El
comportamiento del oligopolio energético que opera en Argentina sobre
la oferta primaria de gas natural
Por
Ricardo A. De Dicco
IDICSO Instituto de Investigación en Ciencias Sociales, Universidad
del Salvador , enero de 2005
Tabla de Contenidos
1) La disponibilidad de gas natural en el próximo quinquenio
2) La concentración económica de las reservas, de la producción y de
la exportación de
gas natural
3) Exportaciones vs. abastecimiento del mercado interno y la “crisis”
del gas natural
4) Notas sobre los destinos de la producción nacional de gas natural
5 ) Reflexiones finales
6)
Referencias bibliográficas
La disponibilidad de gas natural en el próximo quinquenio
En el mes de Enero de 2005 la Secretaría de Energía de la Nación
publicó el “Boletín Anual de Reservas de Hidrocarburos 2003”;
al analizar la cubicación de las reservas comprobadas de gas natural
al 31 de Diciembre de ese año se observa que las cuencas productivas
del país contaban con 612.496 millones de m3, tal como fuera mencionado oportunamente. Si a tal volumen de reservas
certificadas se le restan los 48.280 MM de m3 producidos en 2004, las reservas comprobadas
de este fluido disminuyeron a 564.216 MM de m3; es decir, un horizonte de vida algo inferior a los
12 años de disponibilidad de gas, contemplando el nivel de producción
nacional del año pasado, lo que supone un agotamiento definitivo de
los yacimientos gasíferos hacia el año 2016.
No obstante, si se consideran las proyecciones del ENARGAS (2002) en la
producción de este hidrocarburo para los años 2005 y 2010,
correspondientes a 60.000 MM de m3 y 90.000 MM de m3, respectivamente, la disponibilidad de gas natural alcanzaría a cubrir
las necesidades energéticas del país hasta el año 2012 como máximo.
Estos escenarios no sólo están basados en los aumentos proyectados
para el mercado interno (principalmente incremento del consumo en las
centrales eléctricas y en las industrias), sino también por aquellos
correspondientes a las exportaciones, que superarían el 21% al
finalizar el presente decenio –el año pasado representaron más del
15% de la producción total de gas– (véase Cuadro 1).
Sin embargo, las proyecciones elaboradas por la Secretaría de Energía
de la Nación (2003) y de la Comisión Nacional de Energía del
Gobierno de Chile (2003) muestran diferencias sustanciales con
respecto a las de ENARGAS (2002) en cuanto al nivel de producción y
de exportación sugerido para el período 2005-2012 (véase Cuadro 2),
lo que sugiere que las proyecciones elaboradas por el Ing. José Andrés
Repar para el ENARGAS son poco confiables.
Considerando el nivel de producción gasífero y de las respectivas
reservas comprobadas para 2004 en 48.280 MM de m3 y 564.216 MM de m3,
respectivamente, más los incrementos correspondientes a la producción
nacional proyectada hasta 2012, los horizontes de vida resultantes de
tales coeficientes para los años 2010 y 2012 corresponden a 3,4 y 1,2
años, respectivamente, es decir, un agotamiento
definitivo para el año 2013, como lo indica el Cuadro 2. Si a tales
reservas comprobadas se sumara el 50% de las reservas probables, los
horizontes de vida para los años 2010 y 2012 serían equivalentes a
5,6 y 3,3 años, respectivamente, es decir, un agotamiento definitivo
para el año 2015 (véase Cuadro 2). Dichos niveles de producción gasífera
en aumento y la respectiva declinación de las reservas comprobadas se
obtuvo de la siguiente forma.
Los volúmenes de exportación con destino Chile para el período
2005-2012 fueron recavados de la tabla “Proyección Demanda de
Gas Natural 2003-2012”, publicada en Noviembre de 2003 por la
Comisión Nacional de Energía (CNE) del Gobierno de Chile, mientras
que el volumen de 2004 corresponde a datos operativos del ENARGAS
publicados por el ente regulador en Enero de 2005 en base a declaración
jurada de las productoras y transportistas. Los volúmenes de
exportación con destinos Brasil y Uruguay se basan en datos del
documento “Prospectiva 2002”, publicado por la Secretaría
de Energía de la Nación en Mayo de 2003.
