Río
Turbio
Investigación
y castigo a los responsables de la tragedia minera
Por
Oscar Alba
Socialismo o Barbarie, periódico
Río Turbio, 21/06/04
La
semana que va del 14 de junio al 21 quedará como un jalón trágico
en la historia del movimiento obrero y, fundamentalmente, en la
memoria de los mineros y pobladores de Río Turbio.
El
peritaje técnico dirá, entre otras cosas que el incendio comenzó a
la altura de la unión 9 pero quienes venimos denunciando, desde hace
años, las pésimas condiciones en que los mineros deben trabajar,
sabemos que esta tragedia se comenzó a gestar mucho antes.
El
lunes 14 cuando el tercer turno ya se encontraba dentro de la mina se
declaró, en una de las galerías principales que corren paralelamente
a lo largo de 6 kilómetros en la zona de la unión 9, el incendio.
Cuando se ordenó evacuar algunos compañeros pudieron escapar por el
chiflón 7 que es una de las bocas que sirve para ventilación.
Mientras el camión interno que normalmente traslada al personal por
una de esas galerías, entraba al socavón para sacar a los compañeros
que se encontraban en el interior. Héctor Rebollo emprendía así, el
que iba a ser su último viaje como chofer hacia el interior del
cerro.
Una
vez que el camión estuvo adentro, los compañeros comenzaron a
abordarlo, el olor a goma quemada se hacía sentir pero aún nadie
presentía lo que iba a ocurrir porque el humo no había inundado las
galerías.
El
camión partió repleto de mineros buscando la boca de mina 5. A
medida que cruzaban las uniones, el humo se hacía espeso. Hasta que
cercanos a la unión 9 ya el humo se había adueñado de la mayor
parte de las galerías y poco después se adueñaría de la vida de
catorce compañeros.
En
determinado momento, el camión chocó con un arco y ya no pudo
seguir. Los mineros, entonces, se largaron a pie en medio la oscuridad
total. La luz de las lámparas de los cascos, no podía penetrar el
grueso manto de humo. El calor quemaba los rostros y el monóxido de
carbono comenzó a asfixiar rápidamente a los mineros. Así, entre
gritos, tanteando los arcos, con las piernas flaqueando y el último
aliento algunos comenzaron a llegar a la cortina del chiflón 5 donde
ya el aire se podía respirar y el oxígeno lanzaba su bocanada de
vida. Pero otros compañeros no pudieron salir y quedaron tendidos a
merced de la atmósfera envenenada de la mina.
Silverio
Méndez, Jorge Vallejos, Héctor Rebollo, Oscar Marchan, Ricardo
Cabrera, Julio Alvarez, Miguel Cardozo, Víctor Hernández, José Hernández
Zambrano, José Alvarado, Nicolás Arancibia, José Armella, Odilón
Vedia y José Chávez
ya no pudieron volver a la superficie.
En
las primeras horas del martes cuando se comenzó a tener conocimiento
del accidente, familiares, compañeros y pobladores se llegaron hasta
el hospital donde fueron atendidos casi más de 40 mineros. Las tareas
de rescate se hicieron dificultosas y la espera de novedades se tornó
angustiosa. Inmediatamente se supo que habían quedado mineros
atrapados en el incendio. Quienes transitan diariamente las galerías
de la mina sabían bien que con el correr del tiempo se hacía muy difícil
que "los viejos" pudieran salir vivos
Toda
la semana llevó sacar los cuerpos. Ir y venir a los cementerios de Río
Turbio, 28 de Noviembre y Puerto Natale (Chile), llevando los cuerpos
de los mineros caídos, se convirtió en una dolorosa rutina.
Una tragedia anunciada que tiene
responsables
En
la mañana del lunes 21, frente al cuerpo de Silverio Méndez (uno de
los últimos en ser rescatado), el cura dijo que nadie había robado
la vida de los mineros sino que ellos las dieron. No debe extrañarnos
que este señor diga esto. La palabra de la Iglesia siempre estuvo
cargada de mentiras, cinismo e hipocresía. Y sirve para ocultar los
crímenes que el capitalismo ha impuesto a los trabajadores. Porque
esto es lo que ocurrió con los mineros muertos.
El
presidente Néstor Kirchner, ante familiares y cámaras de televisión
dijo que se iban a investigar las responsabilidades técnicas del
accidente. Para nosotros hay responsabilidades políticas y técnicas.
Kirchner no habla de responsabilidades políticas porque él es el
primer responsable de tamaña tragedia.
