El
Perú envuelto en el mito del desarrollo
Por
Oswaldo de Rivero (*)
Red Voltaire, 17/07/07
Muchos creen hoy que
el crecimiento del PNB (Producto Nacional Bruto) del Perú, es la señal
de que la economía ha entrado en un ciclo virtuoso que lleva al
desarrollo. Crecer no es desarrollo, crecer en base a productos
primarios mineros lo es menos. El Perú siempre ha exportado productos
mineros y nunca ha logrado convertirse en un país desarrollado. ¿Por
qué ahora muchos creen que esta bonanza cíclica de los precios de
los minerales nos llevará al desarrollo?
Esta bonanza cíclica
de los minerales se origina como siempre por factores externos y cesará
también por factores externos. Hoy depende concretamente de la fuerte
demanda internacional, en particular de la China, y también de la
gran especulación en las bolsas del mundo.
La historia de
nuestro subdesarrollo es una saga de bonanzas y terribles crisis de
las exportaciones producidas por factores externos. Como fueron las
bonanzas y las crisis del guano, el salitre y el caucho en el siglo
XIX y las bonanzas y crisis de los minerales en el siglo XX.
En ningún caso las
bonanzas temporales de las materias primas han disminuido la pobreza
en el Perú. Al contrario, la exportación de materias primas
combinada con el gran crecimiento de la población, en particular la
urbana, a través de más de 180 años de independencia, han hecho que
la pobreza en el Perú se vuelva hereditaria y hoy afecta a casi la
mitad de la población peruana.
Las recientes
informaciones del Instituto Peruano de Estadísticas (INEI) demuestran
que la bonanza de los precios de los minerales y de las exportaciones
no ha servido para disminuir la desigualdad del ingreso y la pobreza.
Desde 1991 los salarios en el Perú que eran el 30% del PIB han bajado
hasta llegar en el 2005 al 22,9. Entonces, no es nada extraño que
esta baja de los salarios unida a las tasas altas de desempleo y
subempleo origine una constante turbulencia social en el Perú y también
una creciente emigración. En verdad, nada demuestra más el fracaso
del desarrollo nacional en el Perú que el tsunami de refugiados económicos
peruanos en extranjero.
Ningún analista
internacional, académico o banquero privado serio considera que el
Perú está en un proceso de desarrollo, solo porque su PNB crece
debido a exportaciones primarias, en particular, a exportaciones des
minerales, que son el 60% de ellas. Estos especialistas ven al Perú
como una economía primaria, tradicional, poco competitiva, incrustada
en una sociedad muy pobre, donde la mitad de su población vive con 2
dólares y en una constante agitación social.
Los analistas
internacionales privados, a diferencia de las burocracias
internacionales del Banco Mundial y de las Naciones Unidas, consideran
que los pobres son mas de la mitad de la población en el Perú porque
también son personas pobres, las que ganan 3, 4 y hasta 6 dólares
diarios Acaso no es pobre, dentro de una economía global, una persona
con 6 dólares diarios, 180 dólares al mes. Lo que pasa es que la
burocracia internacional ha puesto la barra de la extrema pobreza muy
baja, en 1 dólar diario y el de la pobreza, en 2 dólares diarios.
Entonces, cualquiera mejora de esta paupérrima situación, para estos
tecnócratas es vencer la pobreza, o sea cuando los habitantes de un
país tienen 3 dólares diarios (90 dólares al mes) ya no son pobres!
La pobreza es la
consecuencia del subdesarrollo no la causa. Hoy, el mayor obstáculo
al desarrollo que tiene países como el Perú y los latinoamericanos
es de naturaleza cultural. En efecto, desde la independencia todos
estos países han demostrado una falta de vocación histórica por las
ciencias matemáticas, físicas, químicas y biológicas y también
por la investigación y desarrollo de tecnologías, derivadas de estas
ciencias, para innovar constantemente su producción nacional.
Como consecuencia de
esta histórica falta de vocación por la ciencias exactas y
naturales, las sociedades de América Latina son hoy verdaderas
“culturas acientíficas”, sociedades donde casi todo el
conocimiento y el discurso es histórico, jurídico, sociológico,
económico o literario; donde se prefiere la letra que el logaritmo,
la retórica que el experimento, la creencia antes que la duda científica.
El resultado es que casi no existen programas de Investigación y
Desarrollo científico (R&D) que son los que hacen, en esta era de
la innovación, la diferencia entre riqueza y pobreza, entre
desarrollo y subdesarrollo, entre Asia y América Latina.
Los países
entrampados en culturas acientíficas, como los latinoamericanas, son
solo capaces de producir y exportar recursos naturales y manufacturas
con muy bajo contenido tecnológico, las cuales siempre tienen menos
valor que los productos de alto contenido tecnológico que importan.
