Caso
Cromagnon: juicio político a
Aníbal Ibarra
¿Un paso adelante o una nueva trampa?
Socialismo o Barbarie, periódico,
02/12/05
La masacre de Cromagnon tiñó de
luto el fin del 2004. Miles de jóvenes y familiares salieron a las
calles, otros lloraron de impotencia y dolor. Mientras K paseaba en El
Calafate, Aníbal Ibarra le echaba la culpa a los bomberos.
Muchos participaron de las marchas
de repudio. Todo el mundo opinaba sobre quiénes eran los
responsables. Si Chabán, Ibarra, los inspectores del gobierno de la
Ciudad, la banda Callejeros, los pibes que iban a escuchar a sus
bandas preferidas en lugares inseguros, los padres que permitían
semejante cosa...
Hoy, a casi un año de la masacre, con Chabán
otra vez preso y con el jefe de gobierno Aníbal Ibarra en el
banquillo de los acusados, ¿hemos avanzado hacia el juicio y castigo
a los responsables de la masacre?
La responsabilidad del gobierno
nacional y de la Ciudad
Como lo hemos señalado, para
nosotros la responsabilidad es del gobierno nacional y de la Ciudad, y
de los empresarios que lucran con el negocio de la noche. Los
empresarios inescrupulosos que hacinan pibes en un recital no son
ajenos a un gobierno que les permite funcionar en esos lugares, con
inspecciones municipales que “no se dieron cuenta” de que estaba
vencida la habilitación y las puertas de emergencia cerradas. No son
casualidades ni tragedias naturales. Todo esto nadie lo vio hasta que
murieron 198 pibes y muchos más quedaron afectados en su salud física
y psíquica.
La movilización desarrollada
planteó en sus inicios la renuncia de Ibarra y el castigo a los
responsables. Esta más adelante se dispersó en distintas
convocatorias y se mantuvo en términos generales encerrada dentro de
las paredes “legalistas” [1] porque el núcleo central que la
orientó tomó ese camino. Que creemos equivocado porque la alejó del
resto de los jóvenes y trabajadores y la llamó a confiar en los
mecanismos de la Justicia tal cual funciona hoy, que no es verdadera
justicia para los trabajadores y los oprimidos. Lamentablemente,
muchos de los familiares que se oponían a la presencia de los
“partidos políticos” (que éramos los de izquierda que acompañábamos
las movilizaciones) cayeron presos de los políticos patronales, que
hasta llegaron a echarlos del salón de la Legislatura porque les
molestaba su presión.
Estos legisladores en su mayoría
trataron de impedir que se votara el juicio político y “cocinar”
todo a espaldas de los directamente afectados, familiares y
sobrevivientes. La presencia activa y la oposición de éstos logró
destrabar la maniobra y provocar un escándalo político, por el cual
Ibarra no pudo zafar. Una vez más, fue la presencia firme de los
afectados y no la “sana reflexión” de la Legislatura lo que
inclinó la balanza a favor del juicio político.
Logro que no desmerecemos, y
compartimos la alegría de los familiares y muchos jóvenes y
trabajadores en el sentido de haberle infligido una importante derrota
al ex jefe de gobierno y sus seguidores (incluidos, lamentablemente,
también algunos familiares de víctimas de Cromagnon que lo apoyan).
Pero también somos conscientes de que al mismo tiempo, caemos en una
nueva encerrona del sistema institucional.
¿Qué significa este juicio político?
La Constitución del Gobierno de la
Ciudad de Buenos Aires dice: “Artículo 92. La Legislatura puede
destituir por juicio político fundado en las causales de mal desempeño
o comisión de delito en el ejercicio de sus funciones o comisión de
delitos comunes, al Gobernador, al Vicegobernador o a quienes los
reemplacen; a los ministros del Poder Ejecutivo, a los miembros del
Tribunal Superior de Justicia; del Consejo de la Magistratura; al
Fiscal General; al Defensor General; al Asesor General de Incapaces;
al Defensor del Pueblo y a los demás funcionarios que esta Constitución
establece.
“Artículo 93. Cada dos años y
en su primera sesión, la Legislatura se divide por sorteo, en una
sala acusadora integrada por el setenta y cinco por ciento de sus
miembros y en una sala de juzgamiento compuesta por el veinticinco por
ciento restante, respetando la proporcionalidad de los partidos o
alianzas. Cada sala es presidida por un diputado elegido por mayoría
simple entre sus miembros. Cuando el juicio político sea contra el
Gobernador o el Vicegobernador, la sala de juzgamiento es presidida
por el presidente del Tribunal Superior. (...)