En
primer lugar, cuando fue gobernador de Santa Cruz convalidó con Menem
la concesión del yacimiento a Sergio Taselli. Este, como sabemos, se
llenó los bolsillos de plata y después produjo el vaciamiento de la
mina. En aquel entonces, los mineros y la población de la Cuenca
tuvieron que movilizarse hasta Río Gallegos, enfrentarse con los
matones de Kirchner para echar a Taselli y evitar el cierre de la
mina. Pero después siguieron los reclamos y denuncias por el estado
en que este empresario había dejado al yacimiento. La lista Negra
encabezó estos reclamos desde la conducción del sindicato. Alertó
permanentemente sobre la situación de riesgo en que trabajaban los
mineros. Y sobre la necesidad de una urgente inversión para el
equipamiento y la capacitación en las áreas de seguridad. Pero el
reclamo no fue atendido. Y cuando los "verdes" de De Gennaro,
Depetris y Lino Heredia, mediante el fraude volvieron a ocupar el
sindicato, dijeron que con Kirchner en la presidencia, las cosas iban
a cambiar. Estos "verdes" son los que llamaron a votar a De
la Rúa, ayudaron a gobernar a Duhalde y hoy son
"alcahuetes" del gobierno kirchnerista. Son los que ahora sólo
quieren descabezar a la jefatura de la empresa sin responsabilizar a
los gobiernos nacional y provincial y a sus amigos del poder político.
El
4 de junio Kirchner, en el complejo cultural de Río Turbio, anunció,
ante un auditorio expectante, una inversión de más de 300 millones
para reactivar el yacimiento. En aquellos cercanos días, desde el MAS
dijimos que no podíamos confiar en las palabras del presidente. En
otras oportunidades ya habíamos escuchado promesas de ese tipo y no
había llegado nada. Dijimos que teníamos que seguir exigiendo y
luchando para que nuestras reivindicaciones se atendieran. Hoy, ante
la muerte de los catorce compañeros, argentinos y chilenos, decimos
que no habrá investigación precisa y profunda si no luchamos.
También
tienen su responsabilidad el gobierno de la Provincia. Los políticos
locales, desde el intendente hasta los concejales, tanto radicales
como peronistas, que mientras los mineros reclamaban mayor seguridad y
una política para la reactivación de la mina se preocupaban y
alentaban un supuesto proyecto turístico. Ellos intentaron convencer
a la población de que había que preocuparse por el turismo mientras
que desde los socavones las voces mineras reclamaban por sus
reivindicaciones. ¡¡No pueden investigar quienes deben ser
investigados!!
Redoblar nuestros esfuerzos para
que se haga justicia
Las
fuerzas mineras han sufrido una pérdida muy grande. Va a ser muy duro
para los mineros entrar a la mina nuevamente, sobre todo para aquellos
que sobrevivieron a aquel fatídico lunes. El recuerdo de aquel
momento con compañeros cayendo en la galería. Los intentos por
salvar a otros compañeros. Allí quedará el recuerdo de José Chavez
tratando de ayudar a su compañero de años y amigo, José Alvarado.
Los dos trabajaron durante años en el mismo sector y murieron juntos.
El lunes 21, junto al féretro de Odilón Vedia estaba su hijo, con su
flamante equipo de minero. Hace apenas un mes que ingresó a la mina y
hoy está despidiendo los restos de su padre.
Todos
ellos, junto a los mineros y la población tenemos que superar el
dolor que hoy nos embarga y hacer oír la bronca obrera. Ahora llega
el tiempo de organizarnos y movilizarnos para que estas muertes no
queden impunes. No podemos resignarnos de ninguna manera. Ni pensar
que una supuesta justicia divina pondrá las cosas en su lugar en un día
futuro y lejano. De la misma manera, no podemos confiar en la justicia
de los capitalistas. Es la misma que permite, entre otras cosas, que
Sergio Taselli siga enriqueciéndose a costa de las penurias del
pueblo trabajador.
Por
eso, debemos exigir que se conforme una comisión independiente
investigadora elegida democráticamente por los trabajadores y
familiares y que el Estado ponga a su disposición todo lo que sea
necesario para su funcionamiento. Esta es la mejor garantía de que
los responsables serán castigados.
Por
otro lado, la empresa que hoy está en manos del Estado debe ser
puesta inmediatamente bajo el control de los trabajadores así como
las demás empresas que hoy están privatizadas deben ser
renacionalizadas bajo control obrero.
Finalmente,
los trabajadores de todo el país y, en particular, aquellos que están
luchando no pueden dejar de mirar hacia el Sur. Aquí hay un nuevo
ejemplo hacia donde nos llevan los capitalistas y sus gobiernos. Por
eso nuestra lucha también debe ser por terminar con la pobreza y el
dolor cotidiano que nos imponen estos chupasangre, barriendo la mugre
capitalista.
Tenemos
la certeza de que el sentido de la vida existe en esta pelea por
construir una nueva sociedad para los trabajadores y el pueblo: una
sociedad socialista.
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