El tarifazo demuestra que Kirchner sigue gobernando para las petroleras,
las gasíferas y las eléctricas multinacionales
Inexistencia
y profundidad de la crisis energética Argentina
Por Marcelo García
(*)
EDI (Economistas de Izquierda)
Primera
Parte
[i]
La
tan mentada crisis energética de la actual coyuntura es una gran
falacia planteada por las operadoras petroleras, las distribuidoras y
las transportistas de gas y electricidad. En verdad se trata de una
maniobra de las empresas mencionadas para conseguir incrementos en las
tarifas de los servicios públicos y del valor del gas en boca de
pozo. A esta operación se han sumado los empresarios del sector
industrial. En tanto que el presidente Néstor Kirchner en el mejor
administrador de los intereses de las privatizadas, más allá de que
discursivamente se presente como un opositor a las “extorsiones”
de las compañías multinacionales del rubro energético. Lo que sí
existe en el país es una crisis estructural en el ámbito de los
hidrocarburos y los recursos naturales que ha desprovisto a la Nación
de perspectivas para el futuro.
La situación energética e
hidrocarburífera por la que está atravesando la Argentina demuestra
que se conjugan dos procesos inversos y de una alta complejidad. Por
un lado se debe afirmar con contundencia que la actual crisis
planteada por las compañías petroleras, gasíferas y las eléctricas
multinacionales es una gran amenaza extorsiva y su inexistencia puede
ser comprobada si se analizan distintas variables económicas, pero a
la vez esta es una muy buena oportunidad para plantear la profundidad
del conflicto surgido en el país tras la privatización de las
empresas que se encargaban de explotar los recursos naturales
hidrocarburíferos y de brindar los servicios públicos esenciales al
pueblo.
La
disyuntiva está presente como nunca antes y ahora sólo depende de la
actitud que tomen los trabajadores y el pueblo, ya que ha quedado
demostrado con absoluta claridad que el gobierno de Néstor Kirchner
no tiene en mente modificar el macabro esquema existente sino que por
el contrario está gobernando según los mandatos y los pedidos de las
multinacionales del sector, situación que ha quedado expuesta tras el
reciente tarifazo en los rubros del gas y la energía eléctrica.
Lo
cierto es que el “oligopolio privado e ineficiente” –tal como lo
han definido los investigadores de la FLACSO al sector conformado por
las petroleras, las gasíferas y las eléctricas- se ha convertido en
el gran ganador de un esquema que le aporta cada vez más beneficios,
los que se suman a los obtenidos a lo largo de más de una década
enmarcada por el neoliberalismo privatista.
La
única medida gubernamental en el rubro hidrocarburífero que podría
haberse considerado como positiva es el próximo anuncio de la creación
de una empresa nacional testigo para el sector. Lejos de plantearse
una empresa del estilo de Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF) el
gobierno estaría buscando poner en marcha una empresa vinculada al
sector energético y a la vez relacionarla con las compañías Petróleos
de Venezuela (PDVSA) y la brasilera Petrobras.
Antes
de oficializarse el anuncio de Kirchner lo que se ha podido saber es
que el Ejecutivo nacional aspiraría a obtener una detalle más
pormenorizado de la realidad hidrocarburífera y energética del país,
cosa que hoy no sucede ya que los datos que se manejan en la Secretaría
de Energía de Nación y en las provincias productoras es suministrada
sin ningún tipo de control por parte de las compañías privadas.
Una
de las funciones esenciales que se espera cumpla la petrolera estatal
es la de intervenir en el mercado nacional para establecer los precios
del petróleo, el gas, la electricidad y los combustibles; pero a
priori esta no sería una de los desempeños sino que la empresa del
Estado tendría en su horizonte realizar inversiones exploratorias en
el rubro hidrocarburífero y cubrir el desfasaje en la construcción
de nuevos gasoductos internos.