En consecuencia, estos países no pueden acumular recursos para
satisfacer la modernización que exige su creciente expansión urbana.
Ante esta situación no tienen otra alternativa que endeudarse
permanentemente para comprar el progreso científico y tecnológico
que no saben producir.
Así, la causa
profunda del subdesarrollo no es económica sino cultural. Los
economistas siempre han ignorado las explicaciones “culturales”
del desarrollo. Para ellos solo las formulas económicas explican la
riqueza de las naciones. Simplemente, esto no es así. La experiencia
empírica muestra, por ejemplo, que un país puede practicar la más
radicales formulas de libre mercado pero si sigue entrampado en una
cultura acientífica, seguirá siendo una sociedad atrasada, endeudada
y pobre porque exportara siempre recursos naturales y productos con
poco contenido tecnológico que tienen menos valor que el progreso
científico que constantemente tiene que importar.
Hoy, solo un 10 % de
los científicos del mundo está en los países en desarrollo, el 90 %
de este porcentaje, está Asia, repartido entre Taiwán, Corea del
Sur, Singapur, Malasia, China y la India. Estos países asiáticos son
los únicos que, aparte de los Estados Unidos, Japón y la Unión
Europea, registran anualmente cientos de patentes de invención en la
Organización Mundial de la Propiedad Industrial.
América Latina solo
cuenta con el 0,7 % de los científicos de los países en desarrollo y
no esta inventando nada. La región comparada con el Asia es un páramo
científico–tecnológico. Salvo el Brasil, ningún otro país
latinoamericano, gasta en Investigación y Desarrollo una suma ni
siquiera cercana al 1% de su PNB. En el Perú la inversión en
investigación científica y tecnológica es casi nula. El estado solo
gasta el 0,03 del PNB, uno de los más bajas inversiones en R&D en
la región.
Ninguna sociedad podrá
salir, en el siglo XXI, del subdesarrollo sólo con conocimientos
restringidos a las humanidades y las ciencias sociales. Estos
conocimientos son indispensables, pero no son suficientes para entrar
en un verdadero proceso de desarrollo. Es por estas razones que la
humanidad ingresa a su tercer milenio como una sociedad planetaria
dual, dividida. De un lado, una minoría próspera de países que
viven del esfuerzo intelectual científico, que inventan e innovan
productos y servicios. Del otro, una mayoría de países pobres, como
el Perú y la América Latina, que siguen viviendo todavía del
esfuerzo físico, de la explotación de recursos naturales y de
labores burocráticas rutinarias, comprando cada vez mas caro el
progreso científico y tecnológico que no pueden crear.
Entonces, para saber
si un país esta “en desarrollo”, no hay que impresionarse con el
crecimiento del PNB, alimentado por la bonanza temporal de
exportaciones primarias, sino observar, si se están graduando mas
científicos, ingenieros y tecnólogos que abogados, letrados,
historiadores, sociólogos o psicólogos. Y sobre todo, verificar si
el estado, las empresas, las universidades e institutos invierten en
R&D para innovar constantemente la producción, tal como sucede
hoy en Corea del Sur, Singapur, Taiwán, India, China y Malasia, que
son hoy los únicos países que están en desarrollo o ya se
desarrollaron
Una señal verdadera
de que existe en el Perú un ciclo virtuoso hacia el desarrollo seria
la existencia de una estrategia de estado para librarnos de la trampa
de la cultura acientífica que nos mantiene hoy en el subdesarrollo.
Una estrategia cuyas principales orientaciones serian una revolución
educativa para lograr graduar igual o más científicos que letrados y
un programa de inversiones en investigación y desarrollo científico–tecnológico
para incrementar el contenido tecnológico de nuestra producción.
Esta señal no se
esta dando en el Perú, ni tampoco en Latinoamérica, donde la cultura
sigue siendo solidamente acientífica, donde las exportaciones siguen
teniendo poco contenido tecnológico, donde el PNB, se incrementa pero
la desigualdad social aumenta, donde los ricos viven en un paraíso
vigilado, la clase media en un purgatorio y el pueblo en el infierno.
(*)
Embajador de la misión diplomática del Perú ante la ONU en New York
durante el mandato del presidente Alejandro Toledo. Uno de los raros
funcionarios en haber denunciado el comportamiento criminal del
dictador Alberto Fujimori cuando éste ocupaba el puesto de embajador
ante las organizaciones internacionales en Suiza, cosa que le valió
de ser expulsado como embajador de Torre Tagle, la sede de las
Relaciones Exteriores del Perú. Volvió a ocupar un cargo como
embajador en los EEUU con el regreso de la democracia en el Perú, más
exactamente después de la caída y fuga del ex presidente Fujimori.
Es autor del libro "El mito del desarrollo".
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