La
marcha del 26 de febrero fue acaparada por los intereses del sector
burgués opuesto al TLC
Por
Teresa López
El Trabajador Centroamericano, Nº 62, marzo 2007
La
jornada contra el TLC del pasado 26 de febrero fue convocada por el
Frente Nacional de Apoyo a la Lucha contra el TLC (FNA) sin consultar
a la Coordinadora Nacional contra el TLC. A pesar de que la movilización
acaudilló a alrededor de cien mil personas deseosas de luchar contra
el tratado, el sector burgués que dirigió la manifestación lo hizo
en el marco del pacifismo para evitar una crisis de la
institucionalidad.
En
la cuesta final de la lucha contra el TLC está suficientemente claro
que es imposible derrotarlo en la Asamblea Legislativa.
Las
fracciones parlamentarias del gobierno: el PLN, ML, PUSC, PUN y RN han
sido contundentes en su apoyo al TLC, suman los 38 votos para su
aprobación y han llevado a cabo maniobras en el parlamento, como la vía
rápida de ratificación del TLC que recientemente la Sala IV declaró
con vicio sustancial del procedimiento legislativo la inadmisión de
las apelaciones de algunos diputados.
Ante
la convocatoria a la marcha nacional del 26, el gobierno mantuvo una
campaña de desprestigio de los sectores sindicales y de los
estudiantes, mediante cadenas televisivas Rodrigo Arias amenazó con
reprimir a quienes rompieran con el orden y señalando a los
estudiantes como criminales, instaba a aislar a los encapuchados.
Esta
campaña del gobierno aunada a la campaña de Teletica en la que
presentaban a los estudiantes como un sector que llama a la violencia
permanentemente (particularmente señalaban al Movimiento Estudiantil
Alternativo) consistía en intimidar a los manifestantes y provocar un
pacifismo que aislara a los “radicales”, “violentos” y
“encapuchados”.
El
plan del gobierno consistió en mantener la institucionalidad democrática,
dispusieron de mujeres policías y funcionarias de la defensoría de
los habitantes como observadoras para custodiar la marcha. Además,
tanto los rectores de las universidades públicas como la Defensoría
de los Habitantes se reunieron con el Ministro de Seguridad para
garantizar que esta jornada fuera pacífica y en el marco de la
institucionalidad.
Al
respecto, nos parece repudiable que el rector Eugenio Trejos del FNA
se reuniera con el embajador de los Estados Unidos para darle su
palabra de que la movilización sería fiestera y pacífica. La lucha
contra el TLC sintetiza la lucha contra los planes del imperialismo en
Centroamérica, de tal forma que los luchadores contra el TLC no
dialogamos con los representantes del imperialismo, son las masas
movilizadas quienes deben decidir sobre el rumbo que tome la lucha. De
igual forma fue repudiable las peticiones del diputado José Merino de
Frente Amplio, al solicitar observadores internacionales de varias
organizaciones, entre ellas la ONU para que vigilaran la movilización
y se percataran de su curso pacífico.
A
pesar de esta campaña, en sectores rurales organizados se realizaron
movilizaciones, la más significativa de ellas fue en Limón con el
corte de la ruta 32 en la que se reprimió a los manifestantes y se
detuvo a 6 personas que fueron liberadas pero tienen juicio pendiente.
Esta
movilización en primera instancia pretendía ser el aglutinador de
los sectores opositores al TLC para que se unieran a la Huelga que había
anunciado el FIT–ICE contra el proyecto de apertura del ICE. Sin
embargo, la burocracia sindical dio un giro al carácter que tendría
dicha movilización, pasó a ser una demostración de fuerza más, lo
cual es peligroso para la lucha contra el TLC porque sectores de la
burocracia sindical están esperando establecer canales de negociación
con el gobierno y se niegan a estructurar un plan de lucha nacional
que articule a todos los sectores y regiones.
El
FNA pretende dirigir la lucha contra el TLC
El
Frente Nacional de Apoyo a la Lucha Contra el TLC está conformado por
figuras burguesas como los expresidentes Luis Alberto Monge, Rodrigo
Carazo, el líder del PAC Ottón Solís y el rector del ITCR Eugenio
Trejos.
