Perú:
en la puerta del caos
Por
Carlos Angulo Rivas
Indymedia Perú, 12/07/07
Acorralado
entre la demagogia de su propio discurso electoral, noventa por ciento
de promesas incumplidas, y la servidumbre incondicional a George W.
Bush como el líder escogido para abanderar el rol estratégico de
Estados Unidos en América Latina, Alan García Pérez viene
escabullendo una ola de protestas populares en las principales
regiones del Perú que, ahora, debido al descomunal desborde, lanza la
culpa de su rápido deterioro gubernamental al presidente de Venezuela
Hugo Chávez, quien en realidad nada tiene que ver en el asunto de
fondo.
Los
estrategas del gobierno piensan, muy equivocadamente, que acusando de
injerencia política externa (chavismo) en el movimiento social, están
salvando las castañas del fuego; seguro en consideración al éxito
obtenido con la manipulación mediática que, bajo las mismas
acusaciones y la debilidad de un Ollanta Humala, no definido ideológicamente,
le dieron una precaria representatividad a Alan García.
La
ultraderecha peruana, las capitostes de las empresas transnacionales,
la embajada norteamericana en Lima, los corruptos fujimoristas y los
propios alanistas como tendencia mayoritaria de la inmoralidad en el
Apra, jamás pensaron en este agotamiento del gobierno en tan corto
tiempo. A un año de la desesperada elección, a través de un fraude
bastante bien montado, a favor de un elemento acusado de
enriquecimiento ilícito y genocidio como Alan García, el gobierno
enfeudado, empeñado hasta los huesos a las grandes intereses de la
oligarquía y las empresas transnacionales, resulta insolvente e
incapaz de remediar el problema nacional de los más pobres.
¿Tiene
realmente la culpa el presidente Hugo Chávez de lo que ocurre a Alan
García? Por supuesto que no. El movimiento social peruano esperó
pacientemente el recambio de Alejandro Toledo, un traidor a la causa
que lo llevó al poder mediante la marcha de los cuatro suyos, para
encaminarse hacia la liberación nacional y la transformación de la
política económica y social; de todo aquello se trató en la campaña
electoral y en la elección del nuevo presidente.
Setenta
por ciento (70%) de la población o más votó por el cambio
estructural (Ollanta Humala) y el "cambio responsable" (Alan
García) sin embargo, hoy en día no tenemos ninguno de los cambios
esperados. La estafa nacional es de tal naturaleza que Alan García y
sus secuaces no pueden contener el ímpetu de las masas populares,
menos cuando la alternativa bolivariana funciona tan cerca a las
fronteras, en Bolivia y Ecuador; y por supuesto en Venezuela con una
alternativa antiimperialista raíces de profundas.
Desgraciadamente
para Alan García, acusado de corrupción por todos sus contornos y de
genocidio por las innumerables ejecuciones ordenas por él en su
primer gobierno, las ideas revolucionarias alternativas no tienen
fronteras, no pueden ser detenidas ni puestas en prisión. Y más lúcidas
y evidentes son estas ideas alternativas en el Perú, cuando cumplido
un año en palacio de gobierno, no cabe la menor duda, sobre la
existencia de una alianza de ultraderecha neoliberal vinculada y
sometida a la política exterior norteamericana en lo gubernativo,
económico y social (pobreza extrema y exclusión.)
La
madre del cordero es, en lo fundamental, la firma del Tratado de Libre
Comercio con Estados Unidos (TLC.) Veamos por qué. El TLC, no es
simplemente un tratado comercial, en cualquier caso bienvenido, sino
un modelo económico vendido como inmutable en el tiempo. Y cuando se
habla de un modelo económico estamos hablando de una decisión política
propia de la soberanía nacional.
