Ante la campaña represiva del gobierno
Señal de alerta
Socialismo
o Barbarie, periódico, 10/09/04
Primero fueron los presos en la Legislatura de Buenos
Aires el 16 de julio, en los incidentes provocados por la SIDE. Siguió
la detención de Raúl Castells. Posteriormente, apoyándose en la
acción “petardista” de Quebracho, las cien detenciones en Plaza
de Mayo el 31/8. Luego, se desató una verdadera “cacería humana”
sobre los desocupados que habían tomado las instalaciones de Termap
en Caleta Olivia. Un par de días atrás, el impresionante operativo y
desalojo del bloqueo de la puerta de Firestone por parte de los compañeros
despedidos (ver nota pág. 5), así como el desalojo de un taller gráfico
(del grupo Clarín) ocupado por sus trabajadores en reclamo de aumento
salarial. ¿Qué está pasando?
El
gobierno ha dado un nuevo paso hacia la represión de la protesta
social. Aguijoneado por la tremenda campaña de los medios, Blumberg,
la Iglesia, Duhalde y Alfonsín, el imperialismo, amplias porciones de
la patronal y un sector de la clase media, el gobierno parece
decidido a impedir el libre derecho de los trabajadores y de los
movimientos de trabajadores a luchar por el salario y el trabajo.
Sacar a los desocupados de las calles, impedir que los
ocupados salgan a luchar
El
gobierno busca dos cosas mediante este cambio de política. Por un
lado pretende sacar a los movimientos de desocupados de las calles. Su
permanencia cuestiona, de alguna manera, la autoridad y el
monopolio del uso de la fuerza
por parte del Estado patronal. Cuando se ocupa un lugar de
trabajo, una estación del ferrocarril, se corta una ruta o se
realizan movilizaciones masivas, lo que queda evidente es que frente
al poder del Estado (y su monopolio de la fuerza), aparece otro
“poder” que cuestiona este monopolio: el “poder” de amplios
sectores movilizados cuestionando la autoridad del Estado o la
sacrosanta propiedad privada.
El
Argentinazo, como tal, expresó un momento de cuestionamiento a esa
autoridad de la clase dominante. La persistencia de esas experiencias
y métodos de acción directa de los sectores populares y de
trabajadores es una de las cuentas pendientes que el gobierno de
Kirchner tiene por objetivo liquidar. Además, la permanencia
de los desocupados en las calles es siempre una señal para los
trabajadores ocupados (e incluso sectores de las clases medias) de
que ellos también pueden salir a la acción directa si lo
consideran necesario.
Toda
una sucesión de síntomas indica que cuando entre sectores de
vanguardia de los trabajadores ocupados comienza a haber mayor
disposición a luchar, sacar al movimiento de desocupados de las
calles es un tiro por elevación, es un mensaje hacia el resto de los
trabajadores: “ni se les ocurra ocupar un lugar de trabajo, o
cuestionar la propiedad privada, porque si no van a ser reprimidos
igual que los desocupados”...
La política del gobierno es integral y tiene elementos preventivos
para que los sectores independientes y de la izquierda no ganen
nuevas posiciones entre los trabajadores
ocupados. Parte de esta estrategia preventiva es la
reciente reunificación de la CGT alentada por Kirchner. También lo
son las recientes medidas tomadas por el Consejo del Salario. El
anunciado aumento del mínimo a $ 450 –cuando la canasta básica está
prácticamente en el doble– es
un nuevo “gesto” del gobierno con efectos prácticos casi nulos.
De un universo de casi 9.000.000 de trabajadores asalariados y
5.000.000 de desocupados y subocupados, sólo 300.000 compañeros se
verán beneficiados con el aumento. Igual de acotado es el efecto de
la posible jubilación “anticipada” a los 60 años a aquellos
desocupados que hayan aportado durante 30 años. Estos pasos y medidas
demagógicas (que implican a la vez pequeñas “concesiones”) son
la otra cara de la ofensiva gubernamental para suprimir y derrotar a
la vanguardia, mientras se legitiman las divisiones entre ocupados,
desocupados y precarizados.
