“Nadie,
ni un individuo ni un país, puede darse el lujo de gastar más de lo
que tiene... Para tener más, hay que partir de producir más y con
sentido de racionalidad y eficiencia... Para lograr este objetivo habrá
que introducir los cambios estructurales y de conceptos que resulten
necesarios...”
Habló Raúl Castro en el acto de conmemoración
Enviado
por FrenteAmplio-Maiz, 27/07/07
Discurso
pronunciado por el Primer Vicepresidente de los Consejos de Estado y
de Ministros, General de Ejército Raúl Castro Ruz, en el acto
central con motivo del aniversario 54 del asalto a los cuarteles
Moncada y Carlos Manuel de Céspedes, en la Plaza de la Revolución
Mayor General Ignacio Agramonte Loynaz de la ciudad de Camagüey, el
26 de julio del 2007, "Año 49 de la Revolución".
Amigos
que nos acompañan; camagüeyanas
y camagüeyanos, buenos días;
Compatriotas:
Hace
exactamente un año, cuando escuchábamos los discursos pronunciados
por el Comandante en Jefe en Bayamo y Holguín, no podíamos siquiera
sospechar el duro golpe que nos esperaba.
El
próximo 31 de julio se cumplirá el primer aniversario de la Proclama
de Fidel, quien para alegría de nuestro pueblo ya despliega una
actividad cada vez más intensa y sumamente valiosa, como lo
demuestran sus reflexiones publicadas por la prensa, aunque ni en los
momentos más graves de su enfermedad dejó de aportar su sabiduría y
experiencia ante cada problema y decisión cardinal.
No
conocen bien a nuestro pueblo quienes se asombran ante su capacidad de
crecerse hasta
la altura que demanda cada reto
Han
sido en realidad meses muy difíciles, aunque con un efecto
diametralmente distinto al que esperaban nuestros enemigos, que soñaban
con que se entronizaría el caos y el socialismo cubano terminaría
por desplomarse. Incluso importantes funcionarios norteamericanos
declararon el propósito de aprovechar dicho escenario para destruir
la Revolución.
No
conocen bien a nuestro pueblo quienes se asombran ante su capacidad de
crecerse hasta la altura que demanda cada reto, por grande que sea,
pues esta es realmente la única actitud consecuente con nuestra
historia.
Es
bien conocida la lucha librada por cubanos de muchas generaciones,
desde La Demajagua, el Moncada y hasta el presente, siempre frente a
grandes obstáculos y poderosos enemigos. ¡Cuánto sacrificio y
dificultades! ¡Cuántas veces hubo que reiniciar la lucha después de
cada revés!
Solamente
en los años transcurridos desde el 26 de julio de 1953, vino la prisión,
el exilio, el Granma, la lucha en la sierra y el llano, hasta que
cinco años, cinco meses y cinco días después del asalto al Moncada,
llegó el primero de enero de 1959.
En
aquel entonces, al igual que va ocurriendo en el presente, incluso
dentro de los propios Estados Unidos, la mentira fue incapaz de
ocultar la realidad, pese a que nuestro pueblo tenía mucha menos
cultura y conciencia política que ahora.
La
inmensa mayoría de los cubanos se sumó a la causa encabezada por un
líder que enarbolaba la verdad como principal arma frente a los
enemigos de su pueblo, que en vez de hacer promesas demagógicas
advertía, desde el primer discurso en La Habana, que quizás en lo
adelante todo sería más difícil.
La
conclusión de los jerarcas del gobierno norteamericano de entonces
fue también consecuente con su historia: había que derrotar o de no
lograrlo hacer sufrir hasta lo indecible a ese pueblo que osaba
aspirar a justicia, dignidad y soberanía. El ejemplo que Cuba
representa resultaba demasiado peligroso en un continente pobre,
sometido y explotado.
Pero
no lograron ponernos de rodillas. Nuestra respuesta fue transformarnos
masivamente en combatientes; soportar con estoicismo escasez y
dificultades; derramar nuestro sudor en campos, fábricas y
trincheras; librar incontables batallas victoriosas y establecer hitos
en la ayuda internacionalista.
Ante
los restos de cada una de las 3 478 víctimas mortales de actos
terroristas organizados directamente, apoyados o permitidos por las
autoridades de los Estados Unidos; ante los caídos en defensa de la
Patria o en el cumplimiento del deber internacionalista, nuestro
pueblo ratificó el compromiso con sus héroes y mártires, con su
herencia mambisa y el ejemplo de Martí, Céspedes, Maceo, Gómez y
Agramonte, que continuaron hombres como Mella, Martínez Villena y
Guiteras, símbolos del pensamiento y la acción de infinidad de
patriotas anónimos.
