Una visita a la Cuba de Raúl Castro
Por
Samuel Farber
New
Politics, verano 2007
Sin Permiso, 17/06/07
Traducción de Selma Marks
PRIMERA PARTE
El 31 de julio del 2006, el gobierno cubano
anunció que debido a una grave enfermedad, cuya índole se
consideraba un secreto de estado, Fidel Castro dejaría de estar al
frente del gobierno y que su hermano menor, Raúl, nombrado como su
sucesor oficial desde los primeros días de la revolución del 59,
reemplazaría “temporalmente” al Comandante en Jefe.
A Raúl se le considera un ser más pragmático y
un mejor organizador y administrador que su hermano mayor. Ha
respaldado reformas económicas como las que se pusieron en vigor a
mitad de los noventas tales como la expansión de empresas mixtas
(joint ventures), la legalización del dólar y la apertura de
mercados libres agropecuarios y de la pequeña empresa familiar en las
ciudades (aunque en años recientes el gobierno cubano ha retraído
algunas de las concesiones que anteriormente le había otorgado a la
empresa privada y al mercado.)
Raúl ha hecho pública su admiración por el
actual modelo de desarrollo chino. Ha convertido al ejército en el
actor más importante de la economía cubana, como en el caso de la
gran empresa de turismo Gaviota y cientos de otras empresas en las que
se han implantado métodos de tipo capitalista mediante el Sistema de
Perfeccionamiento Empresarial. Asimismo, altos funcionarios del ejército
han asumido posiciones de liderazgo en varios sectores de la industria
del país, como en el caso del azúcar.
Raúl también es conocido como un político de línea
dura, igual que los políticos chinos que él admira. Desempeñó un
papel clave en las ejecuciones de Arnaldo Ochoa y de otros oficiales
de alto rango en 1989 y en el desmantelamiento, en 1996, del Centro de
Estudios de las Américas, un “think tank” no ortodoxo del Partido
Comunista.
A primera vista, nada parece haber cambiado mucho
desde que Raúl reemplazó a Fidel. La política del régimen aparenta
ser la misma que antes del 31 de julio del 2006. El Comandante en Jefe
ya no está dentro pero tampoco está fuera del juego. Aunque ya no es
el líder que dirige todo, que pronuncia largos discursos y viaja por
el país impartiendo órdenes e instrucciones, tiene acceso al teléfono
y regularmente se comunica con los ministros Carlos Lage y Felipe Pérez
Roque (más a continuación). También recibe visitas, las más
eminentes siendo las de Hugo Chavez de Venezuela, quien lo ha ido a
ver varias veces durante estos últimos meses. Las visitas televisadas
y las entrevistas transmitidas por radio se han convertido en el
conducto principal por el que tanto los cubanos como la gente en el
extranjero pueden vislumbrar la condición física en la que se
encuentra Fidel Castro.
Sin embargo, una serie de cosas han estado
ocurriendo bajo la superficie. La más importante ha sido la
marginalización del equipo personal de Fidel Castro. Su Grupo de
Apoyo, integrado por personajes tales como su secretario personal
Carlos Valenciaga, era el instrumento organizativo principal a través
del cual Fidel intervenía en la vida económica y política del país.
El Grupo de Apoyo, conocido como Los Talibanes por su ortodoxia ideológica,
y al que actualmente se le llama en broma Los Huerfanitos, ha tenido
una larga vida, pero llegó a adquirir una gran importancia y cierta
autonomía del sistema debido al papel central que desempeñó en la
campaña por la “Batalla de las Ideas” encabezada por el
Comandante en Jefe.
Esta “Batalla” no sólo consistió en luchas
ideológicas y políticas y en las frecuentes manifestaciones masivas
que las acompañaron, sino que también incluyó la implementación de
proyectos económicos que frecuentemente desviaban los planes que se
habían fijado, y que usurpaban el poder y la función de las
dependencias y ministerios del gobierno. Uno de esos proyectos fue la
decisión de Fidel Castro y de su Grupo de Apoyo, a pesar del
conflicto que representaba con respecto a las prioridades que se habían
establecido en el sector de la construcción, de renovar la Escuela de
Derecho de la Universidad de la Habana a la que el líder cubano había
asistido a fines de la década de los cuarentas.
Este tipo de intervenciones parecen haberse
acabado desde que Raúl Castro convirtió la delegación del poder a
los ministerios y otras dependencias gubernamentales en uno de los
aspectos centrales de su gobierno además de haber reforzado el papel
de los planes establecidos por esas dependencias.
También han habido menos manifestaciones
convocadas por el gobierno en lugares tales como frente al edificio de
la sección de intereses de los EEUU, aparentemente con el propósito
de aumentar la productividad del trabajo y, al mismo tiempo, disminuir
la presión constante sobre la gente de interrumpir su vida para salir
a manifestar su apoyo al régimen. Todo parece indicar que la
racionalidad burocrática “normal” de la clase gobernante ha
vencido al caos y al desorden carismático y Bonapartista en el asalto
número uno de la transición. //1
No es posible predecir lo que va a suceder en los
próximos asaltos. Raúl Castro, con sus 75 años de edad, puede
acabar siendo una figura de transición de corta duración. Entre los
que aparecen en el segundo nivel de liderazgo están, en primer lugar,
Carlos Lage, un médico en sus cincuentas que ha sido puesto a la
cabeza de la economía de Cuba; se le conoce como un “moderado”.
El mismo caso es el de Ricardo Alarcón, que
tiene alrededor de 70 años. Fue ministro del Exterior y es líder del
Parlamento Cubano, pero parece estar desempeñando un papel menor
desde que la transición comenzó el 31 de julio del año pasado.//2
El más joven es Felipe Pérez Roque, que está
en sus cuarentas; es el actual Ministro del Exterior. Debido a su
función previa como jefe de personal de Fidel Castro, no es
sorprendente que sea percibido como cercano a los Talibanes del Grupo
de Apoyo del cual era parte.
Es claro que ninguno de estos personajes tiene el
poder y el prestigio de los líderes “históricos” de la revolución.
Esa es la razón por la que se ha hablado mucho de un liderazgo de
equipo “colegiado” que asuma el poder después de que Raúl haya
desaparecido del tablado. Pero el record de los liderazgos de equipo
ha dejado mucho que desear en todo tipo de sistemas políticos y más
aún en sistemas de corte soviético como la ex Unión Soviética o
China. Cuando no hay mecanismos bien establecidos, ya no se diga
democráticos, para resolver las discrepancias que inevitablemente
surgen, uno u otro líder individual acaba por imponerse sobre los demás.
Si el liderazgo de las fuerzas armadas permanece
unido, ya sea bajo Raúl o cualquier otro general, es muy poco
probable que alguno de los Talibanes u otra fuerza dentro del círculo
gobernante pueda llegar a predominar. Probablemente Cuba acabará por
seguir el camino de un capitalismo auspiciado por el estado al estilo
de Vietnam y China.//3 Mientras tanto, una serie de jerarcas cubanos
han mencionado que Fidel Castro se ha repuesto y que hasta es posible
que vuelva a asumir el poder. Aunque esto no parece ser muy probable,
haría mucho más difícil predecir el futuro de Cuba.
