Referéndum
sobre el TLC (Tratado de Libre Comercio)
¿Avance
o retroceso para la lucha?
Por
Víctor Manuel Artavia Quirós
Juventud Socialista (PST de Costa Rica), abril 2007
A
modo de introducción
Durante
la década de los ochenta y en el marco de la revolución
centroamericana, Oscar Arias difirió con la línea que en ese
entonces propugnaba el presidente estadounidense, Ronald Reagan, quien
para derrotar al gobierno sandinista priorizaba el apoyo financiero a
la llamada «Contra» militar. De esa disputa es que salió la célebre
frase de Arias, en la cual afirmaba que a «los sandinistas hay que
pasarlos por las urnas y no por las armas», política que al fin de
cuentas fue apoyada por el gobierno de los EUA y le rindió excelentes
frutos en ese entonces.
Veinte
años después y aprovechándose del aval al referéndum que el
Tribunal Supremo de Elecciones (TSE) comunicó el 12 de abril, Arias
ha vuelto hacer gala de su astucia y se sacó de la manga su vieja táctica
«electoralista», convocando sorpresivamente el13 de abril a un referéndum
para decidir la suerte del TLC, con lo que sin duda alguna persigue
que la lucha contra el tratado comercial se desplace de las calles a
las urnas, especialmente a sabiendas de que dicha política tiene
adeptos en algunos sectores de la burocracia sindical y
principalmente, entre la burguesía opositora que le teme a una Huelga
General.
Evidentemente,
esta maniobra arista ha consternado a muchos de los y las opositoras
honestas al TLC, quienes no saben si este referéndum es una victoria
o un peligro para esta lucha. Por esto, desde el PST quisiéramos
compartir algunos de los elementos principales por los que a nuestro
criterio, esta artimaña de Arias es una trampa y que si los
sindicatos y organizaciones populares no poseen una política de lucha
y movilización contra la agenda complementaria, es muy posible que el
gobierno logre la aprobación del tratado sin un solo minuto de Huelga
General.
Pero
antes de entrar de lleno en el tema del referéndum, consideramos
pertinente realizar un somero balance sobre las características y
diferentes fases que ha atravesado la lucha contra el TLC en Costa
Rica.
I
PARTE
1.
Características de la oposición al TLC
Tal
y como hemos indicado en anteriores publicaciones, consideramos que la
principal característica de la oposición al TLC radica en su
heterogeneidad política. Desde el PST consideramos que esa diversidad
política del NO puede sintetizarse en dos grandes grupos, los cuales
a su interior presentan varios matices.
En
primera instancia, podemos identificar a quienes nos oponemos
rotundamente al TLC, debido a que la implementación de éste vendría
a suprimir las principales conquistas sociales de las y los
trabajadores y sectores populares, todo esto con tal de beneficiar a
las grandes transnacionales imperialistas y los principales grupos
exportadores nacionales. Teóricamente este grupo se concentra en la
Coordinadora Nacional de Lucha (CNL), la que durante muchos meses ha
sostenido la tesis de la Huelga General, aunque debido a su
funcionamiento de consenso que detallaremos más adelante, ha reunido
en su interior a dirigencias sindicales que se han pronunciado por el
referéndum y por conciliar con el gobierno de Arias.
Dentro
de este grupo destacan el movimiento estudiantil, especialmente el de
la Universidad de Costa Rica (UCR), que desde años atrás y con un
funcionamiento asambleario en la Coordinadora Estudiantil, se ha
pronunciado por la Huelga General y ha implementado métodos de lucha
combativos, tales como los cortes de rutas en las principales vías
aledañas al campus universitario. Otro actor importante es el caso de
la burocracia sindical del FIT–ICE, la que ante el peligro que
representa la apertura en las telecomunicaciones tanto para conservar
sus privilegios materiales así como la estabilidad laboral de su
base, se ha visto en la necesidad de librar fuertes peleas en contra
de los proyectos neoliberales y especialmente contra el TLC, aún a
pesar de sus intenciones de negociar con el gobierno de turno.
