Perú

 

Balance preliminar sobre la coyuntura política

Liga Socialista (Cusco), 27/07/07

Es innegable que el conflicto socio-económico que atravesamos se sostiene sobre una muy delicada estabilidad política. El gobierno extrae su ‘fuerza’ del apoyo del conjunto de la burguesía, de los partidos de la derecha y de su pérfida alianza con el fujimontesinismo. En los ambientes socioeconómicos altos y sobretodo en los medios reaccionarios y más pro imperialistas se comenta que Alan García aprendió la lección en su exilio forzado de los noventas. Es obvio, el actual gobernante aprista, al igual que Fujimori y el resto de la clase política del país, mintió al país para hacerse elegir como sus representante, pero una vez en el poder, ejecuta lo opuesto a sus ofrecimientos.

La medida represiva de ordenar la intervención de las fuerzas armadas en el control del orden público demuestra la insensibilidad del gobierno de atender los reclamos, que le exigen el cumplimiento de sus compromisos electorales, puesto que el 11 y 12 de julio la clase trabajadora del campo y la ciudad de todo el país se unió para recordarle a este gobierno demagogo: ¿Dónde están los cambios ofrecidos? ¿Dónde está la libre desafiliación de las AFPS y la eliminación de las services? ¿Dónde esta la revisión línea por línea del TLC? ¿Dónde están los comechados? ¿En empresas del Estado o en las calles?

La respuesta del gobierno son más represión, opta por dictar leyes dictatoriales en materia de represión social, opta por la represión y criminalización de las luchas populares.

Respuesta del gobierno a los reclamos populares: Más represión y criminalización

Frente a la convocatoria del paro nacional campesino y de la jornada nacional convocada por las bases de la CGTP, la reacción de este regimen ‘democrático’ fue un cierra filas total, desde los grandes medios de prensa y politicos apristas como el ministro Jorge del Castillo que amenazó '...de ninguna manera el gobierno va a aceptar que gente con ideologías extrañas a Perú o enemigas del avance y el progreso pretendan impedir el desarrollo normal de las actividades'.

El presidente Alan García, dio una orden a las fuerzas armadas a tomar control de todo el territorio nacional. Sin embargo, el paro convocado por las principales fuerzas productivas del campo y la ciudad de todo el país, es decir, por los principales sindicatos y organizaciones campesinas fue una gran jornada de lucha, un anuncio ante el gobierno neoliberal de Alan García y ante todos los sectores que lo apoyan, principalmente, los patronos neoliberales y la mafia aprofujimorista, que no están dispuesto a seguir soportando en paz la terrible explotación en la que viven, sin derechos, con salarios miserables, condiciones de trabajo muchas veces sobre explotadoras.

Últimamente el gobierno extrajo, como los tramposos jugadores de la mafia, un as bajo la manga y pretende aplicar una nueva ley que criminaliza la lucha social, es decir, la lucha por los mas simples reclamos pueden acabar en muerte debido a que una nueva ley de este gobierno aprista, sirviente del imperialismo, autoriza a la policía a hacer uso de su arma de fuego, y que no se preocupe, que no recibirá sanción. ¡!. Este gobierno avanza hacia una dictadura.

Pero a pesar de la aparente serenidad del gobierno, no se puede ocultar su abrupta caída del gobierno en las encuestas. En los últimos tres meses el gobierno ha caído más de 30%, sobretodo en julio. Esto sirve a los trabajadores para ver claramente de dónde le viene la fuerza a este gobierno, de un parlamento inservible y desprestigiado. Los luchadores aprenden una gran lección puesto que hoy reconocen a quienes se alían contra ella, no sólo el gobierno aprista, sino también la derecha peruana, los conservadores y todo el empresariado favorecido con las leyes neoliberales que facilitan el enriquecimiento basado en la superexplotación, es decir, de trabajadores sin derechos. La lucha social tenderá a polarizarse. Los trabajadores debemos prepararnos para la embestida represiva y discutir la eventualidad de organismos de autodefensa ante la matonería y la provocación de la policía.

