Presupuesto
2005:
“Alegre mascarita, sacate el antifaz...”
Que siga el
corso al compás del FMI
Editorial
de Socialismo o Barbarie, periódico, 24/09/04
Perro que ladra no
muerde
Al gobierno se le cae
la careta día a día:
hace discurso para la TV y las tapas de los diarios contra el FMI,
mientras manda un presupuesto hecho a medida de los buitres
imperialistas. Prepara el aumento de tarifas, congela los salarios y
persigue a los luchadores.
La
caradurez de este gobierno llega a límites inusitados. Mientras las
tapas de los diarios y los noticieros de TV bombardeaban a la población
con un presidente “durísimo” contra el Fondo en Nueva York, el
proyecto de Presupuesto 2005 cocinado por Kirchner y Lavagna acepta el
mismo ajuste reclamado por Rodrigo de Rato que se denuncia en los
discursos...
Aclaremos
primero la importancia de la medida. El Presupuesto –que debe ser
aprobado por el Congreso, no por decreto– es una “ley de leyes”,
porque establece el marco económico en el que se va a mover toda la
actividad del Estado durante un año. Cuando el FMI, por ejemplo,
reclama ajustes y superávits para el servicio de deuda, lo que exige
es que se vote por ley (el Presupuesto lo es) que el Estado asume el
compromiso que los funcionarios firman en la negociación. Es una
garantía para ellos de que se va a cumplir con lo acordado.
Pues
bien, mientras Kirchner (igual que Lula) se dedicaba a hacer demagogia
en EEUU, despotricando contra el Fondo, derramando lágrimas de
cocodrilo por los pobres y todo el circo de siempre, el Presupuesto
prevé un superávit del 3,9% del producto bruto (que mide el tamaño
de la economía). ¿Cuánto pedía de Rato? El cuatro por ciento. ¿Cuál
era el límite que el gobierno juraba que no iba a traspasar? El tres
por ciento. ¿Queda claro quién cedió y quién ganó?.
Trampas
sobre trampas
Como
dijimos en el número anterior, el gobierno ya partía de un engaño:
decir que calculaba un superávit del 3% cuando en realidad era del
3,6%. La diferencia es que el superávit total se compone del
resultado de la Nación (3%) más el de las provincias (0,6%), pero es
la Nación, en la Ley de Presupuesto, la que se compromete a cumplir
con el total. El mismo criterio se usó el año pasado, cuando se sumó
un superávit del 2,4% del PBI por parte de la Nación y un 0,6% de
las provincias para totalizar un 3%.
Pues
bien, literalmente de un día para el otro el gobierno cambió los números
del presupuesto con el objeto de acercarse a lo que pide el FMI. Compárense
las dos versiones del proyecto de Presupuesto:
Versión
1, jueves 16 de septiembre, enviada al Congreso:
“El
superávit primario consolidado, en tanto, ascendería a $ 17.230
millones, equivalente a 3,6 puntos del producto”.
Versión
2, miércoles 22 de septiembre, en el sitio oficial de Internet del
Ministerio de Economía:
“El
superávit primario consolidado, en tanto, ascendería a $ 18.579
millones, equivalente a 3,9 puntos del producto”.
¡Nada
menos que 1.349 millones de pesos de diferencia! Que irán a parar de
un plumazo a las arcas de los acreedores, porque se trata del mismo
aumento que aparece en concepto de pago de intereses: de los 11.619
millones del proyecto original se salta a 12.518 millones. ¿Cómo
se explica la diferencia? ¿Qué hubo en el medio? Hay tres
posibilidades:
a)
“Un error técnico involuntario”. Aunque parezca broma, eso fue lo
que dijeron los funcionarios del Ministerio (Clarín, 23-9-04).
b)
Lavagna abrió un armario viejo del Palacio de Hacienda y encontró
450 millones de dólares que alguien se había olvidado.
c)
El titular del FMI, Rodrigo de Rato, había reclamado airadamente y
con amenazas, el lunes 20 de septiembre, que Argentina logre un superávit
del 4% del producto. Entonces, mientras el martes Kirchner boqueaba en
Nueva York para la TV, los muchachos de Economía retocaron los
numeritos.
¿Y
a usted, cómo le parece que fue?
