Aún quedan trabajadores presos.
Habla David, obrero del petróleo despedido de la
contratista INDUS
“La seguimos hasta liberar a los compañeros y que todos seamos
petroleros”
Socialismo o Barbarie, periódico, 06/04/09
La heroica pelea de los trabajadores de la construcción, petroleros,
familiares de detenidos y pobladores de Las Heras no se detiene y
necesita de toda la solidaridad del pueblo trabajador para que termine
en un triunfo rotundo. La lucha que se inició a mediados del mes de
enero con huelga y piquetes ha logrado triunfos, pero los trabajadores
y la Comisión de Mujeres no bajaron la guardia. Siguen exigiendo a
los “nuevos funcionarios” que cumplan con lo prometido por el
ministro Tomada para encuadrar a todos los trabajadores de la
construcción que realizan tareas petroleras, liberen a los detenidos
que faltan y terminen los aprietes de las petroleras y las fuerzas de seguridad.
Todos los luchadores y trabajadores debemos seguir haciéndole el aguante
a los trabajadores rehenes de Repsol y el gobierno K hasta que
triunfen en todos sus reclamos, y que sea una enseñanza para toda la
vanguardia y los trabajadores.
SoB:
Después de la muerte de Sayago cambia un poco la situación del
conflicto, porque empezó a tener repercusión nacional y después
cambia la situación en Las Heras, porque comienza a actuar Gendarmería,
¿no es así?
D.: Sí, cae Gendarmería, nosotros seguimos apostados en la ruta, fue
cuando entra a participar el cura Molina. Viene como mediador por
parte de la Iglesia, por la paz social, cuando se firman unos acuerdos
donde teníamos que levantar el paro: no nos iban a perseguir, no nos
iban a torturar, iban a buscar una solución para nuestros reclamos y
en todo esto nos iban a dar un 50% de los días caídos y el otro 50%
se lo llevaba la Iglesia para los comedores. Nosotros hasta el día de
hoy no sabemos qué se hizo con ese 50%, la cosa es que confiamos en
la palabra de este padre y levantamos el paro. Hay un fax firmado por
Tomada y la Rial, el famoso acuerdo con el gobierno.
SoB: ¿El clima en el pueblo era de mucha represión?
D.: Antes de la detención de los delegados (de Indus) ya habían
empezado las primeras detenciones, secuestran a gente del pueblo,
encapuchaban a la gente y la llevaban a un puestito al lado de
Vialidad, una piecita desocupada, de huéspedes, donde llevaban y
golpeaban a la gente, la amenazaban para que dieran un nombre, para
que digan algo, los amenazaban para que no digan que estuvieron allí.
Fue entonces cuando llevan detenidos a los 5 primeros que todavía están
encarcelados, que son Catrihuala, los dos Bilbao y los dos Pérez.
Empezaron las marchas, y después detienen a nuestros delegados. Había
un clima muy tenso. En ese mismo momento había otro grupo especial
que sube al campo con la empresa, la empresa también nos mandaba en
cana, gente del gremio, ellos conocen el terreno porque Gendarmería y
GEO no lo conocen como lo conocemos nosotros. Iban acompañados por
ellos y les indicaban dónde estaban nuestros compañeros trabajando,
y ahí del puesto de trabajo los arrancaban y se los llevaban presos.
A los otros grupos, que detienen 19 ese día, los esperan cuando están
llegando. A las 7 de la tarde llegan las Trafic de Perales, están
entrando en Las Heras y hay un grupo especial que los está esperando,
los detienen, los empiezan a nombrar, empiezan a bajar a la gente, con
Itakas en la cabeza, y los van subiendo a sus Trafics. Nosotros nos
enteramos por un compañero que no fue detenido. Ya eran 19, todos de
Indus; a Juan Barrientos, que es delegado de Astra, y a Avelino
Andrade los detienen en la iglesia.
La jueza amenazó que iba a dar una orden para entrar a la iglesia.
Cuando el padre de la localidad dice que no podían entrar a la
iglesia, van dos oficiales de civil y usan de intermediario al cura,
le dicen que era mejor que ellos se entregaran porque si no los iban a
tomar como prófugos de la justicia; entonces deciden entregarse.
SoB: ¿Cómo continuó el conflicto y cuál la actitud de la Iglesia y
las autoridades?