Si
un TLC se condiciona a la voluntad de una potencia extranjera se está
no solamente vulnerando la independencia, la soberanía y la dignidad
nacional, sino también, lo más grave, permitiendo la injerencia política
externa y el sometimiento de los Poderes del Estado a la legislación
foránea de las potencias dominantes. Además, no estamos hablando de
un modelo económico cualquiera sino del ya establecido por el
delincuente prófugo Alberto Fujimori, quien remató todo el
patrimonio nacional (empresas públicas;) inauguró la privatización
a todo nivel dándole categoría de "estabilidad jurídica;"
impulsó la corrupción de las instituciones civiles y militares; firmó
contratos leoninos con las empresas transnacionales mineras y de
servicios; exoneró de impuestos a los más ricos; compró a la prensa
escrita, radial y televisada; instauró la reelección presidencial;
cambio la Constitución del estado y las leyes para beneficiar al
modelo económico; arrasó con las leyes de los trabajadores y la
estabilidad laboral; estableció una autocracia civil–militar de
poderes omnímodos, etc.
Estamos,
hablando, pues, de la desnacionalización del país y la
semicolonización en desmedro de los sectores populares esclavizados,
empobrecidos al extremo y desatendidos. De ahí el aplauso que obtiene
Alan García de convictos neoliberales, enemigos de los pueblos, como
Mario Vargas Llosa, Alejandro Toledo y el broker internacional, ex
ministro de Economía, Pedro Pablo Kuczynski; y también el por que
sostiene al agente financiero Luis Carranza, íntimo amigo del
delincuente fujimorista Víctor Joy Way, como actual ministro de
Economía. Se trata, entonces, de un modelo económico iniciado por
Fujimori, consolidado por Alejandro Toledo bajo el ofrecimiento de las
migajas del "chorreo" que nunca se vio; y el mismo que hoy
Alan García quiere garantizar y asegurar empeñando a las futuras
generaciones del Perú.
A
partir de esta agenda preestablecida por la Casa Blanca que Alan García
sigue al pie de la letra, la justicia social, la equidad y la
redistribución de la riqueza nacional están proscritas; confiscadas
por la casta política tradicional impúdica y obscena, inmoral y
corrupta, encabezada por este mismo sujeto perdonado por la derecha en
sus crímenes y latrocinios. Téngase presente, por tanto, que la
continuidad del modelo económico es lo más preciado para el
gobierno, la misma que se quiere perpetuar con la firma del TLC.
Modelo que, como comprobamos todos los días, nos ha hundido en la
pobreza extrema a pesar de ser un país inmensamente rico en recursos
naturales. De esta suerte, la ola de protestas populares, a lo largo y
ancho del país, no es de responsabilidad del presidente Hugo Chávez
sino de un "cambio responsable" convertido en tortilla
volteada, en regresión imprudente y en el doblez del beso de Judas.
Ante
estos hechos, la lucha política democrática y participativa, de acción
pública multitudinaria y permanente, de movilización social
revolucionaria contra la repetida farsa de elementos como Fujimori,
Toledo y García Pérez, debe continuar por todos los medios a fin de
terminar con el entreguismo, la inmoralidad, la corrupción y la
impunidad.
El
paro nacional
Hemos
tocado fundamentalmente la vocación fanática por la firma del TLC
con Estados Unidos, de parte de Alejandro Toledo y Alan García,
porque a partir de ahí, precisamente, se consolida el diseño
privatizador iniciado por Alberto Fujimori, el mismo que ocasiona la
pobreza extrema; y por consiguiente el malestar social pasado y
presente.
Hernando
de Soto, economista de habitual vocación neoliberal, anunció cuando
era negociador del TLC por encargo del propio Alan García, que el
proyecto apenas beneficiaría al 2% de los industriales, su verdad le
costó la destitución y el olvido; y es que con la firma del tratado
no se buscan utilidades para el país sino para una casta de
empresarios aprovechadores y de políticos corruptos; y sobre todo,
para asegurar el modelo neoliberal, en el caso de un país
subdesarrollado como el Perú, la extracción de sus riquezas
naturales a precios "módicos" y sin impuestos.
