Se termina la primavera kirchnerista
Sin gas, sin luz y sin un peso
Renacionalización
bajo control de los trabajadores de todas las privatizadas
Editorial de Socialismo o Barbarie,
periódico, 13/05/04
El
25 de mayo se va cumplir el primer año de gobierno. Los días felices
de Kirchner se terminaron. El comienzo del fin de la luna de
miel con la opinión pública estrenó sus primeros actos. Empezamos a
recorrer una nueva coyuntura política donde el gobierno ya no
impone los temas de la agenda nacional sino que va detrás de
las distintas crisis parciales que se le abren a cada paso. Hasta
ahora había logrado ocupar el centro del espacio político y
ampliarlo considerablemente a derecha e izquierda. Ese “centro político”
se comienza a desflecar por la permanencia de una serie de
elementos de crisis. Paradójicamente, en vísperas del invierno y sin
gas, el mal humor social empieza tomar temperatura ascendente.
Repasemos
rápidamente las distintas crisis (o elementos de crisis) con que se
empezó a tropezar Kirchner: el acto en la ESMA reveló el descontento
de un sector de las fuerzas armadas y abrió la crisis en el PJ. La
crisis por la inseguridad y las marchas de Blumberg mandaron a
Kirchner al hospital y no pudo abrir el pico por una semana.
Estas
marchas permitieron observar ciertos reacomodamientos interesantes:
por un lado, los defensores “progresistas” del gobierno quisieron
mostrar un complot de la derecha y el intento de un supuesto “giro
reaccionario” para cerrar filas alrededor de K (o los defensores más
vergonzantes, para proponer hacer un “frente antimenemista o
antineoliberal”). Por otro lado, un sector de la izquierda, de
manera oportunista, no quiso diferenciar entre el justo reclamo
de seguridad de millones de trabajadores que se sienten indefensos, y
las propuestas burguesas y reaccionarias de Blumberg, alentado
por lo más rancio de la sociedad argentina
Casi
en el mismo momento, siguió el conflicto de Subtes y mostró la
vitalidad y la fuerza de la nueva clase obrera que obligó al
gobierno –mascando bronca– a darle el triunfo a los trabajadores
contra la patronal y la burocracia de la UTA.
La
crisis energética le estalló en las manos al gobierno,
anunciando un invierno duro, con aumento masivo de precios y
los salarios congelados y un sistema de “premios y castigos” que
castigará sobre todo a los sectores populares y no a las petroleras y
demás empresas privatizadas del sector energético.
Las
crisis provinciales, y en especial la lucha de los docentes y el
pueblo de San Luis, siguen en curso. A esto se le suma una larga lista
de conflictos salariales que se suceden cotidianamente. Para
aumentar el revulsivo social, el gobierno está estudiando el aumento
salarial de los “pobres” funcionarios que de sus magros $ 3000
pasarían a ganar $ 6000.
Los
trabajadores pueden empezar a sacar un balance claro de un año de
gobierno de Kirchner: el gobierno hizo mucho ruido, pero las nueces
se las llevan los de siempre. En lo esencial, la situación de los
trabajadores no ha cambiado y, crisis energética mediante, pinta para
empeorar. Todos estos elementos, que permanecerán, están
sentando las bases para que los trabajadores comiencen a hacer una
experiencia política con el tramposo gobierno de Néstor Kirchner.
Pero esta experiencia no se da en el vacío; por todos los medios, la
burguesía y la burocracia sindical la quieren impedir, mientras las
luchas de los trabajadores ocupados tienden a aumentar.
Al rescate de los Saá
Los
docentes y el pueblo de San Luis están haciendo mucho más de lo que
se supone para clarificar la verdadera naturaleza de la acción
del gobierno y sus lacayos, en este caso, la directiva de la CTA. Los
docentes, padres, municipales, trabajadores de Vialidad y el pueblo en
general comenzaron a luchar contra un ataque al salario y las
condiciones laborales, hecho de manera totalmente antidemocrática.
Fueron sacando la conclusión de que la única salida para sus
reclamos es política: terminar con el régimen de los Saá.
Hasta
ahí el gobierno se mantuvo en una actitud pasiva de apoyo de hecho a
los Saá. Luego de la violenta represión, la mayoría de los sectores
en lucha comenzó a involucrar directamente a Kirchner pidiendo
–equivocadamente– la intervención federal. El gobierno toma
cartas en el asunto, descarta la intervención y propone “una
tregua” que consiste básicamente en que se quede Alberto Rodríguez
Saá, una comisión “negociadora” para evaluar el nuevo estatuto y
que los docentes levanten su huelga por tiempo indeterminado.
Los
docentes y los sectores en lucha rechazan esta propuesta y el gobierno
sale a decir que los docentes son “antidemocráticos”, que “no
respetan la institucionalidad”, etc. En las plazas se empieza a
cantar: “A ver a ver / cómo mueve las manitos/ el presidente/
para salvar al Albertito”. Por su parte, la CTA y en particular
el caradura secretario general de CTERA, Yasky, no convoca a
ninguna medida de fuerza nacional en repudio de la represión y en
apoyo de los reclamos docentes.
