La lucha de pobres
contra pobres es una practica impuesta por los grandes medios...
La gran batalla de
los trabajadores de subterráneos
Por Elena Luz González
Bazán
ARGENPRESS, 10/02/05
Si los trabajadores
del subte ganan, ganamos todos... (eso dice un grafiti).
A pesar de las
traiciones de la burocracia sindical, de la inducción de los grandes
medios que orientaron las preguntas para condenar la lucha de los
trabajadores de subterráneos, toda esta práctica ha sido derrotada,
temporalmente.
Una dura batalla que
tiene una lectura clara, la vida merece ser vivida cuando se lucha por
lo que se quiere. Esperar que vengan como maná, nunca llegará.
La masa salarial de
noviembre del 2004 era aproximadamente de 25.000.000 millones de
pesos, la incorporación al salario básico de los 100 pesos dados por
el gobierno nacional, más la conquista que le arrancaron a la
concesionaria Metrovías ronda en un 44 por ciento de aumento. Esa
masa salarial para salarios básicos subirá en unos 12.248.000 de
pesos más, incluye el reconocimiento de las horas nocturnas, la antigüedad
entre otras exigencias, queda aún sin resolver el tema del trabajo
insalubre.
La pelea por salarios
dignos, condiciones de trabajo y seguridad, son conquistas robadas a
los trabajadores a fuerza de represión y muerte, no sólo en la última
dictadura militar, la democracia cercenó aún más esas conquistas,
con la falacia de que no había que luchar por recuperar lo perdido,
porque volvían las botas. Esta lucha de los trabajadores de subterráneos
ha sido rodeada por miles de obreros y trabajadores de todo el país,
vecinos, usuarios, poblaciones, agrupaciones sociales y políticas.
Los ejemplos cunden...
Los trabajadores de
subtes de Buenos Aires han redoblado la apuesta, y han derrotado la
intolerancia, el egoísmo y han forjado unidad. La fortaleza de su
reclamo está en el trabajo que vienen realizando sobre los graves
problemas de seguridad, la violación permanente que quiere hacer la
empresa Metrovías de su convenio laboral, y mantener los salarios
congelados, además de instalar máquinas expendedoras que llevarían
al despido de trabajadores. Porque de esta forma los subsidios y la
caja diaria de recaudación se transforman en la gran ganancia de las
concesionarias.
Los grandes medios y
la empresa apostaron a doblegar la lucha de los trabajadores, son
socios. La entrevista a otros trabajadores y usuarios que utilizan el
servicio de subterráneos orientando la pregunta y prácticamente
induciendo la respuesta ha sido una constante. Una labor del
periodista que también está precarizado, muchos, cientos de ellos,
otros no..., este recibe instrucciones y actúa. Es cierto, hay
perjudicados, los usuarios están lesionados en su necesidad de llegar
a horario, tienen que gastar más y tardar más tiempo. Lo que
realmente está perjudicada es la sociedad, que es extorsionada y
chantajeada por este maridaje entre patrones: Metrovías y grandes
medios. Todo induce y todo lleva a que los responsables siempre son
los que paran, los que protestan, y entonces la empresa, en este caso
Metrovías y el gobierno nacional, que tiene como interlocutor válido
al Ministerio de Trabajo, no son ni surgen como responsables de lo que
sucede.
Cuando entrevistan a
los representantes de la empresa no orientan la pregunta hacia la
responsabilidad que tienen en el mal estado de los subterráneos, el
no respeto del convenio colectivo, o bien las grandes dificultades que
existen en materia de seguridad. Menos aún se preocupan por las
fuentes de trabajo que se perderán si ingresan las máquinas
expendedoras de boletos.
No orientan ni
preguntan, porque el Premetro no lleva un guarda y el conductor debe
realizar la tarea múltiple de controlar el pasaje, conducir, evitar
que haya accidentes y tener cuidado con el tráfico. Todo esto es
producto de la flexibilización laboral, donde nace la nueva figura
del trabajador polifuncional.
Es cierto, entre
800.000 y 1.000.000 de usuarios transitan los subterráneos de Buenos
Aires, y son damnificados por el paro, en estas 48 horas, total.
Cuando estamos cerrando la edición y hay un arreglo entre los
trabajadores, representados por el Cuerpo de Delegados, la patronal,
la UTA y el gobierno nacional. Y el servicio se comenzó a brindar a
partir de las 19,30 horas.
