Entrevista con
Alejandro Olmos Gaona
“Las deudas hay
que pagarlas, las estafas no”
lavaca,
10/01/06
El mayor investigador
sobre la deuda externa argentina envió un telegrama al presidente Néstor
Kirchner y presentó un recurso de amparo ante la Justicia para que
suspenda el pago de 9.530 millones al FMI. Sabe que el camino judicial
local no prosperará, pero confía en llegar a la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos. Allí quiere hacer pública toda
la documentación que halló y que linda lo inverosímil, incluido un
documento donde la Argentina renuncia a cualquier presentación penal
si los contratos firmados con los acreedores estuvieran fuera de la
ley. El manual del Citibank que aplicó Cavallo, el uso del Blindaje
Financiero de José Luis Machinea y las violaciones del Fondo a su
propia Carta Orgánica. La deuda privada estatizada, la deuda pagada y
todo lo que habrá que seguir pagando mientras se sigan considerando
legítimos los préstamos internacionales.
Alejandro Olmos impulsó
la presentación de un recurso de amparo ante la Justicia para
suspender el pago de 9.530 millones de dólares al Fondo Monetario
Internacional. Con el mismo objetivo, le envió –junto a otras 28
personalidades– un telegrama al presidente Néstor Kirchner el
pasado 28 de diciembre. Lo firmaron, entre otros, el Premio Nobel de
la Paz Adolfo Pérez Esquivel, Nora Cortiñas de Madres de Plaza de
Mayo y el diputado Claudio Lozano. “Ahora que el gobierno pagó, la
justicia declarará abstracta nuestra petición y no hará lugar. Pero
lo importante es que si se rechaza también en la Cámara y en la
Corte Suprema podremos recurrir a la Comisión Interamericana de
Derechos Humanos. Será la primera vez que la cuestión de la Deuda
llegue a una instancia como esa”, explica el historiador, hijo de un
ex asesor del Senado de la Nación homónimo que en 1982 decidió
presentar una denuncia que investigue las irregularidades de los préstamos
internacionales. Después de una conversación con Arturo Frondizi
–donde el ex presidente develó algunas confesiones que le hiciera
el ministro de Economía de la Dictadura José Alfredo Martínez de
Hoz– Olmos padre decidió presentar su demanda para que se
investigue la ilegitimidad de la deuda externa. Poco después, también
accedió a la documentación del estudio Klein y se convirtió en el
mayor especialista en el tema. Cuando falleció, siguió adelante. Ya
no sólo con lo ocurrido durante la dictadura, sino también durante
los gobiernos democráticos. “En el exterior se asombran, porque
este el único país del mundo que tiene una investigación sobre la
Deuda, pero presumen que la deuda peruana, ecuatoriana, colombiana y
demás, tiene las mismas características que la nuestra”.
¿Qué es lo
que se pagó al FMI?
Esta deuda se origina
en el famoso Blindaje financiero contratado por el ministro de Economía,
José Luis Machinea, durante el gobierno de Fernando de la Rúa. El
Fondo Monetario nos prestó en ese momento 12.449 millones de dólares,
de los 40.000 que integrban el Blindaje. Y esa plata fue íntegramente
fugada de la Argentina –junto con otro dinero– por 520 empresas.
Esto lo determinó una comisión de investigación de fuga de
capitales de la Cámara de Diputados, presidida por el legislador
justicialista Nicola, después de analizar un informe de 90 bancos. Se
estableció que la plata que llegó del Fondo así como vino, se fue.
¿Usted lo dice
en sentido figurativo o habla de los mismos billetes?
Los mismos billetes.