Ese
ha sido, en esencia, el último medio siglo de nuestra historia. No ha
existido un minuto de tregua frente a la política del Gobierno de los
Estados Unidos dirigida a destruir la Revolución.
La
proeza es cotidiana en cada rincón de esta tierra
En
esa forja de esfuerzo y sacrificio ha crecido la moral y la conciencia
de este pueblo; le han nacido hijos de la talla de Gerardo Hernández,
Antonio Guerrero, Ramón Labañino, Fernando González y René González,
capaces de asumir con serenidad, valor y dignidad los rigores de una
prisión injusta, dispersados en diferentes cárceles de los Estados
Unidos.
Ellos
son ejemplo pero no excepciones, suman millones los cubanos y cubanas
a los que no amedrentan peligros ni dificultades.
La
proeza es cotidiana en cada rincón de esta tierra, como están
demostrando nuestros bravos deportistas en los Juegos Panamericanos.
Así
ha sido durante los más de 16 años de Período Especial, de esfuerzo
sostenido de todo el país para vencer las dificultades y seguir
adelante -y así tendrá que ser, pues no hemos salido todavía del
Período Especial.
Por
eso resulta doblemente meritorio que una provincia alcance la condición
de Destacada, que como es conocido se otorga tras evaluar los
resultados obtenidos en las principales esferas.
Lo
lograron en esta ocasión Ciudad de La Habana, Granma, Villa Clara y
Camagüey, a las que felicitamos en nombre del Comandante en Jefe, del
Partido y de todo nuestro pueblo, por este importante triunfo. También
a Cienfuegos, Matanzas y Sancti Spíritus por el reconocimiento
recibido, y a Las Tunas por constatarse en la provincia avances
alentadores.
Para
determinar cuál de ellas sería la sede de este acto central, el Buró
Político valoró muy especialmente el esfuerzo cotidiano, callado y
heroico frente a las dificultades. Así lo ha hecho el pueblo de
"El Camagüey", como decían los mambises, para obtener
estos resultados.
Los
avances son fruto del esfuerzo de cientos de miles de compañeros; de
los obreros, campesinos y el resto de los trabajadores; del aporte
imprescindible de los intelectuales, artistas y trabajadores de la
cultura; de las heroicas amas de casa y jubilados; de los estudiantes
de la Federación de Estudiantes de la Enseñanza Media y la Federación
de Estudiantes Universitarios; de nuestros pioneros; de la Federación
de Mujeres Cubanas, los Comités de Defensa de la Revolución, la
Asociación de Combatientes y los núcleos del Partido zonales, que
tan insustituible aporte hacen a la sociedad.
Sin
ellos, sin el trabajo, el estudio y el sacrificio cotidianos de tantos
hombres, mujeres y niños, el clarín de la caballería agramontina no
resonaría hoy nuevamente en estas grandes llanuras.
Ahora
bien, no debe ocurrir como en el béisbol, donde las victorias son
solo de los peloteros y las derrotas del director del equipo. No sería
justo dejar de reconocer públicamente el importante papel que han
desempeñado en este éxito los dirigentes del Partido, el Gobierno,
la UJC y las organizaciones de masas y sociales a todos los niveles,
al igual que numerosos cuadros administrativos.
En
particular resaltar el buen trabajo del compañero Salvador Valdés
Mesa, actual secretario general de la Central de Trabajadores de Cuba,
quien durante una larga etapa y hasta hace 13 meses, fue el primer
secretario del Comité Provincial del Partido, y el excelente relevo
realizado hasta el presente por el compañero Julio César García
Rodríguez .
Sumar
a todos a la batalla cotidiana contra los errores propios que agravan
las dificultades derivadas de causas externas, en especial el bloqueo
Es
justo y necesario reconocer lo logrado en los últimos años, en estas
provincias y en todo el país, pero con clara conciencia de nuestros
problemas, de las deficiencias, errores y actitudes burocráticas o
indolentes, algunas de las cuales ganaron terreno en las
circunstancias derivadas del Período Especial.
Señalar
los importantes resultados alcanzados en estas provincias no significa
desconocer que en todo el país se trabaja. En las provincias
orientales, por ejemplo, ha sido necesario hacerlo en condiciones muy
difíciles, con escasez de recursos como consecuencia de razones
objetivas y también subjetivas.