En
segundo lugar, tenemos al grupo que desde los inicios de la lucha
contra el TLC se decantó por la vía de la renegociación, es decir,
por un «TLC con rostro humano»que no afectara sus intereses
particulares. Aquí, se ubicaron principalmente las figuras y grupos
empresariales que orientan su producción al mercado interno, por lo
que la llegada de productos agrícolas e industriales subsidiados de
los EUA, en definitiva vendría a destruir su «modus vivendi» en un
corto plazo. Su principal figura ha sido Otón Solís, líder del
burgués Partido Acción Ciudadana (PAC), quien desde un inició
adversó seis puntos en concreto del actual tratado.
Ante
la imposibilidad de una renegociación del TLC y con una cada vez más
fuerte polarización política en el país, sectores importantes de
este grupo lanzaron la línea«intermedia»del referéndum,
especialmente a través del Frente Nacional de Apoyo (FNA), el cual más
que brindar apoyo, en los hechos se convirtió en la dirección de la
lucha en los últimos cinco meses.
Otra
componente importante de este grupo lo constituyen las dirigencias
sindicales de ANDE, APSE y SEC (que entre las tres representan cerca
de 65 mil o más afiliados), las cuales a pesar de asistir a la CNL se
convirtieron en el primer sector sindical de peso que se sumó a la línea
del referéndum desde noviembre del 2006. El por qué de esto, puede
deberse a que si bien el TLC afectará indirectamente al sector
educativo, no representará un peligro directo para los intereses
materiales de las burocracias sindicales magisteriales, las que son
directamente pagadas por sus respectivos sindicatos y devengan
salarios mucho mayores a los de cualquier educador.
2.
Fases de la lucha
Tras
poco más de cuatro años de una gran resistencia contra el TLC, las y
los opositoras hemos atravesado una serie de fases organizativas, las
cuales en su respectivo momento fueron claro reflejo de la política
de lucha que en general levantaron las organizaciones sindicales y
populares.
Quisiéramos
hacer un pequeño mapeo de las características principales de dichas
fases y visualizar como desde tiempo atrás el referéndum fue un «fantasma»
que rondó entre algunas cúpulas sindicales en contraposición a la
Huelga General.
a)
Oposición disgregada: al inicio de las negociaciones y cuando
progresivamente se fueron vislumbrando los principales acuerdos, la
oposición se fue nutriendo poco a poco de diferentes sectores,
especialmente de estudiantes, algunos sindicatos, organizaciones
campesinas y partidos políticos. Tal como se indica en el subtítulo,
su principal característica consistió en la disgregación, es decir,
la inexistencia de un ente sindical y popular que aglutinara al
conjunto de la oposición y desde allí se platearan acciones de carácter
nacional.
b)
Centralización inicial: luego de que Robert Zoellic en calidad de
representante comercial de los EUA, le exigiera al entonces presidente
Abel Pacheco la apertura en Telecomunicaciones como condición sine
qua non para que Costa Rica participara del TLC, fue cuando la oposición
tomó un carácter más fuerte, especialmente porque todavía estaba
fresca en la memoria popular las jornadas de lucha contra la apertura
de las telecomunicaciones en el 2000 (COMBO ICE), y de ese proceso la
dirigencia sindical del FIT–ICE salió victoriosa y fuertemente
prestigiada.
Nuevamente
ante el anuncio de la apertura, este sector sindical se incorporó de
lleno a la resistencia, y así se conformaría posteriormente la
Comisión Nacional de Enlace (CNE). Ésta estuvo dirigida políticamente
por el sector de la burocracia sindical del FIT–ICE vinculada al
Consejo de Defensa de la Institucionalidad (CDI) del ex presidente
Rodrigo Carazo (1978– 1982).
La
CNE significó un avance organizativo para la lucha, puesto que vino a
concretar la existencia de un ente «oficial» de la lucha contra el
TLC, y su principal premisa fue el anunció de la Huelga General en
caso de que éste fuera enviado a la Asamblea Legislativa, aunque al
fin de cuentas nunca sucedió. ¿Por qué? En términos generales,
consideramos que la gran deficiencia que tuvo la CNE fue su método
del consenso, muy típico entre las organizaciones burocráticas, que
en los hechos viene a significar que ninguna resolución sea de carácter
vinculante.
c)
Regionalización centralizada: la CNE feneció, al menos como dirección
oficial de la lucha contra el TLC, en el segundo semestre del
2005.Además de su incapacidad de poder tomar resoluciones de carácter
vinculante para las organizaciones participantes, también fue «desprestigiada»
por la prensa burguesa luego de que el 14 de abril del 2005, se
resolviera no reconocer un eventual gobierno de Oscar Arias.
