Las
otras caras del Sr. Blumberg
Por
Mabel
Bellucci y Tuli Coseglia
Integrantes del Area de Estudios Queer, 13/04/04
Este
artículo se escribió en base a: los contenidos de una cantidad
notable de web-sites; diarios nacionales; revistas; programas de
televisión y radio así como la recolección de testimonios
callejeros e informales recogidos durante y posteriormente a la
marcha. Nuestro objetivo consiste en abordar-desde un análisis ideológico-
la irrupción de un movimiento que se autoconvoca en torno a la cuestión
de la seguridad de la sociedad y fundamentalmente por la vida de los
hijos y se centra a partir de una figura anónima y emergente.
La
movilización del 1 de abril de 2004 instala como lema emblemático el
pedido de justicia para gran parte de la llamada "ciudadanía
independiente, silenciosa y no violenta".
A
la vez, coloca el acto de participar en términos de una gesta cívica
que impugna fuertemente el funcionamiento de la representación política
actual en pos de la pacificación y la recuperación de las
instituciones.
Este
acontecimiento es vivido de manera exultante- estimulado por las
corporaciones de comunicación gráficas y radiales- por amplios
sectores que desconocían la sensación de fuerza que otorga el ocupar
la calle. Es posible que muchas de las personas que se movilizaron ese
día hubieran salido el 19 de diciembre de 2001, al escuchar el último
discurso del ex presidente F. De La Rúa que anunciaba la aplicación
del estado de sitio. No obstante, se abroquelaron en sus balcones para
observar como la muchedumbre se iba desplazando a lo largo de la
ciudad, y por temor y miedo al anonimato y a los desmanes que se podrían
generar, se quedaron con deseos de ser partícipes de un repudio que
emergía de manera espontánea y sin liderazgos a la vista.
La
movilización del 1 de abril de 2004 atravesó dos etapas.
La
primera, su apertura en el Congreso, a la que asistieron también
personas vinculadas a las organizaciones clásicas de derechos humanos
y aquellas que luchan contra la impunidad del gatillo fácil y los
escuadrones de la muerte.
También
se hicieron presentes familiares de víctimas por violaciones y
secuestros extorsivos, así como algún que otro partido político de
izquierda. La segunda etapa transcurre al encontrarse con ese
escenario montado en y desde el Congreso Nacional, estas mismas
agrupaciones decidieron no acompañar el peregrinaje posterior hacia
Plaza de Mayo. Espacio que quedó en manos de sectores pertenecientes
o identificados con la clase media y alta, básicamente oriunda de
zona norte y Belgrano. Por primera vez, sentían como propia la plaza,
ya que en los últimos sesenta años fue el escenario donde
transcurrieron las luchas y formas de resistencia popular. En estos
momentos, después del hito de gloria provocado por la multitudinaria
marcha del 1 de abril, convocan a una cruzada de solidaridad, armando
redes de comunicación y participación. Por ejemplo, juntas de firmas
en diferentes lugares de la ciudad (kioscos de diarios, farmacias,
centros comerciales; etc.) estimuladas desde canales de televisión;
diarios y revistas de gran tirada, como es el caso de
"Gente". Esta misma en su último número (7-04-2004), adosa
un folleto con un resumen del petitorio y una grilla para diez firmas.
Asimismo, este movimiento estimula a adherir por correo electrónico,
páginas web, llamadas telefónicas y convocatorias a movilizaciones
semanales, redes intercountries, entre otras estrategias.
Todo
ello con el objetivo de lograr al menos 2.000.000 de firmas que son
necesarias para que el Parlamento Nacional se vea forzado a tratar el
tema.
Dichas
firmas refuerzan el carácter de presión de esta campaña dirigida
por el Sr. Blumberg y acompañada por la insistente y completa
cobertura de los medios de comunicación de cada uno de los actos que
se van realizando día a día.
Presumiblemente,
desean comprometer no solamente a toda la sociedad en su conjunto
-suspendiendo por el momento las divisiones de clase-, sino también a
sus representantes legislativos. Por esta razón, autotitulan sus
acciones "Cruzada por la Vida".