D.:
Después de todas las detenciones, completadas las detenciones, venía el
lunes 13 (día de la Jornada Nacional en apoyo a Las Heras). Las
detenciones se producen porque el 10 vencía el plazo y no había
respuesta. El jueves fue el obispo, que vino a cubrir a Molina, a
salvarle las papas. A él nadie lo vio porque se lo comían crudo,
entonces todos los reclamos se lo hicieron al obispo: “¿por qué se
metieron ustedes?”, y el tipo dijo “nosotros nos metimos de buena
voluntad, pero la respuesta la tiene que dar la empresa y el
gobierno”, como diciendo “nos cagaron a nosotros también”. El
tipo venía a decir “ahora es distinto, bla, bla, bla, ahora nuestro
vocero va a ser el cura Visego, que es el cura de la localidad”. Hacía
pocos días que había vuelto de Italia, y Visego es del pueblo y
tiene historia, estuvo en Matanza, siempre fue crítico, es un cura
tercermundista, es un tipo groso, y entró a tirar mierda para los
cuatro costados, ese día que llegó dijo “esto es un desastre, acá
hubo torturas”, y denunció el tema de la represión.
El lunes 13, en condiciones jodidas, los petroleros hacen un paro en el
yacimiento de brazos caídos, tres empresas, y ese día lo que
contribuyó a que se hiciera el paro fue que las mujeres ese fin de
semana se agruparon, cortaron rutas, panfletearon a los petroleros.
Cuando tocó el turno a la empresa Indus de subir al yacimiento, la
empresa le paga a la policía para que suban las Trafic custodiadas.
Cuando llegan donde están las mujeres –nosotros habíamos llevado
una filmadora– no se
animan a reprimir, pero las amenazan y las hacen a un costado.
Entonces suben a trabajar, la policía pega media vuelta y se va.
Aclaremos que la custodia la hacen para Indus nada más, no para las
otras empresas, o sea que Indus les paga, había compañeros que querían
parar pero recibían amenazas por la empresa, por la policía, cuando
nosotros subíamos a trabajar al campo, y antes de subir nos paraba un
grupo de 20 ó 30 gendarmes y nos hacían abrir nuestros bolsos, nos
quitaban los cuchillos, nos tiraban las comidas, nos hacían levantar
la ropa para buscarnos marcas, nos pegaban con la punta del palo en la
espalda y nos hacían subir nuevamente. Cuando estábamos trabajando
nos paraban en la mitad del laburo, nos volvían a revisar, después
se iban, se reían, cuando volvíamos a nuestras casas otra vez nos
paraban y volvían a revisarnos y a levantarnos la ropa. Había dos o
tres helicópteros de Gendarmería que sobrevolaban constantemente,
también frente a nuestras casas había autos con vidrios polarizados,
cuando salíamos de nuestras casas bajaban el vidrio y nos sacaban
fotos, la gente estaba aterrada.
SoB: ¿Vos estuviste cuando llegó Hebe de Bonafini?
D.: Sí, pude presenciar su charla. Ella iba allá para enterarse de
nuestra propia voz lo que estaba pasando. Le pedimos que fuera a las
distintas comisarías a ver cómo estaban nuestros compañeros
detenidos. Cuando se sienta a dialogar con nosotros va con un abogado,
ella decía que ya lo sabía todo, ella va por 24 compañeros
detenidos cuando eran 19, se enoja, después quiere que le hagamos una
carta para salir de intermediaria con el gobernador que había
asumido, Sancho. Después no nos quiere recibir esa carta, las mujeres
ya se estaban enojando. Después nos recibe la carta, ella se iba a
quedar ese fin de semana. Después no sé qué pasó, se enojó y no
nos quiso acompañar a una marcha por los detenidos. Nosotros le
preguntamos si nos podía acompañar, y justo dice que se había
torcido un pie al bajar del avión y no nos quiso acompañar, retaba a
la gente y decía que ella sabía todo y que las otras muertes no tenían
nada que ver con lo que había pasado. Ni ella misma se entendía, se
contradecía en todo, había gente que la quería mandar al diablo,
después se va, se pega una vuelta por Truncado, Caleta. Lo único que
hacía era pedir entrevistas con funcionarios, no hacía nada
concreto. Se volvió a Buenos Aires, y lo único que nos sirvió fue
que en los medios televisivos saliera un cartel grande donde Hebe de
Bonafini pedía la liberación de los presos de Las Heras, nos sirvió
para que esto se difunda más. ...
SoB: ¿Cómo recibieron la noticia de la renuncia de Acevedo?
D.: Fue un gol que sentimos que hicimos. Fue mucha la presión que recibió
el gobierno, lo que querían ellos era callarnos a nosotros. Era tanta
la presión que se tuvo que ir. Luego logramos lo del impuesto a las
ganancias, aunque se lleve los laureles Moyano, no interesa, creo que
todo obrero argentino sabe que el triunfo fue de los compañeros de
Las Heras.