Esto
asustó de sobremanera a importantes sectores de la burocracia
sindical, que ante dicho ataque optaron por retirarse progresivamente
de la CNE y al fin de cuentas, conformar otra coordinadora «limpia de
toda culpa».
Fue
así como en el segundo semestre del 2005 y por convocatoria de la
ANDE(principal sindicato magisterial), se llevó a cabo una reunión
para estructurar una nueva «central» contra el TLC. De esta sesión
se originó la CNL, la que sin duda alguna representó un mayor avance
para la organización de la pelea contra el tratado, especialmente
porque incorporó a gran cantidad de sindicatos y organizaciones
populares, pero sobre todo porque dio los primeros pasos por lograr
una regionalización de la lucha, creando Coordinadoras regionales en
varios puntos del país.
Este
avance se vio demostrado en las movilizaciones que organizó la CNL,
empezando por su prueba de fuego el 17 de noviembre del 2005, donde
marcharon por las calles de San José cerca de 70 mil personas, además
de las jornadas de lucha del 23 y 24 de octubre del 2006, donde hubo
movilizaciones por todo el territorio.
Pero
al igual que la CNE, esta nueva coordinara contó (cuenta) con un
funcionamiento burocrático de consenso, que ha significado una
verdadera descoordinación entre las organizaciones participantes.
Esto se vio reflejado particularmente con la discusión en torno a la
viabilidad o no de una Huelga General, especialmente con relación a
la posición de ANDE, APSE y SEC sobre el referéndum que detallamos
anteriormente. Esta disputa interna entre las tesis de la huelga y la
del referéndum explotó a finales del 2006, poco antes de que se
conformara el FNA.
Visto
lo anterior, es de nuestro criterio que además de tratar de «lavarse
la cara» con relación a la resolución de la CNE sobre la
ilegitimidad del gobierno de Oscar Arias, a la vez la conformación e
incorporación de más dirigencias sindicales a la CNL, tenía el
interés de alejarse de todas las resoluciones que había adoptado en
su momento la CNE, especialmente la concerniente a la de la Huelga
General.
d)
Centralización de la oposición burguesa: aunque muchas figuras y
grupos empresariales se habían declarado contra el TLC, lo hicieron
de manera dispersa, cada uno desde su respectiva trinchera partidaria
o cámara empresarial. Esto propició que la dirección de la lucha
recayera sobre los sindicatos y organizaciones populares, las cuales
convocaban y capitaneaban políticamente las diferentes
manifestaciones.
Pero
esto se revirtió en diciembre del 2006, cuando se conformó el Frente
Nacional de Apoyo, que tal como indicamos con anterioridad, pasó a
convertirse en la dirección de la resistencia al tratado. Así, de
manera prácticamente unilateral el FNA convocó a una movilización
nacional el pasado 26 de febrero, la que sin duda alguna ha sido la más
grande en toda la lucha contra el TLC. Apesar de su magnitud, esta
movilización tenía una gran contradicción: su eje era la
convocatoria a un referéndum y no a una huelga general.
En
los hechos el FNA estuvo desde un inicio controlado por el PAC de Otón
Solís, a pesar de que su figura pública era Eugenio Trejos, rector
del TEC. Éste último se encargó de negociar directamente con los
sindicatos, es decir, fue el emisario o «perro de traba» de Otón
ante la CNL, debido a que como buen dirigente burgués, Solís es
reticente a mezclarse y que se le identifique en alianza con los
sindicatos.
Para
denotar la clara dirección política que ejerció el PAC sobre el FNA,
basta con ver las declaraciones de Epsy Campbell, ex diputada y
presidenta de ese partido, quien ante la pregunta de que si triunfase
el SI eso sería una derrota para el PAC, se limitó a responder que»No
sería ninguna derrota, nosotros representamos un sector de la población
costarricense. Creo que la primera victoria del PAC es llegar al
referendo…» (La Nación, 24/04/07, p. 5A)
Algunas
conclusiones generales
Vistas
todas estas fases organizativas y su estrecha vinculación con los
ejes políticos para luchar contra el TLC, desde nuestra organización
consideramos que a pesar de los grandes avances en cuanto a la
centralización y convocatoria a grandes movilizaciones, en todo este
proceso nunca se tuvo una homogeneidad en cuanto a la forma en que
finalmente se derrotaría el TLC. Mientras un sector importante, pero
aún asíminoritariodelasorganizacionessindicalesypopularespropugnabamos
la tesis de la Huelga General, tanto la oposición burguesa así como
un sector de la burocracia sindical, desde un inicio abogaron por
pactar con el gobierno y darle una salida institucional a la pelea.
