Las
elecciones y la izquierda revolucionaria
Por
Isidoro Cruz Bernal
Socialismo
o Barbarie, periódico, 03/06/05
Basta
dar una breve mirada a la prensa de las organizaciones trotskistas
para verificar que la discusión acerca de un frente para las
elecciones legislativas de octubre es un tema instalado. Al mismo
tiempo, hay que señalar que las discusiones en torno a un frente ha
ocasionado poca expectativa real que trascienda a la militancia
de los partidos. O, en todo caso, la situación en ese aspecto
es contradictoria: un frente sería bien visto por una parte de la
vanguardia y el electorado de la izquierda, pero esos compañeros no
tienen ninguna expectativa de que se vaya a dar para octubre.
De
todas formas, cada organización ha instalado un planteo y una
perspectiva propia. Analizar qué grado de coincidencia tienen esos
planteos con las necesidades y tareas presentes que enfrenta la
vanguardia es uno de los objetivos de esta nota. El otro es hacer un
planteo realista y flexible, alejado de todo ultimatismo, para que se
pueda concretar un acuerdo electoral entre las fuerzas de la izquierda
socialista obrera.
La
necesidad de un acuerdo electoral de la izquierda socialista obrera
Desde
el nuevo MAS partimos de la necesidad objetiva de un acuerdo de estas
características. La necesidad está dada por la política
abiertamente proclamada por Kirchner de “plebiscitarse” mediante
las elecciones de octubre. El gobierno quiere acumular poder. Para eso
pone su gestión de gobierno en el centro de la escena nacional. Pide
el voto para poder seguir por el “mismo camino” ¿Y cual es ese
camino? Sin duda, lo que ha dicho cada vez que ha tenido oportunidad,
terminar de convertir a la Argentina en un “país normal”. Es
decir, que se acabe la Argentina de la protesta, del corte de ruta y
de la lucha salarial y quede legitimada y cristalizada la herencia de
fondo de los años 90. Por esa razón también el gobierno polariza
contra López Murphy y Macri que sostienen la versión “pura y
dura” del programa “noventista” pero con otros apoyos sociales y
una muy distinta chance para poder implementarlo. El gobierno polariza
contra una derecha incapaz de trascender su base social y electoral
tradicional. Por dos razones: seguir jugando la carta “por
izquierda” ante las masas (aunque sea menos verosímil que hace un año
y medio) y mostrarse ante la clase dominante como la alternativa real
para defender las transformaciones neoliberales.
Luchar
contra esto es un combate que trasciende lo electoral. Pero no
darle la debida relevancia a la instancia electoral, va a dejar
parada a la izquierda revolucionaria en una situación más difícil,
más cuesta arriba. Porque el legítimo peso que ha ido adquiriendo en
las luchas de los trabajadores y demás sectores populares, va a
aparecer demasiado distorsionado, “diluido” y / o fragmentado en
la arena electoral. Y esto va a intentar ser utilizado por el gobierno
(y todas las fuerzas burguesas y burocráticas), contra ella y contra
la vanguardia independiente en su conjunto.
La
situación en la izquierda argentina
¿Cuales
son los obstáculos para llevar adelante esta tarea en el terreno
electoral? Para no llevar las cosas a un terreno demasiado subjetivo y
tributario de la buena o mala voluntad de las partes (que siempre es
un modo de explicar las cosas francamente insuficiente) hay que ver cuál
es el obstáculo de tipo político. Ese papel, en la actual
situación, es cubierto con creces por Izquierda Unida.
Como IU tiene fecha de vencimiento a causa del giro a la derecha del
PC, el resto de la izquierda parece haber quedado “en espera”
hasta que este asunto se resuelva de uno u otro modo.
El
MST, copartícipe de IU junto al PC, parece estar dispuesto a beber
hasta el final la “copa de veneno”, tratando de desquitar algún rédito
electoral con la candidatura de Vilma Ripoll, antes de que la sociedad
con el PC expire. Esto, si no ocurre lo peor: que los compañeros del
MST continúen su marcha y, en un acto cercano al suicidio, acompañen
al PC en su política en favor de la colaboración de clases,
claramente expresado en el Encuentro de Rosario.
El
PO ha tratado por todos los medios de incluir a IU como totalidad en
su planteo de “frente de izquierda”. Esto nos parece equivocado
debido a que el violento giro a la derecha del PC (que ahora se niega
a delimitarse claramente de Kirchner) impide cualquier clase de
acuerdo mínimamente progresivo. Ni siquiera como táctica es útil,
ya que al haberse acentuado muy marcadamente el arco de las
diferencias políticas, una discusión honesta con el PC, que consiga
algún resultado positivo, aparece como algo inverosímil a los ojos
del activismo. A nadie le parece posible ponerse de acuerdo con el PC
(o con el PCR, otro de los interlocutores de PO) en la actual situación.
Pero es hacia allí donde los compañeros de PO dirigen sus esfuerzos,
en vez de ir a un acuerdo con la izquierda socialista revolucionaria
mientras ocupan páginas y páginas de su prensa en reproducir
pronunciamientos en favor de un frente de izquierda.
Con
los compañeros del PTS tenemos algunas coincidencias importantes en
la manera de pensar un acuerdo político. Partimos de la comprensión
común de instalar una posición de clase en la escena nacional,
aunque diferimos en que el nuevo MAS le da idéntico peso a la
connotación socialista del acuerdo. Hoy por hoy un acuerdo político
y electoral entre organizaciones revolucionarias no puede eludir el
planteamiento programático más de fondo. Las candidaturas obreras
separadas contranatura de un planteo socialista quedan reducidas, según
nuestro criterio, a una versión roja del sindicalismo.