Llegué a Cuba el 23 de enero del 2007, en medio
del período de transición, y me quedé dos semanas. Nací y crecí
en Cuba. Me fui de la isla a principios de 1958 cuando la dictadura de
Batista seguía en el poder. Visité mi país por dos semanas en enero
del 2000 y también antes, a fines de 1979, por una semana, pocos
meses antes del éxodo del Mariel en la primavera de 1980. Mis
impresiones de esas dos visitas aparecieron en tres revistas
socialistas diferentes.//4
El área metropolitana de la Habana que visité
en esta ocasión se veía más pobre que la ya empobrecida Habana de
1979, aunque un poco mejor que la Habana del 2000. El tráfico de
automóviles había aumentado definitivamente junto con la contaminación
y el olor a combustible quemado. La proporción de los antiguos carros
norteamericanos de los cuarentas y cincuentas había disminuido
visiblemente. La gente estaba mejor vestida, especialmente las
mujeres: vestían y calzaban lo que a ojos vista era ropa y zapatos
nuevos. Los jeans, generalmente en buen estado, se usaban en todas
partes, tanto en la zona relativamente más elegante del Vedado como
en los barrios pobres de clase trabajadora por los que caminé.
Mujeres de todas las edades andaban maquilladas y con las uñas
barnizadas. Vi unos cuantos mendigos aquí y allá, pero todos eran
gente de edad avanzada, nunca niños.
Muchos ancianos vendían maní y el diario
comunista Granma, una ironía multifacética que refleja lo inadecuado
de las pensiones que reciben en pesos, uno de los muchos problemas
graves que enfrenta el país. La prensa cubana también reportó
recientemente que, por razones de salubridad, las autoridades estaban
procurando poner un alto al número creciente de personas que
pepenaban la basura en busca de envases vacíos para vendérselos a
comerciantes que trabajan por la libre o restos de comida para
alimentar a sus animales.//5
Sin embargo, estas manifestaciones de pobreza
extrema se ven mucho menos frecuentemente en la isla que en las
principales ciudades de México en donde he estado muchas veces.
Amigos me comentaron que ya no había tantos apagones, aunque durante
mi estancia ocurrieron varios de corta duración, alrededor de 2
minutos cada uno.
Aunque se veían más viviendas recién pintadas
que en el 2000, las ventanas tenían los vidrios rotos, los marcos en
ruinas, la herrería oxidada. El estado general de la vivienda urbana
de la Habana parecía haber empeorado como resultado del impacto
cumulativo de la lluvia y los huracanes además del uso y del paso del
tiempo que poco a poco la ha ido destruyendo. El gobierno cubano
afirma haber construido 100,000 unidades habitacionales en el 2006, lo
que representa un aumento del 30% en la construcción comparada con el
2005. Vi muy poca evidencia de esto en los rumbos pobres de clase
trabajadora de la Habana Vieja, Cayo Hueso y otros barrios de Centro
Habana y de Marianao, mi ciudad natal (colindante con la Habana).
El transporte urbano está en un estado fatal,
con los “camellos” (autobuses largos de techo abultado instalados
sobre rastras) increíblemente congestionados, sin que hayan podido
ayudar a resolver el problema del transporte, entre otras cosas, al y
del trabajo. Este problema ha tenido efectos devastadores: ha aislado
a la gente en sus barrios y afectado el empleo, la familia, las
actividades del ocio y la vida cultural.
La mayor parte de las calles de la Habana están
en una condición más o menos aceptable, pero las aceras están en un
espantoso estado de deterioro. Esto empeoró con la expansión del
sistema telefónico realizada por ETECSA, la empresa mixta
italiano-cubana, en la que dejaron boquetes abiertos y postes de teléfono
tirados sobre las aceras sin ningún aviso que advirtiera el peligro
al público. Esto se ha convertido en un verdadero problema,
especialmente en la noche, porque las calles están muy pobremente
alumbradas para ahorrar energía.
Sólo aquellos que tienen acceso a divisas pueden
usar el magnífico servicio de taxis y el cómodo transporte en autobús
que conecta la Habana con las ciudades del interior. Por ejemplo, un
viaje de ida y vuelta de la Habana a la playa más conocida de Cuba en
Varadero – 120 kilómetros en cada dirección – cuesta 20 dólares,
una fortuna para cualquier cubano, dado que un dólar equivale a 25
pesos cubanos (según las cifras oficiales, el salario mínimo es de
250 pesos al mes y el salario promedio es de 385 pesos).
La situación con la comida es similar. Al
caminar por los varios barrios de la Habana metropolitana, vi mercados
de productos agropecuarios que estaban mejor surtidos que en el 2000,
pero a precios altos para los cubanos. Un dólar por una libra de
puerco puede ser barato en los EEUU, pero está fuera de toda
posibilidad para la mayoría de los cubanos que tienen poco o ningún
acceso a la moneda extranjera. La libreta de raciones del gobierno,
con la que se adquieren artículos en pesos, cubre aproximadamente el
40% de las necesidades alimenticias de cada cubano. El resto se tiene
que adquirir en los mercados libres paralelos a precios mucho más
altos. Hoy por hoy, los cubanos gastan el 57% de su ingreso en la
comida, aunque para evaluar correctamente esa cifra hay que tener
presente que la vivienda, aunque muy congestionada y deteriorada, es
prácticamente gratis.
El aumento relativo de los bienes de consumo
disponibles sólo a altos precios es la clave para poder entender el
reconocido aumento de la desigualdad en la sociedad cubana y una de
las cosas que más me impresionó durante esta visita: una corrupción
y transgresión de la ley que incluye a todos.
Aunque ya era visible durante mi visita en el
2000, no me pareció tan extendida ni tan profundamente enraizada como
en esta ocasión. Muchas veces acabé personalmente afectado, al tener
que negociar una y otra vez el costo del pasaje con los conductores de
los taxis del estado cuyos contadores dejaban de funcionar
repentinamente a media ruta, o al tener que aguijonear a los cajeros
para que no se quedaran con parte de mi cambio, o esquivar
constantemente a gente que trataba de venderme artículos robados.
Toda la gente con la que platiqué reconocía que
la violación de la ley se había convertido en parte de la vida
diaria para poder sobrevivir en Cuba. No es sorprendente que en un
discurso importante en la Universidad de la Habana en noviembre del
2005, Fidel Castro haya advertido que la corrupción podía destruir
la revolución desde adentro.
En octubre del 2006, el periódico cubano
Juventud Rebelde publicó una investigación que relataba cómo
establecimientos al detalle, como cafeterías y de reparación de
zapatos y relojes, sistemáticamente timaban a su clientela.//6
Más recientemente, el 19 de febrero del 2007, el
diario Granma publicó un inserto de dos páginas sobre los
considerables daños sociales y económicos causados por el hurto
frecuente de secciones angulares de las torres de electricidad de alta
tensión, a pesar del riesgo a la vida que estas actividades implican
y de las condenas penales que estas acarrean y que el gobierno recién
aumentó.//7
Las condiciones económicas de la transición
Cuáles son las condiciones económicas detrás
del comportamiento que acabo de describir? Qué tan bien está
funcionando la economía cubana? Según el gobierno cubano, la economía
está funcionando muy bien. El gobierno ha desarrollado una nueva
metodología para medir el Producto Interno Bruto (PIB) en la que se
incluyen los servicios sociales que en Cuba son gratis pero que, en
otros países, los pagan los usuarios. Basados en esta nueva metodología,
los líderes cubanos sostienen que la economía creció un 12.5 por
ciento en el 2006, una tasa de crecimiento aún más alta que la de
China.