SoB: ¿Cuál es la situación actual?
D.: Seguimos despedidos, tenemos tres compañeros detenidos, más los
cinco primeros, que son gente del pueblo que no son petroleros.
Son nuestros compañeros que siguen detenidos por causa de la jueza.
Porque ella quiere que estén detenidos, cuando ella tiene la aclaración
del compañero Torres de que fue apretado por la policía brutalmente.
O sea, fue golpeado y torturado para que diga los nombres de los compañeros.
Después hay tres que suelta con los demás que salieron, que son los
dos Aguilar y Ruben Bach, a quien estos policías les hicieron cambiar
el nombre. A Ruben Bach lo detienen, lo golpean, lo largan con causa y
con un embargo de 10.000 pesos. ...
Todas las familias estamos sin un mango. Allá hay un costo de vida muy
alto, donde hay mujeres que pagan alquileres, pagan arriba de los $
500 de alquileres una piecita con bañito afuera. Una casa (como
llaman ellos allá) que es una piecita, un bañito, una cocinita, sale
$ 1.200, un kilo de carne está arriba de los $ 15. Y nosotros
empezamos a juntarnos, a juntar un fondo de huelga, pidiendo la
solidaridad de toda la gente de todos lados para ayudar a esas mujeres
que están solas. Sus maridos están presos, tienen nenes chiquitos,
hay una nenita discapacitada, se enferman, necesitamos comprarles los
medicamentos, necesitamos ayudarlos a pagar sus alquileres, que coman
para seguir nuestra lucha. Nosotros estamos despedidos y necesitamos
apoyo de toda la gente.
Esta semana habían dicho que iba a haber alguna respuesta. Van a ser
dos semanas que bajaron los nuevos funcionarios. Empezaron a bajar
funcionarios del gabinete, de Trabajo, distintos funcionarios. Los
funcionarios han hecho reuniones con las esposas de los detenidos, los
familiares, después con los despedidos y con los petroleros. Pero
hasta el día de hoy, salvo los presos que liberaron, que no es una
graciosa concesión, sino que los tienen que liberar porque no tienen
nada en contra, no hay solución al tema de los despedidos, al tema de
los otros presos, persecuciones. Eso está en el aire todavía.
Hoy viernes 31 de marzo supuestamente se va a concretar esta reunión
donde ellos van a tirar alguna respuesta para nosotros volver a
nuestros puestos de trabajo, ya encuadrados en petroleros, y ver también
por la liberación de nuestros compañeros.
SoB: ¿Lo más probable es que no vuelvan a Indus?
D: Lo que ellos quieren es que los que ellos despidieron no vuelvan a
la empresa y siguen en su postura de que a petroleros no nos quieren
pasar. Porque hay una cosa que es que Repsol maneja todo. Empresas
petroleras, trabajadores petroleros y empresas que hacen el mismo
trabajo pero bajo el convenio de la UOCRA es algo que le reconviene a
Repsol, porque decían los compañeros de Caleta que se hace un cálculo
que en la cuenca del Golfo San Jorge –de los dos lados, porque ahí
hay una raya que separa Santa Cruz de Chubut pero la cuenca es la
misma– hay un 30% de los trabajadores que están bajo convenio
UOCRA. Y eso significa miles de trabajadores. Representa millones.
Pero todo, no sólo en el sueldo, sino en las condiciones de trabajo.
Porque los petroleros tienen un comedor. En el campo tienen un
comedor. Hay que hacer una construcción, es plata que hay que poner
para que se trabaje como corresponde, en condiciones de trabajo
humanas. Mientras los otros tienen que comer arriba de la camioneta. O
en el piso.
SoB: ¿Qué conclusión, qué reflexión te queda de
toda esta experiencia?
D: Mucha. Un poco de todo. Cuando quisimos darnos cuenta, estábamos
tocando cosas que “no tendríamos que haber tocado”: impuesto a
las ganancias, encuadramiento, tocando al gobierno, a las grandes
empresas. Se nos dio vuelta todo y nos reprimieron, llegó gente de
otros lugares comentando lo que pasaba. Tuvimos que salir del pueblo,
de donde varios nunca habíamos salido, tratar de llegar a los medios,
como el caso mío que me tocó llegar hasta acá y difundir un poco,
ya que mis delegados están detenidos, gente que tenía miedo. Yo me
animé y salí y vine a comentar un poco y presencié una marcha el 24
que se realizó acá en la provincia de Buenos Aires. Me pareció
sorprendente, una experiencia única que no me voy a olvidar el resto
de mi vida. Aparte de la marcha, seguir pidiendo justicia por esos
hechos atroces que ocurrieron en nuestro país y la solidaridad de la
gente también por lo que se está viviendo hoy en día en Las Heras.