En relación a la demanda interna de gas natural, los volúmenes de 2004
se basan en datos operativos del ENARGAS publicados en Enero de 2005,
mientras que los correspondientes al período 2005-2012 fueron
estimados por el Área de Recursos Energéticos y Planificación para
el Desarrollo del IDICSO: se calculó un 6% de incremento en 2005
respecto a 2004 basado en el crecimiento de la economía esperado para
este año, el correspondiente a 2006 con un 5% de aumento respecto a
2005, el de 2007 un 4% de incremento en relación al año anterior, y
los correspondientes al período 2008-2012 un aumento del 3% anual (si
bien para este período el IDICSO no considera que la economía
nacional tenga tasas de crecimiento similares, tales estimaciones se
basan en que el agotamiento de las reservas comprobadas de petróleo
afectarían a las centrales termoeléctricas, las cuales se abastecen
con derivados del crudo, lo que sugiere que el gas natural aportaría
la satisfacción de las necesidades eléctricas que deberían cubrir
el fuel-oil y el gas-oil producido localmente, principalmente por
razones de costos, ya que la importación de petróleo crudo y
derivados al comienzo de la década entrante impactaría sobremanera
la estructura de costos de la economía nacional).
Cabe señalar que en el Cuadro 2 se presentan volúmenes de gas natural
con destino incierto, denominado en el mismo como “Destinos
varios”. Se toma como referencia el volumen de 2004 para el período
2005-2012 (en 2003 los volúmenes sin destino claro fueron equivalente
a 13.082 MM de m3).
En el Cuadro 2 también se pueden observar los horizontes de vida de las
reservas comprobadas y de la sumatoria de éstas y del 50% de las
reservas probables, los cuales contemplºan únicamente la proyección
estimada para la demanda interna y “destinos varios” equivalentes
a mil millones de metros cúbicos. Estos indicadores sugieren que si
son prohibidas en forma inmediata las exportaciones de gas natural y
el Estado nacional comienza a controlar y regular cuánto y cómo se
extrae, se entrega en el mercado interno y se exporta, la
disponibilidad de las reservas comprobadas de gas natural para el
Pueblo argentino alcanzaría hasta el año 2017 y la correspondiente a
las reservas comprobadas más 50% de las reservas probables hasta el año
2020.
Cabe preguntarse aquí por qué los hidrocarburos son recursos estratégicos
para Argentina, y la respuesta es la siguiente: el país depende en un
90% del petróleo (43%) y gas natural (47%) para cubrir sus
necesidades energéticas, según el “Balance Energético 2003” publicado
por Secretaría de Energía de la Nación en Febrero de 2005 (y un 60%
de dependencia hidrocarburífera en el suministro de energía eléctrica).
Es más, el gas natural tiene una participación del 43,5%, promedio
registrado en los balances energéticos de la Secretaría de Energía
de la Nación correspondientes al período 2000-2003. Las líneas
precedentes sugieren la posibilidad de ocurrir un colapso energético
o, en su defecto, la importación total de energía, en el primer
quinquenio de la década entrante. Tal colapso ocurriría en el
sistema de transmisión de energía eléctrica, más fallas parciales
con origen en la capacidad de fuerza de las usinas.
A su vez, la escasez de combustibles obligaría al gobierno a implementar
y regular un programa de racionamiento en la entrega de gas natural,
GNC, GLP, gasolinas, gasóleos y demás combustibles derivados del
petróleo crudo por parte de las productoras, sin olvidar la escasez
de insumos requeridos por la industria petroquímica para la elaboración
de agroquímicos, plásticos, fertilizantes, etc. En caso de evitarse
tal hipotético colapso energético, la importación total de energía
eléctrica y de combustibles fósiles, líquidos y gaseosos afectaría
no sólo a las actuales ventajas competitivas del aparato productivo
nacional, sino al conjunto de la economía, lo que se traduciría en
un escenario no muy diferente al que experimentan hoy en día algunos
países de la región.
La concentración económica de las reservas, de la producción y de la
exportación de gas natural
Considerado este problema, continuaremos el informe identificando a los
agentes económicos que operan en la oferta primaria de gas natural
para luego analizar el comportamiento de los mismos.
