¿A qué sectores de clases sociales
representa el PSUV?
Por Alberto Ramírez
El Trabajador (PST de Costa Rica), agosto de 2007
En
Venezuela se han estado produciendo una serie de hechos políticos muy
importantes que hemos analizado en artículos anteriores. Sin embargo,
se hace necesario abordar y polemizar con dos acontecimientos
recientes: la formación del Partido Socialista Unificado de Venezuela
(PSUV) y la propuesta de nueva Constitución Política.
Los
partidos políticos son organizaciones que representan a las clases
sociales o sectores de ellas. El carácter de clase, ya sea obrero,
pequeño-burgués y burgués, de un partido político se determina
tanto por su composición social como por el programa político que
enarbola y lucha. El Partido Socialista Unificado de Venezuela (PSUV)
socialmente es un partido poli-clasista, es decir, que en su interior
cohabitan distintos sectores de clases sociales: trabajadores,
empresarios, intelectuales, etc. Según el Presidente Hugo Chávez Frías
el PSUV debe reunir: “a todos los venezolanos y venezolanas dispuestos a luchar por
construir el socialismo [en Venezuela]: tanto a los y las militantes
de las agrupaciones políticas de izquierda, a los miembros de los
movimientos sociales, así como a las y los compatriotas que hasta ese
momento no militaban o que, decepcionado por las desviaciones y
errores cometidos, dejaron de militar en algunas de las organizaciones
existentes.”
Entres los “compatriotas” que militan en las filas del PSUV se
encuentran destacados capitalistas, agrupados en la organización
llamada “Empresarios Socialistas de Venezuela”, tales como: Marcos
Zarikian, principal magnate textil; Alberto Vollmer, dueños de Ron
Santa Teresa; Víctor Vargas y Víctor Gil Ramírez, propietario
del banco occidental de descuentos y fondo común y otros.
Sin
embargo, el carácter burgués del PSUV se manifiesta claramente en el
programa político que está desarrollando actualmente en Venezuela, a
través del proyecto político bolivariano. La nueva Constitución Política,
a la cual nos referimos en el otro artículo, que se está elaborando
en Venezuela y que está próxima por aprobarse en el Parlamento y por
Chávez, refleja fielmente el tipo de país, modelo económico, político
y social que se está implementando en ese país. Por otra parte, en
realidad el PSUV no es un partido político para hacer la revolución
social en Venezuela que destruya al sistema capitalista e instaure el
socialismo, sino que es una organización política burguesa que,
desde arriba, a través de la nueva Constitución Política va
decretar la instauración de un supuesto “socialismo” en
Venezuela. Según Carlos Escarrá, jurista y diputado venezolano,
miembro de la comisión redactora de la nueva Constitución, será: “Chávez...
quien decide cuál cambio va o no va, que mantendrá y que borra”
en esa nueva Carta Magna. Entonces, al final no son las masas
venezolanas las que discuten y deciden en asambleas democráticas el
modelo económico, político y social que debe imperar en Venezuela,
sino que es el Bonaparte de Hugo Chávez el que decide lo que “va
o no va” en la nueva Constitución Política de ese país.
El
PSUV: ¿Un partido democrático o burocrático?
El
Partido Socialista Unificado de Venezuela (PSUV) tiene un claro carácter
burocrático y anti-democrático, ya que, según Hugo Chávez, todos
aquellos sectores revolucionarios que se mantenga fuera de su partido
y, los sindicatos o centrales sindicales que mantengan
su autonomía sindical fuera del sindicalismo chavista, serán
considerados contrarrevolucionarios.