Un economista independiente que entrevisté puso
en cuestión esa cifra, y señaló que los cálculos en los que los
economistas se habían basado para llegar a ese resultado eran poco
transparentes. Según sus propios cálculos, la economía cubana había
crecido entre el 6 y 7 por ciento en el 2006, lo que sigue siendo una
tasa muy respetable. Pero aún tomando en cuenta los años
relativamente buenos que han habido, Cuba probablemente apenas está
por llegar a los niveles de producción que tenía en 1989, justo
antes del derrumbe del bloque soviético.
Aparte del níquel, una materia prima que junto
con otros productos ha logrado venderse a buen precio en el mercado
internacional, y que está siendo producida por una empresa mixta con
Sherritt, una corporación canadiense, la economía cubana se ha
afincado principalmente en la provisión de servicios. De estos
servicios, el turismo es el más importante y la principal fuente de
divisas a pesar de haber sufrido un descenso del 3.6 por ciento en el
número de turistas que visitaron la isla en el 2006.//8
Según la Comisión Económica de América Latina
y del Caribe de las Naciones Unidas (CEPAL), 62 por ciento de los
cubanos tienen acceso a divisas (obviamente en cantidades que fluctúan
entre un extremo a otro) mientras que el 20 por ciento de la población
urbana de la isla no tiene los medios para satisfacer sus necesidades
básicas (el 75 por ciento de la población de Cuba vive en zonas
urbanas).//9
El impacto de las remesas del extranjero, que es
la fuente de divisas para los dos tercios de la población que tiene
acceso a éstas, se concentra desproporcionadamente en la población
de cubanos blancos que residen en el área metropolitana de la Habana
porque ellos son los que las reciben.
Los beneficios que se vayan a obtener de la
biotecnología y del petróleo que Cuba ha explorado y encontrado en
el Golfo de México en asociación con varias compañías extranjeras,
son sólo un potencial futuro, aunque el petróleo cubano ya satisface
el 48 por ciento de sus necesidades energéticas internas.
La industria del azúcar es una sombra de lo que
fue; la mayoría de los ingenios se han cerrado. Cuba produjo 1.2
millones de toneladas de azúcar en el 2006, y está enfrentando una
serie de problemas climatológicos y organizacionales para alcanzar la
meta de 1.6 millones de toneladas en el 2007. Estas cifras contrastan
con los promedios anuales históricos de entre 5 y 7 millones de
toneladas que se producían antes de la crisis del “período
especial” que llegó con el derrumbe del bloque soviético.
La producción agropecuaria no relacionada con el
azúcar tampoco está rindiendo lo que debiera rendir: Cuba está
importando el 84 por ciento de los productos alimenticios básicos
destinados al mercado cubano no turista - la llamada canasta básica -
que incluye alimentos como arroz, pollo y pescado enlatado, por un
costo anual de mil millones de dólares.
Las grandes esperanzas que el gobierno tenía en
la inversión china no se han materializado debido a que los chinos
resultaron ser negociantes más duros de lo que los cubanos esperaban.
Aún así, China se ha convertido en el socio comercial número dos
con un monto de dos mil millones de dólares en el 2006, el doble del
monto que se obtuvo en el 2005. Así, por ejemplo, Cuba ha estado
exportando 400,000 toneladas de azúcar a China, lo que sumado a las
700,000 toneladas del consumo doméstico equivale a la mayor parte del
total de la producción actual de azúcar.
El más importante es el intercambio económico
con Venezuela, el socio comercial número uno de Cuba, aunque para
poner las cosas en perspectiva, ni Venezuela ni China desempeñan en
la economía cubana un papel que siquiera se aproxime a los subsidios
masivos que la Unión Soviética le proporcionó a la isla desde el
principio de los sesentas hasta fines de los ochentas. Venezuela le
proporciona petróleo a Cuba a cambio de servicios, especialmente en
el campo de la medicina, que incluyen envíos periódicos de miles de
médicos cubanos al país sudamericano.
Esto ha tenido un impacto adverso en el sistema
de salud de la isla. El número de pacientes por médico en el
programa de médico de familia, considerado hasta hace poco como un
programa de alta calidad, ha aumentado considerablemente y el número
de especialistas para atender a los cubanos ha disminuido.//10 La
falta de provisiones médicas, desde medicinas hasta ropa de cama, en
los hospitales se ha agravado considerablemente desde el derrumbe del
bloque soviético a principios de los noventas. Es difícil conseguir
artículos de primer auxilio y medicinas básicas como aspirina o
Imodium. Cuba no puede comprar medicinas al mayoreo de los EEUU debido
al bloqueo criminal que este país ha mantenido contra la isla desde
el principio de los sesentas.
Pero eso es sólo una parte del problema. La otra
parte es la relativa falta de productos cubanos para la exportación y
la pobreza general de la isla que le resta capacidad para comprar
medicinas y equipo no estadounidense a Canadá, América Latina y
Europa Occidental.
Desde hace varios años, Cuba ha podido importar
productos agropecuarios y comida procesada de los EEUU debido a una
“excepción” humanitaria del bloqueo que comenzó en noviembre del
2001 y que convirtió a los EEUU en el abastecedor principal de comida
a la isla. Sin embargo, a Cuba no se le permite exportar nada a los
EEUU para pagar por esas importaciones. El monto de éstas, por 1,500
millones de dólares ha sido un lastre para Cuba que se pudiera
aligerar si los EEUU permitieran que Cuba les vendiera productos o si,
lo que es más probable, los EEUU le permitiera a sus ciudadanos ir de
turistas a la isla.
La eliminación del bloqueo sería bienvenida
tanto por razones de principio – el derecho de toda nación a
determinar su propio destino libre de cualquier ingerencia extranjera
- como por razones prácticas: aumentaría considerablemente la
actividad económica en Cuba//11 y socavaría el cimiento
antiimperialista de la legitimidad del régimen.
Pero esto no disminuiría el impacto de la otra
fuente principal de los problemas económicos que enfrenta la isla,
que ha sido ofuscado por el bloqueo imperialista: la ineficiencia y el
malgasto asociado con la actual administración burocrática de la
economía.
El viejo dicho atribuido a los trabajadores soviéticos
y de la Europa Oriental, según el cual “ellos aparentan pagarnos y
nosotros aparentamos trabajar” se aplica de lleno a Cuba. Es
evidente en la falta obvia de cuidado, atención y mantenimiento de
todo tipo de propiedad perteneciente al sector público, desde los
aviones hasta los hoteles, restaurantes, jardines y edificios, no
importa que tan recientemente o cuan bellamente han sido renovados.
Si bien es cierto que las dificultades económicas
y el bloqueo estadounidense explican la falta del material de
construcción necesario para realizar la obra de mantenimiento, esto
no explica la ausencia de las sencillas actividades de labor intensiva
que no requieren de ningún tipo de capital significativo, tales como
limpiar, barrer, y el simple aseo diario.
