En
la perspectiva de un Encuentro Obrero Nacional
Avancemos en la formación
de un agrupamiento clasista
Socialismo o Barbarie, periódico, 21/08/04
Junto
con la discusión y la pelea por la campaña de la jornada laboral de
6 horas, hay otra discusión sumamente importante que recorre en estos
días a la vanguardia obrera.
Es
un hecho que se han ido sumando experiencias en parte antiburocráticas,
en parte clasistas, que están cuestionando y en ciertos casos
desplazando a la burocracia. En estas páginas ya hemos dado cuenta de
esto: Subtes, Río Turbio, docentes de la Unter y distintas directivas
opositoras en el Suteba, algunas internas en la Carne, Astilleros Río
Santiago, Zanón, etc.
El
problema que se plantea es precisamente el de la relación de estas
experiencias entre sí y con el resto de los trabajadores. Pero
aquí hay una cuestión de criterios: en qué medida este agrupamiento
debe ser antiburocrático, clasista o definido contra el gobierno de
Kirchner.
En
primer lugar, creemos que es un enfoque equivocado pensar
exactamente igual una tendencia o agrupamiento obrero que una lista
sindical. En el caso de un sindicato determinado, en la medida en que
el punto de referencia es el conjunto de la base de ese sindicato, el
criterio de acuerdos respecto de la burocracia hegemónica puede ser más
amplio: ahí está el caso de la Alimentación o de la lista única
opositora en CTERA. El primero incluye a la CCC (corriente que aún
sigue siendo kirchnerista), el segundo al PC (hoy opositor al
gobierno, pero con un curso crecientemente “centroizquierdista”).
Incluso en algunos casos puede incluir sectores desplazados de la
burocracia como la reciente lista Blanca-Bordó en Sanidad.
Pero
cuando se trata de un agrupamiento o tendencia de sectores de la
vanguardia obrera consecuente, las cosas son distintas: la única
manera de tener un punto de vista antiburocrático consecuente es que
sea explícitamente antigubernamental y clasista. Esta es la
experiencia de los mineros de Río Turbio, que ahora la CCC quiere
socavar.
Por
ejemplo: la CCC está, aparentemente, contra un sector de la
burocracia, pero al mismo tiempo mantiene compromisos permanentes
con la CTA. Así se ve en el caso de la elección en docentes,
donde llaman a votar en blanco y no por la lista opositora, a la que
no se quisieron sumar. En el mismo sentido va el verso que les fue a
hacer Amancay Ardura a los compañeros en Turbio de que “De Gennaro
no es como Depetris”, planteando la formación de una lista
distinta que la Negra (que es de hecho clasista), que incluiría
también gente de la Verde, odiados por la base minera por ser cómplices
a lo largo de los 90 del vaciamiento de la mina.
Necesariamente,
un agrupamiento de la vanguardia obrera debe ir algo más allá.
Porque en el fondo no hay cómo separar la lucha sindical de la
lucha política. Es incorrecto disolver las reivindicaciones específicas
–en tanto que trabajadores– en las generales, error que suelen
cometer los sectarios. Pero tan o más grave es perder de vista que
toda reivindicación, por mínima que aparente ser, entraña una
lucha política, que no puede llevarse delante de manera corporativa.
Porque
además, todo agrupamiento de la vanguardia obrera se debe plantear ir
a la pelea hacia el conjunto de los trabajadores más allá de las
fronteras de cada sindicato, discutiendo a la vez la posibilidad
de poner en pie una verdadera expresión de frente único de las
distintas experiencias, como puede ser la iniciativa de convocar a un
Encuentro Obrero Nacional.
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