Esto
nos llevaría a pensar que sus protagonistas descubren una nueva
herramienta de presión y de visibilidad, utilizada desde hace años
por agrupaciones de izquierdas, como son los escraches. Esta vez, la
condena social no se desarrolla frente a un domicilio particular de un
represor o de una denostada figura política, sino que es una
"forma de delación televisada" desde la Cámara Baja y
Alta.
En
la medida en que se acrecientan los apoyos a partir de un compromiso
emocional vivido como "una causa propia", el Sr. Blumberg va
pasando de la etapa de ese padre angustiado que llora en público por
su tragedia, a la de un asesor ad-hoc de los poderes políticos en
cuestiones de seguridad.
Esta
invocación a la seguridad obliga a pensarla dentro del escenario
internacional actual. La noción de seguridad comienza a globalizarse
con "urgencia" desde el 11 de Septiembre de 2001 en Estados
Unidos y, más tarde, se expande hacia las principales ciudades
europeas a partir de la Guerra contra Irak, en 2003. El capitalismo
central exige nuevos dispositivos de control estatales y paraestatales
que le permita la regulación certera de las redes de información.
Frente
a la evidencia de que los clásicos aparatos de represión y espionaje
hoy resultan obsoletos, dado que no supieron anticipar los conocidos
ataques de grupos islámicos, se plantea la necesidad de otro tipo de
seguridad.
A
partir del discurso del Sr. Blumberg el principio de seguridad
presente en el plano internacional es resignificado bajo códigos
locales: el enemigo no es externo sino interno. Vale decir, el miedo
se personifica no en un atentado indiscriminado sino en un asesinato
por secuestro extorsivo, en manos de la delincuencia, con exclusión
de las víctimas del gatillo fácil y de los escuadrones de la muerte.
Tampoco
está en cuestión los modos de corrupción constitutiva de la
institución policial, sino que se subjetiviza el problema en un drama
que opone policías buenos/honestos a corruptos/asesinos/cómplices.
¿Cuál
es entonces la respuesta ante este dilema? Seguramente, será
privatizar las fuerzas del orden y así conseguir una mayor
eficiencia.
Partiendo
de esta lógica, la violencia de la cual son víctimas los
"ciudadanos decentes" no es comprendida jamás como el
resultado de la violencia que ellos mismos producen por sus acciones
de clases hegemónicas.
Por
esa razón, se insiste en el problema de la seguridad/delincuencia
cuando el conflicto estaría encolumnado en la articulación entre
criminalidad/exclusión y pobreza extrema.
El
Sr.Blumberg y el Sentido Común
Su
actitud emblemática de serenidad, entereza y austeridad verborrágica
lo coloca ante la opinión pública en un estadio por encima de las
instituciones y sus dirigencias. Eso lleva a que el Sr. Blumberg ocupe
un rol de Mesías con una impronta de liderazgo espontáneo, disociado
de las luchas de los movimientos de derechos humanos desde los '70
hasta la actualidad.
Es
posible que la "ciudadanía decente", interpelada por lo que
registra del Sr .Blumberg, sea
su perfil de hombre sin pasado y solitario con su causa.
Un
varón adulto desolado que golpea
las puertas del poder para ser escuchado por la muerte de su
hijo. Aunque su demanda se universaliza al aglutinar "conciencias
decentes" con el lema " por la vida de nuestros hijos":
¿Alguien
se preguntó quién es el Sr. Blumberg? ¿Alguien le preguntó quién
es él?. A esta altura de los acontecimientos, sería considerada
irrespetuosa semejante osadía. Hasta podrían decir: "¡qué
importa eso, ahora!". Este silencio casi asensuado resulta
singular en momentos en que los platos fuertes de la televisión se
basan sustancialmente en desnudar intimidades, vidas privadas de todo
el mundo, con excepción del Sr. Blumberg.
Por
ejemplo, son contadas las ocasiones que apareció acompañado por su
esposa ante las cámaras. En el programa "Hora Clave"
(4-04-04) definió a su mujer como una intelectual que carece de
sentido común. Es más: señaló que
la
señora que trabaja en su casa tiene más sentido común que ella.
Aparte de ser un comentario sexista, cabe preguntarse: ¿su mujer se
paralizaría frente a la abrumadora presión periodística? O ¿hablaría
sin parar y sin medir lo que está diciendo? ¿Qué nos está
afirmando el Sr. Blumberg cuándo habla de sentido común?