En ese sentido, el compañero Orlando Chirino, coordinador
nacional de la Unión Nacional de Trabajadores (UNT) de Venezuela y
militante del Partido de la Revolución y el Socialismo (PRS), denunció
en una entrevista que: “...lo peor de la afirmación del
Presidente Chávez es decir que quienes luchamos por la autonomía
cumplimos un papel contrarrevolucionario. Los que luchamos por la
autonomía sindical no somos contrarrevolucionarios. Con otros compañeros
hemos construido una corriente nacional en el movimiento sindical que
se identifica, además de luchar contra la burocracia y por el
socialismo, con el combate más decidido en defensa de la autonomía
de las organizaciones sindicales. El II Congreso de la Central fue una
buena prueba de lo que estoy afirmando. Allí no había simplemente
cinco corrientes o fracciones, no eran problemas personales de unos
dirigentes con otros, que no nos queremos hablar y que tenemos
rencillas personales. En eso está equivocado el presidente Chávez,
lo que sucede es que desde hace más de dos años se está librando la
“madre de las batallas” entre dos concepciones: los que quieren
maniatar al movimiento sindical a las decisiones de gobierno, y los
que queremos luchar por la soberanía, la independencia y la autonomía...”.[3]
Ese
tipo de planteamiento de Hugo Chávez es típico de las organizaciones
guerrilleras cuando toman el poder político o bien del siniestro y
fenecido stalinismo. Ese fue el caso del Frente Sandinista de Liberación
Nacional (FSLN) de Nicaragua cuando dirigió este país, tras el
triunfo de la revolución nicaragüense en julio de 1979. En aquella
época el FSLN llamaba “contrarrevolucionarios” a los militantes y
organizaciones revolucionarias que estaban a la izquierda de su
gobierno y partido. No es casual que Hugo Chávez, que es un militar,
actúe parecido al FSLN y que, para elaborar su Constitución Política,
haya recibido los “consejos” y “experiencia” del Presidente
Daniel Ortega, que junto a la llamada dirección sandinista fueron los
sepultureros de la grandiosa revolución popular que hicieron las
masas nicaragüenses.
Cuando
los dirigentes de un partido político que están en el poder, y
supuestamente son de izquierda, llaman “contrarrevolucionarios” a
los revolucionarios que no se alinean a sus posiciones gubernamentales
y partidarias, es el indicativo de que están preparando los futuros
golpes y represión sobre esos militantes y sus organizaciones políticas
y sindicales.
Por otra parte, los métodos de reclutamiento al PSUV son
burocráticos y, por ende, nada democráticos. Desde el lanzamiento
del PSUV en el mes de marzo hasta el 3 de junio, es decir, cuatro
meses, éste había inscrito a más de cinco millones de venezolanos.
Este es un record histórico. Sin embargo, hasta los mismos chavistas
reconocen que se utilizaron métodos de “acarreo”,
“clientelismo” y “presión” para reclutar a tanta gente en
poco tiempo. En esa dirección, Marta Harnecker, otrora militante
castrista-stalinista, y ahora teórica del chavismo señaló: “Decenas de miles de activistas de este nuevo proyecto político
salieron a recorrer el país preparando una masiva inscripción de los
aspirantes a pertenecer al Partido Socialista Unido de Venezuela, el más
grande de la historia del país. Más de 5 millones de personas se habían
inscrito hasta el 3 de junio, a una semana del cierre de las
inscripciones. Desgraciadamente, todo hace pensar que para lograr esa
alta cifra, en no pocos casos se usaron métodos “de acarreo” o de
presión que empañan los resultados obtenidos y han causado malestar
en mucha gente...”[4]
La construcción de un verdadero partido socialista revolucionario en
Venezuela que haga la revolución social y construya el socialismo es
cada vez más una necesidad urgente de los trabajadores y masas
venezolanas. Su construcción pasa por acaudillar las luchas obreras y
populares que se suscitan en Venezuela, pero también por la
polémica y enfrentamiento con el PSUV, partido del gobierno
que pretende engañar a las masas, haciéndoles creer que las
representa y que está construyendo el “socialismo”. Llamamos a
todos los revolucionarios socialistas de Venezuela a avanzar en esta
urgente y necesaria tarea, para arrancarle el control al PSUV de las
masas trabajadoras y populares.
[1]
Harnecker, Marta: Venezuela: golpes y contragolpes. 23 de junio
del 2007.
[2]
La Nación, 28 de julio del 2007
[3]
Boletín informativo - red solidaria de revistas. Correspondencia
de Prensa. Año IV - 13 de abril 2007
[4]
Harnecker, Marta: Venezuela: golpes y contragolpes. 23 de junio
del 2007
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