Curiosamente, esto es información oficial de 90 bancos. Es lo que está
registrado en los papeles, seguro debió haber habido mucho más. La
oficina de Evaluación Independiente del FMI emitió un dictamen
estableciendo que el Fondo sabía que la plata llegaba al país y se
iba. Y la carta constitutiva del FMI prohibe expresamente hacer ese
tipo de préstamos. Sin embargo, también fue a pedido del Fondo
Monetario que el entonces presidente Eduardo Duhalde derogó la ley de
Subversión Económica, que es la que le hubiera permitido al Estado
accionar penalmente contra estas empresas. Pero los delitos siempre
dejan sus huellas. Estas empresas –entre las que se encuentran
Pecom, Telefónica Argentina, Repsoll–Ypf, las empresas del grupo
Macri, IBM, etcétera–, declararon ganancias en la AFIP y pagaron
impuestos por 2.500 millones. Es decir, no van a poder explicar porque
se llevaron 16.000 millones. Por eso, inicié una denuncia por
defraudación al Estado y evasión penal agravada contra estas
empresas. También contra ciudadanos comunes, como Carlos Melconian,
donde pido que se investigue por qué se llevó dos millones y pico de
dólares. Entonces tenemos, por un lado, el delito de evasión fiscal,
y por el otro que el FMI transgrede su propia Carta Orgánica y,
finalmente, al Estado que no le interesa que se haya cometido un
delito y decide igualmente pagarle al Fondo. Yo lo sintetizo en una
frase: las deudas hay que pagarlas, las estafas no.
Para usted, ¿por
qué el gobierno decidió pagarle al Fondo?
El año pasado el Fondo
le pidió al gobierno argentino que cancelara la Deuda. Roberto
Lavagna, entonces ministro de Economía, dijo que no mediante una nota
oficial del delegado argentino ante el FMI. Argumentaba el Estado iba
a seguir cancelando sus obligaciones según como estaba pautado, lo
que venía haciendo el gobierno de Néstor Kirchner desde sus inicios.
En julio hubo otro pedido del Fondo para cancelar la deuda. También
se le contesta que no, porque no se puede disponer de las divisas del
Banco Central. Y se repite que Argentina va a seguir pagando sus
obligaciones. Yo supongo –esto ya no es información– que ahora
habrá habido una nueva exigencia del FMI y se aprovechó que pagó
Brasil, sumado a ese exhibicionismo mediático y efectista que
deslumbró a gente de buena fe.
¿No nos
liberamos de la deuda?
Esto que se pagó
representa apenas el 9 por ciento de la deuda global del país. Claro,
resulta que el Fondo es una especie de niño malo y la gente cree que
nos liberamos de él. Pero no nos liberamos nada. Porque la Argentina
es miembro del FMI y eso la hace sujeta a sus auditorias anuales, por
más que no le deba un peso. Además, va a seguir presionando para se
arregle la situación con los bonistas que no ingresaron al Canje.
También va a presionar para que la Argentina arregle sus cuentas con
el Club de París, con el Banco Mundial, con el Banco Interamericno de
Desarrollo...
El argumento
oficial es que con la deuda saldada no habrá posibilidad de extorsión.
No habrá extorsión a
través de la Deuda, pero si presiones políticas y diplomáticas, que
se manejan al más alto nivel. La Argentina podrá decir que no le
debemos un peso, pero el FMI contestará que como miembro del
organismo el país debe respetar determinadas pautas y que el Fondo es
el encargado de monitorear su cumplimiento todos los años. Lo extraño
de todo esto, por usar una palabra muy débil, es cómo el Poder
Ejecutivo, teniendo elementos concretos para no pagar, debido a las
grandes sospechas de ilegitimidad –denuncia y sentencia en la
justicia penal, incluidas– no dice nada y paga.
Si lo que se le
pagó al Fondo es lo recibido por el Blindaje, ¿quiere decir que se
pagó lo que algunos denominan deuda nueva?
Mi padre inicia la
causa sobre la Deuda en el 82 y el trámite judicial demoró 18 años.