Es
él quien representa el sentido común y, por ello, es acompañado sin
ningún tipo de cuestionamiento. Por lo tanto, con ese consenso
adquirido, acciona en el terreno político-institucional.
La
apelación al sentido común como vector de políticas públicas
retoma justamente el mismo procedimiento implementado por el menemato
para llevar a cabo las privatizaciones de las empresas del Estado, la
imposición de los indultos y el conjunto de medidas económicas,
sociales y culturales. En cuanto al Sr. Blumberg, es significativo la
impronta de aparecer como un hombre solo reclamando por la muerte de
su hijo, cuando la sociedad argentina - a lo largo de estas tres últimas
décadas- se acostumbró a que quienes protagonizan la lucha y la
protesta fueron y son mujeres. Vale decir: se podría relacionar la
voz femenina con la resistencia política, con el incontrol llevado
por el odio y la poca mesura en las palabras.
Aunque
el Sr. Blumberg se presenta de cara a la sociedad como un simple
ciudadano comido por el dolor, demuestra
un dominio del espacio público del que cualquier par carece
por falta de oportunidad o inexperiencia. Llama la atención entonces
que un simple empresario textil disponga de ese" habitus" de
disciplinamiento frente a una multitud de 150.000 participantes, sin
una práctica previa. Lo mismo puede decirse acerca de su desempeño
en una cantidad inagotable de programas televisivos; reportajes
radiales y gráficos.
En
líneas generales, sucede que aquellos y aquellas que se mueven en la
arena política provienen de estructuras partidarias o, al menos, son
personas anónimas que la insistencia de la situación específica les
permite adquirir un ejercicio de profesionalismo. Aunque, en ambos
casos siempre se necesita tiempo, nadie aún logró hacerlo en el término
de dos semanas.
Otro
detalle que no se puede soslayar, es que en muchísimos casos de víctimas
del gatillo fácil aparecen los familiares, ya sea juntos o separados.
Hablan en torno a sus profesiones, oficios; en fin, asoman puntas de
su vida cotidiana. En este hecho preciso, el único detalle concreto
que los lectores y televidentes conocen del Sr. Blumberg es la dirección
de su casa y el barrio en el que vive, así como el nombre del colegio
secundario y universidad a la que su hijo asistió. Nada más.
Diferentes periodistas buscaron más datos por distintas páginas webs
y les resultó imposible ampliar la información sobre su figura y
trayectoria.
Son
sugerentes las palabras de María Teresa Schanack, cofundadora y
presidenta de la COFAVI (Comisión de Familiares de Víctimas
Indefensas de la Violencia Social, Policial, Judicial e
Institucional), publicadas en Argenpress. Info, el 6 de abril de 2004.
"...Llegué
al Congreso a las 18 horas, allí me encontré con varios familiares
juntos nos fuimos acercando hasta la Plaza de los dos Congresos, había
mucha gente, traté de buscar alguna tarima o palco, donde pensé
estaría la familia de Axel, para acercarles nuestra solidaridad,
estaba emocionada por la convocatoria, de pronto me di cuenta que detrás
de la valla que cerca al Palacio, había parlantes y un micrófono,
pensé que algún funcionario hablaría antes del acto, pero; me
sorprendió la presencia del Coro Kennedy, y más grande fue mi
sorpresa, al ver que la puerta grande del Congreso, se abría para dar
paso al señor Blumberg, y a su familia, acompañados de personal de
seguridad, la emoción le dio paso a la bronca, compartida por todos
los familiares conocidos y desconocidos, que estábamos allí, frente
al micrófono instalado en las escalinatas del Congreso con los
carteles de nuestros hijos, pero del lado de afuera, o sea detrás de
la valla que ponen para que no podamos acceder a las mismas, esta
manifestación provocó en mi sensaciones encontradas, por un lado,
pensé que el pueblo argentino, había salido de su letargo, y me
emocionó la cantidad de gente que participó, pero por otro, sentí
mucha bronca, cuando vi que todo estaba preparado por el gobierno,
llegamos hasta allí, pensando que Blumberg estaría en la Plaza de
los dos Congresos, en algún palco instalado por ellos, jamás me
hubiera imaginado que entraría en un auto oficial, al patio o cochera
del Congreso, con guardias de Seguridad, que lo traían desde su casa,
como tampoco puedo entender, que se abriera la puerta principal del
Palacio, que se usa solamente cuando vienen presidentes de otros países,
reyes, o Altos Comisionados de algún Organismo Internacional, me sentí
muy mal cuando vi que todos los familiares de las víctimas que estábamos
del otro lado de la cerca, no podíamos estar junto a él, y hubo
muchas críticas alrededor mío, porque no nos hicieron pasar. Como es
posible, que nosotros, que estamos trabajando, en forma voluntaria, y
sin cobrar un solo peso, desde hace 12 años, en la Cámara de
Diputados de la Nación, gracias a que cinco o seis Legisladores, nos
van dando un espacio para que hagamos lo que hacemos, jamás hayamos
sido recibidos en las Comisiones de Derechos Humanos, Legislación
Penal o Asuntos Constitucionales, como tampoco, vinieron a nuestras
casas Ministros, Gobernadores y nunca nos recibió ningún presidente,
ni siquiera Kirchner, al cual pedimos una audiencia el año pasado?