Pero la pregunta es,
¿qué hacemos con la desocupación que podía venir?. Simplemente nos
vamos a lamentar. ¿Deben soportar estoicamente el despido...? Los
otros trabajadores, los usuarios ¿entienden de los terribles
perjuicios que acarrea con el paso del tiempo el trabajo insalubre
bajo tierra?. ¿Se entiende lo que esto significa?.
Trabajan con cables
que están descubiertos y son de grosor y voltajes distintos, son
sumamente peligrosos, líquidos que emanan de los túneles, aguas
cloacales y pérdidas que inundan, falta de material adecuado. Vías
que no están en condiciones. Grasas que se compran y son riesgosas
porque los trenes patinan, los usuarios ¿saben de todo esto?.
No, evidentemente no,
porque los grandes medios que han recibido el informe de 40 páginas
de los Delegados de subterráneos, en representación de todos los
trabajadores, es una investigación llevada a cabo, línea por línea
y el Premetro, ha sido cajoneada para evitar desnudar a la
concesionaria Metrovías.
Los bienes de nuestro
patrimonio nacional, de todos nuestros resortes básicos de la economía
han sido entregados vilmente. Esto ya es conocido, sabido. Forma parte
de la actual discusión de agendas y otras que desnudan a diario que
los noventa han sido un agujero negro de nuestra historia, más
perjudicial que la actual capa de ozono. Pero, sin embargo, el
reiterativo y lacerante mensaje mediático siempre como conducta
perversa apunta a responsabilizar a los trabajadores del problema.
Vamos a decirlo
claramente, no son los trabajadores responsables del paro, la
responsabilidad está en Metrovías. Si nos ajustamos al mensaje
presidencial, las mejores condiciones de recaudación, acordar con los
organismos internacionales y un mejoramiento de los salarios redundaría
en beneficiar a quienes fueron golpeados en estos años.
El Ministerio de
Trabajo que debe arbitrar, toleró que los empresarios llegaran tarde
a todas las deliberaciones buscando el desgaste y la política de
apelar a los usuarios para oponerlos a los trabajadores, ayudados por
los medios televisivos, gráficos y radiales de los grandes pool de
información que son los principales avisadores de Metrovías. Desde
el Ministerio de Trabajo se toleró la soberbia de la empresa Metrovías.
Hay que empezar a
pensar y decidir sin las influencias mediáticas. O seguimos con la
lucha de pobres contra pobres, o los usuarios, a pesar de sus
dificultades, protestan donde deben hacerlo.
Un pequeño ejemplo
sirve, en la etapa del ¨sueño de la empresa privada¨ y el capital
que todo daría, y que se avino el 75 por ciento de la población, los
usuarios de trenes en el interior, además de las luchas ferroviarias
del 91 y 92, salieron y pelearon para evitar que Ramal que para, Ramal
que cierra no fuera realidad. Fue un momento de conciencia importante
de esa parte del pueblo. Hoy nuestro país tiene 870 pueblos
fantasmas. Por más que digan los que se justifican, que no se daban
cuenta de lo que venía, esto ya pasó, los pueblos abandonados y sus
poblaciones arrasadas forman parte de una nueva geografía que es la
realidad que tenemos. Hay que preguntarse ¿Cuánto cuesta un pueblo
abandonado?
Por más que nos
lamentemos luego, si no tomamos conciencia que se sigue cumpliendo y
avalando en la actualidad que las variables de ajuste son la
desocupación y el salario, esta realidad injusta seguirá su curso
inexorable y luego, no valdrán que cada vez menos, porque el ejército
de hambrientos sin cerebro será numeroso, digan no me daba cuenta, no
sabía.
Otra parte de la
historia del Movimiento Obrero Argentino nos da un ejemplo. En las
huelgas ferroviarias de 1991 y 1992 el Cuerpo de Delegados de La
Fraternidad se sentó de igual a igual en el Ministerio de Trabajo
junto a su burocracia sindical. En la historia del Movimiento Obrero
de nuestro país hay ejemplos de representaciones honestas y fuertes
que condujeron la lucha en los distintos momentos históricos. No en
vano la última dictadura militar se cobró la integridad física y
las vidas de miles de delegados y miembros de Comisiones Internas de
todo el país. Aunque lo hemos dicho en otras oportunidades, es bueno
recordarlo, el 70 por ciento de los desaparecidos eran obreros y
trabajadores.
Hoy los delegados de
subterráneos se han sentado de igual a igual junto a la UTA. La
fuerza de la verdad, la fuerza de una representación honesta y digna
derrota todas las componendas burocráticas.
Es tiempo de tomar
conciencia...
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