Por
el contrario, se dedican a intentar dividir a los docentes
puntanos para que acepten la propuesta del gobierno. Esto consiste en
separar lo que está unido en la realidad: la “democracia” de los
Saá y los ataques al salario y las condiciones laborales del pueblo
puntano. Ambas cuestiones son una misma cosa. Dicho en otros términos,
quieren separar los reclamos “reivindicativos” de los docentes
(la defensa del estatuto) del reclamo político: que se vayan los Saá.
Quieren quitar del centro de la lucha a uno de los más
importantes sectores de trabajadores de la provincia, lo que le otorga
una particularidad distintiva a esta crisis provincial de las
ocurridas en el pasado.
Y
más en perspectiva, quieren darle tiempo a los Saá para recomponer
su poder y derrotar a los docentes y al pueblo puntano. La pelea sigue
abierta al escribir estas líneas, pero las primeras conclusiones están
a la vista.
Crisis energética: “premios y castigos”
Como
empieza a ser costumbre, las palabras rimbombantes del gobierno no
alcanzan para tapar la dura realidad de los hechos. La crisis energética
y la supuesta “extorsión” de las petroleras que denunció el
gobierno, terminó en un acuerdo para ampliar las concesiones y
aumentar las tarifas en forma encubierta y escandalosa. La
anunciada creación de una “petrolera estatal” es un nuevo cuento
chino, donde los gastos de la exploración (lo más caro en el ciclo
petrolero) los pagarán todos los argentinos mediante impuestos, y las
ganancias de la explotación se las llevarán Repsol y Petrobras. Eso
sí, para cubrir las formas quizá haya tres surtidores con tres
barriles de crudo de la nueva petrolera estatal...
Pero
no se trata sólo de las empresas privatizadas de energía. Es también
el caso de los trenes: los subsidiamos todos pero las ganancias se las
llevan tres concesionarios, mientras millones de trabajadores viajamos
peor que ganado, corriendo el riesgo cierto de perder la vida.
La
consecuencia inmediata de los aumentos de tarifa es la estampida de
los precios: a la luz y el gas se suman en estos días el aumento del
GNC y del gasoil, y se viene el de la nafta. Así, para el aumento
de los colectivos sólo falta un paso.
La
conclusión se impone: los premios son para las petroleras y demás
privatizadas; los castigos, para los trabajadores que con nuestro
magro sueldo –cuando lo tenemos– no llegamos a fin de mes.
Por una corriente clasista contra la burocracia
Organicemos una gran lucha nacional
Está
dicho que este gobierno sirve a los grandes empresarios, a las
privatizadas y al imperialismo y, como dice el dicho, “una mano lava
la otra y las dos lavan la cara”. Kirchner y las burocracias salvan
a Rodríguez Saá. Y juntos gobiernan para el FMI y los grandes
empresarios. Esta conclusión es la que hay que llevar al conjunto de
los trabajadores.
Pero
con esto no alcanza: hay que mostrar un camino distinto, una salida
que responda a los intereses de la inmensa mayoría de los argentinos,
es decir, de los trabajadores y sectores populares.
Recientemente
se está haciendo notar un factor muy importante: la tendencia al
ingreso creciente a la lucha de los trabajadores ocupados. En las
últimas semanas ha estado el caso no sólo de subtes, sino de los
petroleros privados y docentes de Santa Cruz, los trabajadores de la
salud de la provincia de Buenos Aires, los bancarios y un sinnúmero
de conflictos obreros, así como también de los movimientos de
trabajadores desocupados combativos.
El
sábado 22 de mayo está convocado por los trabajadores y el cuerpo de
delegados de Subtes un encuentro para debatir una “campaña nacional
por la reducción de la jornada laboral a 6 horas sin rebaja
salarial”. Creemos que la puesta en marcha de una campaña por las 6
horas (acompañada de otras consignas como el aumento de los salarios,
el trabajo para todos y la renacionalización bajo control de los
trabajadores de las privatizadas) más el dar pasos para la constitución
de una corriente o tendencia clasista que agrupe a las principales
experiencias independientes entre los ocupados, son un inmenso
desafío y oportunidad para comenzar a pelearle el control de los
trabajadores ocupados a la burocracia en todas sus expresiones.
Por
su parte, la ANT convoca a una Marcha Federal para inicios de junio,
en la que vamos a participar junto con el FTC Nacional desde nuestra
perspectiva de poner en pie un programa no sólo “piquetero”, sino
de unidad de clase de ocupados y desocupados hacia un verdadero
Congreso de Trabajadores ocupados y desocupados. Un Congreso que se
plantee como instancia de síntesis entre el agrupamiento o tendencia
clasista que se debería poner en marcha y el agrupamiento de las
tendencias piqueteras combativas.
Llamamos
a los trabajadores, a los sindicatos e internas clasistas y
luchadoras, a los movimientos de trabajadores desocupados, a los
partidos de izquierda, a los centros de estudiantes combativos a organizar
la lucha nacional por la jornada laboral de 6 horas sin rebaja
salarial, el aumento de sueldos y planes sociales, el trabajo para
todos, la renacionalización de las privatizadas bajo control de los
trabajadores y usuarios; y el triunfo de los trabajadores en lucha, en
primer lugar los docentes y el pueblo puntano.
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