Sin
embargo, no siempre al esfuerzo lo acompañan iguales resultados. La
efectividad depende en gran medida de la constancia y la organización,
particularmente del control y la exigencia sistemáticos, y en
particular de hasta dónde se haya logrado incorporar a las masas al
combate por la eficiencia.
Es
preciso sumar a todos a la batalla cotidiana contra los errores
propios que agravan las dificultades objetivas derivadas de causas
externas, en especial las provocadas por el bloqueo económico de los
Estados Unidos, que constituye realmente una implacable guerra contra
nuestro pueblo y la actual administración de ese país ha puesto
particular encono en encontrar la más mínima vía de hacernos daño.
Son
innumerables los ejemplos que pudieran señalarse. Me limitaré a
mencionar los obstáculos a las transacciones comerciales y
financieras del país en el exterior, dirigidas muchas veces a la
compra de alimentos, medicinas y otras necesidades básicas de la
población, y la negación de acceso a servicios bancarios mediante la
coacción y la imposición extraterritorial de sus leyes.
Están
también las trabas casi infranqueables, que llegan al ridículo,
impuestas por ese gobierno a los viajes de sus ciudadanos a Cuba y
también de los cubanos residentes allí para visitar a sus
familiares; la negativa de visas no solo a nuestros funcionarios
oficiales, sino a artistas, deportistas, científicos y en general a
todo aquel no dispuesto a calumniar la Revolución.
A
todo lo anterior se suman, como denunció recientemente nuestro
Ministerio de Relaciones Exteriores, los obstáculos al cumplimiento
de lo establecido en los acuerdos migratorios respecto al número mínimo
de visas a conceder anualmente.
Con
esa política se estimula a quienes acuden a la emigración ilegal y
son recibidos allí como héroes, muchas veces después de arriesgar
la vida de niños, y pese a que tan irresponsable actitud pone en
peligro no solo la seguridad de los cubanos, sino la de los propios
norteamericanos, que su gobierno constantemente proclama proteger,
pues quien se arriesga a traficar con seres humanos por dinero, es
probable que no dude en hacerlo con drogas, armas o algo de similar índole.
Cuba,
por su parte, continuará honrando, como ha hecho hasta hoy, sus
compromisos con los acuerdos migratorios.
Los
últimos doce meses han constituido un ejemplo notable de la madurez,
firmeza de principios, unidad, confianza en Fidel, en el Partido y
sobre todo en sí mismo de nuestro pueblo.
Pese
al profundo dolor que nos embargaba, no se detuvo ninguna tarea. En el
país hay orden y mucho trabajo; funcionan cotidianamente los órganos
de dirección del Partido y el Gobierno en la búsqueda colectiva de
la respuesta más efectiva posible a cada problema.
No
hay asunto referido al desarrollo del país y las condiciones de vida
del pueblo que no se haya abordado con responsabilidad y en cuya
solución no se trabaje. No hay tarea de la Batalla de Ideas, la
Revolución Energética y otras impulsadas por el Comandante en Jefe
que esté paralizada. Como siempre ocurre en asuntos de tanta
envergadura, han sido necesarios ajustes y prórrogas, y no
descartamos haya que hacer otros en el futuro por imperativos
materiales y amenazas que todos conocemos.
La
Operación Caguairán ha permitido incrementar sustancialmente la
capacidad defensiva
del país
A
la vez, desde entonces, con serenidad, disciplina y sin alardes,
nuestro pueblo ha continuado preparándose para enfrentar cualquier
aventura militar del enemigo.
Cientos
de miles de milicianos y reservistas de las Fuerzas Armadas
Revolucionarias, junto a los oficiales, sargentos y soldados de las
tropas permanentes, han llevado adelante la Operación Caguairán, que
ha permitido incrementar sustancialmente la capacidad defensiva del país,
al alcanzar niveles de preparación combativa superiores a los de
cualquier otra etapa.
Es
un esfuerzo grande en momentos en que los recursos no abundan, pero
resulta sencillamente imprescindible. Se continuará haciendo, como
hasta ahora, con la mayor racionalidad, tanto desde el punto de vista
material como del empleo del tiempo de los ciudadanos.
¡Con
la defensa no se juega!, orientó el Comandante en Jefe y reafirmó
una vez más hace solo unos días. Para nosotros, como tantas veces he
dicho, evitar la guerra equivale a ganarla, pero para ganarla evitándola
hay que derramar mucho sudor e invertir no pocos recursos.