El problema fundamental consiste en la falta de
iniciativa, motivación y disciplina en el trabajo y la administración.
A través de los siglos, el capitalismo ha desarrollado sistemas jerárquicos
burocráticos donde los trabajadores no tienen idea del para qué ni
del cómo del proceso general de producción. Aún así, los
trabajadores están obligados a desempeñarse con un cierto nivel de
habilidad aguijoneados por la política del palo – produce o acabas
despedido- y la zanahoria - la promesa, y a veces la realidad, de un
aumento salarial y de un ascenso.
Los sistemas del tipo soviético no han podido
desarrollar un sistema paralelo de motivación que se acerque a la
efectividad de los métodos capitalistas. Los trabajadores en este
tipo de sistema igualmente, si no más, burocratizado y jerárquico
tampoco alcanzan a comprender el para qué y el cómo del proceso
general de producción.
Uno de los palos que el gobierno como patrón único
tenía a su disposición fue eliminado con la política de la
seguridad general del empleo (salvo para aquellos que se meten en
problemas políticos con las autoridades). La falta sistémica de
productos, típica de lo que el economista húngaro Janos Kornai ha
llamado “economías de escasez”, se ha encargado de eliminar una
buena parte de las zanahorias.
Esto crea el contexto que nos permite entender
por qué los incentivos “morales” con su énfasis de sermoneo ascético,
propuestos por personas tales como el Che Guevara, son una solución
fundamentalmente equivocada al dilema que acabo de describir.
El Marxismo clásico, además de presumir que el
socialismo se desarrollaría en sociedades con un nivel relativamente
alto de abundancia material y culturalmente avanzadas, enfatizaba no
los incentivos “morales” sino lo que se pudiera llamar incentivos
“políticos”, como el control democrático de la economía, el
estado y la sociedad, en el que los trabajadores mismos son los que
controlan el trabajo.
Conforme a esta perspectiva, es sólo mediante la
participación y el control de su vida productiva que la gente
desarrolla un interés y un sentido de responsabilidad por lo que
hacen para ganarse la vida de día en día. Solamente así les puede
llegar a importar y a dar un comino por lo que hacen. Es en este
sentido que la democracia obrera se consideraba tanto un bien en sí
– el que la gente esté en control de su propia vida- como una
fuerza económica verdaderamente productiva.
En la ausencia de un enfoque alternativo, Cuba
acabará por ser arrastrada hacia la ideología y la práctica del
capitalismo. Al ver que la pequeña empresa, ya sea una granja a un
negocito en la ciudad, como los paladares, está mejor administrada y
es más eficiente que la gran empresa estatal, los cubanos ya están
llegando a la conclusión que el capitalismo funciona mejor que el
estado en cuanto a disponibilidad de productos de consumo.
Sin embargo, es muy poco probable que la mayoría
de la población acabe por adoptar una versión neo-liberal de la
ideología capitalista. Aunque se orienten hacia el capitalismo como
el sistema de producción de bienes y servicios más idóneo, van a
defender ferozmente el sistema público de salud, de educación y de
otros servicios, no importa lo mucho que se hayan deteriorado, sobre
todo, por el impacto del “período especial” a partir del desplome
del bloque soviético.
Visto de una manera estática, la posibilidad de
que surja una política democrática socialista revolucionaria en Cuba
es nula. Sin embargo, la rica historia de las transiciones del
comunismo al capitalismo indica que es muy poco probable que esta
transición sea relativamente benigna. Lo más posible es que pase por
una serie de terapias de choque, y que haya un recorte drástico de
las instituciones del estado de beneficiencia y del gasto social
presidido por un régimen dictatorial, ya sea de estilo chino
abiertamente despótico o enmascarado al estilo ruso (China y Rusia
comparten con Cuba el hecho significativo que el comunismo surgió de
movimientos revolucionarios internos.)
Es probable que esa trayectoria neo-liberal esté
acompañada de un control considerable por parte de los EEUU sobre la
vida interna de la isla, y del característico ajuste estructural tipo
FMI, la privatización y la adopción de políticas de austeridad. La
posibilidad de una política revolucionaria democrática depende de la
oposición que surja a ese tipo de transición.
SEGUNDA PARTE
Los intelectuales se defienden
Resulta irónico que el desastre económico del
“período especial” que sucedió después del desplome de la USSR
a principio de los noventas, haya sido el factor principal que forzó
al gobierno de Castro a permitir un proceso de liberalización en el
campo religioso y cultural que continúa hasta hoy día. Con respecto
al frente religioso, el Cuarto Congreso del Partido Comunista Cubano,
realizado en 1991, eliminó las restricciones contra el ejercicio de
la religión, y declaró que los creyentes podían afiliarse al
partido y ser funcionarios del gobierno. (Hago notar dentro de este
contexto que, durante mi última visita a la isla, vi como a seis
personas, mayormente mujeres, abiertamente portando cruces alrededor
del cuello, algo que no vi en el 2000, y mucho menos en 1979.)
En el frente cultural ha ocurrido un relajamiento
similar. El hostigamiento público de los homosexuales y de otras
“escorias” ha disminuido significativamente, aunque sigue
existiendo una marcada tendencia entre los homosexuales a
seguir “encerrados en el closet.”
Desde los noventas han empezado a aparecer voces
cada vez más críticas - aunque no llegan a ser una oposición política,
algo que automáticamente se convertiría en un boleto sin regreso
hacia la disidencia, fuera de los límites del sistema con todo lo que
eso implica – en una serie de revistas pequeñas pero sofisticadas y
muy bien escritas. Entre
estas están Temas, La Gaceta de Cuba (el órgano de la
UNEAC, el sindicato de los artistas y escritores) y Revolución y
Cultura. Estas revistas, en las que en varias ocasiones han
aparecido contribuciones de escritores
y de académicos del exilio, tienen un estilo y contenido muy
diferente del ampuloso, aburrido y dogmático Granma.
La flexibilidad del gobierno también ha
aumentado hacia la gente del mundo de las artes plásticas y la música,
a los que les han permitido viajar al exterior, lo mismo que a los
escritores y académicos. De hecho, hay muchos artistas y
profesionales a los que hoy en día se les permite trabajar y vivir en
el extranjero y venir a la isla regularmente para visitar a sus
parientes. Por supuesto que el gobierno cubano se beneficia de todo
esto, al cobrar una altísima tasa de impuestos sobre las ganancias
obtenidas por esta gente en el extranjero.
Dada la certeza inevitable de una transición que
comenzó el 31 de julio del 2006, no es sorprendente que el mundo
intelectual y artístico se haya alarmado por una serie de incidentes
inesperados que ocurrieron a principios del 2007.
Tres ex funcionarios que habían ocupado
posiciones muy altas en el gobierno – Luis Pavón Tamayo, Armando
Quesada y Jorge “Papito” Serguera – aparecieron en varios
programas de televisión en los que se les presentó como habiendo
hecho una gran aportación al mundo de la cultura cubana.
Estos tres ex funcionarios habían estado a la cabeza del
sector cultural durante el período más represivo de la historia
del comunismo cubano, el así llamado “Quinquenio Gris”, de
1971 a 1976.
