La reconversión K de los planes sociales: estafar a los
desocupados y dividir a los trabajadores
Por un verdadero plan de capacitación y la creación de
empleo genuino
Por
Patricia Peres
Socialismo
o Barbarie, periódico, 10/03/06
El
gobierno nacional ha anunciado la puesta en marcha de dos nuevos
planes sociales, que reemplazarían a parte de los Jefes y Jefas de
Hogar: el Plan Familias y el Seguro de Desempleo con Capacitación. El
gobierno los presenta como un avance en la contención social a madres
y niños y en la creación de empleo, pero en realidad constituyen
otro intento de estafar a los trabajadores, que podría tocar, como
veremos, no sólo a aquellos que están desocupados.
Según
el gobierno, estos nuevos planes serán administrados directamente por
los ministerios de Desarrollo Social y de Trabajo respectivamente. Es
decir, ni los municipios ni los movimientos de desocupados tendrían
injerencia en el control de los nuevos planes, porque el gobierno
quiere “terminar con el clientelismo”.
El
primero es simple: las mujeres que actualmente cobran el JyJ, con dos
hijos o más, cobrarían 25 pesos por hijo aparte de los 150, hasta
llegar a los 275. Las beneficiarias deben presentar los certificados
de vacunas y escolaridad de los chicos, nada más. Eso sí, cada tanto
recibirán una visita de la asistente social para verificar que estén
en su casa con sus hijos. Las beneficiarias se dividirán en grupos de
50, controlados directamente por funcionarios del Ministerio de
Desarrollo Social en los municipios.
¿Qué
hacen hoy las mujeres que cobran el plan de 150 para vivir un poco
mejor? Dos variantes posibles: a) pagarle una parte de su plan a un
puntero corrupto, para evadir la contraprestación y poder ir a
trabajar; b) estar en un movimiento de lucha de los desocupados.
Las
compañeras que se ven obligadas a la primera opción quizás puedan
seguir sobornando a algún parásito. Eso sí: cuando ganen 200 y pico
la coima va a subir. En el barrio Don Orione, por ejemplo, ya están
cobrando 15 pesos solamente de
inscripción al Plan Familias. Todavía no sabemos cuál es la
“tarifa” para poder trabajar sin que te den la baja.
Lo que, a nuestro juicio, el gobierno va a poner especial
esfuerzo en desarmar es la inclusión de las mujeres en los
movimientos de lucha. La idea del Estado es “comprar” estos
beneficios que reporta el movimiento por los pesos extra que reporta
el Familias, con el fin, por supuesto, de desarticular los movimientos
de lucha de los desocupados. Sospechamos que los sociólogos K que estén
a cargo del Plan Familias van a ir “de visita” a casa de las compañeras
justo los días de movilización de los desocupados, además de
presiones, promesas, etc., para que las compañeras vayan desvinculándose
de sus organizaciones.
La
pertenencia a los movimientos, con todos los problemas y limitaciones
que tienen, además de permitirles a las compañeras trabajar en otra
parte y reportarles alimentos extra, las hace acceder a dos cosas muy
importantes: la defensa del plan con la lucha solidaria y no con la
coima, y una vida político-social que les ha aportado cierto grado de
dignidad e independencia personal, aun dentro de la miseria económica
en que subsisten y de la que no van a salir encerrándose en su casa
con los pesos extra del Familias.
El
gobierno podría incluir esto en su propaganda: además de “el fin
del clientelismo”, el Plan Familias es un nuevo aporte K a la
liberación femenina.
El Seguro de Capacitación
El
objetivo principal son los hombres hasta 35 años, aunque puede
extenderse a personas de más edad. Según las noticias aparecidas en
los medios, cobrarán 225 pesos y recibirán capacitación en algún
oficio durante seis meses. Pero al leer la página del Ministerio de
Trabajo nos encontramos con la letra chica: los beneficiarios firman
un “Convenio de Adhesión Personal” en el que se comprometen
durante dos años a: “Concurrir regularmente a la oficina de empleo
municipal; participar en actividades de orientación, formación y práctica
laboral, así como de otros
servicios que le ayuden a mejorar sus posibilidades de trabajo; y [¡atención!]
aceptar las ofertas de trabajo que surjan adecuadas a su experiencia y
calificación laboral”.
De
este cúmulo de ambigüedades, la certeza que aparece es una sola: el
tiempo del beneficiario no va a estar dedicado sólo a la capacitación,
sino a “otros servicios” obligatorios.
¿Qué clase de “servicios” ayudan a mejorar las posibilidades de
trabajo? La única respuesta que se nos ocurre: trabajar sin salario
para alguno de los patrones amigos del municipio o del Ministerio. El
beneficiario no puede elegir: si en vez de enseñarle soldadura o
electricidad lo mandan a trabajar como esclavo a un supermercado,
tiene que ir o pierde el plan.