De
esta manera la nueva empresa que está ideando Kirchner llegaría a
tapar las falencias de las privatizadas que optaron por reducir las
inversiones de riesgo, invirtiendo solamente cuando sus abultadas
ganancias se lo permitieron. Lejos quedarían las ilusiones y las
soluciones que el país está necesitando en materia energética y de
recursos naturales.
El
presente trabajo se propone demostrar la inexistencia de la crisis
coyuntural, tal como se la muestra desde las empresas multinacionales
y el gobierno. Esta es sólo una primera parte de una investigación
mayor donde se expone la profundidad del desequilibrio generado por
las privatizaciones en el área energética e hidrocarburífera y se
aportan una serie de soluciones y salidas dentro del actual esquema
planteado en el país como así también una serie de cambios
profundos que podrían modificar sustancialmente las características
del sector.
Reclamos empresariales, mentiras gubernamentales e
impacto social
Las
empresas involucradas en el los sectores de la electricidad, el gas y
los hidrocarburos en general vienen anunciando que en los últimos
tiempos se produjo un incremento en la demanda de energía y que por
consecuencia el país ha ingresado en una etapa crítica, la podría
profundizarse con la llegada del invierno.
Según
las eléctricas necesitan una incremento de los valores de todas las
tarifas para poder afrontar la mayor demanda de energía. Aseguran que
de obtener los aumentos podrán realizar las obras de infraestructura
y las inversiones necesarias para enfrentar lo que proyectan será una
mayor consumo de la industria que se ha venido reactivando en el período
post devaluación.
Argumentos
similares utilizan las compañías del rubro relacionado con la
distribución y el transporte del gas. En este caso enfatizan que la
devaluación les provocó pérdidas de importancia al haberse
mantenido los valores del gas en boca de pozo en pesos y lo que los
alejó de la cotización internacional en dólares.
Tanto
unos como otros aseguran que los insumos con los que funcionan
cotidianamente han sufrido un incremento notorio tras la ruptura de la
paridad con el dólar y que por tal motivo las tarifas de los
servicios públicos que prestan deben elevarse en una proporción
similar.
Mientras
tanto las empresas extractora de petróleo y gas coinciden con el
pedido de incremento del gas en boca de pozo[ii],
pero además presionan para que se les reduzcan las retenciones a las
exportaciones, se aumenten nuevamente los combustibles (tanto las
naftas como el gasoil y el GNC) y aseguran que no invertirán en
exploración hasta obtener “seguridad jurídica”, un valor más
elevado del gas y la comercialización exclusiva –y monopólica- del
gas.
En
su última visita a los Estados Unidos Kirchner denunció[iii]
un esquema extorsivo por parte de las compañías extractoras de gas,
lo que lamentablemente no lo plasmó en una denuncia judicial. Lo
curioso de toda esta situación, que probablemente haya sido real, es
que los decretos que autorizaban los aumentos en el gas de boca de
pozo se acordaron una semana antes que Kirchner develara que las
operadoras habían reducido la extracción para obtener los
incrementos.
Todos
estos pedidos no han sido exclusividad de las compañías de este
sector, sino que a ellas se han sumado el Fondo Monetario
Internacional, el Banco Mundial y hasta el G7 (agrupamiento de los 7
países económicamente más
importantes del mundo). En medio de las renegociaciones por el pago de
la deuda externa argentina, los organismos multilaterales de crédito
establecieron como condicionamiento y exigencia el cumplimiento de
muchos los pedidos de las petroleras, eléctricas y gasíferas.
El
gobierno de Kirchner gritó a los cuatro vientos que no se dejaría
imponer nuevas tarifas de los servicios públicos[iv],
pero la realidad terminó mostrando todo lo contrario, tal como ya lo
habían anticipado el vicepresidente Daniel Scioli, a finales del año
pasado, y el ministro de Economía Roberto Lavagna[v],
en marzo de este año.