Pero
el circo no termina aquí, porque la famosa Ley de Responsabilidad
Fiscal, votada hace poco a instancias del gobierno y bajo presión del
FMI, parece que sólo servirá para poner en caja a los gobernadores e
intendentes, no al Poder Ejecutivo nacional. En efecto, el artículo
11 de la ley de Presupuesto exime a la Nación de cumplir con la
limitación al manejo de las cuentas públicas que sufrirán
provincias y municipios. Se le conceden al jefe de Gabinete (es decir,
al Presidente) poderes especiales que le permiten reasignar partidas
de dinero.
Esto
es, si a Alberto Fernández (o a Kirchner) se les ocurre que parte de
la plata que en el Presupuesto figura destinada a, digamos, obras públicas,
pase, por ejemplo, a engrosar la oferta a los acreedores, pueden
hacerlo sin rendirle cuentas al Congreso ni a nadie. Esto, que ya
existía (y se usó) en el Presupuesto 2004, y que se planteó en ese
momento como “excepción”, se mantiene y se refuerza. El sentido
es uno solo: darle un cheque en blanco al gobierno para que haga
con la plata del Estado lo que le parezca. En medio de la presión
brutal de los acreedores y el FMI para llegar a un acuerdo de salida
del default, es un poco peligroso, ¿no? Y de paso, muestra cómo las
sacrosantas “instituciones de la democracia” tienden a convertirse
en cáscaras vacías cuando el imperialismo aprieta a fondo.
Trabajadores
y jubilados, a cantarle a Gardel
Una pata esencial de
la salida del default es terminar de abrochar un acuerdo con los
acreedores. Todos los medios tratan el tema y explican cómo el FMI
presiona para que el acuerdo incluya al menos al 80% de los
acreedores, mientras que el gobierno se conforma con pasar el 50%.
Pero un tema crucial que no ha merecido mayores comentarios es el hecho de
que cerca del 20% del monto involucrado en la renegociación
corresponde a las AFJPs argentinas, es decir, a los trabajadores
argentinos que depositaron sus aportes mes a mes en esos verdaderos
fondos buitres. La diferencia con los demás acreedores es enorme:
salvo los pequeños ahorristas del extranjero engañados y estafados
por sus propios bancos, el resto de la deuda en default corresponde a
inversores institucionales, muchos de los cuales pagaron por lo bonos
de la deuda argentina mucho menos de su valor nominal (hoy cotizan al
25-30%). Ésos no pierden nada, o casi nada, y por eso posiblemente
terminen agarrando viaje con la oferta del gobierno.
En cambio, las AFJPs
le prestaron al Estado la plata de sus afiliados (por medio de la
compra de títulos de deuda al 100% de su valor nominal y en dólares).
La actual propuesta significa licuar dramáticamente el monto de las
futuras jubilaciones. Los resúmenes que las AFJP les mandan a sus
afiliados incluyen “magia” contable, dado que el 60 ó 70% de los
aportes está invertido en bonos de la deuda cuyo valor se calcula de
manera espuria.
Por eso, las AFJPs,
que están muy interesadas en llegar a un acuerdo para estabilizar sus
cuentas de una vez, al mismo tiempo exigen como garantía que una
ley a medida que expresamente prohíba a los estafados hacerle juicio
a estos buitres. Y, por supuesto, el gobierno, desesperado por lograr
el sí de este importante porcentaje de acreedores, va a darles lo que
haga falta.
Los otros grandes
perdedores del Presupuesto, sin duda, son los trabajadores estatales,
para quienes no se prevé el más mínimo aumento. No tiene nada de
raro, siendo que, de todos los rubros que aumentan el gasto, el que más
sube tanto en términos absolutos como relativos, es el pago de
intereses de la deuda.
Adiós
rebaja del IVA, bienvenido tarifazo
En
su momento, el gobierno había anunciado una tímida rebaja del IVA,
del 21 al 18%. Por supuesto, una medida tan timorata estaba condenada
al fracaso, pero por las dudas la patronal se encargó de mostrar los
dientes: todavía se estaba negociando cuando empezaron a remarcar
salvajemente los precios para cubrirse y evitar que la baja del
impuesto se traslade a los precios al público de manera real.