Respecto a la concentración económica de las reservas comprobadas de
gas natural, según la Secretaría de Energía de la Nación, se puede
observar que en 2003 sólo 7 empresas eran propietarias del 82,3% de
las reservas, siendo Repsol YPF el propietario más importante:
289.669 MM de m3
o
47,3% de concentración (incluidas las de Pluspetrol), siguiéndole el
conglomerado angloestadounidense BP-Amoco (más la local Bridas) que
controla a Pan American Energy con 56.389 MM de m3 o 9,2% de concentración, la filial francesa Total
Austral y el consorcio germano-estadounidense Wintershall Energía con
46.900 MM de m3
cada
uno o 7,7% de concentración cada uno y la estatal brasileña
Petrobras con 34.078 MM de m3
o
5,6% de concentración, entre los principales propietarios (véase
Cuadro 3). Cabe destacar que de acuerdo a lo establecido por el Art. N°
34 de la Ley N° 17.319 (de Hidrocarburos): “(...) Ninguna
persona física o jurídica podrá ser simultáneamente titular de más
de cinco (5) concesiones de explotación, ya sea directa o
indirectamente y cualquiera sea su origen”.
A modo ilustrativo, Repsol YPF es titular de 85 concesiones de explotación
y la estatal brasileña Petrobras es titular de 32 concesiones de
explotación en Argentina (para el Grupo Repsol YPF, en 2004 Argentina
representaba el 73% de su producción total de petróleo y el 61% de
su producción total de gas natural en el mundo; para la estatal
brasileña Petrobras, en 2004 Argentina representaba el 60% de su
producción total de petróleo y el 40% de su producción total de gas
natural; para mayor información, téngase a bien consultar los sitios
webs: http://www.repsol-ypf.com.ar y http://www.petrobras.com.ar.). La
misma violación se replica para el caso del Art. N° 25, concerniente
a los permisos de exploración.
En relación a la producción de gas natural registrada en 2003, el 95%
de la misma se concentraba en 5 empresas. Repsol YPF ocupa el primer
puesto, ya que resulta ser el mayor productor gasífero de Argentina,
con una participación directa del 39,3%, la que se eleva a un 49,2%
al sumar la de Pluspetrol (propiedad de Repsol); luego le siguen la
francesa Total Austral con 21,5%, la anglo-estadounidense Pan American
Energy con 10,9%, la estatal brasileña Petrobras con 7,1% y la
argentina Tecpetrol (Techint) con 6,2%, entre las de mayor producción
(véase Cuadro 4).
Mientras que en lo concerniente a las exportaciones realizadas en 2003, sólo
7 compañías petroleras concentraban alrededor del 86% (U$S 275
millones) de las mismas (más de U$S 320 millones), siendo el
principal exportador Repsol YPF con 46,3% de concentración económica
(incluye Pluspetrol), siguiéndole Pan American Energy con 9%, Total
Austral con 7,8%, Wintershall Energía con 7,6%, Mobil con 6,8%,
Sipetrol (filial de la estatal chilena ENAP) con 5,1% y Petrobras con
3,2% (véase Cuadro 5).
Si bien la morfología del mercado gasífero es más abierta que en el
esquema previo a las reformas estructurales (pues, no existe una
empresa que controle la cadena gasífera integralmente, como lo
hiciera hasta 1992 Gas del Estado), el marco regulatorio emergente de
tales reformas no se ve para nada reflejado cuando se analiza la
participación de los agentes económicos de dicho mercado en las
diversas fases de la cadena gasífera y en los diversos eslabones de
los segmentos petróleo y eléctrico (los principales productores de
hidrocarburos son: transportistas, distribuidores y consumidores
industriales de gas natural; participan en el transporte, refinación
y comercialización del crudo y derivados; participan también en la
generación, transporte, distribución y consumo industrial de energía
eléctrica), sino más bien el desarrollo de un mercado de competencia
cada vez más imperfecto, en particular por la alta concentración
registrada tanto en la propiedad de las reservas como en la extracción
y en la exportación.
A propósito de ello, en un informe publicado por el IDICSO en Agosto de
2004, sobre la diversificación estratégica de las empresas a cargo
de la oferta primaria de gas natural, de los subsistemas Norte y Sur
de transporte con las respectivas prestatarias de distribución y
propietarias de gasoductos de exportación, se identifica la
participación directa e indirecta de los productores gasíferos en la
propiedad de distintas firmas transportistas y distribuidoras de gas
natural, así como también en diversas compañías que operan en disímiles
segmentos del mercado energético y en actividades productivas
energointensivas (véase Cuadro 6). Tales son los casos de las
empresas Repsol YPF, Petrobras, Pan American Energy, Total (ex
TotalFinaElf), Techint y Sociedad Comercial del Plata (SCP). Con el
consentimiento del Estado, estas empresas violan los marcos
regulatorios establecidos durante las reformas estructurales de los
'90 (más precisamente los correspondientes a los segmentos gas
natural -Ley N° 24.076- y eléctrico -Ley N° 24.065-).