Recién en el 2000 el juez Jorge Ballesteros emite un fallo donde
plantea la ilicitud de la deuda y habla de la responsabilidad del
Fondo en ese ilícito. No obstante, esa Deuda se siguió pagando y
refinanciando. Los economistas hablan de dos deudas, la de la
dictadura y la nueva. Hay que aclararlo. La Argentina del 92 en
adelante tuvo superávit en sus cuentas, pero ese superávit se
convertía en déficit cuando se agregaban los montos de deuda que había
que pagarle anualmente al Fondo, al Club de París y a las entidades
financieras particulares. Ese déficit, a su vez, era cubierto con
emisión de nueva deuda. ¿Qué quiere decir? Que esa emisión de
nueva deuda era motivada por el déficit producido por esa deuda ilícita.
La deuda nueva era consecuencia de la vieja. Si el Fondo nos prestaba
plata para pagarle una deuda que era ilícita, esta nueva deuda con el
Fondo es tan ilícita como aquella.
Usted quiere
decir que está viciada en su origen.
En La deuda odiosa, mi
último libro, hago un planteo jurídico novedoso. Tomo como base la
legislación sobre derechos humanos que plantea que los delitos de
lesa humanidad son imprescriptibles y señalo que el delito de la
Deuda Externa es de ejecución continuada. ¿Por qué? Porque continúa
a través del tiempo, a través de las refinanciaciones y acuerdos que
se hacen. Yo no enfrento este problema desde el punto de vista económico,
sino desde el punto de vista del derecho. Si uno tiene un problema con
otra persona, va a dirimirlo a Tribunales. Si uno tiene un problema
con el Estado, lo mismo. Si un país tiene un problema con otro, también.
Parece que el tema de la deuda, no. La deuda esta inmersa en un sector
privilegiado donde no la alcanza el orden jurídico ni los principios
fundamentales del derecho internacional público. Se puede hacer una
gran estafa con la deuda y no es judiciable.
¿Por qué se
puede afirmar que la deuda es ilícita?
Hay cualquier cantidad
de documentos que lo prueban. Hay una cláusula firmada que dice que
si estos contratos fueran nulos, inejecutables por ilícitos, la
Republica Argentina renuncia a denunciarlos o pedir la nulidad del
contrato. Yo no conozco otro caso donde se firme un contrato que ya
desde el vamos se presume ilícito. Hasta eso se arregló. El Banco
Mundial, un organismo que no puede ser sospechado de izquierdismo,
estableció que la deuda contraída durante la dictadura fue utilizada
en un 40 por ciento para fuga de capitales, un 30 por ciento en pago
de intereses de la deuda y un 30 por ciento en compra de armamentos. O
sea que el pueblo no vio un centavo. Los peritos de la cusa penal
establecieron que la deuda externa argentina no tenía justificación
financiera, económica ni administrativa. De 7.000 millones que el país
debía cuando asumió la dictadura, pasó a deber 45.000 cuando se
fue. Del stock de deuda pública que existe en este momento, diría
que 70.000 millones corresponde a la deuda privada estatizada. Es
decir, deuda de los Macri, de Bridas, Pérez Companc, Bulgheroni,
Renault Argentina. A través de una artificiosa operatoria pergeñada
por Cavallo y otros, sus deudas fueron asumidas por el Estado. Y José
Luis Machinea, en el 85, sustituyó todas las imperfecciones de esos
créditos por documentación especifica donde el Estado se hacia
responsable directo frente a acreedores internacionales. Esa deuda se
fue refinanciando permanentemente y hoy representa 70.000 millones.
Bernardo Grinspún, primer ministro de Economía de Raúl Alfonsin,
fue el primero que enfrento al FMI y dijo que iba a hacer una
auditoria de la deuda privada. Solo se pudo auditar el 50 por ciento y
se determinó que el 90 por ciento de la deuda era fraguada.
¿Tiene algún
ejemplo concreto?
Hay un montón. Por
ejemplo, argentina tenía que pagar a un banco de Bruselas una deuda
contraída por Renault. Según los auditores se trataba de un autopréstamo
y no había que pagarlo. Era plata que Renault trajo al país para
aumentar su capital y el Estado terminó respondiendo por ella. No
resultaba verosímil que Renault pidiera diez millones al mismo banco
donde tenía depositado 85 millones. Como si esto fuera poco, se
secuestro un acta de directorio de Renault que tiene 44 páginas,
donde los directores establecen cómo va a ser la operatoria para
defraudar al Estado. Esto está todo documentado, después hay otros
indicios simbólicos.