Cuando
pasamos de los “servicios” de contraprestación a las “ofertas
de trabajo”, la cosa no parece mejorar mucho: si le ofrecen un
trabajo de doce horas por 300 pesos con un contrato de tres meses, está
obligado a aceptarlo, si es que los funcionarios que lo regentean
opinan que es “adecuado a su experiencia y calificación”.
Los objetivos del gobierno
Sin
duda, igual que con el Plan Familias, un objetivo es desmembrar los
movimientos de lucha de los desocupados. Pero no es el único. El
“Seguro” tiene una fecha de vencimiento (dos años) que no tiene
el plan JyJ. Por esta vía esperan sacarse de encima los planes sin
mucho ruido. Y la frutilla del postre: un
mercado de esclavos gratuitos para los empresarios amigos, que además
contribuiría a la división entre trabajadores.
Los
punteros que están anotando a los beneficiarios ni hablan de
capacitación. Le dicen a la gente: “Hay aumento del plan a 225,
pero en vez de cuatro horas tenés que trabajar seis”.
Y,
así como lo van a implementar, la cosa no podía ser de otra manera.
El gobierno planea incorporar al nuevo plan a 500.000 personas
gradualmente hasta el 2007. ¿Adónde empezaron a construirse las
escuelas para capacitar a semejante cantidad de gente?
¿Qué respuesta dar desde los movimientos?
Una
posibilidad es hacer una denuncia de la vileza de este plan, exigir
que no se lo implemente y que en cambio se aumente el monto de los
planes que ya están en vigencia. Nos parece que hacer de esto el eje
de nuestros reclamos es seguir por la vía muerta que ya seguimos todo
el año pasado, en un largo plan de lucha por aumento que fue
derrotado, y que además no abre ninguna puerta real a la lucha por
trabajo. Así, la resolución del problema del desempleo queda siempre
en segundo plano.
Desde
el FTC, siempre insistimos en que el
primer punto de los planes de lucha de los movimientos tiene que
ser la reducción de la jornada, obras públicas, etc., para crear
puestos de trabajo. Ante esta avanzada del gobierno, el programa que
proponemos es el siguiente: 1) repudio al nuevo intento de K de
estafar a los desocupados y dividir a los trabajadores incluyendo más
trabajo sin salario en fábricas y en el Estado; denunciamos al Estado
como el primer empleador en negro y explotador de los planes sociales;
2) por un verdadero plan de capacitación para todos aquellos que
quieran hacerlo, tengan o no plan, sean hombres o mujeres, y sin fecha
de vencimiento; 3) creación de empleo genuino mediante reducción de
la jornada laboral, obras públicas y completar el plantel de
hospitales y escuelas; no a la mano de obra esclava pactada por el
gobierno con los patrones; 4) que las mujeres no estén condenadas a
mantener a sus hijos con la miseria del Familias: que accedan a los
planes de capacitación con iguales derechos; 5) efectivización con
salario de convenio de los JyJ que ya están trabajando para el Estado
o privados; 6) que este plan de capacitación tenga un monto no
inferior a $ 450, al igual que los planes de los que no puedan
capacitarse y trabajar; 7) repudiamos cualquier presión de los
funcionarios hacia los compañeros en el sentido de que se aíslen de
su organización de lucha; luchamos por el elemental derecho democrático
de los desocupados a defender sus beneficios en forma organizada, como
lo hacen, por ejemplo, los empleados estatales a través de sus
sindicatos.
Aunque estos planes se implementen tal como están
formulados, con todos los problemas que suponen, seguramente muchos
compañeros de los movimientos se anotarán, porque son unos mangos más
y porque quieren explorar una posibilidad de capacitarse. En este caso
y en el de las compañeras con el Familias, los movimientos tenemos
que ayudarlos a organizarse en su nueva situación y pelear junto a
ellos en cada paso, aun cuando su plan no esté bajo el control del
movimiento.
Los
compañeros que se anoten en los nuevos planes tienen muchas razones
para seguir organizados y luchando. Va a haber que resistir la presión
de los punteros para que dejen el movimiento, pelear junto a sus
nuevos compañeros de “capacitación” para que ésta sea real,
rechazar los intentos de mandarlos a trabajar “por el plan”, y
luchar por trabajo cuando estén con el certificado en la mano (si es
que llegamos a esa instancia, por lo visto bastante lejana).
Si
denunciamos la trampa de los nuevos planes exigiendo en primer lugar
un plan serio de capacitación y empleo, tenemos abierta una pelea distinta que
nos abre un camino de unidad
con los que tienen trabajo y con todos los desocupados que quieren
trabajar.
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