A
pesar de la careta de Kirchner
El
neoliberalismo goza de buena salud en Argentina
Por
Gustavo Robles
Argenpress,
09/03/05
La
política económica es el rasgo fundamental de toda sociedad, pues su
desarrollo atraviesa todas las demás ramas del quehacer humano. De
ella dependen no sólo la explotación de los recursos estratégicos,
el desenvolvimiento de la industria, la aplicación de los servicios,
la distribución del trabajo y la riqueza, sino también la
investigación científica, la difusión de las artes y las ideas, la
elaboración de la información, y, fundamentalmente, la amplitud y la
calidad de las libertades individuales: la libertad para movilizarse,
trabajar, disfrutar, informarse, educarse, atender la salud,
alimentarse. Los paladines del capitalismo se autoproclaman defensores
de la libertad, pero, en realidad, defienden sólo la libertad de
poder hacer negocios, y, obviamente, la libertad de la ínfima minoría
que maneja el Mercado mundial: ellos son los únicos verdaderamente
libres, pues tienen acceso a todos los adelantos de la ciencia y la
tecnología, al ocio y los placeres de la vida. El resto, la inmensa
mayoría, las 5/6 partes de la población del planeta, miles de
millones de seres humanos, pasan algún tipo de privación, lo que
atenta directamente contra su libertad de desarrollarse. De ellos, mil
millones directamente sufren hambre. El hambre y la miseria de
millones de personas se constituyen entonces no en efectos no deseados
del sistema capitalista, sino en condiciones necesarias para su
funcionamiento.
Esta
realidad planetaria que nos toca vivir demuestra más allá de toda prédica
lo que significa el sistema capitalista, cuya faceta actual es el
neoliberalismo. Y que su aplicación no es una cuestión divina ni
producto de la fatalidad, sino simplemente elaboración 'humana', es
decir: decisión política de quienes detentan el poder de hacerlo.
Las
políticas económicas nos ilustran, entonces, a cerca del
posicionamiento de quienes las delinean respecto de la creación y
distribución de la riqueza, de qué sectores o intereses quieren
beneficiar. Su aplicación no es para nada inocente, sino que persigue
la organización de un determinado orden social, lo cual implica explícita
o solapadamente una ideología.
La
introducción sirve para meternos de lleno en el terreno nacional,
para analizar las consecuencias de la política económica llevada a
cabo por el gobierno kirchnerista a través de la gestión del
ministro Lavagna y su verdadera naturaleza, más allá de los dichos
del oficialismo. Esa política ha dividido aguas en el denominado
campo popular, despertando amores (incluso en sectores que se
autoproclaman 'revolucionarios' y que dicen luchar por el socialismo)
y odios. Más allá de las subjetividades, es bueno poner sobre el
tapete algunos datos de la realidad para poder así realizar un análisis
lo más objetivo posible.
–
Luego del 'exitoso' Canje de Deuda (según los parámetros del
gobierno), la Argentina habrá reconocido alrededor de 125.000
millones de dolares de deuda pública. A esto se le deben sumar los más
de 20.000 millones de dólares que no entraron en el Canje, y que serán
reclamados tanto por el FMI y el G7 como por los bonistas (estos
seguramente por vía judicial en tribunales internacionales), por más
alharaca que haga el gobierno. O sea, en total, algo así como 145.000
millones de dólares. Es decir, lo mismo que antes de entrar en cesación
de pagos, pero luego de pagar miles de millones de dólares durante
los últimos tres años a los organismos internacionales de crédito
(exactamente 7.000 millones de dólares de promedio anuales). Prácticamente
el PBI completo de un año (unos 450.000 millones de pesos, 150.000
millones de dólares)
–
Según un estudio llevado a cabo por el diputado Mario Cafiero, '...En
función de los números que están en el informe que le pedimos al
ministro de Economía para que nos dijera cuál es el nivel de
actividad, el nivel de pobreza y el de desempleo, se puede inferir que
recién en el año 2039 vamos a alcanzar el PBI de 1998. Con esta
distribución del ingreso, el desempleo no va a caer a menos de 6 por
ciento hasta dentro de cincuenta años, y la pobreza recién va a
bajar a menos de la mitad en el año 2021'. (Fundamento del voto
negativo del diputado Mario Cafiero a la ley cerrojo)
–
Según datos oficiales del ministerio de economía del tercer
trimestre del 2004, la participación de los trabajadores en el
reparto del PBI es del 29%, mientras que antes de la devaluación se
situaba en el 36% (¡o sea, hoy es peor que cuando estalló el 'que se
vayan todos'!) según datos del Banco Central. Así, hoy los
trabajadores reciben 7 puntos menos del PBI, lo que significan 30.000
millones de pesos o 10.000 millones de dólares menos para repartir.
Por supuesto esos 7 puntos no se volatilizan, sino que van a parar a
los bolsillos de las clases dominantes.
–
A pesar del crecimiento de la economía (8,6% en los primeros diez
meses del 2004), el reparto de la riqueza es de lo peor de la
historia. En Capital y el conurbano, los 6,5 millones que tienen algún
ingreso –asalariados, jubilados, profesionales o rentistas– ganan
en promedio $705 (alrededor de 240 dólares), cifra por debajo del
nivel de pobreza ($735) (U$S 250); a fines del 2001, el ingreso
promedio en la región era de $626 (213 dólares). Es decir, en pesos,
se gana nominalmente 12,6% más, pero como en el mismo lapso la
inflación superó el 50%, el poder adquisitivo en la región más
poblada del país bajó un 26.2%.