Otra
constante en todo este proceso, lo es el método burocrático con que
se han dirigido las diferentes instancias contra el TLC (CNE, CNL).
En
este punto, ha sido contradictorio el rol desempeñado principalmente
por la dirigencia de lFIT–ICE, la que a pesar de que está en la
necesidad de pelear a fondo contra el TLC para defender sus
privilegios burocráticos, también ha sido la más reticente en
convocar a verdaderas asambleas populares, donde cada persona tenga
voz y voto. Por ello, consideramos que tanto la coordinadora
nacionalasícomomuchasdesussimilaresendistintasregiones,hanperdido
representatividad y cayeron en la inacción, puesto que no pudieron
enlazar el TLC con reivindicaciones concretas de los diferentes
sectores y comunidades.
Todas
las consideraciones anteriores, dieron como resultado que de la noche
a la mañana y a pesar del intenso trabajo que durante años
desarrollaron muchas organizaciones sindicales y populares, el frente
burgués se erigiera como dirección de la lucha y la implementación
del actual referéndum.
II
PARTE
3.
El referéndum de Arias: ¡un paso atrás, dos adelante!
La
candidatura presidencial de Oscar Arias no fue solamente fruto de sus
aspiraciones personales, sino que ante todo se debió al clamor de la
oligarquía costarricense, la cual durante la administración de Abel
Pacheco (2002–2006) no tuvo un «hombre fuerte» al frente del
Estado, lo que indudablemente retrasó la posible aprobación del TLC
y afectó sus negocios. Por ello, se recurrió a un representante
directo de la burguesía exportadora, quien además goza de un gran
prestigio por ser un premio Nóbel de la Paz.
Por
lo anterior, desde un inicio de su gestión como presidente, Arias se
ha esmerado en aprobar lo más rápidamente el TLC, especialmente
cuando el tiempo está en cuenta regresiva debido a que hasta marzo de
2008 es posible incorporarse a las «mieles» del tratado. Ante esto,
su gobierno inicialmente desplegó una táctica que ha sido denominada
como la «mayoría mecánica», que en esencia es un bloque de 38
diputados(as) constituido por su bancada y las de otros partidos (ML,
PUSC, UN), con lo que hasta hace poco contó con una mayoría
calificada que le permitía aprobar rápidamente todos sus políticas.
Una
de ellas fue la reforma al reglamento legislativo, específicamente al
artículo41bis,conloquereducíaeltiempodelasmocionessustantivamente y
limitaba la discusión de cada proyecto de ley a tan sólo 22 sesiones
legislativas (conocida como vía rápida). Este mecanismo fue aprobado
de manera autoritaria y literalmente desechando decenas de mociones de
diputados de la oposición. Ante el desencanto que esto produjo en los
sectores opositores al TLC y especialmente, ante la multitudinaria
movilización del 26 de febrero anterior (cerca de 150 mil personas),
la Sala Constitucional alertó sobre «ciertos vicios» en la forma
como se aprobó dicha reforma y obligó al oficialismo a revisar la
misma, por lo que hasta ahora no ha sido implementada.
Este
pequeño traspié legislativo y ante todo, la creciente y
multitudinaria oposición al TLC, han provocado que Arias modifique su
táctica, llegando al extremo de que a pesar de que durante meses se
había manifestado contra un referéndum, fue el mismo presidente
quien lo convocó y lo presenta como una muestra más de la «gran
tradición democrática» de los costarricenses.
Entonces
surge la pregunta ¿qué se esconde tras el referéndum? Desde el PST
y tal como indicamos al inicio de esta nota, consideramos que éste es
una trampa ideada por el gobierno de Arias y representa un cambio táctico
en su afán por aprobar el TLC, por medio del cual pretende hacer
creer a la población en general que el futuro del tratado se dirimirá
«democráticamente» en las urnas y por lo tanto, será el «pueblo»
quien decida si se ratifica o no, por lo que no tendría legitimidad
ningún tipo de huelga o movilización popular.