Ahora
serán los sectores más empobrecidos y la propia clase media quienes
terminen pagando y padeciendo los alcances de los incrementos
tarifarios, más allá de la falacia del esquema de “premios y
castigos” a los usos energéticos[vi],
porque aunque se lo niegue los aumentos de luz y gas llegarán –en
el lapso 2004-2006- hasta los hogares de todos los argentinos[vii].
Con
estas medidas los sectores industriales se verá beneficiados por los
aumentos en los niveles de producción, pero a la vez serán ayudados
por los consumidores residenciales y los comerciantes para afrontar
las ampliaciones en los costos energéticos.
Es
imposible dejar de lado que los empresarios industriales, que
sobrevivieron a la crisis, han sido otro de los sectores que se
beneficiaron con la devaluación ya que amoldaron sus fábricas para
la utilización de gas (debido a sus costos pesificados) a cambio del
uso de combustibles dolarizados. Los industriales produjeron durante
todo el 2002 y el 2003 abonando bajos costos por el gas y se vieron
favorecidos con los altísimos incrementos en el mercado local y los
buenos dividendos producidos por las exportaciones.
El
falso diseño de “premios y castigos” presentado por el Gobierno
buscaría la reducción de los usos gas y luz, lo que de hecho se
contradice con el discurso de las compañías. Si las empresas de gas
y electricidad reclamaban aumentos en las tarifas para poder hacer
inversiones y así dar respuesta a la supuesta demanda industrial
creciente, no se entiende ahora qué motivación lleva al Gobierno a
buscar una reducción de los consumos domiciliarios y comerciales. Lo
más lógico sería exigirles a las privatizadas que inviertan con
inmediatez y soporten el precio de la supuesta crisis actual amortizándola
con los aumentos concedidos por el presidente Kirchner.
En
realidad esa motivación está dada por que el sector industrial
–que recibió con bombos y platillos el plan de bajas en el consumo[viii]-
sabe que las gasíferas y las eléctricas no invertirán lo
necesario, más allá de las promesas, y que no podrán dar respuesta
a posibles futuros crecimientos de la producción industrial. Esta
evolución del sector productivo es muy probable que se traduzca en la
realidad ya que tanto el FMI y como el BM le demandan al país que
aumente el superávit primario para pagar cada vez más la deuda
externa y una de las piezas claves en ese andamiaje económico de
dependencia es la actividad industrial[ix].
Una
de los grandes disparates de este plan esta dado por el “pedido”,
con formato de imposición, a los sectores de menores recursos y a la
clase media para que reduzcan sus consumos de gas y electricidad.
Kirchner que ha vivido en la Patagonia sabe muy bien de la crudeza de
los inviernos patagónicos y sería bueno que él mismo explique cómo
se puede hacer para bajar los consumos de gas con temperaturas bajo
cero; ni que hablar de aquellas familias que no tienen gas natural
–alrededor de 5 millones en todo el país- y todavía aún hoy se
abastecen de garrafas o tubos, ¿para ellos sólo seguirá habiendo
castigos como los que significan tener que comprar mensualmente varias
garrafas de gas a valores internacionales?.
Retornando
a los alcances de los incrementos en las tarifas de luz y gas se debe
tener en cuenta causarán estragos en las economías de los más
pobres, pero también lo harán sobre la base de sustentación de los
sectores que apenas habían logrado recomponerse tras el gran
desfasaje producido entre el costos de vida y los salarios.
Según
el estudio elaborado por los investigadores de Facultad
Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO)[x]
los tres deciles más bajos de la escala de ingresos del Gran Buenos
Aires son los que mayor porcentaje destinan al pago de los servicios
de gas y electricidad.
Los
deciles 1, 2 y 3 utilizan 4,5, 3,4 y 2,8 por ciento del total de sus
ingresos para el pago de la electricidad; mientras que esos mismos
tres deciles utilizan el 4,2, 3,1 y 2,7 por ciento para afrontar los
gastos de gas por red domiciliaria.