La orden de militarización y las nuevas leyes represivas e inconstitucionales que criminalizan la lucha social, sellan un camino gubernamental: blandengue frente al imperialismo y la patronal, pero agresivo y represivo ante las luchas sindicales y populares. Por su parte, las masivas protestas marcan una tendencia a más luchas, al agravamiento de algunas, plantean a todos los luchadores conscientes que queremos la transformación de nuestro país el reto de encontrar los ‘puentes’ necesarios, a tender lazos, a construir sobre la base a un programa obrero y campesino la unidad de los que luchan, la unidad de los revolucionarios y ofrecer una alternativa política a los trabajadores, a las grandes mayorías del país.

La línea de conciliación y capitulación o lucha consecuente frente al gobierno y el capitalismo

Es necesario discutir en cada base un balance de las grandes luchas nacionales del 11 y 12 de julio. En el mítin multitudinario el secretario de la CGTP, Mario Huamán, llegó a anunciar que “si no hay solución a las demandas populares el siguiente paso será la convocatoria a un paro nacional”. A pesar de su discurso es evidente que este dirigente, siempre va a preferir el diálogo con el gobierno, con la patronal, con tal que sea el interlocutor válido. Desde las bases debemos discutir el balance del paro, sacar las respectivas conclusiones y actuar en consecuencia. La lucha por nuestros derechos no ha terminado, recién comienza compañeros.

Es necesario hacer un balance de la lucha del 11 y 12 de julio en cada base, en cada gremio o sindicato o asociación y en base a él determinar el siguiente paso. Responderle de manera contundente a este gobierno y la patronal, decirle que los trabajadores ya no nos dejaremos intimidar, que sólo defendemos nuestros derechos y que si es preciso morir por ellos, estamos dispuestos para dar ejemplo del extraordinario valor de nuestro pueblo, como los obreros de Casapalca, como muchos inocentes asesinados injustamente por este gobierno y la represión policial.

Las luchas enseñan. Los trabajadores, en las luchas,  empiezan a comprender que bajo el actual sistema capitalista, liberal o no, su suerte irá de mal en peor. Se dan cuenta de que lo que hace falta es una organización política propia, un instrumento político que los unifique y les lleve a la victoria, hace falta liderazgo revolucionario, la viejas organizaciones de la izquierda tuvieron su oportunidad y la desperdiciaron, vilmente la mayoría de ellas, y las nuevas agrupaciones que existen aun son muy débiles, con escasos vínculos y muy pocas encuentran su camino hacia las masas. Sin embargo, el reto está ahí para ser encarada esa tarea, de frente, con decisión.

Desde nuestro punto de vista las grandes luchas de los trabajadores y pueblo organizado recién comienzan, aun hay vastos sectores de la población que se mantienen al margen de los mismos. Las grandes luchas del mes de julio cuya cumbre fueron los días 11 y 12 son la legítima expresión de un pueblo que se recupera de la frustración que significó la Izquierda Unida y del accionar de Sendero Luminoso y el MRTA, así como de los años de la dictadura fujimorista que significó una derrota social, sindical y política, pero que crece y crecerá más en calidad de lucha y en experiencia de combate.

La fuerza sindical y popular es determinante, pero insuficiente de cara a objetivos más altos. Este movimiento debe elevar su nivel de lucha política. Para esta tarea se contaría con el concurso de las fuerzas de izquierda revolucionaria de hoy. ¿Quiénes? La respuesta está aun pendiente para las grandes mayorías.

Necesitamos urgentemente construir una alternativa de dirección de los trabajadores

La línea de conciliación y capitulación ante las clases dominantes de las direcciones burocráticas desmoraliza y divide a las filas obreras. La unidad de los trabajadores se forja contra la burguesía. La clase obrera, no siendo una clase explotadora, no tiene otro medio para defenderse que no sea la organización y la movilización, los otros sectores sociales oprimidos y explotados por la burguesía también utilizan este método. La clase trabajadora debe combatir por la unidad de sus gremios ante la patronal y el gobierno aprista, para imponer la democracia sindical o ‘democracia obrera”, en sus sindicatos y en sus asambleas, para organizar su defensa frente a los más reaccionarios y a los mercenarios del capital, a los corruptos.