La
contundente respuesta popular a la Proclama del Comandante en Jefe
puso en crisis todos los planes del enemigo, pero este, lejos de
valorar la realidad y rectificar sus errores, insiste tozudamente en
seguir chocando con la misma piedra. Especulan acerca de una supuesta
parálisis del país y hasta sobre una "transición" en
marcha. Pero por mucho que cierren los ojos, la realidad se encarga de
destruir esos sueños trasnochados.
Como
ha informado la prensa, la Operación Caguairán continuará en los próximos
largos meses. Permitirá preparar alrededor de un millón de
compatriotas y tendrá como colofón el Ejercicio Estratégico Bastión
2008, que realizaremos a finales de ese año.
Para
esa fecha, por tanto, estaremos mejor preparados para resistir y
vencer en todos los frentes, incluida la defensa.
Nuestro
pueblo nunca cederá un ápice ante intentos de presión o chantaje de
país o grupo de países alguno
También
para esa fecha se habrán realizado las elecciones en los Estados
Unidos y habrá concluido el mandato del actual presidente de ese país
y su errática y peligrosa administración, caracterizada por un
pensamiento tan retrógrado y fundamentalista, que no deja margen al
análisis racional de asunto alguno.
La
nueva administración que surja tendrá que decidir si mantiene la
absurda, ilegal y fracasada política contra Cuba o acepta el ramo de
olivo que extendimos en ocasión del 50 aniversario del desembarco del
Granma. Es decir, cuando reafirmamos la disposición a discutir en pie
de igualdad el prolongado diferendo con el gobierno de los Estados
Unidos, convencidos de que los problemas de este mundo, cada vez más
complejos y peligrosos, solo tienen solución por esa vía.
Si
las nuevas autoridades norteamericanas dejan por fin a un lado la
prepotencia y deciden conversar de modo civilizado, bienvenido sea. Si
no es así, estamos dispuestos a continuar enfrentando su política de
hostilidad, incluso durante otros 50 años, si fuera necesario.
Cincuenta
años parecen mucho tiempo, pero pronto celebraremos los aniversarios
50 del triunfo de la Revolución y 55 del Moncada, y entre tantas
tareas y retos esos años han transcurrido sin apenas darnos cuenta.
Además, prácticamente el 70% de nuestra población nació después
de establecido el bloqueo, por lo que estamos bien entrenados para
continuar resistiéndolo y al final derrotarlo.
Algunos
influenciados por la propaganda del enemigo o sencillamente
confundidos, no perciben la existencia real del peligro ni el hecho
innegable de que el bloqueo tiene incidencia directa tanto en las
mayores decisiones económicas como en las necesidades más
elementales de cada cubano.
Nos
agobia de manera directa y cotidiana en la alimentación, el
transporte, la vivienda y hasta por no contar con las materias primas
y equipos necesarios para el trabajo.
Para
eso, como decíamos, lo estableció el enemigo hace ya casi medio
siglo, y hoy sigue soñando con imponernos su voluntad por la fuerza.
El propio presidente Bush insiste en repetir que no permitirá la
continuidad de la Revolución cubana. Sería interesante preguntarle cómo
piensa impedirlo.
¡Qué
poco han aprendido de la historia!
En
su Manifiesto publicado el pasado 18 de junio, Fidel les dijo una vez
más lo que es convicción de cada revolucionario de esta isla: "¡No
tendrán jamás a Cuba!"
Nuestro
pueblo nunca cederá un ápice ante intentos de presión o chantaje de
país o grupo de países alguno, ni hará la más mínima concesión
unilateral dirigida a enviarle señales de ningún tipo a nadie.
Estamos
en el deber de identificar con precisión y valorar con profundidad
cada problema en
el radio de acción en que actuamos
Respecto
a nuestras tareas económicas y sociales, sabemos las tensiones a que
están sometidos los cuadros, especialmente en la base, donde casi
nunca da la cuenta entre las necesidades acumuladas y los recursos
disponibles.
Somos
conscientes igualmente de que en medio de las extremas dificultades
objetivas que enfrentamos, el salario aún es claramente insuficiente
para satisfacer todas las necesidades, por lo que prácticamente dejó
de cumplir su papel de asegurar el principio socialista de que cada
cual aporte según su capacidad y reciba según su trabajo. Ello
favoreció manifestaciones de indisciplina social y tolerancia que una
vez entronizadas resulta difícil erradicar, incluso cuando
desaparecen las causas objetivas que las engendran.
Puedo
afirmar responsablemente que el Partido y el Gobierno vienen
estudiando con profundidad estos y otros complejos y difíciles
problemas, que requieren de un enfoque integral y a la vez
diferenciado en cada lugar concreto.
