Argentina

 

No al techo salarial. Abajo la Santa Alianza de Kirchner, Moyano y los empresarios

Por un 1º de mayo antigubernamental y en apoyo a los que luchan

Editorial de Socialismo o Barbarie, periódico, 20/04/06

El acuerdo entre Kirchner y la burocracia sindical –Hugo Moyano y la CGT en primer lugar, pero también por lo menos parte de la CTA– es un acuerdo donde lo que primero que sobresale es el techo salarial miserable que quieren imponer mediante las “paritarias”. Pero sus objetivos son mucho más de fondo. Por un lado, busca mantener y preservar la obra menemista: es decir, consolidan la fragmentación de la clase trabajadora que se impuso en los 90. Fragmentación que comienza a ser cuestionada en importantes sectores. Por el otro, busca marcar una raya, un límite político de lo que es permitido. Los trabajadores, que con sus luchas y reclamos comienzan a cuestionar este verdadero acuerdo político, se enfrentaran directamente contra la Santa Alianza de la patronal, el gobierno y la burocracia.

Kirchner busca consolidar la fragmentación y atomización de la clase trabajadora. La fragmentación tiene muchos aspectos. La primera gran fractura es entre ocupados y desocupados; que tiene como efecto inmediato mantener un piso salarial de no subsistencia: el valor de los planes. En este segmento se encuentra el 15% de la mano de obra en condiciones de trabajar. Una segunda gran división, es entre los trabajadores en blanco y en negro que no baja del 45% de la fuerza de trabajo y donde las diferencias salariales son cercanas al 50%. Una tercera división se da con las tercerizadas, que dividen a los trabajadores en la misma unidad productiva. Una cuarta fractura, se da con los trabajadores por agencia o precarizados. En el mismo lugar de trabajo conviven contratos, convenios y condiciones de trabajo distintos para trabajadores que realizan las mismas tareas. Estos aspectos dan como resultado una clase obrera fragmentada y que en muchos casos no reconoce a su hermano de clase. La Santa Alianza de Kirchner, Moyano y los empresarios pretende, de todo esto, no tocar nada. En las paritarias, de conjunto, de la flexibilización laboral, la tercerización, la fragmentación salarial, sindical y del tipo de contrato dentro del mismo lugar de trabajo, la vía libre a la superexplotación y la precarización laboral, no se habla. Ninguno de los actuales convenios modifica en lo esencial ni uno solo de esos elementos.

El segundo objetivo del acuerdo y del techo salarial es seguir garantizando las altísimas tasas de ganancia de los capitalistas, que con Kirchner se están haciendo su agosto. Como lo señalan todas las estadísticas, la productividad laboral alcanza niveles récord, junto con las ganancias de los patrones, especialmente en la industria. Sin considerar la inflación, sólo para compensar la productividad, la patronal debería conceder un piso de aumento del 15%. Por supuesto, las paritarias que se están desarrollando tienen esa cifra –o muy poco más, el 19%– como techo real. Eso significa que a los trabajadores se los compensa malamente y en cuotas respecto de un índice de inflación estimado y dibujado, pero el aumento de la productividad se lo embolsan íntegramente los empresarios. Todo esto con el cuento de “mantener el crecimiento económico y no generar inflación”.

Como si fuese poco, todos los convenios que se están afirmando tiene cláusulas de “paz social”, es decir, el compromiso de la burocracia de no hacer olas por una año.

Al mismo tiempo, hay que subrayar el carácter político de este pacto: no se trata de algo meramente “sindical”. Tiene el objetivo –poco disimulado– de evitar turbulencias para garantizar la reelección en el 2007. Es decir, la continuidad del conjunto de la política de la argentina país “capitalista normal” que encarna el gobierno K luego de las turbulencias del Argentinazo. De ahí que denunciemos este acuerdo como una verdadera Santa Alianza. Insistimos, tiene un claro sentido político y de gobernabilidad.

La base material de todo esto, es hacerle pagar a los trabajadores las superganancias empresarias y evitar la recuperación efectiva del poder de compra del salario. Kirchner intentará mantener el índice de inflación bajo control. Si eso se logra, la rentabilidad empresaria se mantiene y la protesta de los trabajadores no se hace sentir demasiado, piensa el gobierno, la reelección será “pan comido”.