Esa
es la verdad del proyecto TLC y por ello todos los peruanos debemos
luchar frente a la usurpación del poder, habida cuenta de un estatuto
fujimorista, falsificado y apócrifo, que impone designios antipatrióticos.
Con las razones expuestas se clarifica, en toda su magnitud, la
rabieta de Alan García y su ministro–conserje Jorge del Castillo
cuando la unísono levantan las banderas del antichavismo y las
condenas al proyecto ALBA, una alternativa solidaria de integración
económica y comercial acorde a los intereses soberanos de países en
vías de desarrollo como el nuestro.
En
las tres última semanas, los paros regionales (once regiones
comprometidas: Ancash, Piura, Huanuco, Arequipa, Cajamarca, Madre de
Dios, Ucayali, Loreto, Junin, Huancavelica y Ayacucho) las huelgas
mineras, las huelgas de agricultores contra el TLC, los bloqueos de
carreteras, los cierra puertas y enfrentamientos con la policía, la
huelga de los maestros del SUTEP contra el "caballazo" de
una ley magisterial espantosa, la huelga de los docentesuniversitarios,
la huelga del sector salud, las protestas contra la contaminación
ambiental de la actividad minera informal, etc. han creado un ambiente
de caos y ausencia de gobernabilidad.
En
consecuencia, el gobierno buscando eludir su responsabilidad no tuvo
mejor "salida" que desviar la atención echándole la culpa
a la revolución bolivariana y más, definidamente, al presidente Hugo
Chávez con la cantaleta de la injerencia política y el presunto
financiamiento al movimiento social. Burda y desesperada maniobra,
provocativa diplomáticamente, para distraer la atención, más todavía
cuando el gobierno deberá enfrentar un Paro Nacional unitario de dos
días, el once y doce de julio, contra la política neoliberal de su
maltrecho régimen de privilegios tributarios a las transnacionales
sin tener presupuesto para cubrir las necesidades primarias de la
educación, la salud, la alimentación, el trabajo, la niñez, las
jubilaciones y la ancianidad desamparada.
Entre
otras promesas incumplidas las centrales obreras y campesinas, los
estudiantes y el pueblo en general le refresca la memoria al perdonado
por la derecha, de sus crímenes y latrocinios, García Pérez, en los
siguientes puntos que de no cumplirlos debería terminar con su
mandato falsificador, como en los caso de Fernando de Rúa en
Argentina o Sánchez de Losada en Bolivia. A continuación la ayuda
memoria:
1.–
No ratificación del Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos
pactado por Toledo y García Pérez en agravio del país y de su
soberanía. 2.– Puesta en vigencia la constitución de 1979 en
reemplazo del estatuto dictatorial de Fujimori. 3.– Cumplimiento de
las recomendaciones de la Comisión de la Verdad y Reconciliación en
la lucha contra la impunidad. 4.– No firma de la Convención del Mar
que sepulta la tesis de las 200 millas marinas de mar territorial.
5.– Profunda reforma tributaria basada en la equidad y en la
eliminación de los privilegios a los grupos de poder económico.
6.– Revisión de los contratos de privatización a fin que las
empresas mineras paguen regalías, impuestos normales y a las
sobre–ganancias. 7.– Renegociación de los onerosos contratos de
estabilidad jurídica acerca de la explotación de nuestros recursos
naturales. 8.– Descentralización y autonomía política y económica
de las regiones. 9.– Cobertura al cien por ciento en salud, educación
y trabajo. 10.– Políticainternacional de integración soberana y
autónoma en el eje sudamericano.11.– Aumento de sueldos,
nombramiento de Contratados, eliminación de Services y Tercerización,
Jornada de 8 horas, Reposición de Despedidos y erradicación del
trabajo infantil. 12.– Contra la ley magisterial impuesta sin
discusión previa. 13.– Salubridad, higiene y agua potable para los
asentamientos humanos. 14.– Programa contra la desnutrición crónica
y los afectados de tuberculosis.
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