Todos,
desde el dirigente hasta el trabajador de fila, estamos en el deber de
identificar con precisión y valorar con profundidad cada problema en
el radio de acción en que actuamos, para enfrentarlo con los métodos
más convenientes.
Es
algo muy distinto a la actitud de quienes usan las dificultades como
escudo frente a la crítica por no actuar con la celeridad y
efectividad necesarias, o por carecer de la sensibilidad y valentía
política requeridas para explicar por qué algo no puede solucionarse
de inmediato.
Solo
me limito a llamar la atención sobre estos temas cruciales. No son
asuntos que resuelva una simple crítica ni una exhortación, aunque
se haga en un acto como este. Requieren ante todo trabajo organizado,
control y exigencia un día tras otro; rigor, orden y disciplina
sistemáticos desde la instancia nacional hasta cada uno de los miles
de lugares donde se produce algo o se brinda un servicio.
Alerto
una vez más que todo no puede resolverse de inmediato
En
esa dirección el país trabaja, como en otras igualmente importantes
y estratégicas. Se hace con premura pero sin desesperos ni muchas
declaraciones públicas para no crear falsas expectativas, pues con la
sinceridad que siempre ha caracterizado a la Revolución, alerto una
vez más que todo no puede resolverse de inmediato.
No
exagero si digo que vivimos en medio de una situación económica
internacional muy difícil, en que a las guerras, la inestabilidad política,
el deterioro del medio ambiente y la subida de los precios del petróleo,
al parecer como tendencia permanente, se ha sumado recientemente, como
ha denunciado el compañero Fidel, la decisión, fundamentalmente de
los Estados Unidos, de transformar en combustible el maíz, la soya y
otros alimentos, disparando sus precios y los de productos que
dependen directamente de ellos, como los cárnicos y la leche, que han
crecido de forma exorbitante en los últimos meses.
Mencionaré
solo algunos datos. El barril de petróleo ronda en estos días los 80
dólares, casi tres veces el precio que tenía hace solamente 4 años,
cuando se cotizaba alrededor de los 28 dólares. Y esto influye prácticamente
en todo, pues producir algo o prestar un servicio requiere determinada
cantidad de combustible, ya sea directa o indirectamente.
Otro
ejemplo, el precio de la leche en polvo era de unos 2 100 dólares la
tonelada en el año 2004, lo que ya significaba un gran esfuerzo para
garantizar dicho alimento, pues su importación requirió 105 millones
de dólares. Comprar la necesaria para el actual 2007 exigió
desembolsar 160 millones, ya que el precio se disparó hasta 2 450 dólares
la tonelada. En estos cuatro años, casi 500 millones de dólares.
En
estos momentos la tonelada supera los 5 200 dólares. Por tanto, de no
continuar el incremento de la producción nacional, para asegurar el
consumo del próximo 2008 habrá que destinar, solo a leche en polvo,
340 millones de dólares, más de tres veces lo gastado en el 2004, si
no es que sigue subiendo.
En
el caso del arroz molinado, se cotizaba a 390 dólares la tonelada en
el 2006 y hoy se vende a 435. El pollo congelado llegamos a comprarlo
hace unos años a 500 dólares la tonelada, planificamos sobre la base
de que subiera hasta 800 y en realidad su precio actual es de 1 186 dólares.
Y
así ocurre con prácticamente todos los renglones que el país
importa para asegurar las necesidades, fundamentalmente de la población,
que como se sabe los recibe a precios que se han mantenido prácticamente
invariables pese a estas realidades.
Y
estoy mencionando productos que me parece que se dan aquí, me parece
además que sobra tierra, me parece además que con esta generosidad
de las lluvias del año pasado y el actual, aproveché en llegar aquí
por tierra, para ver que todo está verde y bonito, pero lo que más
bonito estaba, lo que más resaltaba a mis ojos, era lo lindo que está
el marabú a lo largo de toda la carretera.
Nadie,
ni un individuo ni un país, puede darse el lujo de gastar más de lo
que tiene
Por
lo tanto, cualquier incremento de salarios o descenso de precios, para
que sea real, solo puede provenir de una mayor y más eficiente
producción o prestación de servicios que permita disponer de más
ingresos.
Nadie,
ni un individuo ni un país, puede darse el lujo de gastar más de lo
que tiene. Parece algo elemental, pero no siempre pensamos y actuamos
en consecuencia con esa realidad insoslayable.
Para
tener más, hay que partir de producir más y con sentido de
racionalidad y eficiencia, de forma que podamos reducir importaciones,
en primer lugar de alimentos que se dan aquí, cuya producción
nacional está aún lejos de satisfacer las necesidades.