Al
analizar lo que acontece con deciles 8, 9 y 10 (los tres más altos de
la escala de ingresos) se puede apreciar que utilizan respectivamente
el 1,5, 1,1 y 0,7 por ciento de sus ingresos para el pago de la
electricidad; en tanto que para enfrentar las tarifas de gas destinan
el las mismas proporciones.
Esto
va a significar que las alzas en las tarifas se traducirán en duros
golpes para los mermados bolsillos de los más desprotegidos y de la
clase media, pero además harán retroceder económicamente a esas
capas medias que habían logrado escaparle a los niveles de pobreza.
La inexistencia de la crisis coyuntural
La
mayoría de los analistas y casi todo el mundo, obviamente hay que
incluir las empresas del sector y el propio Gobierno nacional, dan por
sentado que la crisis actual es un hecho. Muy pocos han objetado la
autenticidad y la profundidad de esta afirmación que al contrastarla
con algunos elementos estadísticos de los últimos años se demuestra
como inexistencia o sin la contundencia con que se la presenta.
Tanto
las empresas del área gasífera como las eléctricas argumentan que
la crisis está relacionada a los incrementos en la demanda energética,
principalmente por la recuperación económica del sector industrial.
Para
corroborar la autenticidad de esta afirmación analizaremos dos
variables que marcan el ritmo productivo de la industria nacional. Los
valores suministrados por el Ministerio de Economía y el INDEC sobre
el Producto Bruto Interno y el Estimador Mensual Industrial marcan que
si bien existe una reactivación en el sector, especialmente si se lo
compara con lo sucedido en los años 2001 y 2002, esta no es tan
pronunciada aún como se la presente y que en el futuro podría
alcanzar niveles más altos.
El
gráfico 1 revela que hasta finales de 2003 los índices del EMI y el
PBI tenían una tendencia a la alza pero lejos estaban aún de
alcanzar los niveles de 1997-1998, punto de mayor incremento a lo
largo de la última década. En caso en particular del EMI puede verse
que en los dos primeros meses del corriente año los indicadores se
mantenían en niveles estables y recién en marzo se produjo un
crecimiento que podría asemejarse a lo sucedido hace seis años atrás.
Gráfico
1: Evolución del PBI y del EMI entre 1993-2003
Elaboración
propia en base a datos del Ministerio de Economía. (*) 1997 base 100.
(**) Indice de Producto Bruto Interno a precios de mercado - Miles de
pesos a precios de 1993 - 1993 Base 100
En
la búsqueda de corroborar estas afirmaciones, se puede tomar como
elemento de análisis el índice de utilización de la capacidad
industrial. Allí el INDEC evalúa mensualmente las fluctuaciones que
se producen en la industria y los guarismos porcentuales de los últimos
dos años marcan una constante y sostenida recuperación de la
utilización de la capacidad del sector, más allá de las
fluctuaciones estacionales, aunque es válido mencionar que la caída
típica de finales de año ha sido mucho más pronunciada en el 2003.
Estos
datos y las proyecciones sobre el crecimiento industrial pueden
convertirse en uno de los argumentos de las empresas petroleras, gasíferas
y eléctricas, pero esto se da de bruces con las expectativas de los
empresarios. Según el INDEC el 48,1% de las empresas prevé un
aumento de la capacidad instalada para el segundo trimestre del 2004,
mientras que el 46,2% de
las compañías industriales considera que el ritmo será estable.
Gráfico
2: Evolución de la utilización de la capacidad industrial instalada
Elaboración
propia en base a datos del INDEC.
Los
datos antes mencionados del sector industrial no poseen la
contundencia necesaria para evaluar como verdadera la hipótesis de la
supuesta crisis energética nacional. Al contemplar lo sucedido con la
demanda de la energía eléctrica puede distinguirse que a finales del
año pasado ha sufrido una caída no muy vinculada a las fluctuaciones
estacionales de los dos años anteriores.
Asimismo
puede contemplarse como la potencia máxima bruta generada ha venido
acompañando durante todo el 2003 a la demanda con un escaso margen de
diferencia, mientras que en parte del 2002 y el 2001 los márgenes
fueron más amplios.