Exportaciones vs. abastecimiento del mercado interno y la “crisis”
del gas natural
Al analizar las exportaciones de gas natural argentino, en base a datos
operativos del ENARGAS (http://www.enargas.gov.ar), se puede observar
que finalizado el ejercicio 2004 las exportaciones totales de este
hidrocarburo se incrementaron un 8% respecto al año anterior, es
decir, alcanzaron los 7.299 MM de m3.
En el caso de las exportaciones destinadas a Chile, el incremento fue
superior al 7% en relación al año 2003, totalizando 6.731 MM de m3;
las exportaciones efectuadas a Brasil aumentaron un 9%, alcanzando 448
MM de m3;
y las exportaciones realizadas a Uruguay se incrementaron más del
76%, alcanzando 120 MM de m3.
En suma, del total de las exportaciones de gas natural registradas el
año pasado, 92,2% se destinaron a Chile, 6,2% a Brasil y a Uruguay el
1,6% restante (véase Cuadro 7).
Cabe destacar que en los tres primeros meses de 2004 las exportaciones de
gas natural realizadas a Chile alcanzaron registros históricos. Para
el mes de Enero del año pasado se observa un incremento del 26% en
las exportaciones de este energético a Chile respecto a igual mes de
2003. En Febrero de 2004 se registró un aumento del 33,5% en relación
a mismo mes del año anterior, y un 8,5% respecto a Enero de 2004. En
el primer mes de la denominada “crisis del gas de 2004” (Marzo) se
registró casi un 9% de aumento respecto a igual mes del año 2003,
mientras que para el mes de Abril del año pasado se registraron volúmenes
de exportaciones similares a los de igual mes de 2003. La única
disminución relevante llegó en el mes de Mayo, registrándose un
-12% respecto a igual mes del año anterior, mientras que en Junio de
2004 se lograron nivelar los volúmenes de exportación con registros
similares a igual mes de 2003, y 5,6% superior a Mayo de 2004.
La evidencia indica que las “restricciones” supuestamente aplicadas a
la exportación de gas natural no tuvieron ningún efecto durante los
tres meses que duró la denominada “crisis del gas de 2004”
(Marzo-Abril-Mayo), que, vale decir, fue provocada por las productoras
gasíferas para presionar a la Administración Kirchner a que
incremente significativamente las tarifas de servicios públicos de
electricidad y gas natural. Cabe recordar al respecto que la demanda
interna durante tales meses de “crisis del gas de 2004” registró,
según ENARGAS, un incremento del 12,6% en relación al año 2003 y
del
6,7% en comparación con el año 2000, en particular
aumentos del sector industrial, explicados más precisamente por los
antecedentes históricos, y por las centrales termoeléctricas por
haberse tratado de un año hidrológicamente pobre, dando por
consiguiente una insuficiencia en la capacidad de transporte, también
explicada por los antecedentes históricos. Pero también se observan
incrementos similares e incluso superiores a los del analizado
trimestre “crítico” de 2004 para otros años: el incremento
ocurrido en el trimestre Marzo-Abril-Mayo de 1997 respecto a igual período
de 1996 fue equivalente al 11%, y el aumento ocurrido en mismo
trimestre de 1999 respecto a igual período de 1998 fue equivalente al
18,3%; y ni en 1997 ni tampoco en 1999 se presentó una escasez de
gas.
Cabe señalar que los incumplientos contractuales de las productoras gasíferas
que operan en Argentina respecto a sus clientes chilenos durante 2004
en relación a 2003 fue de apenas un -3%; pues, según ENARGAS, y como
fuera mencionado antes, el volumen exportado en 2004 fue equivalente a
6.731 millones de m3
y,
según la CNE del Gobierno de Chile (2003), el volumen pactado debía
corresponder a 6.934 millones de m3; es decir, un déficit equivalente a -203 millones de m3.
Tanto la demanda interna y la exportación de gas natural durante 2004
estaban previstas en el documento “Prospectiva 2002” de
Secretaría de Energía de la Nación con valores algo similares.