Estamos
ante el imperativo de hacer producir más la tierra, que está ahí,
con tractores o con bueyes, como se hizo antes de existir el tractor;
de generalizar con la mayor celeridad posible, aunque sin
improvisaciones, cada experiencia de los productores destacados, tanto
del sector estatal como campesino, y de estimular convenientemente la
dura labor que realizan en medio del calor sofocante de nuestro clima.
Para
lograr este objetivo habrá que introducir los cambios estructurales y
de conceptos que resulten necesarios.
Ya
se trabaja en esa dirección y comienzan a apreciarse algunos modestos
resultados. Como exigió la Asamblea Nacional del Poder Popular, se
puso orden en el pago a los campesinos; además hay mejoras discretas
en la entrega de insumos para algunas producciones y hubo incrementos
notables del precio de acopio en varios productos -o sea, el que paga
el Estado a quien produce, no el de compra de la población que sigue
sin cambios. Esta medida incluyó renglones importantes, tales como la
carne y la leche.
Producir
la mayor cantidad de leche posible
Respecto
a la producción y distribución de esta última, la leche, estamos
conscientes de que son aún muy limitados los recursos materiales que
se han podido asegurar a la ganadería. Sin embargo, la naturaleza
durante los dos últimos años nos ha favorecido y todo indica que se
alcanzarán los 384 millones de litros de leche planificados, aún muy
lejos de los 900 millones que llegamos a producir cuando contábamos
con todo el pienso y el resto de los insumos necesarios.
Además,
está en marcha desde el mes de marzo un experimento en seis
municipios: Mantua y San Cristóbal en Pinar del Río, Melena del Sur
en La Habana, Calimete en Matanzas, Aguada de Pasajeros en Cienfuegos
y Yaguajay en Sancti Spíritus, consistente en la distribución de 20
000 litros de leche diarios directamente del productor a 230 bodegas y
al consumo social de esas localidades.
Así
se eliminan procedimientos absurdos que hacían que este preciado
alimento recorriera cientos de kilómetros antes de llegar a un
consumidor que residía, en no pocas ocasiones, a unos cientos de
metros de la finca ganadera, con las consiguientes pérdidas del
producto y gastos de combustible.
Les
cito un ejemplo, tal vez dos para poner uno de Camagüey. En Mantua,
uno de los municipios más occidentales de Pinar del Río, se
distribuyen actualmente de forma directa a la población, en las 40
bodegas del municipio, los 2 492 litros de leche que aseguran el
consumo normado, con un ahorro mensual de 2 000 litros de combustible.
¿Qué
ocurría hasta hace cuatros meses?
La
pasteurizadora más cercana está en el municipio de Sandino, a 40 kilómetros
del poblado cabecera de Mantua. Por consiguiente, para llevar la leche
hasta esa planta un camión debía recorrer cada día, como mínimo,
porque son diferentes distancias, unos 80 kilómetros en el viaje de
ida y vuelta. Digo como mínimo porque otras zonas del municipio están
aún más alejadas.
La
leche que reciben de forma normada los niños y otros consumidores de
Mantua, una vez pasteurizada en Sandino, regresaba poco después en un
vehículo, que como es lógico tenía que retornar a su base cuando
dejaba el producto. Total, 160 kilómetros, que en realidad, como
expliqué, eran más.
No
sé si en la actualidad continúa siendo así. Hace cierto tiempo,
andando en un recorrido por el sureste de Camagüey, en un lugar
conocido por Los Raúles -tocayos míos-, me puse a preguntar
sencillamente. La leche que se producía en Los Raúles venía a Camagüey
a pasteurizarse y después la destinada a los niños de Los Raúles
volvía a dicho lugar para que la consumieran ¿será así todavía?
En
una ocasión no hace mucho tiempo, menos de un año, pregunté si ese
llamado cruceteo insensato y absurdo ya se había eliminado. Juro que
me dijeron que sí, y ahora estamos descubriendo esto.
Pónganse
a pensar en cosas como esas y veremos cuánto suman al final.
Se
hacía, como vemos, ese corre corre de leche para arriba y para abajo,
con el encomiable objetivo de pasteurizar toda la leche. Es una medida
que resulta lógica y necesaria cuando se trata de núcleos urbanos de
determinada magnitud -aunque en Cuba es costumbre generalizada
hervirla de todas formas, pasteurizada o no-, por lo que se continuará
acopiando y pasteurizando toda la leche necesaria para las ciudades,
pero no resulta viable que un camión o cientos de camiones viajen
diariamente esas largas distancias para llevar unos pocos litros de
leche hasta lugares que producen la suficiente para autoabastecerse.