¿Cuáles?
Cuando Walter Klein fue
signado secretario de Programación Económica en la dictadura era
representante de un banco sueco en la Argentina. Cuando se fue de la
función pública, al mes y medio, representaba a 22 bancos
extranjeros, todos acreedores de la Argentina. Le pagaron muy bien su
trabajo. Cuando se allana su estudio y se secuestra documentación,
pudo establecerse que el estudio Klein–Mairal era la verdadera base
operativa del endeudamiento.
¿Cuántas
veces se pagó la deuda externa?
Alfredo Calcagno
estableció que en el 89 la deuda estaba cancelada. Todo lo que se pagó
desde entonces es excedente. En 1993, el stock de deuda externa era de
63.000 millones. Del 93 al 2004 pagamos 140.000 millones y en el 2004
debíamos 191.264 millones de dólares. Hoy la deuda real es de
140.000 millones, no 124 mil como dice el Gobierno. Porque no calcula
los bonistas que quedaron fuera del canje y en algún momento eso
tendrá que pagarse, porque nunca se declaró a la deuda ilícita. En
un principio, los que no entraron en el canje representaban 19.000
millones, en diciembre de 2004. Ahora ya son 23.000 millones y siguen
generando intereses y acumulando deuda. El Código Civil argentino
prohibe la capitalización de intereses, lo mismo sucede en Italia,
Brasil, Austria, Alemania... Pero en los contratos de deuda se aceptó
la capitalización de intereses. Se firmaron contratos negando el
propio derecho interno. Y también que atentan contra el sentido común.
¿Usted pagaría algo cuando no le muestran lo que debe? En 1995,
Domingo Cavallo manifestó que la República Argentina paga la Deuda
Externa ante simple aviso de vencimiento y sin verificar en ningún
caso si las cifras reclamadas eran exactas. Como se dio cuenta que no
podía ser que la Argentina no tuviera documentada su propia deuda,
contrató a los mismos acreedores para ordenarla. Fueron el Citibank,
el Credit Swiss y otros bancos acreedores lo que determinaron cuánto
les debemos, cuántos intereses había que pagarles, cuántas
moratorias. Eso fue una conducta histórica de la Argentina. Todos
creen que el plan económico llevado adelante desde 1992 fue obra y
gracia de Domingo Cavallo, pero no es así.
¿De quién fue
entonces?
El plan económico fue
diseñado por J.P. Morgan y el Citibank. Esto no es una expresión de
la ultraizquierda, un mero slogan. Esto puedo probarlo porque encontré
el plan que presentó el Citibank. Tiene 1400 paginas, donde esta diseñada
la política que llevó adelante el gobierno desde el 92 en adelante:
el canje del Brady, la privatización de los servicios públicos, la
reforma de la legislación laboral, la privatización del sistema
jubilatorio. Está todo minuciosamente pautado.
¿Cómo encontró
esa documentación?
Revisando la enorme
cantidad de papeles que hay en el juzgado Federal N° 2, en la causa
que llevó adelante mi padre. Hubo una declaración que pasó por
alto, la de José Luis Rodríguez, gerente del Departamento de Deuda
Externa del Banco Central. En su extensa exposición dice que para el
canje de deuda del Plan Brady fue contratado el Citibank y J.P.
Morgan, por el ministro Cavallo. Si se firmó un contrato, pensé, tenía
que estar en algún lado. Fui a los archivos del Ministerio y encontré
que no sólo prepararon el Brady, sino todo lo demás. Encontré otros
documentos importantes: una carta enviada por Michel Camdessus, el 16
de junio de 93, dirigida a la comunidad financiera internacional, que
decía que había que aprobar toda la política económica del
gobierno porque la Argentina se había comprometido a transformar el
país a través de las privatizaciones de las empresas públicas.
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