Gráfico
3: Niveles de generación y consumo
de energía eléctrica
Elaboración propia en base a datos del Ministerio de
Economía y la Secretaría de Energía de la Nación. Enero 2001 -
Base 100
En
el rubro del gas las fluctuaciones entre los volúmenes de demanda
(total e industrial), producción y las exportaciones que –durante
el período 2001-2003- se han registrado incrementos en los consumos,
tanto total como industrial, aunque esas ampliaciones se verificaron
cubiertas por los niveles de producción.
Gráfico
4: Niveles de producción, consumos y exportaciones de gas
Elaboración
propia en base a datos del Ministerio de Economía, el ENRE y la
Secretaría de Energía de la Nación. Enero 2001 - Base 100
Suponiendo
que los niveles de actividad se posicionen por encima de lo acontecido
en los dos últimos años habría que pensar que las productoras,
transportistas y distribuidoras de gas estarían en condiciones de dar
respuesta a la suba en la demanda y en caso de no poder hacerlo se
tendría que reducir los altos niveles de exportaciones y así se daría
respuesta al mercado interno.
Las
exportaciones en el sector hidrocarburífero han sido una de las
grandes estrellas del nuevo esquema de sustitución de importaciones.
Mientras que los niveles de consumo de gas, energía, combustibles y
derivados se vieron afectados por la devaluación, las empresas del
sector encontraron un nuevo camino por donde direccional sus
producciones.
Tabla 1: Evolución de las exportaciones de hidrocarburos (en
millones de pesos)
|
Combustibles
y Energía
|
Petróleo
crudo
|
Carburantes
|
Gas
de Petróleo
|
Energía
eléctrica
|
2001
|
4.724,90
|
2.363,30
|
1.426,90
|
609,80
|
159,40
|
2002
|
15.145,40
|
7.331,78
|
5.109,58
|
2.060,17
|
219,76
|
2003
|
15.417,00
|
6.671,43
|
5.593,20
|
2.484,79
|
111,51
|
Elaboración
propia en base a datos de la Secretaría de Energía de la Nación.
Las
petroleras y gasíferas se posicionaron de manera inmejorable en el
mercado exportador ya que además del beneficio de producir en pesos y
vender en el exterior en dólares, estas empresas apenas si estaban
obligadas a liquidar el 30 por ciento de las divisas obtenidas por
exportaciones en el país.
Como
si fuera poco, las petroleras recibieron retenciones del 20% -varios
analistas consideran que como mínimo deberían ser del 40%- y las gasíferas
solamente del 5%.
Notas:
(*) Integrante del programa radial
autogestionario “El cielo por asalto” de Comodoro Rivadavia e
investigador del Centro Regional de Estudios Económicos de la
Patagonia Central.
[i]
Para todos aquellos que lo deseen están a disposición los
cuadros y los gráficos (en formato excel) con que fue elaborado
este trabajo de investigación. Sólo deben solicitarlo a las
siguientes direcciones de mail: subrodo25@hotmail.com o subrodo25@yahoo.com.ar.
[ii]
Ver “Repsol ratificó inversiones, pero sigue pidiendo por el
precio de gas”, diario Clarín del 29 de enero de 2004.
[iii]
Ver “Una charla amena con Krugman y también un palo para las
petroleras”, diario Clarín del 6 de mayo de 2004. “Ellos
taparon pozos que funcionaban”, Página 12 del 6 de mayo de
2004.
[iv]
Las declaraciones del vicepresidente Scioli sobre el aumento de
tarifas fueron realizadas en agosto de 2003 y en aquella
oportunidad el ex menemista adelantó que los incrementos se
producirían tras la firma de la carta de intención por la deuda
externa entre la Argentina y el FMI. En aquella oportunidad el
resto del gabinete de Kirchner salió a desmentir a Scioli, pero
los hechos demostraron que el presidente del Senado sabía de lo
que estaba hablando. Se debió esperar seis meses más para que el
tarifazo llegue al bolsillo de todos los argentinos.