Aún más alarmante fue el hecho que estas
personas habían trabajado varias veces muy cerca de Raúl Castro. Por
ejemplo, Luis Pavón Tamayo había trabajado directamente bajo las órdenes
de Raúl como director de Verde Olivo, el periódico oficial
del ejército, antes de haberse convertido en el zar de la cultura en
Cuba en los setentas.
Los intelectuales y escritores también estaban
preocupados por las elecciones que se avecinaban en la UNEAC (Unión
Nacional de Escritores y Artistas de Cuba), y por la persona que
reemplazaría al líder relativamente liberal que estaba por dejar el
puesto.//12
Empezó una ola de protestas de intelectuales y
escritores que duró el resto de enero, en la época en que, por
coincidencia, yo había llegado a Cuba. La política de la protesta se
limitaba a tratar de prevenir el regreso de la represión dura del
pasado, no para tratar de expandir las concesiones que ya les había
hecho el estado, y mucho menos para protestar la represión de los
artistas y escritores disidentes del sistema. Pero la protesta fue,
por lo menos al principio, verdaderamente espontánea, algo
excepcional en Cuba. Los artistas e intelectuales se valieron
principalmente del correo electrónico para expresar y organizar su
protesta. (Las computadoras en Cuba son relativamente escasas;
generalmente la gente obtiene acceso a estas en el trabajo, donde el
uso del internet está vigilado por las autoridades y tiene que
justificarse como algo necesario para cumplir con las tareas del
trabajo. El uso del correo electrónico está menos vigilado que el
uso del internet, particularmente entre la gente dentro de Cuba.//13)
La prensa normal controlada por el estado básicamente
ignoró lo que había sucedido. El partido publicó un breve
comunicado en el que concedía que
la presentación de los tres ex funcionarios en la televisión había
sido un error, y aseguraba a los intelectuales y artistas que no se
estaba contemplando ningún cambio en la política cultural del país.
Abel Prieto, el ministro de cultura, jugó un
papel crítico como mediador entre el partido y los que protestaban
representados, en este contexto, por la UNEAC. Con la aprobación y el
apoyo del partido, el 30 de enero se realizó una gran reunión, sólo
por invitación, a la que acudieron mas de 400 personas a la Casa de
las Américas, una de las instituciones culturales más importantes de
Cuba. En la reunión habló
Ambrosio Fornet, uno de los intelectuales más reconocidos en Cuba que
está asociado con la actual política liberal del régimen y que, por
años, ha estado abogando por la necesidad de convertir la vida
intelectual y cultural de los cubanos en el extranjero en parte intrínseca
de una sola cultura cubana.
Su discurso fue un relato y una reflexión sobre
lo que fue el Quinquenio Gris – un término que él mismo había acuñado
– que por implicación contrastó con un presente que claramente le
era satisfactorio. En ningún momento durante su presentación Fornet
hizo la pregunta clave de quién había sido la persona que les había
dado las órdenes a los funcionarios que presidieron el Quinquenio
Gris.
Tanto su discurso como la reunión fue un
intento, apoyado por el partido, para contener y poner un fin a la
protesta. Esa es muy posiblemente la razón por la que un evento tan
importante como éste no haya sido ni siquiera mencionado en Granma.
Sin embargo, varios días después, el 9 de febrero, el poeta César López,
en su discurso de inauguración de la Feria del Libro de La Habana,
estando Raúl Castro presente, reivindicó a varios escritores
fallecidos que habían sido figuras importantes del la oposición en
el exilio, como Guillermo Cabrera Infante, Heberto Padilla, Reinaldo
Arenas y Jesús Díaz. En
su discurso, César López sostenía que la obra de estos escritores
era una parte importante de la cultura nacional cubana. Granma informó
que López había hablado en la Feria, pero omitió toda mención del
contenido poco usual de su discurso.
El énfasis con el que gente como Ambrosio Fornet
y César López insisten en incorporar a los escritores y artistas del
exilio al canon nacional presenta una serie de cuestiones
interesantes. Si estos asuntos se mencionan con el propósito de
asestar un golpe a la censura que por décadas ni siquiera ha
permitido que la gente escuche a Celia Cruz por medio de las emisoras
de radio, esa es una buena noticia.
Aparte de todo esto, existe un grado de ambigüedad
ideológica y falta de
claridad con respecto al problema de la “familia dividida cubana”
que ha preocupado por mucho tiempo a muchos intelectuales cubanos y a
los cubanos en general, tanto dentro como fuera de la isla. Al grado
en que esto constituye una demanda implícita para abolir las barreras
para viajar impuestas por los gobiernos cubano y norteamericano, eso
también es una cosa positiva.
Pero hay algo que está detrás de esas
discusiones, que va más allá de esas demandas evidentemente democráticas.
Algunos de esos pensadores parecen tener un toque de liberalismo
conforme al cual, lo único que hace falta es encontrar el punto medio
entre los dos sistemas para que el capitalismo de la Florida del Sur
converja con el comunismo de la Habana. Desafortunadamente, no ha
habido una discusión abierta y honesta de estos asuntos tan
importantes debido a la censura y control del régimen.
Hasta este momento he descrito el medio artístico
e intelectual como predominantemente liberal comunista y leal al
sistema. Pero en realidad, ese medio es más complejo e incluye a
gente que está a la derecha y a la izquierda de ese grupo. El
comunismo liberal que predomina en esos círculos funciona como una
capa protectora bajo la cual la oposición conservadora y la izquierda
revolucionaria que no se han vuelto disidentes abierta y públicamente
pueden reconfortarse y sobrevivir, ya que no prosperar, políticamente.
En mi viaje tuve la oportunidad de platicar con
un miembro de un grupo informal de revolucionarios cubanos jóvenes
que funcionan dentro de ese ambiente.//14 Están influidos por
pensadores tales como León Trotsky, Rosa Luxemburgo y otros
intelectuales libertarios, y están especialmente interesados en la
manera en que estos autores tratan la relación entre la igualdad, la
democracia y la libertad con el socialismo.
También están explorando la manera de crear una actividad política
que promueva la politización y la autogestión de la gente. Fue
revelador que este joven revolucionario haya usado la metáfora
marxista de “el viejo topo” para describir el papel que
actualmente desempeñaba su pequeño grupo en Cuba.
Queda pendiente la cuestión del porqué los tres
ex funcionarios aparecieron en la televisión, uno tras otro, en un
plazo de tiempo tan corto, especialmente en el contexto de una
transición política. Esta
fue una pregunta que le hice una y otra vez a gente con diferentes
perspectivas políticas y no recibí una respuesta verdaderamente
satisfactoria.
Las respuestas fluctuaban desde un extremo: que
Raúl Castro lo había instigado como un prefacio a una represión,
hasta el otro: que sólo había sido una coincidencia. Escuché una
respuesta que quedaba a la mitad del camino entre las otras dos que,
independientemente de lo válida que pueda ser, vino de académicos e
intelectuales comunistas liberales que no se conocían personalmente,
lo que es sociológicamente muy revelador.
Según esa respuesta, los elementos a favor de la
represión en los medios de comunicación, previamente asociados con
Raúl Castro, vieron la transición como el momento apropiado para
enviar una señal al nuevo líder indicando que estaban listos
y deseosos de volver a la viejos tiempos en cuanto recibieran la orden
para proceder.