La división de la clase media
Desde estas páginas ya hemos escrito que la tendencia social
y política bajo el gobierno de Kirchner, es hacia la polarización y
que en terreno político se expresa en el inicio del desflecamiento
hacia derecha e izquierda del “centro” político burgués que
expresa el gobierno, proceso que hasta ahora se había visto
amortiguado.
En los últimos días esto se ha vuelto a manifestar con la
movilización de Juan Carlos Blumberg, que contó con una importante
asistencia de alrededor de 50.000 personas y confirmó –por si hacía
falta– lo que desde el MAS venimos diciendo desde el primer momento:
Blumberg y el fenómeno que generó es un movimiento reaccionario
de sectores de la clase media alta y burguesa, que levantan un
programa antipopular. Esto se evidenció en el ataque de Blumberg
a los organismos de derechos humanos y en la formulación de todo un
programa de reforma política por la derecha, tal cual exigen políticos
como López Murphy y otros.
La
continuidad de esta movilización reaccionaria de sectores de la clase
media, el giro represivo en la política del gobierno, sumado a que
también entre un sector atrasado de los trabajadores caló la campaña
“antipiquetera”, puede estar configurando un incipiente giro a
la derecha de la coyuntura política. Dado que no se puede saber
todavía con certeza en qué medida este giro logrará consolidarse,
no creemos que sea correcto impresionarse por el actual despliegue del
gobierno. Sí está claro que hay que tomar nota del mismo con toda
seriedad, y poner en marcha una serie de medidas que hacen falta: en
primer lugar, realizar una movilización de masas unitaria para
enfrentar y derrotar este giro represivo.
Los
que facilitan el trabajo
Para colmo, están las organizaciones que facilitan
el trabajo represivo del gobierno. No nos referimos al equivocado
programa corporativo que levantan la mayoría de los movimientos de
desocupados y que ha tenido por resultado facilitar su aislamiento
político. Nos referimos aquí a otra cosa: algunas
organizaciones, por “vedetismo”, “caudillismo” o por
otras razones peores aún, facilitan el trabajo represivo de Kirchner,
Fernández y compañía.
Es el caso de Raúl Castells, en un claro curso
populista, a quien no obstante defendemos incondicionalmente del
gobierno patronal y exigimos su inmediata libertad. Pero esta
defensa no nos hace ni por un minuto perder de vista nuestra posición
de que sus constantes acciones puramente mediáticas, de usufructo de
la lucha de otros movimientos y de división sobre bases puramente
caprichosas alientan o facilitan el trabajo represivo y el aislamiento
político de los movimientos.
Más graves aún son las acciones lisa y llanamente
provocadoras de sectores que, como el grupo Quebracho (el cual no
esgrime posiciones políticas claras ni mucho menos clasistas), se
montan en las movilizaciones de los demás para, desde el seno mismo
de ellas y de manera inconsulta, llevar a cabo acciones petardistas
(por decir lo menos), que a la postre facilitan la represión sobre el
conjunto.
Las organizaciones clasistas y de izquierda de lucha
de los trabajadores debemos arbitrar colectivamente los medios para
que esto no vuelva a ocurrir: que nadie venga a montar ni a
facilitar la represión y el desprestigio de las legítimas
movilizaciones de los movimientos independientes de trabajadores
desocupados, así como las luchas que encaran los compañeros
ocupados.
Movilización
de masas contra la represión
Más
que nunca, por la campaña de las 6 horas
Creemos
que deben ser dos los andariveles de actividad de los sectores
clasistas de los ocupados, los movimientos de desocupados y la
izquierda.
Por
un lado, se debe terminar con la proliferación de acciones
fragmentarias y minoritarias: hay que discutir y preparar una gran
movilización unitaria de masas que englobe desde la izquierda
hasta los organismos de derechos humanos, e incluso la CCC y la CTA si
están dispuestas. El objetivo debe ser dar una contundente respuesta
al giro represivo de Kirchner, levantando bien en alto la libertad
de todos los presos por luchar; desprocesamiento de todos los
luchadores, delegados y dirigentes obreros que tienen causas
judiciales; el libre derecho a la lucha y la movilización,
y parar la escalada represiva.