Pareciera volver el tiempo atrás de estar viviendo la dictadura allá
en estos momentos, con banderas en solidaridad con Las Heras pidiendo
la libertad de los presos, el reencuadramiento a la gente de UOCRA.
Fue muy emotivo todo y creo que esta lucha, con la unidad de la gente,
la vamos a ganar. No va a ser solamente de nosotros, sino de toda la
gente, la gente obrera.
SoB: ¿Quiénes estuvieron del lado de ustedes?
D.: Allá los que estuvieron de nuestro lado fueron nuestros compañeros
y mujeres, nada más. Del otro lado fue todo el gobierno, todas las
petroleras, toda la burocracia estuvieron del otro lado. El presidente
Kirchner con toda su gente, nadie nos quería escuchar, hasta los
propios medios nacionales, todos estaban en contra, estábamos solos,
justamente. Nosotros solos, era nuestro grupo de compañeros, de 100
compañeros con nuestras mujeres e hijos y nadie más. Y todo el mundo
estaba en contra de nosotros.
Hubo gente de afuera, otros trabajadores, otras organizaciones que
estaban apoyándonos que mucho allá no se escuchaba, no se sabía,
porque estábamos aislados de todo, no teníamos mucho contacto, mucha
comunicación. Fue cuando la gente no salía de sus casas, parecía un
pueblo fantasma. Nosotros tenemos que agradecerle a Internet, donde
pudimos bajar y sacar fotos de las distintas marchas que se hacían acá
en Buenos Aires o en otros puntos del país en apoyo a Las Heras y
pudimos sacar copias y hacer unos escritos y golpear casa por casa a
nuestros vecinos y gente trabajadora que tenía miedo y mostrarles que
no estábamos solos, que teníamos apoyo de otros trabajadores que
también estaban luchando por reclamos justos y fue de a poco, de a
poco, que pudimos sacar el miedo y unir más gente del pueblo y ya nos
hicimos un poco más fuertes. Junto con ellos y con la demás gente.
SoB:
¿Qué mensaje le podés decir a los trabajadores del país, de la
experiencia de ustedes en el sentido de lo que tienen enfrente?
D.: Eso desde ya creo que lo saben todos. Claro, no hace falta decirle a
nadie de las proposiciones, los versos de siempre, así sean del
Presidente, este pingüino que nos miente. Todo es político. La única
decisión que tenemos que tomar nosotros es los compañeros, los
obreros, y cada uno sabemos lo que necesitamos y qué es lo que vale
nuestro laburo, nuestros sudor, nuestro esfuerzo. Es nuestro y
nosotros sabemos qué es lo que precisamos, cómo lo trabajamos,
nosotros lo que peleamos es justo y tenemos que ganar y yo creo que no
tenemos que tenerle miedo a nada ni a nadie y tenemos que unirnos. La
unión hace la fuerza y creo que todos juntos vamos a salir adelante y
ganar cada lucha y vamos a volcar todo este gobierno que trata de
hundirnos a nosotros y enriquecerse ellos.
SoB: ¿Cómo fue tu experiencia acá: la del
festival, la del Garrahan, el subte?
D.: Cuando yo llegué acá, primero me había animado un poco a venir.
Allá no le tuve miedo a los gendarmes ni a los grupos especiales,
miedo a enfrentarme a nadie, porque lo que yo estaba peleando era el
plato de comida de mis nenes y miedo ya no le tenía a nadie. Después
me animo a venir acá. Me bajo del avión, veo llegar un festival que
habían organizado los jóvenes en Plaza de Mayo, donde me paralicé
un poco al ver tanta gente, nunca había estado en una ciudad tan
grande. Fue una experiencia linda. Cuando me llevan hasta el escenario
y tenía que hablar, me pareció primero una locura y no sabía dónde
estaba parado. Primero pienso “estos son pibes jóvenes, quizás no
les interesa, no me van a escuchar”. Me tranquilizo un poco y me
paro frente al micrófono y pude hablar, leer un poco una cartita que
tenían mis compañeros. Cuando una chica me presenta dice: compañero
de Las Heras.... Un silencio total en esa plaza, con la cantidad de jóvenes
que había, y empezaron a cantar: “petroleros, carajo”. Y después
otra vez silencio. Y todos prestándome una atención bárbara para
escuchar lo que yo tenía para contar. Me paralicé, tuve una emoción,
miedo, un sentimiento que no puedo describir al sentir ese apoyo, el
interés que tenían los chicos de saber qué pasaba. Cuando empiezo a
leer un poco y en un momento no puedo leer más, se me traba la voz y
enrosco ese papel, lo guardo en mi bolsillo y empiezo a contar lo que
pasaba, lo que sentía, lo que estábamos viviendo, era impresionante
la cara de la gente. Parecía que iban a llorar junto conmigo, cuando
todos empezaron a aplaudir y cantar: “Libertad a los presos por
luchar”. Luego me empecé a soltar un poco más, acá en Buenos
Aires, una ciudad muy movida, yo estoy acostumbrado a un pueblito
tranquilo, donde empiezo a ir a otras asambleas, con gente de
ferroviarios, donde escucho su debate, sus distintas opiniones, y se
me hizo como un aprendizaje acelerado de muchas cosas que yo desconocía.