Desde
el triunfo de la Revolución, los cubanos hemos aprendido a viajar de
occidente hacia el oriente y sobre todo del oriente al occidente, pero
en nuestro afán de viajar hemos puesto a viajar por gusto a la leche
también.
Además
de los municipios participantes, mencionados anteriormente, en este
experimento, otras más de 3 500 bodegas de otros municipios y
provincias también están distribuyendo la leche de forma directa, y
acumulan ya más de 7 millones de litros distribuidos de esta forma.
La
experiencia se irá extendiendo de forma paulatina, con la mayor
agilidad posible pero sin intentos precipitados de generalización. Su
extensión estará precedida en todos los casos por un estudio
integral que demuestre su factibilidad en ese lugar específico y la
existencia de las condiciones organizativas y materiales requeridas.
Así
se trabajará hasta que todos los municipios del país con suficiente
producción de leche se autoabastezcan y cierren en su territorio el
ciclo que va desde el ordeño de la vaca hasta que se la toma el niño
o cualquier otra persona, de acuerdo con las posibilidades actuales.
El
objetivo principal de esta experiencia es producir la mayor cantidad
de leche posible, y digo que es posible en la inmensa mayoría de los
municipios, con excepción de los municipios capitalinos, sobre todo
de la capital del país, los que no están en el borde exterior de la
capital, porque ahí también se puede producir leche, que ya hay
algunas capitales de provincia que en sus propios municipios cabecera
pueden producir la suficiente, como es el caso concreto de Sancti Spíritus,
¡y hay que producir más leche!
Es
decir, que el objetivo principal es producir más leche para asegurar
la que necesitan en primer lugar nuestros niños -estamos hablando de
alimento fundamentalmente de niños, y de enfermos, con eso no se
puede jugar tampoco-, incluso sin renunciar a la perspectiva de que
otras personas puedan recibirlo en el futuro.
Y
además este plan persigue continuar el ahorro de combustible, algo
también muy importante.
Este
es un programa acorde con las condiciones existentes en estos
momentos, en que resultaría una quimera ponerse a soñar con las
grandes importaciones de piensos y otros insumos de décadas atrás,
cuando el mundo era otro muy distinto al actual.
Es
solo un ejemplo de las muchas reservas que aparecen cada vez que nos
organizamos mejor y analizamos un asunto con la profundidad requerida
y teniendo en cuenta todos los factores que en él influyen.
Ahorro
de combustible: tarea de significado estratégico
Insisto
en que no habrá soluciones espectaculares. Se necesita tiempo y sobre
todo trabajar con seriedad y sistematicidad, consolidando cada
resultado que se alcance, por pequeño que sea.
Otra
fuente casi inagotable de recursos -si tenemos en cuenta cuanto
malgastamos- está en el ahorro, sobre todo, como ya dijimos, de
combustibles, que alcanzan precios cada vez más prohibitivos y es difícil
que bajen.
Esta
es una tarea de significado estratégico que no siempre cuenta con la
atención necesaria y aún no se frena el despilfarro. El ejemplo de
la leche es suficiente.
Igualmente
se requiere, siempre que resulte racional, recuperar la producción
industrial nacional e incorporar nuevos renglones que eliminen
importaciones o creen nuevas posibilidades de exportación.
En
tal sentido estudiamos actualmente lo referido al incremento de la
inversión extranjera, siempre que aporte capital, tecnología o
mercado, para así aprovechar la contribución que esta pueda hacer al
desarrollo del país, sin repetir los errores del pasado por
ingenuidades e ignorancia en esta actividad y a partir de las
experiencias positivas, trabajando con empresarios serios y sobre
bases jurídicas bien definidas que preserven el papel del Estado y el
predominio de la propiedad socialista.
Fortaleceremos
cada vez más la colaboración con otros pueblos, conscientes de que
solo unidos venceremos y sobre la base del absoluto respeto al camino
escogido por cada país. Así lo demuestra el avance junto a los
hermanos de Venezuela, Bolivia y Nicaragua, y nuestros sólidos vínculos
con China y Vietnam, por solo mencionar algunos ejemplos notables
dentro del creciente número de países de todos los continentes con
los que se restablecen y avanzan las relaciones de todo tipo.