La Santa Alianza en acción

Ese, claro es el esquema oficialista, al que se pliega una burocracia sindical que es parte integrante fundamental de la administración K. Pero la realidad puede ser otra. Se puede pelear por hacer saltar por los aires este pacto de miseria salarial y fragmentación laboral. Desde ya hace un par de años que se vive una importante ola de conflictos que han marcado el ingreso a la lucha de importantes sectores de la vanguardia obrera. Los compañeros del subte –hace un par de años– hicieron punta cuando impusieron la jornada de seis horas. Luego vino la ola de reivindicaciones –en sectores terciarizados– por el pase al convenio principal. También las peleas por un encuadramiento que garantice que “por igual tarea se obtenga igual salario”. Lo mismo que las luchas –en distintos sectores– por aumentos salariales en serio. Recientemente, ha habido varios conflictos importantes. En particular, el de los petroleros y de la construcción de Las Heras, docentes neuquinos y los trabajadores y terciarizados del subte, tomaron envergadura nacional por la feroz represión que se desató sobre ellos. En el caso de los petroleros y el subte, salieron a enfrentar precisamente la fragmentación y división de los trabajadores, a través del reclamo de encuadrar a todos los compañeros en el convenio más favorable. Y en estos casos es fundamental tener en cuenta que, a diferencia de muchas de las luchas “sindicales” que presenciamos en los últimos años, no se trata de reivindicaciones “defensivas”, sino que buscan recuperar el terreno perdido, lo que les da un carácter mas “ofensivo”.

Lo hacen con métodos cada vez más duros y ejerciendo la democracia de los trabajadores. Enfrentan un gobierno que también se pone duro, mostrando su verdadera cara antiobrera y una burocracia temerosa que su ejemplo de lucha consecuente y democracia de bases se extienda al conjunto de la clase trabajadora. De ahí los ataques al “seudo–trotskismo” que se han reiterado los últimos días de la boca del propio Moyano o funcionarios cegetistas como Recalde. Porque ésta ultima también es una razón para la Santa Alianza: quieren cortar de cuajo el proceso de recomposición de los trabajadores, el que podría tener una importancia estratégica cuando una nueva crisis se avecine.

Lucha sindical, lucha política

La Santa Alianza de Kirchner, Moyano y los empresarios, se propone cortar de cuajo todo reclamo de ese tipo y canalizar el descontento por las vías “institucionales”. Por eso mismo, todo conflicto que intente romper el techo del 19% o modificar cualquier pieza del engranaje, se encontrará con una actitud más dura de parte del gobierno... y de la burocracia.

Los ejemplos mencionados ilustran esto. Los compañeros de Santa Cruz contaban en nuestra edición anterior que estaban “solos”: ningún sector patronal ni de la burocracia los apoyaba, y sólo podían contar con sus propias fuerzas y la colaboración de la izquierda y los sectores clasistas.

Lo mismo se vio en el caso del subte. En ocasiones anteriores, el gobierno se las había ingeniado para aparecer como “mediador” entre los trabajadores y la empresa. Esto provocó bastante confusión en sectores de la base e incluso del Cuerpo de Delegados. Tenían la ilusión de que Kirchner estaba “de su lado”. Esto ha cambiado drásticamente: el “mediador amigo” que “pagaba los aumentos con subsidios” mostró su verdadera cara, la de un represor implacable que no dudó en mandar la Gendarmería a apalear a los trabajadores y a defender las maniobras rompehuelgas de Metrovías. Sin contar con el manijazo que le dio a la campaña antiobrera en los medios masivos.

Las piezas del tablero se acomodan de manera cada vez menos ambigua: gobierno, burocracia y patronal se unen para que el pato lo paguen los trabajadores. Es por esa razón que el espacio para una política estrechamente “sindicalista” (característica de los compañeros que se agrupan en el MIC, pero no sólo de ellos), que intente plantear el conflicto sólo “entre trabajadores y patrones”, sin mencionar el rol decisivo del gobierno, es cada vez más reducido. Sucede lo contrario: prácticamente cualquier conflicto obrero real (no maniobras burocráticas, que también las hay; así como contradicciones entre algunos sectores desplazados de la burocracia) de cierta importancia, va a pasar a tener un carácter casi inmediatamente político. Porque –queriéndolo o no, sabiéndolo o no– todo intento de salir del chaleco de fuerza de salarios y condiciones de trabajo que pretenden imponer se convierte en una amenaza para todo el esquema kirchnerista. Y ya hemos visto que el gobierno piensa obrar en consecuencia.

Rodear de todo nuestro apoyo las luchas
Viva la huelga general latina en los Estados Unidos
Por un 1º de mayo contra la Santa Alianza de K y Moyano

En estas condiciones, el rodear de todo el apoyo las luchas en curso, es de inmensa importancia: en cada una de ellas se juega la subsistencia de estas condiciones de miseria salarial y explotación laboral, así como la continuidad del proyecto K y el profundo proceso de reorganización de los trabajadores. Porque el malestar por abajo es muy grande. Ahora mismo, en las fabricas del neumático, los compañeros están que trinan contra la burocracia del SUTNA que anunció un paro y –precisamente en el mismo instante– lo levantó “acatando la conciliación obligatoria”. O los compañeros del Hospital Francés, que siguen en lucha contra el vaciamiento del hospital y realizan un acto el próximo lunes.

