A y L 2001/2005
Chau, chau, Zamora
Por Ana Vázquez
Socialismo o
Barbarie, periódico, 09/09/05
En los inicios del
2002, debatíamos sobre las posiciones de Autodeterminación y
Libertad sobre dos bases objetivas. Una era el proceso abierto con la
movilización de diciembre del 2001 que había puesto en
cuestionamiento el poder burgués y la hegemonía de los partidos del
régimen. Por lo tanto, la autoorganización de los trabajadores, la
democracia obrera, la necesidad o no de construcción de
organizaciones obreras y revolucionarias era parte de un rico debate
de la vanguardia.
La otra base era la
“chapa” del referente de A y L, Luis Zamora, de político de
“manos limpias” y su trayectoria como luchador de los derechos
humanos. También en un sector de trabajadores, que fueron seguidores
del viejo MAS, la figura política socialista y que apoyaba las luchas
obreras.
Con esta imagen y
potenciado por el momento político que vivía el país, A y L ganó
ocho bancas en el 2003 para la legislatura porteña.
Debatimos fraternal y
duramente sobre tres puntos: horizontalidad, autodeterminación y
nuevas formas de socialismo. Los tres englobaban una trampa que partía
de consignas tentadoras de supuesta democracia “en general” y de
autodeterminación “sin clase social” para concluir en una
concepción socialista con “ausencia de toma del poder”.
Su discurso sonaba
atractivo en el momento del “que se vayan todos” y en el apogeo de
importantes movimientos que desconfiaban o rechazaban a los partidos.
Quiso utilizar una debilidad del proceso, mostrándolo como virtud.
En el transcurso de
estos años la vanguardia hizo una rica experiencia política y
se incorporan sectores nuevos de jóvenes y de trabajadores que están
haciendo una experiencia con este gobierno al que Zamora se niega a
denunciar. Han sacado conclusiones políticas opuestas a las de A y
L. Los partidos políticos de izquierda son “útiles”. No son
parte del sistema. Son útiles para acompañar las luchas, para
transmitir experiencias, para dar perspectivas. Para combatir al
gobierno y al sistema desde una perspectiva de clase.
A y L insiste en
combatir a los partidos de izquierda como si fuéramos parte del régimen
y en aplicar la vacuna de la horizontalidad. Así pretenden combatir
las presiones de la política burguesa. Sólo se la pueden combatir
con una política de la clase obrera (aunque no dejen de existir esas
tremendas presiones). Por eso, con la velocidad de un rayo, su bloque
se rompe en cinco sin ningún principio... más que mantener cada uno
su banca y rasguñar los beneficios del poder. Por más compromiso ético
sobre el que juraron. Por eso los que se han ido se han recostado en
sectores burgueses y gubernamentales. Sólo los alimenta el arribismo.
Se quedó sin
“chapa” obrera y socialista
Si del 2001 al 2003
algunos incautos creían que iba a construir el gran “movimiento”
de los desposeídos, hoy quedó claro a la luz de los hechos que su
concepción sólo lleva a la claudicación al régimen y al sistema
capitalista.
Fuera de alguna fugaz
aparición en alguna movilización democrática, y su correcta posición
frente a la anulación de las Leyes de Obediencia Debida y Punto Final
en el Congreso, su inexistencia entre la lucha de los trabajadores y
los explotados es más que total. También entre los masacrados, como
los pibes de Cromañón. Sólo se limita a presentar proyectos de
leyes, como el que presentó rechazando las declaraciones del ministro
Ginés González García atacando a los trabajadores del Garrahan.
¿Dónde está
Zamora? Aferrado a su banca, con cada vez menos discurso de izquierda
y con más jerga reformista burguesa.
Para muestra sólo
basta esta
“Bush viene en
noviembre... ¿qué hacemos?”. Con este lema, A y L inició su campaña
ante la venida de Bush. En su práctica de “construir rebeldías”
y “abrir espacios” empezaron sus “jornadas de resistencia” con
una muestra. Ellos lo dicen así: “El grupo sigue invitando a todos
ustedes a responder el “qué hacemos”,
que prosigue al “en noviembre viene
Bush”. La idea sería llevarla a otros lados, que otros
lugares la conozcan, que distintas personas hagan su
muestra o que, quien sabe, tomen “otras formas”, como puede ser
un baile, por qué no. Seguir intercambiando indignaciones pero,
sobre todo, como decimos, construyendo rebeldías. Y con alegría,
como debe ser la lucha de los pueblos por un mundo nuevo...” (negritas
nuestras).
Nosotros no
polemizamos sobre formas, sino sobre contenidos. Amamos la alegría y
los bailes pero se está poniendo en otro lado que no es el de los
trabajadores y el pueblo quien, frente a la venida del mayor carnicero
del mundo, no apela a la más amplia unidad de acción para
enfrentarlo e inventa un juego de niños para distraer a algún
honesto luchador antiimperialista que caiga en sus manos.
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