Acuerdo
de Libre Comercio para las Américas (ALCA)
Plan
para recolonizar América Latina
Por
Martín Primo y Ulises Torres
Socialismo
o Barbarie (periódico), 23/05/03
EE.UU.
salió a adueñarse del mundo. Cree que gracias a su indiscutible
supremacía militar puede someter a toda la humanidad a su dominio.
Como ya hemos planteado en estas páginas, la ocupación de Irak no
era una política aislada para sacar a un dictador ni para liberar al
pueblo de Irak; tampoco sólo para adueñarse del petróleo. La invasión
y ocupación de Irak es parte de un plan mucho más grande y ambicioso
que nos apunta con su dedo genocida y explotador. Es una avanzada del
imperialismo yanqui sobre todos los pueblos del mundo y en particular
sobre los que entiende que son de su propiedad, su "patio
trasero": América Latina.
El imperialismo no es sólo un ejército de ocupación, sino que también
busca dominarnos política y económicamente. Que no veamos pasar por
el cielo su maquinaria asesina no implica que
no esté por sobre nuestras cabezas. Al imperialismo lo
sufrimos a diario: cuando vamos a buscar trabajo y no conseguimos,
cuando no hay vidrios en nuestras escuelas, cuando no le pagan a
nuestros profesores, cuando echan del laburo a nuestros viejos y los
dejan en la calle sin un mango, cuando nos reprimen en las calles,
cuando no tenemos qué comer.
EE.UU tiene planeada una batería de políticas para profundizar la
explotación de los trabajadores de América Latina (Plan Colombia,
ampliar su red de bases militares por todo el continente, cobro de la
deuda externa etc.) y así
aliviar su crisis interna. Pero de todas ellas, el ALCA (Acuerdo de
Libre Comercio de las Américas) es su política más importante.
Quiere imponer, a comienzos del siglo XXI, su plan recolonizador en
toda América. Como en la época de los Virreinatos, pero 500 años
después. En el siglo XVI, el Reino de España dominaba casi todo el
continente americano; desde estas tierras se llevó primero el oro y
la plata y después azúcar, café, caucho, bananas, etc. El costo
para nuestros pueblos fue miseria, hambre, epidemias, muerte y
devastación de la naturaleza, configurando el mayor genocidio que
haya conocido la humanidad. Veremos cómo el ALCA nos plantea
horizontes parecidos.
¿Qué es y qué significa el ALCA?
El ALCA es un acuerdo que viene gestando el gobierno de EE.UU. junto
con los distintos gobiernos y capitalistas de nuestros países. Para
esto han llevado a cabo múltiples reuniones en Miami, Buenos Aires,
Québec y otras ciudades. Entre bambalinas, en medio de discusiones
secretas a espaldas de los trabajadores y los pueblos de América, se
cocinaba el proyecto más grande de dominio y explotación sobre los
recursos naturales y los trabajadores que se tenga registro. El
proyecto propone un área de libre comercio dentro del continente
americano donde compitan en pie de igualdad los gigantes industriales
de EE.UU. con las empresas del sur del continente. Esta igualdad
"olvida" que la industria norteamericana cuenta con mejor
tecnología, mayor escala de producción y financiación mucho más
barata. Esto traerá como resultado una avalancha de productos
norteamericanos que acaparará el mercado de nuestros países, arrasará
con nuestros trabajos y empeorará así aún más los índices de
desocupación y las condiciones de laburo de los que todavía
conserven sus empleos (baja de salarios, aumento de la jornada
laboral, supresión de los beneficios sociales, etc).
¿Quiénes ganarán con esto? Los grandes grupos económicos
imperialistas y los sectores de las burguesías locales que están
aliadas económicamente con él o que encuentren nichos en el mercado
mundial donde ubicar sus productos, beneficiándose con la baja de los
salarios de los trabajadores. El costo de esta fiesta de ganancia para
unos pocos la volveremos a pagar nosotros. Condenados a aceptar
jornadas de trabajo de 10, 12 o 14 horas a cambio de míseros sueldos,
o la muerte civil que implica el no tener trabajo. Desocupación o
superexplotación, así plantean la cuestión.
