Diario Crónica
Un round para los trabajadores
Por Francisco Torres
Socialismo o Barbarie, periódico,
17/11/05
Las cosas hace tiempo que están mal en el diario Crónica. Un concurso
de acreedores, una empresa vaciada, el dueño –Héctor Ricardo García–
preso por evasión fiscal, varios intentos frustrados de
reestructuración, un ajuste nunca realizado hasta el final. Una
flexibilización siempre resistida y siempre postergada. Siempre la
lucha. La resistencia de los trabajadores de prensa encabezados por su
comisión interna.
La patronal dice que en las
actuales condiciones el diario es inviable, que la única
manera para que continúe es despedir masivamente, imponer la
flexibilización laboral y contratar a periodistas por 2 pesos la
hora.
Hoy por hoy el diario está en
manos de una gerenciadora que es la encargada de hacer el trabajo
sucio. Aclaremos que no es la primera que viene a despedir; ya
pasó otra que se tuvo que ir. Estos nuevos administradores no son
cualquiera: los encabeza Forjar Salud, la obra social de la UOM. La
nueva patronal es la burocracia metalúrgica que tiene estrechas
relaciones con el gobierno.
Tantas idas y venidas confundían.
Los compañeros se preguntaban si esta vez “sería en serio”, que
“cuando nos acordemos estamos todos afuera”. Ahora sí vino en
serio, pero los trabajadores se plantaron.
Empezó la guerra
La empresa dio el primer golpe el
24 de octubre, luego del triunfo electoral de sus amigos del gobierno.
Envalentonados, salieron a cerrar las tradicionales ediciones
vespertinas (Quinta y Sexta edición) y a despedir en masa. Este dato
no es menor y dice más que mil palabras: Kirchner es el gobierno
de los patrones y de los burócratas. Su fortalecimiento relativo
fue la luz verde para que la patronal burocrática largara los
despidos.
Pero los trabajadores respondieron
quedándose en su quinto piso, donde funciona la redacción.
Los trabajadores junto a los jefes se quedaron ahí decididos a
parar el matutino, siguiendo la larga tradición obrera y de lucha que
caracteriza al diario. Llega la conciliación obligatoria; se discute
concienzudamente porque un sector de compañeros planteaba no acatar
la conciliación hasta que no se reabra la quinta. Finalmente, se
acata la conciliación para mantener la unidad. La quinta no sale.
El diario empieza a parecerse un
gimnasio o algo peor: “monos gigantes” (en verdad, grupos de
tareas integrados por skinheads) mostrando su musculatura (y algo más)
por todos lados. Se denuncia la permanencia de estos matones a
sueldo de la UOM, pero el gobierno mira para otro lado.
El lunes 7 de noviembre pasó lo
que todos sabían que iba a pasar más temprano que tarde. La patronal
montó una provocación, subió a la redacción y la copó con
los patovicas para impedir que se realizara una asamblea. Los matones
atacaron salvajemente a los compañeros, tirándolos al piso y pateándoles
la cabeza. Resultado: nueve compañeros al Hospital Argerich,
trasladados en ambulancias del SAME. Luego de los estudios de rigor,
varios son dados de alta menos dos que fueron internados en observación
y a la espera que se les realicen tomografías. La internación se
prolongó por varios días, por suerte ya están bien.
Tres días sin diario
La patronal rompió la conciliación
y la cabeza de varios compañeros con el objetivo de derrotar,
intimidar, desmoralizar y dividir a los trabajadores entre ellos y los
jefes, para lograr que queden firmes los 75 despidos. Pero tuvo que
retroceder, al menos por el momento.
Un aguerrido sector de los compañeros
de prensa decidió quedarse y tomar el quinto piso. Una minoría
decidida y muy valiente se quedó haciendo el aguante arriba,
decididos a no salir hasta que no se fueran los matones y entraran
todos los compañeros. Mientras tanto, la mayoría se quedó afuera
realizando las tareas de solidaridad. Arriba, rodeados de patovicas,
con amenazas permanentes, recibiendo comida por las ventanas,
soportando las provocaciones de la patota que llegó a subir con
perros Rottweiler entrenados; en estas condiciones los compañeros se
quedaron casi tres días enfrentando a los parapoliciales.