Frente
a tamaña muestra de decisión, el gobierno reculó sin ningún
prurito y descartó el proyecto. Tal vez como compensación, decidió
que, en vez de dar una ayudita a la economía familiar con la rebaja
del IVA, es mejor empezar a sacudir tarifazos. La luz sube, de manera
retroactiva (!), un 1% para casas de familia, un 15% para pequeños
comercios y hasta un 30% para la industria. No hay que engañarse
creyendo que un 1% es poco: las empresas se cobran después con
aumentos de precios. Por ejemplo, una parte sustancial de la tasa de
inflación –que poco a poco se viene comiendo los ingresos de los
trabajadores, que no aumentan– se origina en los ajustes de la
tarifa de servicios para la industria, que después pasan a los artículos
de consumo.
Por
supuesto, la “solución del problema de las tarifas”, como dicen
los empresarios, es una de las grandes prioridades del FMI, los bancos
“asesores” del gobierno y el Tesoro yanqui, que exigen de Kirchner
que tome cartas en el asunto. La “solución” a ese “problema”
se llama tarifazo. ¿Será parte de la estrategia “responsable”
del gobierno el aumento del 18% en el gas que se anuncia para octubre
(Clarín, 23-9-04)?
En
resumen, y una vez más, se trata de discernir los hechos tangibles
de las palabras que se lleva el viento. El Presupuesto 2005 continúa
y profundiza el rumbo de ajuste económico para pagar la deuda, la
recomposición y garantía de las ganancias de los grandes inversores
–en particular las compañías privatizadas, lo que implica
tarifazos– y el mantenimiento de una economía de penuria para el
conjunto de la población en beneficio de los saqueadores históricos
del patrimonio nacional y del ingreso de los trabajadores. Las más
recientes estadísticas de desocupación, pobreza y distribución del
ingreso muestran de manera inequívoca la continuidad esencial
de las tendencias inauguradas en los 90.
Pongámosle
fecha y lugar al acto por las 6 horas
Está
en manos de las organizaciones de trabajadores ocupados y desocupados
el comenzar a poner en pie una perspectiva alternativa a la lógica de
sometimiento al imperialismo y a los intereses de los capitalistas que
se enmascaran tras la demagogia kirchnerista.
En
ese sentido, desde el nuevo MAS, venimos apoyando con todo la
campaña por una jornada laboral de 6 horas con aumento de salarios
que están encabezado por los compañeros de Subtes. Haciendo hincapié,
en estos momentos, en la puesta en marcha (en conjunto con el
FTC) de una amplia campaña de pintadas y volanteadas en los lugares
de trabajo, para hacerla conocer lo más masivamente posible.
En
estos días (mas allá del persistente boicot y / o “omisión” de
la enorme mayoría de las corrientes de la izquierda), esta campaña
se ha fortalecido a partir de la amplia ratificación del
Cuerpo de Delegados del Subte por parte de sus compañeros, triunfo
que saludamos fraternalmente desde estas páginas.
Porque
no vamos a dejar de insistir y dejar de hacer todo lo que este a
nuestro alcance para que se comprenda que la campaña por las 6 horas
con aumento de salarios, es hoy la iniciativa más importante a ser
tomada y desarrollada por la vanguardia de los trabajadores y la
izquierda para llevar al conjunto de nuestra clase. Es una enorme
oportunidad de levantar una bandera de lucha que pueda ser patrimonio
común de todos los trabajadores. Es el ejemplo de que un sector
de la vanguardia de los trabajadores sale del “sindicalismo”
(tan común al conjunto de la izquierda), y busca elevarse a una lucha
política de conjunto. Lucha política que, potencialmente, puede
ofrecer una perspectiva independiente contra la resignación
frente a los salarios de miseria, la esclavitud laboral y la
continuidad del desempleo de masas, que nos proponen el gobierno y las
burocracias sindicales de la CGT y la CTA.
Para
que la campaña pegue el salto que necesita (luego de la ratificación
del Cuerpo de Delegados del Subte), hace falta una sola cosa: que
se ponga definitivamente fecha y lugar para la realización del acto
por la jornada legal de 6 horas, por el aumento general de salarios,
el reconocimiento de la Directiva Provisoria de ATE Rió Turbio, por
una ley de expropiación definitiva para las fábricas recuperadas y
la libertad y desprocesamiento de todos los luchadores populares.
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