Esta es una hipótesis razonable y plausible. El
problema es que los liberales que proponen esta interpretación también
piensan que Raúl Castro va a mantener y quizás expandir el proceso
de liberalización y, algo que es aún más revelador, que él no es
el tipo represivo del que se habló en el pasado. Según estos
pensadores liberales, Raúl sólo se había encargado de hacer el
trabajo sucio de su hermano mayor que no había querido estar
directamente involucrado con tareas tan desagradables. Para ellos,
Fidel Castro lo había forzado a adoptar el papel de “malo” a
pesar de que Raúl de hecho era una persona muy práctica que iba a
mejorar la economía porque iba a
introducir una mayor racionalidad en el sistema y experimentar
con una serie de nuevas reformas.
Es probable que bajo Raúl no se vayan a tomar más
medidas drásticas de represión, aunque sea sólo por el hecho de
que, como un “líder práctico” al que básicamente no le
interesan estos asuntos, calcule que concederle a los intelectuales y
artistas un poco de espacio implica muy poco riesgo, siempre y cuando
no se salgan de los límites aceptables del sistema. Desde este punto
de vista, lo que verdaderamente cuenta es lo que se publica, bajo un
control muy estricto, en los periódicos de circulación amplia y en
la televisión, y no en las pequeñas revistas y exposiciones artísticas
de las que relativamente pocos cubanos están enterados.
Sin embargo, a fin de cuentas, aunque el gobierno
logre contener y ponerle un fin a esta protesta, el hecho es que los
artistas y los intelectuales han hecho uso de su propia fuerza de
manera independiente y fuera del control del estado de partido único,
sentando así un precedente importante y una contribución a las
luchas democráticas del porvenir.//15
Raza y Marginalidad – El volcán
dormido
Dado que llegué a Cuba en medio de una ola de
protestas de artistas e intelectuales contra el regreso de la época más
represiva del período revolucionario, acudí a todos los eventos artísticos
e intelectuales abiertos al público. Quería escuchar lo que se decía
y discutía y también estudiar las diferentes audiencias que
participaban. Me chocó –aunque no me sorprendió – ver que la
abrumadora mayoría de los oradores y de los varios públicos eran
blancos. No más del 5 por ciento de la gente presente en los varios
actos a los que asistí eran negros o mulatos (un término ampliamente
usado en Cuba para describir a personas que son una mezcla visible de
la raza blanca y negra). Noté que muchos de los cubanos de tez más
obscura eran los más jóvenes en la audiencia; pudieran haber sido
estudiantes o discípulos de los oradores blancos.
En comparación con mi viaje anterior, la
composición racial de los empleados en los lugares turísticos que
visité se veía un poco más balanceada.
Aunque el personal de primera línea en ese tipo de empleos
seguía siendo predominantemente blanco, se veían mucho más cubanos
negros que en el 2000. Es
probable que esto se deba a un cambio en la política de reclutamiento
del gobierno como respuesta a una crítica generalizada. Grupos
extranjeros asociados con la izquierda y organizaciones de derechos
civiles han protestado contra la política evidentemente racista que
ha excluido a los cubanos de piel obscura de los trabajos de primera línea
del sector turístico con la excusa que no tenían “buena
apariencia.”
Pero también es posible que el sector del
turismo esté reflejando los cambios demográficos más importantes
que están ocurriendo en Cuba. A través de su historia, el régimen
cubano ha resistido revelar mucho sobre la división racial del país,
aunque sí reconoció que en el último censo en el 2002, el número
de mulatos había aumentado 24.9 por ciento con respecto al censo de
1981. Según el censo de 1981, 66 por ciento de la población cubana
era blanca, 12 por ciento negra y 22 por ciento mulata. Esta última
cifra representa, a su vez, un aumento significativo de la población
mulata comparado con el censo de 1953, antes de la revolución, en el
que sólo 14.5 por ciento de la población se había clasificado como
mulata. (La proporción de las personas oficialmente clasificadas como
negras no varió significativamente entre 1953 y 1981).//16 Las cifras
oficiales del período post-revolucionario casi seguramente
sobrestiman el tamaño de la población blanca en Cuba. La emigración
ha continuado a un ritmo constante mientras que la fertilidad en la
isla ha permanecido baja por un buen tiempo (lo que ha creado una gran
preocupación por los niveles de dependencia que esto está
generando). Los Estados Unidos se han comprometido a aceptar 20,000
emigrantes cubanos cada año (cifra que no incluye a los balseros y a
otros que logran tocar tierra en los EEUU y que por lo tanto son
elegibles para pedir asilo político conforme a la Ley del Ajuste
Cubano (Cuban Adjustment Act). Los cubanos también emigran a otros países.
En varias ocasiones durante mi viaje tuve ocasión de ver las largas
filas frente a la embajada de España ubicada cerca de la entrada del
puerto de la Habana. España ha extendido el derecho a inmigrar y de
adquirir la ciudadanía española a los numerosos descendientes del
millón de españoles que emigraron a la isla, una de sus últimas
colonias importantes en el Hemisferio Occidental, a fines del siglo
diecinueve y comienzos del veinte. La gran mayoría de los
descendientes de esos emigrantes son blancos, como lo son aquellos que
llegan a los Estados Unidos. Con respecto a los EEUU, el tener un vínculo
familiar con alguien que ya reside en ese país facilita obtener una
visa en la Habana y, dado que la comunidad cubana en los EEUU es
mayormente blanca, los
inmigrantes también lo son. Los EEUU también tienen requisitos
relacionados con el nivel de educación y de trabajo que agilizan la
entrada al país y los que tienen más posibilidades de cumplir con
esos requisitos son los cubanos blancos.
Desde los primeros días de la revolución, el
gobierno cubano ha seguido una política de no hacer distinciones
raciales, lo que permitió a los negros y mulatos cubanos ciertos
avances, pero no al grado que hubieran podido lograr bajo una política
de lo que en Estados Unidos se llama acción afirmativa. Bajo la política
de no distinguir entre las razas se abolió la segregación racial.
Aunque históricamente la segregación racial en la Cuba
prerrevolucionaria nunca fue tan importante como en los EEUU, a los
cubanos de piel obscura se les prohibía el acceso a la mayoría de
las playas, y en muchas de las ciudades de la provincia los parques públicos
estaban segregados. Además estaban excluidos de muchos empleos de
cuello blanco, sobre todo en el sector privado. Bajo la política
revolucionaria de no reconocer distinciones raciales, los cubanos de
piel obscura, que siempre han sido desproporcionadamente mucho más
pobres que los blancos en Cuba, se han beneficiado de medidas diseñadas
para ayudar a los pobres, sobre todo con respecto a la salud y el
acceso a la educación. Como resultado, la proporción de negros que
han llegado a ocupar posiciones de poder e influencia ha aumentado
considerablemente desde el comienzo de la revolución, pero sigue
estando muy por debajo, fuera de toda proporción, del porcentaje de
negros en la sociedad en general.//17 Aún más importante es el hecho
que bajo el sistema de partido único de Cuba, a los negros –al
igual que a otros grupos tales como trabajadores, mujeres y
homosexuales – no se les permite organizarse independientemente para
defender sus intereses. A pesar de esta prohibición, se ha estado
desarrollando una
protesta, un tanto amorfa, de jóvenes negros alrededor del problema
de la brutalidad de la policía, y que se ha manifestado como una
versión cubana de la música hip hop. Una amiga también me dijo que
había habido varias protestas dentro del ICRT (Instituto Cubano de
Radio y Televisión) contra el predominio de los actores blancos en la
televisión.