También la unidad entre los
trabajadores y los jefes se puso a prueba. La patronal no pudo usar
como carneros a los jefes. Mientras tanto, la base gráfica se
solidarizaba y prometían no imprimir. La directiva gráfica por su
lado acompañó “el dolor y la indignación”, llamaba a “estado
de alerta y movilización”... y en la misma solicitada aclaraba que
no estaba en conflicto. El matutino no salió el martes ni el miércoles
ni el jueves. Y esto también es un hecho histórico. Por lo
general, los trabajadores de prensa no pueden parar la salida de un
diario. Porque los que imprimen son gráficos y los que escriben (para
quebrar la lucha) son los patrones y los jefes. Que los trabajadores
de prensa pararan tres días la salida del diario habla de su fuerza y
convicción. De saber o intuir que “afuera” sólo les espera la pérdida
de todas sus conquistas, la “muerte social” del desempleo (que no
hay ningún “kiosquito” que pueda paliar). Pero también habla de una
tendencia creciente: la de conflictos duros, con matones, con métodos
duros de lucha como ocupaciones, tomas, guardias, etc. Métodos
duros de los cuales hay que aprender e impulsar para ganar.
Un conflicto político
Es un hecho inédito en el gremio
de prensa que matones a sueldo dentro de un diario golpeen a
trabajadores. Se atacó impunemente el derecho democrático
a la asamblea y la huelga de la forma más cobarde y escandalosa: atacando
físicamente a los trabajadores. La corporación de los multimedios
capitalistas que monopolizan los principales diarios, TV y radios,
obviamente, no se quiso dar por enterada. Este dato no es menor:
se llama solidaridad de clase. La patronal de los medios, la
“honorable” Ernestina de Noble entre otros, hizo causa común
con el preso Héctor Ricardo García. Los grandes grupos hicieron
silencio al más brutal ataque a la verdadera “libertad de prensa”
(que para ellos es “libertad de empresa”): golpear y amenazar la
vida de trabajadores periodistas.
Pero esto no alcanzó, y el cerrojo
informativo se rompió. En forma individual, muchos
trabajadores difundieron en sus programas lo sucedido. El martes 8 se
realizó un importantísimo acto en las puertas del diario (ver
recuadro). La repercusión fue enorme. Se organizó una guardia
permanente. La solidaridad de clase, de la clase trabajadora, valió
mucho más que los millones de los dueños de los medios. Ganar esta
batalla fue un elemento importante para el triunfo. Lo de Crónica se
convirtió en un hecho político. Se comenzó a ganar a la
opinión publica. Comenzó a llegar solidaridad de todos lados.
El gobierno dejó pasar los hechos
y los días. En medio de una conciliación obligatoria, una banda
paraestatal de matones golpea en su lugar de trabajo 9 trabajadores y el
gobierno no hace nada. Este dato no es menor y dice
–insistimos– más que mil palabras: Kirchner es el gobierno de
los patrones, los burócratas y los patovicas.
Importante triunfo coyuntural
El jueves a la madrugada, la
patronal desaloja el quinto piso, pero al mismo tiempo abre las
puertas del diario y un canal de negociación a través del sindicato
gráfico que se ofrece a mediar. La patronal no pudo quebrar la unidad
con los jefes, no pudo quebrar a los trabajadores del quinto y el
aguante en la puerta que cada día era más grande. Al mismo tiempo,
la campaña política en repudio al brutal ataque patronal crecía
minuto a minuto. Y el diario seguía sin salir... En estas
condiciones, la patronal retrocedió y aceptó reincorporar a los
trabajadores (salvo 3 jefes). Pero no nos confundamos: es un retroceso
táctico. Se ganó una batalla pero no la guerra
La reincorporación de los
despedidos tonificó a los compañeros. La empresa abrió una
lista de retiros voluntarios, que hasta el día de hoy es raquítica,
mostrando la decisión de la mayoría de los trabajadores de quedarse
en el diario. Pero Michetti, la UOM y la patota no se fueron; están
ahí para despedir, están ahí para buscar seguir intimidando. Los
trabajadores están fuertes, pero la empresa (con la anuencia del
gobierno) no sacó a los patovicas. Sólo escondió algunos para que
su presencia no fuera tan revulsiva .
Los rounds decisivos están por
venir. Para eso hay que prepararse. Prepararse con más unidad entre
los compañeros y con los jefes, discutiendo medidas conjuntas con los
gráficos para parar el ajuste y sacar a los patovicas. Prepararse
recorriendo otros diarios informando la situación, advirtiendo para
que nadie escriba ni imprima para Crónica. Hay que estar
alerta para que la patronal no use a otros trabajadores como carneros
de la lucha de Crónica.