Este
sector burgués opuesto al TLC acaparó la convocatoria a la
movilización del 26 en las conferencias de prensa con el apoyo de un
sector de la burocracia sindical como la Central Juanito Mora y la
APSE quienes alegan que los intelectuales le dan un nuevo aire a la
lucha y acercan a otros sectores.
De
esta forma, el espacio que ha conducido durante estos años la lucha
contra el TLC, queda desplazado por un sector burgués que pretende
dirigir la lucha en el marco de la institucionalidad democrática
pregonada por el gobierno.
El
FNA invisibilizó a la Coordinadora Nacional de Lucha contra el TLC al
instaurar como consigna central de la marcha el diálogo nacional, el
referéndum y la renegociación. Es más, en palabras de J
e s ú s Vásquez: la Coordinadora fue un
peón del FNA el 26 de f e b r e – ro”. Alg u n o s dirigentes
sindicales automarginan a sus organizaciones bajo el supuesto de que
el FNA debía dirigir esta jornada para “dar campo en esta lucha a
nuevos actores”.
Lo
cierto es que hay un interés político de este sector burgués por
dirigir la lucha contra el TLC para ser los interlocutores con el
gobierno y evitar la crisis de la institucionalidad democrática.
La
trampa de la renegociación o el referéndum
En
primer lugar, la renegociación del TLC promovida por el PAC se ha
demostrado inviable. Si dicha negociación bilateral del TLC se
produjera los Estados Unidos negociarían el mismo formato del TLC.
Ottón Solís y el PAC son la “oposición responsable”, quienes
mantienen al régimen estable, pues buscan la renegociación pero en
el marco de las manifestaciones pacíficas y la institucionalidad que
el gobierno apoya. Es más, la burguesía dueña de los medios
televisivos (Repretel y Teletica) le otorgó cadenas de televisión
para que invitara a la marcha del 26, pues la burguesía y el gobierno
saben que si Ottón encabeza una marcha, ésta será completamente pacífica.
En
segundo lugar, el referéndum impulsado por Corrales y E.
Trejos
(apoyado por la dirigencia de ANDE, APSE y SEC) es una trampa que
busca desconcentrar a las masas de la lucha contra el TLC para que
confíen en un proceso electoral que probablemente estaría viciado y
desmovilizaría a los opositores al TLC.
Aunque
el Partido Socialista de los Trabajadores impulsa la más amplia
unidad de acción contra el TLC, señalamos que los sectores de la
burguesía que se oponen al TLC, lo hacen defendiendo sus intereses
empresariales particulares, pues no pueden competir con las
transnacionales y su oposición se limita a presionar a los diputados
y que se renegocie el tratado; a diferencia de los sectores populares
que luchan contra los planes del imperialismo.
Asimismo,
los frentes burgueses contra el TLC impiden la radicalización de las
movilizaciones porque respetan la institucionalidad democrática e
impulsan un diálogo con el gobierno, suponiendo que a partir de las
manifestaciones pacíficas es posible que el gobierno retroceda en la
ratificación del TLC.
Consideramos
que la única vía para derrotar al TLC es la lucha en las calles,
contra el gobierno y sus aliados. Pero esta lucha debe ser organizada
desde las bases y mediante la realización de una Asamblea Nacional de
Opositores al TLC que sea abierta y democrática, que vote un plan
escalonado de acciones, que prepare la Huelga General para derrotar al
TLC y la agenda complementaria. Por eso, insistimos en la necesidad de
no confiar en los métodos parlamentarios, en la Sala IV o en los
sectores burgueses que se oponen al TLC. Si bien planteamos la unidad
de todos los opositores al TLC, es la Coordinadora Nacional quien debe
dirigir esta lucha por ser el espacio unitario que representa a los
pequeños productores, trabajadores y estudiantes.
¡Por
la más amplia unidad de acción en contra del TLC! ¡Preparemos y
organicemos desde las bases la Huelga General!
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