Los problemas de raza y clase han estado mucho más
entrelazados en Cuba que en los EEUU.
Es por eso que el miedo y la hostilidad de los cubanos blancos
hacia los cubanos negros han estado tan mezclados con el problema de
la marginalidad social al grado que es muy difícil separar uno del
otro. Este entrelazamiento histórico se agravó con el desplome de la
Unión Soviética como resultado del cual hubo un crecimiento
desproporcionado de toda una masa de negros desempleados o
subempleados viviendo bajo condiciones muy precarias.
Tantos de ellos migraron a la de por sí abarrotada ciudad de
la Habana, que el gobierno oficialmente intentó restringir la migración
a la ciudad, aunque nunca se supo con qué resultado.
Empezaron a acuñarse nuevos términos para referirse a esos
grupos marginados cada vez más visibles, como el término
“Palestinos” en el caso de los inmigrantes de tez obscura de
Oriente, la zona al extremo este de la isla.
El escritor cubano Pedro Juan Gutiérrez se volvió
internacionalmente famoso por su “trilogía sucia” en la que
describe con lujo de detalle la crueldad y sobre todo la vida sexual
de los marginados en la Habana. La sofisticada revista liberal
comunista Temas presentó, en uno de sus números, una discusión
sobre el tema de la marginalidad entre once escritores y estudiosos de
las ciencias sociales.//18 La prensa extranjera también se ha
interesado en este tema, comenzando con el conocido periódico
mexicano El Universal que recientemente publicó un artículo sobre
“El Fanguito”, una de las favelas alrededor de la Habana.//19
Como reacción al fenómeno de la marginalización,
los cubanos blancos – inclusive aquellos que están integrados en el
sistema – se expresaban con respecto a los negros en Cuba de una
manera más hostil y abierta de lo que yo presencié en el 2000.
Una alta funcionaria que recibió su entrenamiento en la Unión
Soviética recurría a la teoría de la cultura de la pobreza de Oscar
Lewis para explicar lo que para ella era el comportamiento
inexplicable de la gente pobre que recién se había mudado a las
nuevas unidades habitacionales que ella había ayudado a planear: habían
desmantelado el departamento y vendido en el mercado negro los
artefactos que habían removido. Para la funcionaria, ésta era una
conducta irracional que manifestaba los valores de una cultura de la
pobreza transmitida de generación en generación. Tal parece que el
marxismo de manual que ella aprendió en Cuba y la Europa Oriental jamás
la expuso a lo que Marx llamaba “la vieja mierda de siempre”
refiriéndose al impacto que la escasez tiene en cómo se comporta la
gente. Aunque de hecho es una lástima que estos inquilinos arruinaran
las instalaciones que recién les había entregado el estado, su
conducta no tenía nada de irracional porque necesitaban dinero y
divisas para alimentarse y vestirse. Además, aún aceptando que los
así llamados valores tuvieran cierto valor explicativo independiente,
no es necesario recurrir a ellos para poder entender por qué la gente
hizo lo que hizo cuando se mudaron a su nueva vivienda.
Resulta ser que el mismo Fidel Castro ha usado y
endosado la teoría de la cultura de la pobreza. En el 2005, mencionó
el término varias veces durante una entrevista, probablemente la última
tan importante y extensa, con Ignacio Ramonet, el director de origen
español de Le Monde Diplomatique. En la entrevista, Fidel le menciona
a Ramonet que “Al principio [de la Revolución], nosotros acabamos
con algunos barrios marginales.
Pero ya se había creado una cultura de la marginalidad, aunque
tú les hagas casa nueva, los fenómenos que se daban en el lugar
aquel se prolongan. Esa
es una cultura que se repite, y entonces sus hijos...”. En otro
momento, Fidel le dice a Ramonet: “Yo recuerdo que descubrimos que
había una cultura de los ricos y una cultura de los pobres. La de los
ricos, muy decentes: compro, pago. La de los pobres: cómo me consigo
esto? Cómo le robo al rico y al que sea?
Muchas familias humildes, buenas, patriotas, les decían al
hijo que trabajaba, por ejemplo, en el sector hotelero: ‘Oye, llévate
una sábana, llévate una almohada, tráeme esto, tráeme lo otro’.
Esas actitudes nacen de la cultura de la pobreza, y cuando se
hacen los cambios sociales para cambiar todo eso, los hábitos
perduran mucho más tiempo.”//20
En la entrevista, Fidel le añade a la teoría de
la cultura de la pobreza un toque que tiene una resonancia especial en
las sociedades de tipo soviético que, como Cuba, tienen instituciones
muy exclusivas tales como la famosa Escuela Lenin en las afueras de la
Habana. Según Fidel Castro, la selectividad y meritocracia del
sistema educacional del país son la causa de que los hijos de los
trabajadores y los afro-cubanos se hayan quedado en los niveles más
bajos de la sociedad. Castro explica que esto se debe a que “El
nivel de escolaridad de los padres, aún cuando se haya hecho una
Revolución, sigue influyendo tremendamente en el destino ulterior de
los niños. Y tú ves que
los niños cuyos padres vienen de los sectores más humildes, o con
menos conocimientos, no sacan las notas necesarias para acceder a las
mejores escuelas. Y eso tiende a perpetuarse a lo largo de decenas de años.
Y, si se dejan las cosas como están, se puede predecir que los
hijos de esas personas nunca serán directores de empresas, gerentes,
u ocuparán posiciones importantes porque hoy nada puede ser dirigido
sin un nivel universitario. Les esperan, en primer lugar, las
prisiones.”//21 Según Fidel, el gobierno cubano había empezado a
lidiar con el problema en el 2001, cuando empezó a expandir el acceso
a la educación superior al establecer un sistema de extensiones
universitarias en varias municipalidades, en ingenios azucareros y
hasta en las cárceles. Castro
indicó que, por un lado, esta expansión había convertido en
estudiantes a personas entre los 17 y 30 años de edad, que no habían
terminado la educación secundaria y que no estaban estudiando ni
trabajando cuando los reclutaron al programa. Por el otro lado, la
expansión también había convertido en profesores adjuntos a
miembros del personal administrativo cesanteado de empresas tales como
los ingenios azucareros. Según Castro, en el 2005 el número de
estudiantes universitarios había llegado a 500,000, de los cuales
90,000 (el 20 por ciento del total) habían sido reclutados a través
del nuevo programa.//22 Lo que Castro no mencionó es que este
programa se había diseñado, en gran parte, para tratar de lidiar con
el problema de desempleo. (Por cierto que durante mi última visita,
una ex profesora de la universidad me dijo que se había jubilado
recientemente debido al bajo nivel educativo de ese programa)
Aparte de los méritos o deméritos de sus
innovaciones educacionales, Fidel atribuye en la entrevista un peso
excesivo a la educación para explicar lo que les depara a los
marginados en Cuba. Esa es la manera en que Fidel trata de cambiar el
tema para no hablar de lo que ha estado sucediendo con la economía
desde el desplome de la URSS y del impacto tan inequitativo de las dos
economías paralelas que se han establecido en el país, una basada en
pesos y la otra basada en divisas. Las palabras de Fidel Castro sobre
la desigualdad de la educación, por muy real que ese problema sea, no
son más que una manera de evitar hablar sobre el problema de clase y
raza y de la desigualdad económica, así como de la desigualdad política
que existe en este super jerárquico estado de partido único. Está
por verse el impacto que los cambios que se han introducido en la
educación superior vayan a tener, primero que todo, en el sistema
educacional mismo y, en segundo lugar, en la composición de las capas
mas altas de Cuba. Será interesante ver el impacto que un programa no
diseñado, ni explícita ni específicamente, para combatir la exclusión
racial vaya a tener sobre ésta.