Tampoco debe olvidarse que entre las opciones de contingencia de corto
plazo de la Administración Kirchner que aparecen en el documento “Plan
Energético Nacional 2004-2008”, publicado en Mayo de 2004, se
encuentra la importación de gas natural proveniente de la cuenca
Tarija, Bolivia.
Ese gas natural que el Estado argentino le compra al Estado boliviano (a
través de YPFB), es propiedad de filiales de Repsol YPF que operan en
el país andino (Maxus Bolivia y Empresa Petrolera Andina controlan el
9,4% y 25,7%, respectivamente, de los bloques de explotación en
Bolivia; de conjunto, logran que Repsol YPF controle el 35,1% de las
reservas gasíferas bolivianas).1
Una
extorsión excelentemente planificada por el oligopolio energético y
una respuesta absurda e inconcebible por parte del Estado nacional.
Estas maniobras de extorsión se replican también para el caso del
gas-oil (insumo primordial para el sector agropecuario, entre otras
ramas de actividad). Iniciado el verano de 2005, las refinadoras (en
particular SHELL y ESSO, según medios de prensa gráfica) han
comenzado a cortar el suministro de gas-oil, como mecanismo de presión
para que el gobierno elimine las retenciones a la exportación y
permita que el precio del combustible comercializado en el mercado
local sea referenciado con el internacional (lo que impactaría
notablemente en la canasta básica familiar por la inflación que
dispararían tales aumentos). A eso se le llama aquí y en cualquier
parte del mundo extorsión. Sin embargo, ninguna de las empresas
involucradas en las extorsiones de 2004 y 2005 fue sancionada con el
rigor de la legislación vigente, en particular la Ley Nº 25.561 de
Emergencia Económica.
A partir de Febrero de 2005, los presidentes de Chile, Ricardo Lagos, y
de Argentina, Néstor Kirchner, mantendrán conversaciones respecto a
la provisión de gas natural al país trasandino, las cuales señalarían
que no ocurrirán restricciones a las exportaciones; no obstante, el
secretario de Energía, Daniel Cameron, y el ministro de Planificación
Federal, Julio De Vido, no descartan la posibilidad de crisis
coyunturales, al mismo tiempo que han manifestado implementar
“premios y castigos” a los usuarios residenciales (los más
cautivos) del mercado interno en un par de meses y proponer a las
empresas del sector un cronograma de aumentos tarifarios. Por su
parte, los productores hidrocarburíferos se preparan para una nueva
ofensiva: eliminar las retensiones a la exportación y lograr aumentar
con cifras de tres dígitos las tarifas del gas y de la electricidad
(y también lo desean para el crudo y sus derivados), y eso requiere,
desde sus “perspectivas”, de prácticas similares a las realizadas
el año pasado.
Ahora bien, según la consultora EQUIS (2004), alrededor de 13 millones y
medio de ciudadanos argentinos no tienen acceso al gas natural por
redes (a modo ilustrativo, el 100% de los hogares de las Provincias
del NEA: Corrientes, Misiones, Chaco y Formosa, no tienen acceso al
gas natural, véase Cuadro 8), donde aproximadamente el 58% de los
mismos (más de 10 millones de ciudadanos argentinos) vive por debajo
de la línea de pobreza, consumiendo energéticos alternativos: 80%
consume gas licuado de petróleo (GLP) envasado en garrafa y el 20%
restante quema leña, plásticos, residuos vegetales/animales, etc.
Sin embargo, las exportaciones de gas natural continúan incrementándose
año tras año, cuando las Leyes Nacionales 17.319 (de Hidrocarburos)
y 24.076 (Marco Regulatorio del Gas) las prohíben al encontrarse
insatisfecho el mercado interno.
Este es uno de los resultados de los programas de privatización de la
cadena hidrocarburífera: nula expansión de la red troncal de
gasoductos para abastecer el mercado interno y construcción de 10
nuevos gasoductos para satisfacer únicamente las necesidades energéticas
de mercados foráneos entre 1996 y 2003 (7 a Chile, 2 a Uruguay y 1 a
Brasil). Vale recordar que el último gasoducto troncal en ingresar a
la red fue el NEUBA II, en 1988, construido por Gas del Estado S.E. El
fracaso del modelo energético neoliberal es indudable.