Un reto a lograr. Si la clase obrera y el movimiento popular logra imponer una la lucha nacional consecuente contra este gobierno y la patronal, superando la división que le imponen las direcciones burocráticas, recibirá el apoyo de las más amplias masas, su fuerza será eficaz, crecerá y se combinarán con las de otras fuerzas populares dando como resultado una formidable influencia que impulsará la revolución social, ese cambio tan anhelado y profundo que necesitamos los obreros, campesinos y el país en su conjunto, un cambio que se base en un efectivo gobierno de los trabajadores basado en organismos de poder obrero; que abra la vía de la expropiación del capital, es decir, de la socialización de los principales medios de producción del país; que abra el camino de la planificación democrática de la economía, de acuerdo con las necesidades de la mayoría de la población, es decir, que abra el camino de la construcción del socialismo.

Para ello es necesario que los obreros, que todos los trabajadores, amas de casa, estudiantes nos organicemos no sólo a nivel sindical, sino también políticamente, es decir, que construyamos nuestro propio partido, la tarea urgente de todos los obreros y obreras conscientes, de todos los oprimidos, es abordar la construcción de partidos de los trabajadores, partidos verdaderamente revolucionarios para el cambio social.

Nuestra organización, la Liga socialista se considera un elemento, una parte de ese partido que los trabajadores y explotados necesitamos, te invitamos, amigo, compañero lector a que te organices con nosotros para construir juntos los cimientos de ese partido de alcance nacional que los trabajadores, explotados, oprimidos y pobres necesitamos para transformar nuestro país.

Como pastilla:

Los días 11 y 12 marcan el inicio de una nueva situación para la clase trabajadora en el país. Prácticamente todo el país estuvo paralizado, federaciones nacionales, miles de sindicatos, asociaciones, comités, estuvieron presentes, y durante el mes de julio no hubo ninguna región que no haya tenido un conflicto sectorial o una huelga de trabajadores. Estos dos días el país entero estuvo paralizado, fue un canal necesario de la respuesta obrera y popular, contenida durante mucho tiempo por la dirección de la CGTP y de otros gremios de trabajadores y campesinos. Lo cierto es que el 11 y 12 fueron las bases, es decir, los humildes trabajadores y trabajadoras que día a día trabajan para a conseguir el alimento con sus salarios de hambre. Fueron las bases, los maestros del Sutep, los obreros del andamio, los pobladores de barrios marginales, los trabajadores de instituciones estatales, los estudiantes que obligaron a las direcciones burocráticas y conciliadoras, muy dadas a la negociación, a convocar a medidas de fuerza para el 11 y 12 de julio. Lo más destacado de las luchas fue la huelga nacional del SUTEP, pero que debido a su dirección y a la orientación de la cúpula de Patria Roja, fue mediatizada y le dio un respiro al gobierno, el levantamiento de la huelga nacional fue arbitrario y no contó con numerosas bases de todo el país que se sintieron traicionadas o disconformes con el levantamiento de esta medida de lucha, algunas de ellas incluso desacataron la orden dada por el CEN del SUTEP.

En el Cusco un sindicato que estuvo muy combativo y se movilizó hacia las obras previamente para paralizar el trabajo y movilizar a los trabajadores del andamio fue el Sindicato Regional de Construcción Civil que marcho con una columna de  350 obreros. Este sindicato se viene fortaleciendo porque en su seno se practica la democracia obrera, donde todo se decide por asamblea, se practica la revocatoria de los dirigentes que no cumplen con su mandatos, donde se organizan talleres de capacitación sindical y política a sus agremiados.