No es posible saber el papel que la raza y la
marginalidad vayan a desempeñar en una transición en Cuba. Es muy
probable que el desarrollo de la conciencia de raza en Cuba no siga la
misma trayectoria que en los EEUU.
Tampoco es posible saber en este momento el tipo de política o
el tipo de organización que la resistencia popular vaya a adoptar en
respuesta a la probable transición hacia el capitalismo auspiciado
por el estado.
Notas:
1 No estaba enterado de esos sucesos antes de mi
última visita a Cuba. Ver
“An Interview with Samuel Farber. Cuban Reality Beyond Fidel,”
Against the Current, 126, enero-febrero 2007, 14-15.
2 En una entrevista con el periódico argentino
Clarín (3 de marzo, 2007), Alarcón declaró que “las reformas del
compañero Deng Xiaoping en China son muy psitivas para el pueblo
chino. Pero tiene que entender estas reformas dentro del contexto de
la revolución china.” En la misma entrevista Alarcón señaló que
“el mundo ha cambiado y no en un sentido restauracionista, que van a
volver los bolcheviques y el modelo soviético como tampoco va a ser
el capitalismo descarnado del neoliberalismo. Va a ser un mundo
diverso. Y por qué no vamos a copiar nosotros algo de China y
Eastados Unidos? Y por qué Estados Unidos no va a adoptar algo de lo
bueno que puede tener Irán, Corea o la Argentina? Tienen que haber
una pluralidad y dejar que cada uno encuentre el camino. Nosotros lo
vamos a buscar dentro de nuestra revolución”.
3 Un análisis detallado de ese panorama aparece
en mi artículo “Cuba’s likely transition and its politics,”
International Socialist Review, Issue 48, julio-agosto 2006, 43-50.
Este artículo apareció publicado poco más de un mes antes de que
Fidel Castro dejara su puesto el 31 de julio del 2006.
4
Samuel Farber, “Going Home to Cuba,” Critique (Glasgow, Scotland).
No.13, 1981, 138-50, “A Look at Cuba Today,” Changes, julio/agosto
1980 , 13-21, y “Cuba Today & Prospects for Change,” New
Politics, VIII, 1, Verano 2000, 164-174.
5 Ver “Busca Cuba frenar a pepenadores de
basura,” La Jornada (Ciudad de México), 26 de marzo del 2007, un
relato sobre un artículo que había aparecido el mismo día en el
semanario regional cubano Tribuna de la Habana.
6 Yailin Orta Rivera y Norge Martínez Montero,
“La Vieja Gran Estafa,” Juventud Rebelde, 1 de Octubre del 2006.
7 María Julia Mayoral, ‘”Canibaleo” en las
Torres,’ Granma, Lunes, 19 de Febrero del 2007, 4-5.
8 El turismo siguió disminuyendo durante los
primeros meses del 2007, con una caída del 7 por ciento en enero y 13
por ciento en febrero en comparación con los mismos meses en el 2006.
La temporada del turismo de Cuba comienza en enero y acaba en abril.
“Turismo en Cuba sigue declinando por precios y embargo,” envío
de Reuters del 14 de marzo del 2007.
9 Andrea Rodríguez, “Expertos cubanos
investigan sobre marginalidad,” envío del Associated Press, 8 de
diciembre del 2006.
10 Así, por ejemplo, la esposa de un viejo amigo
tuvo una colonoscopía mal hecha realizada por un técnico en lugar de
un especialista, y sin anestesia porque no la tenían.
11 Pedro Alvarez, director de Alimport, la
agencia cubana a cargo de importar alimentos declaró que si el
bloqueo de los EEUU fuera eliminado, el comercio de bienes y servicios
entre los dos países pudiera ascender a un monto de veintiun mil
millones de dólares en cinco años. Esteban
Israel (Reuters), “Cuba says US rules limiting food trade,”
Washington Post, 28 de marzo del 2007
12 Para fines de marzo del 2007, cuando terminé
de escribir este artículo, todavía
no había habido ningún cambio del personal a la cabeza de la UNEAC.
13 De hecho, uno de mis amigos de la Habana me
pidió que le encontrara fuentes de investigación en el Internet y
que se las enviara por correo electrónico.
14 Un ejemplo de un artículo escrito desde una
perspectiva de izquierda de oposición dentro de Cuba es el de Manuel
Paz Ortega (pseudónimo) ‘ “La Batalla de las Ideas” y la
Transformación Capitalista del Estado Cubano,”’ IV Online
Magazine: IV386, Febrero del 2007.
15 Tal parece que el proceso de fermentación que
comenzó en el mundo intelectual y de las artes en enero ha seguido
vivo, por lo menos hasta el momento en que se acabó de redactar el
presente escrito, como lo sugiere un artículo muy crítico del
reconocido arquitecto Mario Coyula que que circuló en Cuba por el
email en marzo de este año. En ese artículo titulado “El Trinquenio Amargo y la Ciudad
Distópica. Autopsia de una Utopía,” Coyula afirma que el período
más duro de la represión del régimen actual duró quince años, no
cinco como Fornet decía, y que las consecuencias se estaban sufriendo
hasta hoy día. Coyula va más allá de cuestiones puramente históricas
y presenta una perspectiva muy crítica sobre las cosas que se tienen
que corregir en Cuba, con un énfasis especial en la cuestión urbana.
16 Alejandro de la Fuente, A Nation for All. Race,
Inequality and Politics in Twentieth-Century Cuba, Chapel Hill, N.C.:
The University of North Carolina Press, 308, y “Data from the 2002
Population and Housing Census are officially announced,” Granma
Digital International, 14 de noviembre del 2005.
17 Un artículo reciente de Henley C. Adams en el
Latin American Research Review (Febrero del 2004) documenta con lujo
de detalle la relativamente pequeña proporción de negros en el Buró
Político y el Comité Central del Partido Comunista de Cuba, así
como en el Consejo de Ministros y entre los más altos funcionarios de
las Fuerzas Armadas de Cuba.
18 “Controversia. Entendemos la
marginalidad?” Temas, 27, octubre-diciembre 2001, 69-96.
19 César González-Calero, “Cuba: Memorias del
Subdesarrollo,” El Universal, Lunes, 20 de noviembre del 2006.
20 Ignacio Ramonet, Fidel Castro. Biografía a
Dos Voces, Barcelona, España: Random House Mondadori, S.A., 2006,
211, 323-324.
21 Ramonet, 365.
22 Ramonet, 365-67.
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