Para la cuestión particular de asegurar el abastecimiento
interno antes que las exportaciones cabe traer a colación el artículo
tercero de la Ley Nº 24.076: “Las exportaciones de gas natural
deberán... (...) ser autorizadas por el Poder Ejecutivo
Nacional... (...) en la medida que no se afecte el
abastecimiento interno”; así como también lo estipulado en la
introducción de la Ley N° 17.319: “La exportación de
hidrocarburos y sus derivados es legislada en estrecha coordinación
con el aseguramiento de la autosuficiencia del país en la materia, ya
que el Poder Ejecutivo la autorizará siempre que se trate de
cantidades no requeridas para la adecuada satisfacción de las
necesidades internas”.
De las líneas precedentes emergen cuatro interrogantes de relevante
consideración:
• ¿cómo es posible que el gobierno no haya sancionado con el rigor de
la ley a las productoras gasíferas por haber provocado cortes en el
suministro del fluido para el mercado interno y que la opción de
contingencia más importante del mismo haya sido la importación de
gas natural proveniente de Bolivia perteneciente a la productora que
lideró tales extorsiones?
• ¿cómo es posible que se permitan falsas denuncias del gobierno
chileno sobre supuestas “drásticas” restricciones a las
exportaciones ilegales de gas natural argentino durante 2004 cuando
solamente sufrieron una disminución considerable en el mes de Mayo y
en el resto del año recibieron cantidades superiores a las de años
anteriores dando por consiguiente una restricción de apenas el -3%
respecto al año anterior?;
• ¿cómo es posible que se permitan exportaciones ilegales de gas
natural cuando más del 36% de la población no tiene acceso a la
red?;
• ¿cómo es posible que se permitan exportaciones ilegales de gas
natural y que al mismo tiempo el gobierno aplique aumentos tarifarios
para disminuir el consumo de los usuarios cautivos del mercado interno
(camuflado como Programa de Uso Racional de la Energía –PURE–)?
No obstante, “la canción sigue siendo la misma”. Los periodistas y
supuestos “especialistas del sector” contratados por los
conglomerados extranjeros predican a través de los medios de
comunicación social la “necesidad” (particular de ellos) de
aumentar los precios de combustibles y de las tarifas de gas y
electricidad para invertir en la exploración de hidrocarburos, en la
expansión de la red troncal de gasoductos y en las líneas de alta
tensión de energía eléctrica, como único camino que asegure el
abastecimiento energético.
¿Acaso nadie denuncia que la pesificación de los costos operativos del
oligopolio energético permitió elevar los niveles de rentabilidad?
Debe recordarse que los principales productores de petróleo y gas
natural participan en todos los eslabones del circuito productivo del
petróleo, de las cadenas gasífera y eléctrica y en el segmento químico;
lo cual explica rentas extraordinarias, en particular por las
exportaciones (libre disponibilidad y no controladas, ya que el Estado
“acepta” declaraciones juradas) y por los bajísimos costos de
producción hidrocarburífera. Y si no fuera así, ¡igualmente tienen
la obligación contractual de invertir lo que no invirtieron antes!
Es decir, pretenden nuevamente que el Pueblo Argentino, en un contexto de
emergencia económica, subencione inversiones que ellos debieron haber
realizado durante la década pasada (1993-2001), que, por cierto, se
caracterizó:
• por la dolarización e indexación de tarifas eléctricas y de gas
violatorias de los marcos regulatorios y del Régimen de
Convertibilidad;
• por los aumentos especulativos de los precios de combustibles que
nada tuvieron que ver con los establecidos en los mercados
internacionales (también violatorios de la Ley de Convertibilidad);
• por la dilapidación de los activos estratégicos y económicamente
viables que obligaron al Estado a enajenar;
• por la nula inversión en exploración de nuevos yacimientos
hidrocarburíferos;
• por la nula inversión en infraestructura energética para el mercado
interno;
• por exportar combustibles fósiles, líquidos y gaseosos
desatendiendo el mercado interno;
• por violar la legislación vigente; etc.
¿Qué hará la actual Administración al respecto? ¿Renegociará los
contratos de los servicios públicos en beneficio de las privatizadas
o las expropiará por la vía legal debido a incumplimientos
contractuales? ¿Se hará cumplir la Ley de Hidrocarburos a raja
tabla, o se continuará haciendo la vista gorda respecto a su
fenomenal y escandalosa violación?