“‘Definitivamente
no están previstos aumentos de tarifas, lo que está previsto es
la renegociación de los contratos’, respondió Julio De Vido en
la Casa de Gobierno. Aclaró que no hay plazos para determinar si
se producirá o no la mentada suba tarifaria. Scioli también dijo
que la cuestión tarifaria no se resolverá como se lo ha hecho
tradicionalmente, sino que se habla de una segmentación... El
vicepresidente había estimado el martes que el ajuste de las
tarifas se produciría a partir de octubre, luego de alcanzarse el
acuerdo con el FMI que se está negociando... Cuando Fernández
fue consultado acerca de si hay presión de las empresas para que
los medios reflejen que el ajuste tarifario es fundamental para el
FMI, respondió ‘si, claramente’, y añadió que obviamente
que las empresas están haciendo todo lo necesario para instalar
la idea del retraso tarifario y de la mala situación que
tienen”. Publicado en El Pregón Energético número 571 del 15
de agosto de 2003.
[v]
Ver “Lavagna pide un tarifazo”, diario Página 12 del 31 de
marzo de 2004.
[vi]
“El
Gobierno anunció premios para quienes consuman menos gas o luz. Y
castigos para quienes aumenten el uso de ambos combustibles. Con
esa medida apuntan a ahorrar entre 5 y 7 por ciento del total de
la demanda energética, buscando así que la crisis impacte menos
en la industria... Pero el régimen incluirá distintas categorías.
Para los hogares de menos consumo, habrá premios sólo si
reducen el uso de combustibles respecto al mismo período del año
anterior. Para las casas de familia de mayor consumo, así
como para los comercios, en cambio, habrá una condición: deberán
ahorrar un 5% de su consumo del año pasado. El premio lo
recibirán por los ahorros superiores a esa cifra. Y, en cambio,
tendrán castigos por los incrementos de demanda también sobre
ese número, equivalente al 95% de la luz o el gas usado en igual
período de 2003... Cuando se trata de electricidad, los
funcionarios son más ambiguos. ‘El
premio será equivalente a un kilowatt por cada kilowatt ahorrado.
Y lo mismo para los castigos: por cada kw de exceso, se cobrará
un punitorio similar’, dijeron ayer. El punto es que el
kw de premio será tomado al valor de generación con gas, más
barato, mientras que el del castigo tendrá como parámetro la
electricidad generada con fuel oil, más cara. ‘El monto final
no está aún definido —reconocieron anoche los técnicos
oficiales—, pero la relación entre uno y otro será que
por cada peso de premio, el castigo será de $ 7’”. Ver
“Premiarán a casas y comercios que consuman menos gas y luz”,
diario Clarín del 29 de abril de 2004. También ver “En
invierno consumir menos energía tiene premio”, diario Página
12 de 29 de abril de 2004.
[vii]
Ver “Para 2006, también las casas”, diario Clarín del 23 de
abril de 2004.
[viii]
“La UIA brindó un respaldo
inmediato a las medidas. Por medio de un comunicado, la
entidad destacó que ‘el esfuerzo ante la situación energética
que atraviesa el país no debe hacerlo solamente la industria,
sino que debe ser compartido por la sociedad en su
conjunto’". Ver “Apoyo de industriales
y críticas de privatizadas”, diario Clarín del 29 de abril de
2004.
[ix]
Un estudio de la Unión Industrial Argentina (UIA) asegura que el
aumento de los tarifas de gas y electricidad tendrá una
incidencia marginal en la industria aunque advierte que los cortes
prolongados podrían propiciar una caída del PBI de entre el 2 o
el 2,5 por ciento. Ver “Cual será el impacto económico”,
diario Página 12 del 29 de abril de 2004.
[x]
El impacto de las privatizaciones. El caso de los servicios públicos
domiciliarios. Camila Arza, marzo de 2002.
|