“La sala de juzgamiento debate el
caso respetando la contradicción y la defensa. La condena se dicta
por mayoría de dos tercios de sus miembros y tiene como único efecto
la destitución, pudiendo inhabilitar al acusado para desempeñar
cualquier cargo público en la Ciudad hasta diez años. Si la
sala de juzgamiento no falla en los cuatro meses siguientes a la
suspensión del funcionario, se lo considera absuelto y no puede ser
sometido a nuevo juicio político por los mismos hechos”.
Por este mecanismo se ha desatado
una verdadera pelea a brazo partido... entre los legisladores. Como la
Sala Juzgadora tendría mayoría ibarrista si actúa antes del 10 de
diciembre (fecha de la asunción de los nuevos legisladores), Ibarra y
su bloque quieren apurar el trámite. Lo contrario beneficia a la
oposición (macristas, Carrió y la izquierda) y lo dilatan. La
discusión y la obsesión de estos señores no es buscar las pruebas o
fundamentar la defensa, sino el recuento de los votos a favor o en
contra de Ibarra. Si ya están contando los votos, ¿de qué clase de
juicio y presentación de pruebas objetivas en el mismo se trata?
A todo esto, no se sabe a ciencia
cierta quién es oposición a Ibarra o no. Porque todos votan
divididos con respecto a su bloque. Si no pregúntenle a. K, que después
que convenció a Borocotó para que abandone a Macri... le votó en
contra.
Pero esto es lo anecdótico del
hecho, que transcurre en una Legislatura de la Ciudad donde no
funcionan partidos, donde todos han estallado o no actúan con
disciplina de bloque. Lo sustancial es que se le abre juicio político
a Ibarra (y, en el mejor de los casos, puede ser condenado) con un
procedimiento, como vimos en los artículos de la Constitución, donde
lo juzga la misma Legislatura que tardó un año en abrirle juicio político
y donde van a decidir exclusivamente los legisladores, sin ninguna
injerencia de los familiares y los afectados por la tragedia.
Ibarra, por supuesto, ha
contraatacado y puesto en funcionamiento su máquina de defender su
puesto cueste lo que cueste. Está presionando con la instrumentación
del juicio con esta composición de la Legislatura, que le es más
favorable, mientras busca apoyo político a diestra y siniestra. Su
destitución no está asegurada si no continúa la movilización hasta
que no caiga definitivamente.
Y además, Ibarra “al banco”
(por ahora) y sube Jorge Telerman, el vicejefe de Gobierno, y aunque
en el mejor de los casos Ibarra se vaya para siempre, ¿qué garantías
tenemos con la asunción de Telerman de avanzar en la investigación y
terminar con los acuerdos comerciales con los empresarios de la noche
en desmedro de la vida de los jóvenes? Para que no queden dudas,
secundó al jefe de gobierno suspendido en la marcha convocada en su
apoyo.
El juicio-trampa es la impunidad
del sistema
El juicio que pone en la picota a
algunos para salvar el funcionamiento institucional es el escape de
este sistema capitalista cuando la movilización o la magnitud del
caso lo acorrala. Fue así con el asesinato del fotógrafo José Luis
Cabezas o de la joven María Soledad Morales en Catamarca. Importantísimas
movilizaciones pusieron presos a los autores materiales de los
asesinatos, pero, además de que la mayoría de éstos recuperaron su
libertad más adelante, no metieron entre rejas a los culpables desde
el poder de turno, los responsables políticos e institucionales.
Por eso creemos que para avanzar en
el castigo a todos los responsables de la masacre de Cromagnon debemos
seguir un camino independiente, donde no se juzguen entre ellos en
medio de conciliábulos secretos, a espaldas de los afectados, sino
desarrollar la movilización para avanzar en el castigo efectivo a
todos los responsables.
Como paso en esa perspectiva, nos
parece que el 30 de diciembre, a un año de la masacre, es una
oportunidad para realizar una marcha unitaria y multitudinaria
convocando a todos los sectores sociales, políticos, de jóvenes y de
trabajadores que se quieran sumar tras la exigencia de:
- No a la impunidad
- Condena a Chabán y castigo
efectivo a Ibarra y a todos los responsables políticos de la masacre
de Cromagnón
En este camino iremos formando la
organización independiente que permita dar una pelea consecuente y
hasta el final contra la impunidad del sistema que mata jóvenes en
los recitales, en las calles, en los laburos, que intenta silenciar a
palos su voz y su rebeldía.
Notas:
1. Queremos decir que no rechazamos
todos los instrumentos legales que están en manos de los trabajadores
como recurrir a la Justicia, al Ministerio de Trabajo, al Congreso, a
la Legislatura, presentar escritos, petitorios y todo lo que esté a
nuestro alcance, pero siempre alertando que es una llave para abrir
una puerta que no es la del Cielo, sino una rendija que nos permite
filtrarnos dentro del sistema, poder lograr conquistas democráticas,
como meter preso a Chabán o echar a los patovicas de Crónica, pero
nunca bajando la guardia con la movilización.
|