).
Pocos dirigentes sindicales
denunciaron el actuar del gobierno. Miembros del Frente Sandinista,
sin cargo alguno o función en el estado, rondan las oficinas
supervisando el trabajo y la vinculación política de los
trabajadores. Tal es el caso de Nestor Moncada Lau, quien fue
denunciado de coaccionar a trabajadores para que renunciaran a su
puesto en el ministerio de la familia (MIFAMILIA). Moncada les decía:
“Yo trabajo con el
comandante (…) no tengo por qué darle explicaciones a nadie de qué
cargo tengo yo” (La
Prensa 12/02/07).
En ENACAL también hubo despidos,
peor aún se recortaron viáticos y horas extras. La presidenta
ejecutiva de ENACAL, Ruth Selma Herrera, anunció que los trabajadores
realizarían jornadas laborales extras sin derecho a recibir pago
hasta revisar la “situación de cada empleado”. Asimismo, el 15 de
enero, suspendió las negociaciones del convenio colectivo, ya que
necesitaba analizar los acuerdos.
El gobierno sandinista no ha
cumplido con las promesas de estabilidad, por el contrario no solo
despiden a trabajadores, sino que comienza a golpear las pequeñas
conquistas laborales conseguidas por los empleados públicos. En
muchas instituciones, debido a los bajos salarios, los trabajadores
que tienen que laborar horas extras, para mejorar sus ingresos.
La división facilita los
despidos
Un gran problema es la división
política que existe entre los trabajadores del Estado, separados en
“sindicatos independientes” casi siempre vinculados a los partidos
de derecha, PLC o ALN; y los sindicatos vinculados al FSLN.
Los “sindicatos
independientes” son los que han estado denunciando los despidos. Los
dirigentes de los sindicatos sandinistas han avalado y justificado los
despidos. Domingo Pérez, dirigente de la Unión Nacional de Empleados
(UNE), declaró que: “¿Cuál
es el problema? Si ellos estuvieron vinculados directamente con Bolaños,
pues por supuesto no les van a tener confianza… entonces a esos
trabajadores la ley le deja libre la mano al empleador para que los
liquide”, (La Prensa 11/02/07). Para
insistir días después: “La patronal tiene su derecho de
conformidad con la ley, entonces, aquí se van los cargos de
confianza, los directores, los asesores y no tenemos nada que hacer.
Nosotros vamos a defender a todos aquellos trabajadores que realmente
se les aplicará la ley” (La
Prensa 13/02/07).
El grueso de los despidos es a los
trabajadores o empleados públicos y no los llamados “trabajadores
de confianza” que ganan megas salarios. Y son a esta mayoría de
trabajadores humildes, independientemente ya sean liberales o
sandinistas, a los que hay que garantizar estabilidad.
Unidad de todos los trabajadores para luchar
por la estabilidad
No se puede permitir que
dirigentes sindicales apoyen despidos masivos que son unilaterales y
sin justificación, como lo ha estado haciendo la burocracia sindical
vinculada al sandinismo. Todos los trabajadores tienen derecho a un
trabajo digno que les permita solventar sus necesidades económicas.
Los empleados del Estado tienen
derecho a poder subsistir y mantener a sus familias, su condición política
no debe ser ningún impedimento para mantener un trabajo o para lograr
optar al mismo. La estabilidad laboral debe ser garantizada por el
gobierno.
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