Escuchar conversaciones, discusiones y cambios de opiniones tanto con
la gente de subte como con la gente del Garrahan. Además todos ellos
fueron muy solidarios conmigo, aportaron lo poco que ellos tenían a
su alcance para nuestro fondo de huelga. Conocí gente muy buena, muy
solidaria, y fue una experiencia única, inolvidable para mí.
Escriben la esposas de los obreros presos
Carta
para nuestros hijos
Hijos
queridos, cómo me gustaría poder decirles y que entendieran la
realidad de lo que estamos pasando y viviendo lastimosamente. Es muy
difícil explicarles y cambiarles la imagen que tienen desde niños
hacia las instituciones del gobierno que decían que velaban por
nuestra seguridad y bienestar; hoy son los que llaman delincuentes a
tu papá por pelear por un futuro mejor para vos. Cómo quisiera que
no estén pasando por este momento, pero lamentablemente es ésta
nuestra realidad.
Hoy
tu papá y sus compañeros están presos por pelear por sus derechos y
su dignidad como trabajadores. Van a escuchar muchos comentarios en
distintos lugares, pero me gustaría que sólo escuchen mis palabras,
porque yo como madre jamás les desearía que la estén pasando mal.
Todo lo que hizo tu papá fue por una lucha justa y no hay derecho a
que lo llamen ASESINO por querer salir adelante.
Espero
que la hayan entendido y no olviden que tu papi y tu mami los
quieren...
Esposas
de detenidos Las Heras-Santa Cruz 15-3-06
Cartas
de los compañeros detenidos
Juan Oscar
Barrientos, 38 años, casado
Trabajador petrolero y delegado de Astra-Evangelista (Repsol)
A
todos mis compañeros:
Bueno,
compañeros, les cuento que estoy bien, no dejen que apabullen nuestra
lucha con lo que está pasando. Traten de parar todo y adelante con
mucha fuerza, no se olviden el dicho mío, “nosotros nacimos para
ganar”; yo pienso que soy preso político.
Mucha
fuerza y adelante compañeros. Los quiero a todos.
Juanito
Avelino
Andrade, 39 años, casado, 7 hijos
Trabajador
de la construcción y delegado UOCRA de la empresa Indus
Hola
compañeros, quiero decirles que estoy bien. Manténgase unidos y háganse
fuertes, que ésta la empezamos juntos y tenemos que ganarla.
Fuerza
y un abrazo para todos
Avelino
Adrián
Saucedo, 25 años, casado, una hija
Trabajador
petrolero y delegado UOCRA de la empresa Indus
Hola,
no se preocupen por mí, preocúpense por estar bien, por seguir la
lucha, nunca pierdan la fe en ustedes.
Yo
estoy tranquilo, yo siempre confío en ustedes, sigan adelante en lo
que sea, cuando se empieza algo hay que terminar. Yo estoy más firme
que nunca, como siempre nadie ni nada me va a hacer cambiar mi forma
de pensar y espero que a ustedes tampoco.
Que
no agachen la cabeza por nada, que reclamen por lo que para ustedes es
justo.
Los
quiero y siempre los voy a apoyar.
Para
todas las mujeres de Las Heras que están peleando por esto, les deseo
lo mejor y que sigan, también les agradezco.
Para
los amigos lo mejor y que pronto voy a estar con ustedes.
Adrián
Tampoco
nos olvidamos de los otros compañeros detenidos injustamente por
orden de la no jueza doña Rata de Leone. No nos pararán
hasta que liberen a nuestros queridos compañeros.
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