Pero no nos creamos que la solución esta en el Mercosur, acuerdo
vigente desde hace varios años y que no trajo ningún beneficio a los
trabajadores. De hecho, lo que seguimos sufriendo es más desempleo y
explotación.
Los
yanquis vienen por más
Pero hasta aquí sólo hemos narrado una parte de la historia. Al
imperialismo no le basta con esto, quiere ir mucho más allá. Con el
ALCA EE.UU. aspira a establecer un conjunto de normas que abarcan los
más diversos asuntos, no sólo el acceso irrestricto a los mercados
sino también (como señalábamos en SoB revista Nº 6): " la
absoluta apertura a las inversiones, derechos de propiedad
intelectual, tratamiento de disputas entre las corporaciones y los
Estados (Con tribunales del ALCA por encima de los nacionales), "puenteo"
de las regulaciones de los estados (medio ambiente, laborales,
licitaciones de obras públicas), etc. Estas normas configuran un
verdadero Estatuto Colonial, que regirá por encima de las
constituciones y las leyes de los estados latinoamericanos miembros
del ALCA. Serán leyes supranacionales que por lo tanto ningún
parlamento podrá derogar".
El
imperialismo quiere un seguro contra los trabajadores. Busca poner a
sus corporaciones por encima de los Estados para así poder condenar
la osadía de los pueblos de creer que tienen derechos. De este modo
cuando consigamos arrancarle alguna conquista a nuestros gobiernos
lacayos -mejoras salariales, freno a la devastación del medio
ambiente o cualquier otra medida que afecte a las ganancias de los
capitalistas- las corporaciones podrán apelar al ALCA, pasar por
encima de la soberanía de los países miembros, y exigir que una
comisión de “neutrales” (eufemismo con que el imperialismo nombra
a sus inspectores) ponga a raya a los "saboteadores de la libre
empresa". Con la firma del ALCA se busca eliminar los restos de
soberanía, entregándonos en bandeja de plata a las fauces de un león
hambriento.
Veamos un ejemplo. Una corporación yanqui invierte en uno de nuestros
países, y la fábrica arroja residuos tóxicos que envenenan a la
población. La gente protesta. El gobierno cede a los reclamos y le
aplica a la empresa medidas dispuestas por las leyes del país para
proteger el medio ambiente y la salud de los habitantes. La empresa
recurre, entonces, al tribunal supranacional. Denuncia que, mediante
“regulaciones” ecológicas y de salud pública, le han
“expropiado” parte de sus ganancias. ¡Ahora gana menos que cuando
envenenaba a la población! Por supuesto, el tribunal falla a favor de
los inversores y contra el Estado, condenando a éste a pagar una
indemnización.
Esta
monstruosidad es un caso verídico. Es el fallo dictado el 16 de
agosto del 2000 por el Tribunal del Tratado de Libre Comercio (NAFTA),
situado por encima de la justicia mexicana, que condena a México a
pagar 16,7 millones de dólares a la Metalcald Corporation por haberle
impedido seguir asesinando a los habitantes de Guadalcázar, estado de
San Luis Potosí, con los residuos tóxicos que desechaba. Los estados
nacionales pierden toda autoridad frente a los tribunales coloniales
de las multinacionales.
Al
imperialismo le decimos YA BASTA!
El imperialismo es poderoso pero no invencible. Está a la orden del día
organizarnos con nuestros compañeros de laburo, de estudio o amigos
del barrio. Sólo con la organización y la movilización de todos los
jóvenes trabajadores y estudiantes, junto con nuestros hermanos de
toda Latinoamérica, podemos cambiar la historia. Debemos levantar la
perspectiva de la unidad de los trabajadores, los campesinos y los
pueblos latinoamericanos contra el imperialismo
y sus cómplices nacionales. Unidos en una lucha
internacionalista común, no sólo podremos defendernos de ataques
como el del ALCA, sino pasar a la ofensiva, trabajando juntos en el
proyecto de una sociedad sin explotados ni oprimidos, una sistema sin
miseria, hambre ni exclusión. Los jóvenes de Ya Basta! estamos
convencidos de esto y te invitamos a que te sumes a nosotros.
|
|