Pacto
y cogobierno del Frente Sandinista y el Partido Liberal
Una
vez más se repartieron los cargos
Por
Sebastián Cavaría Domínguez
El
Socialista Centroamericano, Nº 63, abril 2007
El
pasado 29 de Marzo la Asamblea Nacional eligió en un solo “combo”
a 32 nuevos funcionarios públicos: 4 magistrados de la Corte Suprema
de Justicia y 16 conjueces o magistrados suplentes, el Fiscal General
de la Nación y su adjunto, 5 miembros del Consejo Nacional de
Evaluación y Acreditación del Servicio Civil y Carrera
Administrativa, 3 miembros del Comisión Nacional de Servicio Civil y
Carrera Administrativa, la vice Superintendente de Bancos y al
director de la Carrera Administrativa Municipal.
Mayorías y minorías
Como
era de esperarse, los cargos fueron repartidos exclusivamente entre el
FSLN y el Partido Liberal Constitucionalista. A última hora ALN retiró
sus candidatos, abandonando la sesión en señal de protesta junto al
MRS.
Ante
la aplanadora bipartidista, ambas agrupaciones se limitaron a criticar
el procedimiento, por que la elección se realizó en bloque y no de
manera individual votando a “cada magistrado” por separado.
Este
elección en combo demostró que, a pesar que el FSLN ganó la
Presidencia de la Republica con el 38% de los votos, y solamente tiene
38 diputados, en realidad ya no es la minoría más importante del país,
sino que junto al PLC constituyen una sólida mayoría parlamentaria,
capaz de cogobernar e imponer su voluntad política.
Es
falso pues, la teoría que los liberales (PLC y ALN) son mayoría.
Ambas fracciones del liberalismo reflejan proyectos políticos
diferentes.
También
es absolutamente falsa la teoría unilateral que el PLC se ha
transformado en un apéndice del FSLN, con el objetivo de lograr la
libertad definitiva de su líder Arnoldo Alemán. Es cierto que Alemán
es rehén del FSLN, pero las coincidencias entre ambos partidos no
solo son políticas, incluyen el reparto de cargos y prebendas, sino
también sociales por que ambas agrupaciones reflejan a la clase media
y sectores populares. En
la
Asamblea Nacional se ha constituido una mayoría con profundas
similitudes y vasos comunicantes.
Bipartidismo:
cogobierno
Estamos
ante la resurrección del régimen político imperante en el periodo
1936-1979, que fue destruido por la revolución (1979-1990) y que fue
reimplantado en diferentes etapas por el mismo FSLN, con la diferencia
que ahora Daniel Ortega encabeza una de las nuevas “paralelas históricas”.
Antes
el poder lo ejercía el liberalismo en contubernio con los
conservadores. Antes de 1979, el poder y los cargos públicos eran
compartidos por liberales (60%) y conservadores (40%). Después del
inestable y frágil gobierno de la Sra. Chamorro,
y específicamente a partir de 1999, el poder y los cargos lo
comparten liberales y sandinistas en un 50%. Ahora el poder se alterna
y se reparte entre el liberalismo y la nueva fuerza política: el FSLN.
El
debilitamiento de la institución del Presidente de la Republica,
independientemente de quien ostente la banda presidencial, ha
conducido a una nueva redefinición del poder y del statu quo. El
sistema esta diseñado para compartir el poder y los cargos, aun que
ello no implica necesariamente una coalición gubernamental o
ministerial, esto ya no es necesario.
El
pueblo no controla nada
Se
supone que una democracia es el gobierno del pueblo. Esta es la
mentira más grande en la historia de la humanidad. Bajo el
capitalismo, la democracia es el gobierno del engaño, el pueblo no
controla nada. En Nicaragua, la administración publica y los cargos
se reparten entre las dos nuevas “paraleles históricas”, sin el
control del pueblo. No hay forma de controlar a los diputados, ni al
presidente de la republica, ni a los magistrados, ni a nadie.
La
nueva repartición de cargos en el Estado es rechazada por la mayoría
de los ciudadanos, pero estos se encuentran impotentes por que no
pueden luchar contra los mecanismos institucionalizados del pacto, que
ahora se ha transformado en cogobierno entre el FSLN y el PLC.
Es hora de ponerle fin a este corrupto sistema político
por medio de una Asamblea Nacional Constituyente, libre y soberana,
donde el pueblo decida democráticamente como reorganizar el estado,
el tipo de régimen político, y el sistema económica y social bajo
el, cual debe funcionar la sociedad nicaragüense.
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