Fuga
hacia adelante
Una
de las constantes en la prensa del MST, es plantear cualquier
propuesta de acuerdo electoral como una “ampliación de IU”.
Ampliación generalmente ambigua, con destinatarios poco claros, la
izquierda “en general”. Al PC, en cambio, no le tiembla la mano,
la única ampliación de IU que concibe es hacia la derecha.
El
MST hace un fetichismo de la unidad en sí misma, sin tomar en cuenta
la base programática de clase en que se asienta la unidad. En forma
monocorde el MST se ha limitado a plantearle al resto de la izquierda
revolucionaria (que rechaza a IU) que ésta es la unidad de la
izquierda realmente existente y que, de hecho, cualquier planteo de
acuerdo es a partir de IU. Si esto, hace unos años, era una manera de
hacer oídos sordos a un problema, hoy, al tener IU una clara fecha de
vencimiento, se convierte en una abierta negación de la realidad.
No
vamos a repetir aquí nuestro análisis de qué es IU. Sintéticamente,
lo hemos caracterizado como un frente electoral permanente en el que
coexistían dos proyectos: uno abiertamente frentepopulista (PC) y
otro más vergonzante, de tipo centrista (MST). IU iba a durar
mientras le conviniera a los dos socios y / o no fuera afectado por
las presiones de una mayor radicalización política. De forma más
determinante, mientras la vanguardia obrera y popular no estuviera
obligada a mayores definiciones. Al empezar a darse una inicial
recomposición de la clase trabajadora (en las condiciones abiertas
por el proceso más general del “argentinazo”), trae como
consecuencia que en IU se acentuara la tensión entre los dos
proyectos con contradicciones, que la constituían desde su origen.
Por
todas estas razones, creemos que la propuesta del MST en su periódico
del 19/5/05: “Para enfrentar al PJ y construir una verdadera
alternativa. Desde Izquierda Unida vamos por más unidad”
constituye, no una verdadera alternativa, sino una lisa y llana
fuga hacia adelante.
Alternativa política y acuerdo electoral
En
su último periódico G. Pacagnini critica a los que supuestamente
“contraponen a los luchadores sindicales con la izquierda” (A.S.
19/5/05). Las conclusiones que el compañero saca de esto, lo lleva a
una comprensión de qué es una “alternativa política”
completamente equivocada.
Posición
que ha sido la tradicional del MST en sus años de actuación política.
Esta concepción lleva a plantear que, por un lado, está la lucha
social (sindical, de desocupados, etc) y por otro la propuesta de una
alternativa electoral. Entre estos dos aspectos no existe
ninguna conexión. Y por favor no nos digan que esto se salvaría
gracias a que algunos luchadores irían en puestos destacados de la
lista electoral porque esto no cambia el aspecto principal del
problema.
El
marxismo revolucionario jamás ha pensado la cuestión de la
alternativa política en esos términos. Es decir, desconectada de las
prácticas sociales de los oprimidos y de la lucha de clases. Una
alternativa política global, para ser tal, debe estar organizada y
atravesar las principales estructuras productivas del país. Para
construir esa alternativa, hay que plantearse la cuestión crucial de
construir organismos en los cuales las masas trabajadoras erijan un
poder propio, opuesto al de la burguesía. Esta es la única
superación positiva del sindicalismo y, naturalmente, del
electoralismo.
Lo
que hoy tenemos planteado es otra cosa. Es dar un paso
pequeño pero muy progresivo, que es hacer todos los esfuerzos
posibles para que exista una referencia obrera, clasista y socialista
para las elecciones de noviembre. Es decir, un acuerdo electoral
entre las corrientes socialistas revolucionarias de la Argentina.
Vemos
necesario llegar a un acuerdo electoral de este tipo porque,
justamente, no nos parece que exista en la coyuntura actual ningún
movimiento real hacia un reagrupamiento. Esto no se modifica en virtud
de que los compañeros del PO y de otras organizaciones recorran la
vanguardia buscando pronunciamientos “por un frente de izquierda”
(o un “partido de trabajadores”, en el caso del PTS). Una campaña
partidaria no cambia la realidad. El PO, por otra parte, ha modificado
en cierto sentido su eje de campaña. A principios de año planteaba
la “alternativa obrera y socialista”. Hoy, al precisar un poco más
a sus interlocutores reales, IU y el PCR, ha debido girar hacia el
“frente de izquierda”. Cuando su propuesta era abierta y no tenía
interlocutor específico, planteaba una referencia de clase
esencialmente correcta (sin considerar aquí su desubicada propuesta
de la interna). Plantear el frente de izquierda ya es otra cosa. Es
colocarse en un terreno de difícil delimitación con IU. Es decir, en
un planteo de izquierda sin ninguna referencia obrera ni socialista
explícita.
Nuestro
llamado
En
función de este análisis y, para no repetir los argumentos
contenidos en la declaración de nuestro Comité Central, creemos
necesario volver a plantear la propuesta de acuerdo electoral de la
izquierda socialista obrera. Llamamos al PO y al PTS para llevar a
cabo este objetivo y contribuir, en la medida de nuestras fuerzas, a
crear un polo electoral en el que pueda expresarse un amplio sector de
la vanguardia en contra de Kirchner desde un punto de vista
independiente y de clase.
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