Sin embargo Blumberg, recorrió en una semana, todos estos
espacios..."
Hasta
el día de hoy comenzaron a aparecer algunas voces que ponen en
discusión a este movimiento surgido el 1 de abril. Abren
interrogantes en cuanto a su independencia y espontaneísmo como a su
carácter universal de representar a las voces anónimas de la
ciudadanía sin mediación, más que su presencia y palabra. Por
ejemplo, entre otros tantos planteos, se encuentran la solicitada de
Madres de Plaza de Mayo-Línea Fundadora junto con Abuelas e H.I.J.O.S
(Diario Página 12, 04 -04-04); el documento de la Correpi (Boletín
Electrónico); el reportaje a Eugenio Zaffaroni (Diario La Nación
3-04-04); las declaraciones del periodista Eduardo Aliverti (5-04-04)
y de Adolfo Pérez Esquivel (FSM-Argentina, 2-04-04).
Se
podría insinuar que la manifestación del 1 de abril de 2004 es
vivida y sentida por los sectores movilizados como su propio 19 y 20
de diciembre de 2001.
De
alguna manera, ambos acontecimientos representan puntos de inflexión
por su carácter referencial, paradigmático y de bisagra.
Tanto
en una como en otra situación, los participantes salen a decir NO y
cada uno con sus modos de intervención de acuerdo al escenario político
y, por diferentes intereses de clase, cuestionan el sistema de
representación vigente y a los poderes públicos.
A
diferencia de la revuelta plebeya del 19 y 20 de diciembre de 2001, la
movilización del 1 de abril de 2004 giró en torno a una figura
central y a un discurso único. Ese mismo discurso confronta a
las voces y relatos más representativos de los organismos de
Derechos Humanos. Coloca a la defensa de los Derechos Humanos en el
lugar de la defensa de criminales. El resultado es claro: se construye
una antinomia entre víctimas honorables y víctimas sospechosas,
cuando el reclamo refiere a la violencia policial e institucional. Una
vez más, se reinstala la teoría de los dos demonios de manera
oportunista después del acto por la recuperación de la ESMA que
cuenta con la presencia e intervención de los organismos de Derechos
Humanos.
Por
otro lado, el Sr. Blumberg a partir de su tragedia logra reflotar
viejas figuras de la derecha extrema, las cuales se mantuvieron en
silencio durante ciertas conquistas referentes a la impunidad generada
por la violación de los derechos humanos con el terrorismo de estado
y posteriores gobiernos civiles. Estos siniestros personajes vuelven
reformulados por el discurso del Sr. Blumberg: Que se queden Todos, es
decir, aquellos que son funcionales a su proyecto.
El
posible surgimiento de una nueva derecha —no partidaria, movimientística,
personalista y sin una estructura aparente— no es más que la
consecuencia de una crisis de hegemonía por parte del sistema
representativo, que no supo dar todas las respuestas que exigían los
mismos sectores dominantes. Sin olvidar, que este mismo sistema ya había
sido jaqueado estrepitosamente por la revuelta plebeya de diciembre de
2001.
El
resultado estaría conformado en un nuevo movimiento, encabezado por
los amigos y familiares de Axel Blumberg y vorazmente cooptado por los
sectores identificados con la derecha tradicional, radicalizada y católica.
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