Carta abierta al PO y el PTS
No perdamos más tiempo
Por un acuerdo obrero y socialista
Estimados compañeros:
Les hacemos llegar la siguiente
carta preocupados porque conforme van pasando las semanas, se van
reduciendo los tiempos para poder poner en marcha un acuerdo electoral
de la izquierda revolucionaria para las próximas elecciones.
Está claro que la Argentina es
parte de una región que está colocada como una de las más “a la
izquierda” respecto del conjunto de la situación mundial. La
reciente rebelión popular en Ecuador que acabó con el gobierno de
Gutiérrez, el actual proceso revolucionario en Bolivia, el hecho de
que en Venezuela más allá de los límites del gobierno chavista vive
por abajo un intenso proceso de luchas y experiencias obreras y
populares, marcan la continuidad del nuevo ciclo de la lucha de
clases que se está viviendo en América Latina, aún a pesar de los
ensayos centroizquierdistas neoliberales en curso.
En este marco, las jornadas del 19
y 20 de diciembre del 2001 abrieron una etapa global de la lucha de
clases, etapa que el gobierno de Kirchner ha venido a cerrar, pero
aún no lo ha logrado. Dentro de esto, lo más importante, lo más
valioso y estratégico, es que se ha abierto un proceso de
recomposición de la clase trabajadora de dimensiones posiblemente
históricas. Aunque sin haber llegado aún ninguna de las
expresiones de la izquierda a obtener influencia real entre las
amplias masas trabajadoras, está en curso un proceso de reorganización
de la clase obrera, que comenzó primero por el amplio segmento
desocupado y ahora, estratégicamente, comienza a mostrar una
progresión de la izquierda y el clasismo entre la clase obrera
ocupada.
El próximo 23 de octubre son las
elecciones nacionales en las cuales el gobierno pretende
“plebiscitarse”. Es decir, tomar más fuerza para intentar de una
vez transformar al país en uno “normal”: cerrar la etapa
revolucionaria abierta en el 2001, imponiendo una derrota a los
movimientos de lucha, la vanguardia obrera y la izquierda. Y lo que es
peor, apuntando a cerrar el proceso de recomposición en curso, que
podría amenazar los baluartes de la CGT, la CTA y, en dinámica, el
propio peronismo.
En estas condiciones, el terreno
electoral (como terreno distorsionado de una amplia influencia política
entre las masas) siendo siempre el más desfavorable para las
corrientes obreras y socialistas, es precisamente en el que más lejos
estamos de producir lo que en inglés dicen un “breakthrought”: es
decir, una ruptura en el monopolio burgués y pequeño burgués de
la vida política general.
Para el 2007 el centroizquierdismo
capitalista del Encuentro de Rosario pretende montar un “Frente
Amplio”: esto es, un frente popular que pueda capitalizar por la
izquierda la eventual crisis del gobierno de Kirchner. Esta
orientación (a más del encandilamiento con las luces de los triunfos
burgueses “progresistas” de Lula o Tabaré), tiene un fuerte carácter
preventivo: montar un dique de contención para un eventual progreso
de la izquierda revolucionaria en el terreno electoral y en su
posibilidad de dirigirse hacia las amplias masas. Es un proyecto
directa y abiertamente reaccionario y burgués, en el cual están
comprometidos desde el CTA, el PS, el PC, sectores de la UCR e,
incluso, eventualmente, IU en su conjunto.
Por un acuerdo obrero y socialista
En esta perspectiva, está claro
que IU acaba de rechazarle a los compañeros del PO toda posibilidad
de acuerdo. Es que IU se “abre” hacia la derecha en función de la
política que le viene imponiendo el PC al MST desde hace años. No
hay antecedentes de un giro en sentido contrario: esto es así, sencillamente
por el carácter mismo de IU, que siempre ha tendido no hacia una
representación más clasista y socialista, sino hacia la colaboración
de clases. De ahí que para estas elecciones, se especule
nuevamente con un frente con el PS en la Provincia de Buenos Aires, o
con figuras pequeñoburguesas y/o de la burocracia sindical moyanista,
como es el caso de Mario Cafiero (vocero de la Iglesia) o Alicia
Castro (nexo entre Chávez y el gobierno kirchnernista).
Demás está decir, que en el caso
de los compañeros del MST en lo que hace a sus dos fracciones
internas, el desbarranque (salvo que haya alguna reacción) es cada
vez más completo, no pudiéndose descartar que en función de seguir
“fugando hacia adelante” una de las dos fracciones (o ambas a la
vez), terminen en un engendro abiertamente frente populista en el
2007.
Así, nuestra crítica a los compañeros
del PO respecto de un acuerdo con el conjunto de IU no es una crítica
meramente “ideológica” o caprichosa: a nuestro modo de ver, tiene
que ver con la clásica concepción de que la izquierda revolucionaria
no puede entrar en frentes únicos políticos con componentes de la
clase enemiga o sus agentes de clase media.
Respecto del planteo de los compañeros
del PTS de “frente de trabajadores”, tenemos la posición común
de partir necesariamente de un planteo de frente único de
clase. Y que hay que tener muy en cuenta para cualquier paso a dar, el
pelear por la elevación de la vanguardia obrera que está irrumpiendo
al plano político, luchando contra el eventual “abstencionismo”
y/o “sindicalismo” de la misma.
Sin embargo, al nuevo MAS nunca le
ha gustado la “demagogia”. Cuando estuvo planteada la posibilidad
de un movimiento o partido de los trabajadores organizado alrededor de
un programa mínimo revolucionario (en el año 2002, en pleno ascenso
del “Argentinazo”), estos pasos no se pudieron dar, ni con los
compañeros del PO, ni con los del PTS.
Hoy, las condiciones reales marcan
la posibilidad y necesidad de dar la pelea en el terreno electoral,
para ir construyendo un polo clasista y socialista que se prepare para
la eventual crisis de IU y el engendro frente populista del Encuentro
de Rosario. Es más, un acuerdo obrero y socialista que pueda actuar
desde ahora como un punto de referencia y eventualmente un canal para
parte de los más importantes representantes de esta vanguardia
obrera, de los movimientos de desocupados, estudiantil y democrática
se puedan expresar y/o sentir representados como una opción electoral
genuinamente de izquierda: es decir, obrera y socialista.
No hay que perder entonces un
minuto más para dar estos pasos: hay un terreno de clase común, más
allá de todas las evidentes diferencias programáticas y políticas.
Un acuerdo electoral del PO, el PTS y el MAS puede ser una realidad,
si al mismo tiempo se mira con objetividad las reales relaciones de
fuerza en el terreno electoral y si –al mismo tiempo– logramos
pasar a un acuerdo consensual que sea realmente representativo de las
aspiraciones de cada corriente.
Compañeros, ustedes tienen la
palabra.
Por nuestra parte, estamos
dispuestos a reunirnos ya para comenzar a discutir la posibilidad de
un acuerdo.
Comite Central del MAS
Chile 1362 – Ciudad de Buenos Aires
masarg@arnet.com.ar
27/05/05
|