Las vueltas
del Argentinazo

 

Difícil momento de Autodeterminación y Libertad (AyL)

Crisis en el partido de Zamora

Por María Cecilia Tosi y Gabriel Sued
La Nación, Buenos Aires, 10/07/04

El bloque de la Legislatura está quebrado; unas 40 personas se fueron en diciembre
El grupo que se alejó acusa a su líder de autoritario
Los legisladores porteños díscolos cuestionan por el mismo motivo a Oliveto
El antecedente de Roselli

A menos de un año de su elección más exitosa, el partido de Luis Zamora atraviesa hoy la peor crisis desde su surgimiento, en octubre de 2001.

Con divisiones internas, acusaciones de traición y problemas personales entre los legisladores, renuncias confusas y acusaciones de autoritarismo a Zamora y a su mujer, Noemí Oliveto, los problemas partidarios encuentran su epicentro en la Legislatura porteña. Pero, según reconocen algunos de los protagonistas, las diferencias ya se trasladaron al corazón del movimiento.

Autodeterminación y Libertad (AyL) se alzó en las elecciones del 24 de agosto pasado con el 12% de los votos para la candidatura de Zamora a jefe del gobierno porteño, ubicó dos diputados nacionales en el Congreso y ocho legisladores en la ciudad.

Pero el bloque de AyL en la Legislatura porteña comenzó sus actividades escindido. En diciembre pasado, los hermanos Rubén y Tomás Devoto dejaron la bancada que conduce Oliveto y formaron su propio movimiento. Hace tres meses, tres de los seis legisladores restantes comenzaron a actuar por separado por diferencias con la mujer de Zamora. A eso se sumó, en la última semana, la renuncia en confusas circunstancias de la diputada porteña Patricia Flores.

La crisis partidaria alcanzó su expresión más grave en la Legislatura, el miércoles pasado, en una sesión signada por otro escándalo: el de los enfrentamientos en torno de la reforma del Código de Convivencia.

Los tres legisladores disidentes de AyL, Daniel Betti, Héctor Bidonde y Sergio Molina, acusaron a Oliveto y a su única aliada en el bloque, Susana Etchegoyen, de haber acordado un "pacto secreto" con el partido de Mauricio Macri (impulsor de la norma) para dar quórum. Aseguraron que la prenda de cambio fue la aprobación de la jura de Daniel Vega en reemplazo de Flores.

"Entendemos que estas prácticas son contrarias a las políticas fundantes de nuestro movimiento", dijeron Betti, Bidonde y Molina en un comunicado de prensa.

En diálogo con LA NACION, Molina explicó que las principales objeciones se refieren a la forma vertical y autoritaria de la mujer de Zamora en la conducción de la bancada. "La posición que está tomando Oliveto destruye a AyL", opinó el diputado.

Intento de expulsión

Molina denunció que un sector del partido organizó un plenario para expulsar del partido a él y a los otros dos legisladores díscolos. Sostiene que la dimisión de Flores fue forzada por Oliveto, aunque la mujer de Zamora y la diputada renunciante aseguraron que fue por razones "estrictamente personales".

Los hermanos Devoto -que mantienen sus bancas con el flamante Movimiento por un Pueblo Libre- enfatizaron que, en diciembre pasado, fueron expulsados de AyL junto a otros 40 dirigentes por diferencias políticas. En su momento, calificaron el hecho de "crisis de retroceso en la construcción de organizaciones donde efectivamente se respete al otro". Allegados a los Devoto explicaron: "No había canales democráticos para la discusión", y agregaron que Zamora se creía el dueño de la verdad.

Si bien Oliveto reconoció que existen problemas, dijo que el actual momento político es una "exploración interesante" que puede favorecer al desarrollo del partido. Tanto los que se quedaron como los que se fueron coinciden en señalar que Zamora se mantiene al margen de las cuestiones que competen a la Legislatura porteña.

El diputado nacional José Roselli, que fue expulsado del bloque de AyL en diciembre de 2002, dijo que la crisis partidaria también se expresa en la bancada zamorista del Congreso. LA NACION intentó, sin éxito, comunicarse con los diputados de AyL Marta De Brasi y Carlos Tinnirello.

Consultado por este diario, Zamora se negó a hablar; dijo que consideraba la realización de esta nota como un ataque contra su movimiento.

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