Crónica de los trabajadores
Muchos compañeros se preguntan cuál
es el futuro del diario. García lo viene vaciando y reventando desde
hace 10 años. Hoy quiere que los costos del vaciamiento los paguen
los trabajadores. A eso vinieron Michetti y la UOM. El futuro que nos
espera con esta patronal ya lo conocemos: despidos, desocupación y
para los pocos que queden esclavitud laboral, superexplotación y
salarios de hambre. Esta situación no variará sustancialmente si el
que se hace cargo es Michetti o cualquier otro. Los trabajadores deben
comenzar a discutir un proyecto propio: exigir la estatización del
diario con control o administración de sus trabajadores.
¿Por qué, si existe un canal
estatal , no puede haber un diario estatal? Y para que no sea un coto
de caza de los gobiernos de turno ¿por qué no puede ser controlado y
administrado en forma totalmente independiente por sus propios
trabajadores? Esta perspectiva de una Crónica de los
trabajadores es la que deben empezar a discutir los trabajdores.
Porque además de oponerse a los planes de Michetti y Cía, tienen que
tener propuestas.
El grito de guerra debe ser: ningún
despido ni cambio en las condiciones de trabajo; por la reapertura de
la 5º y la 6º, fuera Michetti y los patovicas. Crónica de los
trabajadores.
El papel de la UTPBA
La UTPBA no dirige el diario. Los
delegados del diario son reconocidos opositores a la conducción del
gremio. De todas formas, se debía caminar juntos en los puntos que
había acuerdo. Por ejemplo –y
sobre todo– en la realización de un
importante acto unitario como el que se hizo. Pero al mismo tiempo que
decimos esto, no podemos dejar de señalar las diferencias que
tenemos. La conducción de la UTPBA en ningún momento se jugó para extender
el conflicto por abajo, a la base del gremio. En ningún momento
llamó a hacer asambleas en los lugares de trabajo y a preparar un
paro. A llamarlo y a garantizarlo.
Los patrones son patrones
Pero las diferencias con la UTPBA
van más allá de convocar a asambleas y a un paro, que de por sí es
una diferencia muy importante. Las diferencias son de estrategia.
Durante todo el conflicto la UTPBA remarcó sólo el aspecto “democrático”,
es decir, que se atacó y se golpeó a periodistas. Aspecto muy
importante y que hay que tomar con todo como bandera, pero que no
puede desligarse del aspecto social, de clase: los métodos
patoteriles están al servicio de imponer los despidos y el ajuste en
Crónica. Con distintos métodos patoteriles, mafiosos o “democráticos”,
la patronal es patronal y no hay ninguna posibilidad de que no sea
antiobrera. Es lo mismo que los gobiernos: dictaduras y
“democracias” son regímenes de los capitalistas, más allá que
esto no quiera decir que a los trabajadores nos dé lo mismo el
garrote que la zanahoria.
Para la UTPBA, la lucha es contra
la patronal “mafiosa”. De alguna manera quiere instalar que esta
patronal es mafiosa, pero que habría otras patronales o
gerenciadoras no mafiosas que serían mejores. Que García y sus
actuales socios de la burocracia de la UOM son mafiosos, no hay duda.
El tema es si son mafiosos porque sí, o si son mafiosos porque son
patrones. La estrategia de la UTPBA es que vengan patrones “serios y
buenos”. Ese es el problema: esa estrategia es una utopía, es una
estrategia falsa. Mafiosos o no, no existen patrones buenos.
Videla era un asesino no porque
fuera “mafioso”: tenía que asesinar para imponer a la clase
trabajadora una derrota para que dejase de pelear por sus derechos.
Para eso necesitaban una dictadura, porque los obreros venían muy
tonificados desde el Cordobazo. Michetti no metió a los patovicas
simplemente porque sea un “mafioso”. Los metió para defender
su propiedad privada y para derrotar a los trabajadores. Para
despedir, flexibilizar y pagar $ 2 la hora impunemente evitando que
los compañeros se defiendan ocupando el diario.
La realidad es exactamente al revés
de como pretende verla la UTPBA: si se consigue mantener a los
patrones a raya no es porque los haya “buenos”, sino como producto
de la lucha y de una relación de fuerzas que favorezca a los
trabajadores.
Las diferencias son de fondo. De ahí
que la perspectiva de la UTPBA sea esperar que lleguen patrones
“buenos” que no despidan, ni cierren. Para nosotros, la única
solución de fondo es la perspectiva estratégica de la lucha por el
único camino realista para que no liquiden el diario: el
financiamiento estatal bajo control y administración de los
trabajadores.
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