El colmo de los colmo sería que el Estado “laissez faire, laissez
passer” al oligopolio energético, o sea, permita los aumentos
tarifarios solicitados por la nueva élite del poder y
subencione las inversiones que estas empresas debieron haber realizado
en el decenio anterior.
Notas sobre los destinos de la producción nacional de gas natural
En lo concerniente al consumo nacional de gas natural registrado en 2004,
según el ENARGAS la demanda interna fue equivalente a 33.472 millones
de m3,
representando un incremento del 8,6% respecto al consumo nacional de
2003 (30.830 MM de m3),
y casi un 7,2% de aumento en relación a 2000 (31.238 MM de m3), año en que se había registrado la mayor demanda
interna.
De esos 33.476 millones de m3 de gas natural consumidos en el mercado interno
durante 2004, 20,7% correspondió a usuarios Residenciales, 3,3% a
Comercios, 1,1% a Entes Oficiales, 33,5% a las Industrias (incluye RTP-Cerri),
30,9% a las Usinas Eléctricas (incluye consumo de gas en “boca de
pozo”), apenas 9,1% al Transporte Automotor (GNC) y 1,4% a
Subdistribuidores (véase Cuadro 9).
Cabe señalar que al analizar la producción total de gas natural de
2004, equivalente a 48.280 MM de m3, en base a datos de la Secretaría de Energía de
la Nación, considerando un consumo nacional y exportaciones de este
fluido equivalentes a 33.476 MM de m3 y 7.299 MM de m3, respectivamente, en base a datos del ENARGAS, no
queda muy claro cuál fue el destino de los 7.509 MM de m3
restantes;
en 2003 quedaron sin resolver el destino de 13.082 MM de m3.
Por consiguiente, emerge la siguiente sumatoria de interrogantes: ¿exportaciones
no fiscalizadas + venteo excesivo + explotación irracional no
fiscalizada para consumo propio de las productoras en su afán por
incrementar la producción de petróleo para exportación + manipulación
de datos por parte de las productoras para incrementar el valor de las
acciones que cotizan en bolsa? No es descabellado pensar en ello
cuando el Estado se ha divorciado de sus funciones básicas en el
sector energético: gestión, planificación, control y regulación de
la cadena energética, resultado de las reformas estructurales
neoliberales iniciadas en los ‘90.
En el Cuadro 10 se puede observar la evolución de la demanda interna, de
la exportación y el volumen de producción con destino desconocido
para el período 1996-2004:
Para el mes de Enero de 2005, la demanda interna de gas natural se
incrementó en casi un 12% respecto a igual mes de 2004 y las
exportaciones aumentaron un 8,2%.
Reflexiones finales
El oligopolio energético, resultante de la reforma del Estado realizada
por la primer Administración Menem, tiene desde hace tiempo el poder
para actuar en la formación de precios de combustibles y de tarifas
de gas y electricidad, así como también el poder para operar ideológicamente
a través de los medios masivos de comunicación social, contratando
especialistas en el tema (preferentemente ex secretarios de Energía)
y periodistas-opinólogos.
Si el Estado no cumple con sus funciones básicas, no recupera la renta
energética y no informa a la comunidad nacional las estadísticas
verdaderas que explican la situación del sector clave de la economía
y las perspectivas para los próximos cinco años de continuar el
modelo vigente, las posibilidades de desarrollo de Argentina se verán
perdidas en el próximo quinquenio, cuando las reservas de petróleo y
gas natural (cuya explotación cubre el 90% de las necesidades energéticas
del país) queden definitivamente agotadas.
No obstante, durante los próximos meses y años es probable que se
presenten “crisis coyunturales” (léase cortes provocados
de suministro) en la oferta de energía del mercado interno, es decir,
extorsión del oligopolio energético sobre el gobierno para se
eliminen las retenciones a la exportación, aumenten los precios de
combustibles, tarifas de gas y electricidad del mercado local tomando
como referencia los precios y tarifas internacionales, perjudicando así
toda iniciativa del gobierno en signar la planificación económica en
un proceso de industrialización basado en la capacidad estructural
para desarrollar mediante nuestros propios recursos los medios de
producción correspondientes a los estándares internacionales de tal
proceso y avance científicotécnico, ya que sin energía abundante y
barata no es posible tal iniciativa de reforma del aparato productivo
nacional.
1 Véase Ministerio de Hidrocarburos y Minería de Bolivia (2004).
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