Al
respecto, nos parecen elocuentes las declaraciones que recientemente
brindó Luis Antonio Sobrado, Presidente a.i. del TSE: «Parecía que
este país era una sola línea con trenes en dirección contraria y
renuentes a frenar. El referendo viene a dar una línea institucional
y civilizada ante ese disenso social.»(La Nación, 15/04/07, p. 5A)
Pero en realidad el porvenir del TLC continuará en manos de la
burguesía costarricense, puesto que el Tribunal Supremo de Elecciones
(TSE) es tan sólo una pieza más dentro de la maquinaria estatal, que
en su totalidad ha estado (y estará) en función de los intereses
económicos de los grupos exportadores. Por lo anterior, es incorrecto
tener la más mínima confianza en el TSE, especialmente a sabiendas
de que la oligarquía costarricense esta por «ganar o ganar», ya sea
legítimamente o por la vía del fraude.
Aunado
a este «espejismo electoral», el gobierno continúa impulsando la
Agenda Complementaria en el parlamento, la que en los hechos viene a
ser la esencia del mismo TLC, es decir, las disposiciones (apertura de
monopolios, propiedad intelectual) que exigieron los EUA para
implementar el tratado comercial con Costa Rica. Y por si esto fuera
poco, ha retomado la mencionada vía rápida para aplicarla a la
discusión y votación de los proyectos de esta agenda.
Paralelamente,
Arias se ha encargado de repartir «confites» o concesiones
sectoriales, con los que persigue apaciguar el repudio y descontento
de las y los trabajadores de las principales instituciones estatales.
Por ejemplo, el Consejo de Gobierno planteó una reforma a la Ley de
carrera docente, por medio de la cual pretende que se pase de 32 a 40
lecciones mínimo para todos los docentes en propiedad de secundaria.
Junto con esto, el Consejo directivo del ICE aprobó el 12 de abril un
aumento salarial extraordinario que oscila entre un 1% y 30%.
Visto
lo anterior, este referéndum pretende sumir a las y los trabajadores
y demás sectores populares en un frenesí electoral, en el que
simplemente se votarán las siglas TLC. Pero mientras esto suceda, el
gobierno y los grupos neoliberales continuarán avanzando en la
implementación de los proyectos de apertura de los monopolios
estatales (ICE, INS) y el convenio de la UPOV, con lo que se endurecerían
los derechos de propiedad intelectual sobre semillas, etc. Por ello,
no sería falso afirmar que independientemente de que triunfase el NO,
si se aprueba la Agenda Complementaria estaríamos ante un TLC en los
hechos.
4.
Burguesía opositora y burocracia sindical: la comparsa arista
Ante
esta convocatoria, no han faltado quienes han exaltado la actitud del
presidente y califiquen al referéndum como un «triunfo» del
movimiento sindical y popular. Entre éstos, destacan Otón Solís,
quien ha declarado que es un paso más para nuestra democracia y que
aplaude la decisión de Airas: «justamente yo envié al Presidente
una carta en la que planteé que decretara la convocatoria y no
atrasara esto más. Coherentemente, ante la inminencia del referendo,
el Gobierno ha hecho lo correcto.” (La Nación, 14/04/07)
Pero
más llamativas y peligrosas aún, resultan las declaraciones de José
Merino del reformista Frente Amplio (quien goza de una gran
popularidad entre las y los trabajadores del ICE), quien en un
comunicado de prensa se limitó a decir que ahora el pueblo sería
quien decidiría sobre el TLC y exigió toda una serie de «ilusas
reivindicaciones» para garantizar la transparencia del referéndum,
tales como que los empresarios no presionen a sus empleados a votar
por el sí (¿?) y equidad en el acceso a los medios de comunicación
de la burguesía.
Pero
por si esto no fuera poco, en una reciente entrevista alegó que «Al
final, creo que una mayoría social, a favor o en contra del TLC,
entenderá que este (referéndum) es un buen camino para Costa Rica...»
(La Nación, 22/04/07, p. 10A), y que le preocupaba que «las leyes de
implementación siguen si pierden el TLC…Están abriendo una situación
muy conflictiva…Con esas declaraciones están calentando la calle.