–
Entonces tenemos que en los últimos tres años, como ya se ha dicho,
se pagaron 21.000 millones de dólares de Deuda Pública a los
organismos de crédito internacional; en los últimos dos, 18.000
millones de dólares de ¡compensación! a los bancos; en el último
(2004), en concepto de subsidios del estado a las empresas
privatizadas alrededor de $1.300 millones, y para el 2005 se prevé
elevar esa cifra a $2.300 millones; ni qué hablar de los 13.000
millones de dólares ANUALES que deberemos pagar 'gracias' al canje de
deuda de Kirchner–Lavagna. Todo mientras los niños mueren de hambre
y los ancianos olvidados, las mujeres y los hombres penan sus vidas
sin trabajo, salud ni educación para sus hijos. ¿Para dónde patea
entonces el gobierno?
¿Qué festejan?
La
administración Kirchner presentó como 'un éxito enorme' el canje de
deuda por la 'disminución' que ello representa para la deuda pública
del país. 'Es la quita más grande de la historia' dicen. Sin
embargo, lo que realmente hay que señalar es que el gobierno acaba de
reconocer 125.000 millones de dólares de una deuda ilegítima,
ilegal, fraudulenta y que ya pagamos varias veces. Además, en relación
al PBI hoy se debe el 72% (o casi el 100%, si se cuentan los bonos que
no entraron en el canje), cuando antes de entrar en cesación de pagos
esa relación era del 54%. Argentina afronta vencimientos este año
por 13.000 millones de dólares, de los cuales podrá pagar 'sólo'
5.000 millones, por lo que el resto deberá refinanciarlo con el FMI,
lo que no sólo generará más deuda e intereses, sino que condicionará
las políticas económicas a los postulados de ese organismo de crédito
internacional, lo que supone nuevos acuerdos en los que se plantearán
–otra vez– aumentos de tarifas, renegociación de contratos con
las privatizadas, mayor flexibilización laboral, profundización en
la reforma del Estado, presión por la privatización de lo que queda
de banca pública (Provincia y Nación), etc. Por eso suena a
bravuconada para la tribuna –otra más y van...– la expresión del
presidente al referirse al encuentro de Lavagna con Rato en Nueva York:
'van a tomarse un cafecito...'. Va a ser el café más caro de la
historia, y no hace falta ser un genio para adivinar quién va a
pagarlo...
El
sacrificio que significa para el pueblo la erogación y cumplimiento
de semejantes compromisos es oprobioso, inhumano: los actuales niveles
de pobreza, indigencia y desocupación se mantendrán por décadas. ¿En
aras de qué deberemos hacerlo? Pues, evidentemente, de que los señores
dueños del Mercado puedan seguir haciendo sus negocios con cuantiosas
ventajas, y seguir llenando sus bolsillos a costa del sudor y el dolor
ajeno. En definitiva, eso es el capitalismo: la búsqueda de la máxima
utilidad, sin importar las consecuencias sociales que ello pueda
acarrear. Y eso es lo que dijo y dice el presidente Kirchner que
quiere 'implantar' en la Argentina: 'un capitalismo serio'; lo cual
suena contradictorio, primero, porque el capitalismo hace rato está
implantado en el país y porque, por más acepciones que se le quieran
agregar (salvaje, serio, 'humanizado', etc.) el sistema capitalista
fue, es y será (mientras dure) un mecanismo de explotación y
dominación. A confesión de parte...
La
estrategia trazada entonces por el kirchnerismo para el
desenvolvimiento de las fuerzas productivas del país es más
neoliberalismo. El neoliberalismo, como ya se ha dicho, es la cara
actual del capitalismo. Implica, en un simple pantallazo, la libre
circulación de bienes, servicios y capitales en el mundo, además de
la producción industrial fragmentada en diferentes regiones y países
(allí donde mayores utilidades genere) y la apropiación de los
recursos naturales de los países periféricos por parte de las
potencias centrales. Pero la idea fundamental que ha implantado el
modelo es que no es posible el desarrollo de esos países periféricos
sin la entrada de capitales de los países desarrollados. Para atraer
esos capitales las naciones subdesarrolladas deben prometerles
condiciones que los seduzcan, y ellas son ganancias seguras y
extraordinarias, bajos costos laborales, leyes permisivas de protección
ambiental, exenciones fiscales, inversiones nulas o sin riesgos,
subsidios estatales, explotación de mercados monopólicos u oligopólicos
(sobre todo en el área de servicios públicos), políticas todas que
van en contra de los intereses populares. La idea de que sólo
podremos desarrollarnos si 'caritativos' capitalistas se avienen a
invertir en nuestro país es lo que hoy quieren seguir haciéndonos
creer Kirchner y su troupe. Por eso viajan a EEUU y Europa, por eso
negocian con China, por eso no rompen con el FMI y el G–7.
Por eso, por más que nos quieran vender espejitos de colores (y muchos
se lo crean), su política es neoliberal, y atiende los intereses del
Mercado, que siempre, siempre, son contrarios a los intereses de la
Humanidad.
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