Continuaremos
dando prioridad al Movimiento de Países No Alineados y al creciente
movimiento de solidaridad internacional con la Revolución. También
seguiremos trabajando con la Organización de Naciones Unidas y otros
organismos multilaterales a los que Cuba pertenece, que partan del
respeto a las normas del derecho internacional y contribuyan al
desarrollo de los pueblos y a la paz.
Lo
único que jamás cuestionará un revolucionario cubano es la decisión
irrenunciable de
construir el socialismo
Son
muchas batallas simultáneas que requieren cohesionar las fuerzas para
mantener la unidad del pueblo, principal arma de la Revolución, y
aprovechar las potencialidades de una sociedad socialista como la
nuestra. Las próximas elecciones del Poder Popular serán una nueva
oportunidad de demostrar la extraordinaria fuerza de nuestra
democracia, que es verdadera.
Es
deber de cada uno de nosotros, especialmente de los cuadros, no
dejarnos aplastar por ninguna dificultad, por grande e insalvable que
pueda parecer en determinada coyuntura.
Recordar
cómo pudimos, a pesar de la confusión y desánimos iniciales,
enfrentarnos a los duros primeros años del Periodo Especial a
comienzos de la pasada década y salir adelante. Entonces lo dijimos y
lo repetimos con más razón hoy: ¡Sí se puede!
Mientras
mayor sea el problema o desafío, más organización, más trabajo
sistemático y efectivo, más estudio y previsión a partir de una
planificación basada en prioridades claramente establecidas, sin que
nadie trate de resolver sus problemas a cualquier precio ni a costa de
otros.
Además
se requiere trabajar con sentido crítico y creador, sin
anquilosamiento ni esquematismos. Nunca creernos que lo que hacemos es
perfecto y no volverlo a revisar. Lo único que jamás cuestionará un
revolucionario cubano es nuestra decisión irrenunciable de construir
el socialismo.
Esa
profunda convicción hizo proclamar a Fidel, en este mismo sitio, el
26 de julio de 1989, hace exactamente 18 años, aquella histórica y
profética afirmación de que aun en el hipotético caso de que se
desintegrara la Unión Soviética, seguiríamos adelante con la
Revolución, dispuestos a pagar el elevado precio de la libertad y de
actuar sobre la base de la dignidad y los principios.
La
historia ha demostrado con creces que esa decisión de nuestro pueblo
tiene la firmeza de la roca. En consecuencia con ella, estamos en el
deber de cuestionarnos cuanta cosa hacemos en busca de realizarla cada
vez mejor, de transformar concepciones y métodos que fueron los
apropiados en su momento, pero han sido ya superados por la propia
vida.
Siempre
debemos tener presente, no para repetirlo de memoria como un dogma
sino para aplicarlo diaria y creadoramente en nuestro trabajo, lo
expresado por el compañero Fidel el primero de mayo del 2000, en una
definición que constituye la quintaesencia del trabajo político
ideológico, cuando dijo:
"Revolución
es sentido del momento histórico; es cambiar todo lo que debe ser
cambiado; es igualdad y libertad plenas; es ser tratado y tratar a los
demás como seres humanos; es emanciparnos por nosotros mismos y con
nuestros propios esfuerzos; es desafiar poderosas fuerzas dominantes
dentro y fuera del ámbito social y nacional; es defender valores en
los que se cree al precio de cualquier sacrificio; es modestia,
desinterés, altruismo, solidaridad y heroísmo; es luchar con
audacia, inteligencia y realismo; es no mentir jamás ni violar
principios éticos; es convicción profunda de que no existe fuerza en
el mundo capaz de aplastar la fuerza de la verdad y las ideas.
Revolución es unidad, es independencia, es luchar por nuestros sueños
de justicia para Cuba y para el mundo, que es la base de nuestro
patriotismo, nuestro socialismo y nuestro internacionalismo".
El
mejor homenaje al Comandante en Jefe en un día como hoy, la mayor
contribución a su restablecimiento, es ratificar la decisión de
guiarnos siempre por esos principios y sobre todo actuar
cotidianamente en consecuencia con ellos, en el puesto que tenemos
asignado.
Fieles
al legado de nuestros muertos gloriosos, trabajaremos sin descanso
para cumplir cabalmente las orientaciones de su Proclama, las muchas
que nos ha dado desde entonces y cuantas nos imparta en lo adelante.
El
miedo a las dificultades y los peligros no tiene cabida en nuestro
pueblo, que no bajará jamás la guardia frente a sus enemigos. Esa es
la principal garantía de que en nuestras plazas y si es necesario
también en las trincheras, se escuchará por siempre en esta tierra:
¡Viva
la Revolución!
¡Viva
Fidel!
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