Yo creo que eso sería una llamada a una situación social de una
confrontación inevitable…»(Ibíd.).Además de la clara preocupación
porque se produzcan movilizaciones, nos parece contradictorio alegar
que por un lado el referéndum es un buen camino, pero por otro
adversa la política del gobierno de continuar con la agenda
complementaria.
Menos
«cariñosas» con el presidente han sido las declaraciones de
importantes dirigentes de la burocracia sindical, quienes se han
limitado a solicitar que debe darse un proceso de recolección de
firmas (5% del padrón electoral) y no ser convocado «desde arriba»,
con lo que se permitiría una discusión e información mayor para la
población. Los casos más representativos son los de Albino Vargas (ANEP),
quien ha calificado a Arias como un oportunista, porque esta no era su
política y que su objetivo es que «…el referendo sea mañana,
porque les conviene que el menor número se acerque a las urnas»
(Extra, 20/04/06, p. 6) y de Fabio Chavéz (ASDEICE) quien alegó que
el«…referendo para el TLC lo logramos los sectores sociales y no el
gobierno» (Extra, 20/04/06, p. 6).
Contradictorias
han sido las declaraciones de los dirigentes de las principales
organizaciones magisteriales (ANDE, APSE), que tal como señalamos líneas
atrás, acordaron apoyar la solicitud de un referéndum sin consultar
a sus bases. Su argumentación consistía en que el gobierno se negaría
a darlo y así se validaría la Huelga General. Ante esta
convocatoria, Jesús Vásquez de la APSE argumentó durante una reunión
de la CNL, que lo positivo del referéndum radicaba en que por primera
vez los opositores estábamos unificados en torno al NO, pero no dio
mayores explicaciones en cuanto a su nueva «táctica» para incitar a
sus bases para que se movilizaran.
En
resumen, es obvio que independientemente de los variados matices,
existe todo un sector de la oposición al TLC que desde ya hace
comparsa al referéndum arista, especialmente porque a pesar de que
algunos exigen que se retire la Agenda complementaria, esto lo
plantean más como una súplica y no como una incitativa a la
movilización y huelga contra la misma.
5.
¿Votar o no votar?
Desde
el PST consideramos que los revolucionarios y activistas honestos(as)
tenemos que denunciar que el referéndum es una trampa por parte del
gobierno y de ciertos sectores opositores que le temen a la movilización
popular, debido a que el TLC y su Agenda Complementaria continuarán
tramitándose en el parlamento, mientras que la población se «deleita»
con los placeres de la democracia burguesa.
Hasta
el mismo embajador estadounidense en Costa Rica, Mark Langdale,
consciente de que estaban perdiendo la pelea, se incluye entre los
adeptos al referéndum al indicar que «Costa Rica ha tenido problemas
para avanzar en la discusión del TLC en al Asamblea…Con esta
resolución (referéndum), los costarricenses podrán participar
directamente en la decisión, con su voto. Es una solución democrática
y muy costarricense.» (La Nación, 19/04/07, p. 5A)
Por
ello, es preciso que los sindicatos y demás organizaciones populares
exijan y se movilicen desde ya por el retiro inmediato de la Agenda
Complementaria y el TLC de la Asamblea Legislativa, como condición
para que se realice el referéndum.
En
caso de que el gobierno prosiga y convoque el referéndum bajo sus términos,
creemos que es preciso que quienes hemos adversado el TLC por más de
cuatro años, votemos e incitemos a votar a las y los trabajadores y
sectores populares por el NO, pero siempre y cuando se prosiga con la
preparación de una gran Huelga Nacional contra la Agenda
Complementaria, que como hemos reiterado en varias ocasiones, viene a
ser lo que le da contenido al tratado comercial.
Finalmente
y tal como hemos señalado en artículos anteriores, consideramos que
de nuevo se hace imprescindible que las y los trabajadores le exijan a
sus representantes ante la Coordinadora Nacional de Lucha, que
convoque a una gran Asamblea Nacional Popular de las y los luchadores
contra el TLC, en la cual se discuta y vote un plan nacional de lucha
por el retiro de la Agenda Complementaria, además de incorporar
reivindicaciones sectoriales, comunales, etc.
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