El
otro andarivel es la campaña por la jornada de 6 horas, que atañe a
una cuestión estratégica: la unidad de clase de los trabajadores.
La división entre ocupados y desocupados, que el gobierno
“progresista” de Kirchner se ha encargado de profundizar, es la
base sobre la que se asienta el giro a la derecha de una importantísima
porción de la clase media, e incluso de sectores atrasados de los
trabajadores.
Desde
hace meses venimos insistiendo que los movimientos desocupados se han
metido en un callejón sin salida: la pelea corporativa sólo
por los planes, pelea que no está presidida por y que no ofrece un
programa de conjunto.
Los
compañeros del cuerpo de delegados del Subte tienen el inmenso mérito
de haber puesto sobre la mesa una bandera de lucha que sí puede ser
prenda de unidad de toda la clase trabajadora. Lamentablemente, por
diversas e injustificables razones, la mayoría de las corrientes de
la izquierda (abierta o cínicamente) le han dado la espalda al
único planteo que hoy por hoy da una respuesta de conjunto y puede
destrabar esta situación de aislamiento de la vanguardia: la campaña
por la jornada legal de 6 horas con aumento salarial.
Nuestro
partido se ha puesto completamente a disposición de esta campaña y
será el gran centro de nuestra actividad ponerla en las calles y
los lugares de trabajo. Asimismo redoblaremos la lucha por el
reconocimiento de la Directiva Provisoria de los mineros del Turbio y
por la puesta en pie de una Intersindical Clasista (como la que se
ha comenzado a discutir entre los compañeros del Turbio, del Subte,
la Unter, Crónica y Zanón) que pueda comenzar a ser un punto de
referencia de frente único de todas las experiencias clasistas entre
los ocupados.
Hoy
todo esto se concreta en poner en marcha el acto por las 6 horas que
se realizará el próximo viernes 15 de octubre.
¡Por
una gran movilización unitaria de masas contra la represión!
¡Libertad
a todos los presos por luchar!
¡Pongamos
en la calle la campaña por la jornada legal de 6 horas, con aumento
de salarios!
¡Por
el reconocimiento de la Directiva Provisoria de los mineros de Río
Turbio!
¡Por
una intersindical clasista!
¡Todos
al acto por las 6 horas el viernes 15 de octubre!
Caleta Olivia
Piden pan, les dan palos
El
Movimiento Al Socialismo repudia la persecución, represión y
encarcelamiento de los luchadores sociales de Caleta Olivia como así
también de todos los detenidos y procesados por luchar en todo el país.
Hay un plan nacional de represión contra los trabajadores o cualquier
luchador social que reclame trabajo o comida. Este plan es ordenado
por el presidente Néstor Kirchner y ejecutado por la justicia títere
del gobierno. La represión es al mejor estilo de la dictadura, como
ocurrió en Caleta Olivia, donde no sólo golpearon a los dirigentes
de la última toma de Termap sino también a familiares y vecinos que
quisieron ayudar a las mujeres que eran golpeadas por la policía.
Llegaron al extremo de llevarse al hijo de uno de ellas, que es
discapacitado, en silla de ruedas.
Esto
nos muestra de qué lado está el gobierno y la justicia: en el caso
del asesinato de los mineros de Río Turbio, ya va para los tres meses
y aún no hay ningún responsable preso, pero cuando alguien reclama
trabajo y salario digno se lo procesa, como en el caso de los docentes
de Caleta Olivia, o van presos, como los luchadores de la toma de
Termap.
Inmediata liberación de todos los compañeros detenidos
Desprocesamiento de todos los luchadores populares
Basta de persecución y represalias a quienes reclaman por pan y trabajo
Movimiento al Socialismo (MAS) - Santa Cruz
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