La elección de la izquierda
Retroceso pero no debacle
Socialismo
o Barbarie, periódico, 28/10/05
Como
parte de la sistemática campaña del gobierno y los medios contra la
izquierda, han querido instalar la idea de que el resultado electoral habría
sido una “debacle”: esto es completamente falso. Hasta los
propios diarios han puesto datos que expresan lo contrario. Clarín ha
presentado un calculo incluyendo al PO (Partido Obrero), MST (Movimiento
Socialista de los Trabajadores), PTS (Partido de los Trabajadores
Socialistas), MAS (Movimiento al Socialismo) sumando al PH (Partido
Humanista), el PC (Partido Comunista) y Zamora que ronda los 900.000 votos. Si sacamos estos tres últimos por
ser claramente reformistas o frentepopulistas, tenemos unos 550.000
votos en todo el país, lo que para nada es despreciable.
En
este marco, lo que esta claro, es que hubo un claro retroceso: de
los 850.000 votos del año 2001 (incluyendo al PC en Izquierda Unida), se perdió mas
de un tercio. Esto, además de haber perdido todas las ubicaciones
parlamentarias que se tenían y que habían sido obtenidas en lo años mas
agudos de la crisis.
Una de las razones objetivas determinantes de este retroceso
es que el proceso ha sido mas “social” que “político”, es decir,
dio lugar a riquísimas experiencias de organización y de lucha entre los
explotados y oprimidos. Pero no fue así en el terreno“político”: no
se dio una radicalización hacia la izquierda de franjas masivas de
trabajadores. Esto es lo que explica que no se desarrollaron
experiencias de construcción de un
movimiento político o partido de trabajadores. O que se diera un salto
cualitativo de todos o algunas de las principales corrientes de la
izquierda en su influencia mas allá de la vanguardia.
En este marco, hay
responsabilidades subjetivas enormes. Nos referiremos a las organizaciones
de la tradición obrera y socialista, no a las que están en la “otra
vereda”: el PS, el PC e incluso Luis Zamora.
La
bancarrota del tacticismo
De alguna manera, el balance esta sobre la mesa: no sólo se
produjo la división sin pena ni gloria de IU y una muy mala elección de
UNITE, sino que ahora el que va a la división es, lamentablemente, el
propio MST.
Los compañeros eligieron para estas elecciones, volver a
“fugar hacia adelante”: concretaron un acuerdo con un político burgués
peronista marginal: Mario Cafiero. No se trato sólo de su
candidatura a senador, sino que se intercalaron los candidatos de su
agrupamiento en las listas de MST-UNITE, incluso llegándose, en varios
municipios, que las listas estuvieran encabezadas por reconocidos punteros
peronistas.
Aquí hay un grave problema: efectivamente, el de la unidad
es un problema muy sentido. Pero la unidad que podemos llevar adelante los
socialistas revolucionarios tiene un limite preciso: se debe tratar
siempre de una unidad de clase; es decir, de experiencias de frente único
entre organizaciones que se
reivindican de la clase obrera y no con figurones ajenos a ellas y menos
que menos de una familia burguesa tradicional como son los Cafiero.
Para colmo, no siempre el oportunismo “paga”: los compañeros
del MST se especializan en hacer oportunismo “gratuito”: ponen siempre
en cuestión las perspectivas mas estratégicas, para llevar a cabo
experiencias que no redundan nunca en una acumulación real del lado de
los trabajadores y el socialismo.
Es de desear que ahora, en función de la crisis de este
partido y de los balances que se imponen, haya compañeros que sepan poner
sobre la mesa estos problemas.
La
autoproclamación como método
Luego
tenemos el caso del PO. Esta claro que esta organización tiene una
tradición mucho mas independiente que el MST. Pero esto no quita que este
marcado también por agudos rasgos oportunistas, electoreros y aparatistas.
Para ejemplo, tenemos el balance electoral que están
haciendo los compañeros: según su calculo, son el partido de la
izquierda que “mas votos ha sacado; el partido mas grande de la
izquierda”... Efectivamente, dentro del actual universo donde las
organizaciones de la izquierda revolucionaria somos todas relativamente
muy pequeñas, el PO es un poco el primero entre pares: es decir, la
organización relativamente mas fuerte entre organizaciones parejas y
donde no hay establecida prácticamente ninguna hegemonía de alguna de
ellas sobre las demás. Esta es la realidad, por más que se pretenda
pasarla por encima.
Parte de este problema es la sistemática perdida de las
proporciones que caracteriza esta organización: nunca el propio
balance puede estar por encima de las relaciones de clase reales, que están
indicando, un fortalecimiento del gobierno y el régimen y la apertura de
una coyuntura defensiva de duras luchas.
El mecanismo aparatista viene, precisamente, del intento de desconocer
la realidad, que dificulta los pasos que se deben dar en común
entre organizaciones revolucionarias y con la vanguardia independiente.
No se trata sólo de esto: el PO también termino realizando
una campaña sin ejes claros... o con un eje exactamente igual al del MST:
“meter diputados del PO en el Congreso”... Con un método existista
y electorero anuncio por los medios que “ya tenia 200.000 votos en
la Provincia de Buenos Aires y que podía meter diputados en Santa Cruz y
Salta” . Los votos en la Provincia fueron la mitad y a pesar de buenas
elecciones en ambas provincias (facilitadas por la inexistencia de
opciones burguesas de “centroizquierda”) no lograron ingresar ningún
diputado.
El
balance del MAS-PTS
Mas allá de la cantidad de votos, queremos reivindicar, que
aun en pequeña escala, se trato del único frente real, clasista,
de la izquierda revolucionaria. Desde ya que el resultado electoral fue
muy pobre. Digámoslo claramente: un mal resultado. Pero para los
revolucionarios el balance no sólo se limita a “cuantos votos se
sacaron”. Nunca jamás la izquierda revolucionaria se presenta a las
elecciones con el objetivo central de “meter diputados”. Si estos se
obtienen como subproducto de una política electoral
revolucionaria, bienvenidos sean: pero otra cosa es hacer como el MST y el
PO, que terminan subordinando todo a la obtención de los mismos. Eso es oportunismo
liso y llano.
Hay un segundo elemento, íntimamente ligado al anterior: nos
presentamos a elecciones para construir la (o las) organizaciones
revolucionarias. Desde ese punto de vista, desde el Nuevo MAS, usamos
de manera consecuente la elección para dar pequeños pero reales pasos en
nuestra construcción. El propio acto que realizamos el sábado 15/10 fue
una conquista en ese sentido: llevamos cerca de 1000 compañeros y
junto con los compañeros del PTS realizamos uno de los actos electorales
mas importantes de la izquierda (2000 compañeros), frente a la pobreza de
los del MST y el propio PO.
Al
mismo tiempo, se trata de iniciales pasos constructivos del Nuevo MAS. En
el periodo que se ha abierto, esta planteado avanzar de manera
cualitativa en nuestra construcción orgánica. Esforzándonos por
estructurar e insertar el partido entre la vanguardia obrera y principales
lugares de trabajo y profundizando los pasos iniciales que comenzamos a
dar en la juventud universitaria. Construcción orgánica que nos va a
demandar todo un periodo histórico por delante, pero sin la cual todo es
“pan para hoy y hambre para mañana”.
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