Es en estas condiciones que se avecina un nuevo 1ª de Mayo. Nuevamente en manos de la izquierda y la vanguardia clasista va a quedar el día de lucha internacional de los Trabajadores. Jornada que –junto con la del 24– va a ser comparada en su capacidad de movilización con el acto K del 25 de Mayo. Con dos objetivos: por un lado, aunque parezca “abstracto”, habrá que subrayar el hecho inmenso de la eventual huelga general de trabajadores latinos en los Estados Unidos. De llevarse a cabo de manera exitosa, no hace falta decir la enorme importancia y repercusión internacional que esto tendrá entre la clase obrera de todo el mundo.

En segundo lugar, desde el punto de vista nacional y de nuestra lucha cotidiana aquí, el perfil del acto debería esta claro: un acto de frente contra el gobierno K y la Santa Alianza con la burocracia de Moyano y la CTA. Un acto obrero en apoyo a las luchas obreras mas importantes. Un acto que debe poner sobre la mesa la urgente y necesaria convocatoria a la realización de un Encuentro Obrero para el 29 de mayo (aniversario del Cordobazo) como forma de dar pasos en el agrupamiento antiburocratico de la vanguardia. Encuentro –en el seno del cual– seguiremos bregando por la necesidad de que se ponga en pie una verdadera Tendencia Clasista, la que sigue faltando para dar un impulso más decidido y político a la recomposición de nuestra clase.

En este ultimo sentido, es que desde el nuevo MAS nos jugaremos a repetir una importante columna como la que organizamos para el 24 de marzo. Pero en este caso, buscando destacar mas el perfil de trabajadores, viendo la posibilidad de tener delegaciones de algunos sectores obreros. Por esto mismo, es que reiteramos el llamado a los compañeros del Garraham, del hospital Francés, otros sectores de trabajadores en lucha y los compañeros del PTS, a organizar en común el 1° una columna clasista para entrar a la Plaza.


Propuesta del MAS para el 1º de Mayo

Por un encuentro obrero - Hagamos una columna clasista

Como señalamos en estas mismas páginas, en pocos días más será 1° de Mayo. El día internacional de la clase obrera nos encuentra con un sendo acuerdo político entre el gobierno de Kirchner, Moyano y la CTA alrededor de defender a capa y espada una pauta de aumento salarial miserable y unas condiciones de trabajo que no afecten las enormes ganancias empresarias y la situación de división en las filas obreras.

Como planteamos en la reunión de organización del acto, de ninguna manera se trata de una

mera “tregua”, sino de un acuerdo político en regla que abarca a la enorme mayoría de la burocracia sindical, de apoyo incondicional al gobierno K. Por esto ha sido correcto que, finalmente las consignas principales del acto se organicen alrededor de la denuncia de esta Santa Alianza y de la necesidad de imponer desde abajo los planes de lucha y la huelga general que se necesitarían.

Esto no quita contradicciones en algunos sectores burocráticos, que existen, pero se dan, claramente, en este marco. Es más, es un hecho que la mayoría de la CGT y parte del CTA, prácticamente son parte integrante del gobierno K. Para esto, no es necesario que tengan cargos directos en el elenco de Ministros. Pero funcionarios, no les faltan: diputados en el bloque oficialista (como Recalde y varios otros), la subsecretaría de Tierra y Vivienda (como en el caso de D’Elía), varios más en áreas de “acción social”, etc.

En estas condiciones, está claro que el acto debe tener un claro carácter político contra el gobierno y también contra la burocracia sindical. Moyano está haciendo el “trabajo sucio” de intentar evitar una salida a la lucha de conjunto de los trabajadores y pegando palos a diestra y siniestra contra el “trotskismo”. Marca también el lugar político que tiene la vanguardia clasista y los partidos más importantes de la izquierda en la Argentina de hoy.

Al mismo tiempo, es un hecho que junto con la marcha del 24/3, la masividad del acto (inevitablemente menor que en oportunidad del repudio al golpe) será tenida en cuenta como patrón de medida respecto del acto K que se está organizando para el 25 de Mayo. De ahí que sea también importante pelear por instalar públicamente el acto del 1°. Está claro que las actuales luchas obreras deberán tener el lugar de privilegio en el acto y el palco del 1°.

Encuentro obrero y columna clasista

Al acto propiamente dicho, iremos con la preocupación de que –todos juntos– llamemos a un Encuentro Obrero para el 29 de Mayo. En realidad, ésta es una tarea que viene muy atrasada. Es un hecho de que hay varias tendencias que actuamos entre los trabajadores, pero hoy por hoy no hay ningún ámbito de conjunto, de frente único que pueda agrupar a la emergente vanguardia antiburocrática y clasista. Esto cobra, a su vez, una importancia práctica: con la Santa Alianza del gobierno, la CGT y la mayoría de la CTA, queda en manos de la vanguardia las tareas de apoyo a las luchas contra enemigos que van a salir de punta contra las mismas. Sin embargo, hasta ahora, no parece haber esta comprensión entre la mayoría de los compañeros.

Desde ya que organizar el Encuentro no es fácil, ni, por sí mismo, puede hacer magia. Pero creemos que hay condiciones para realizar un Encuentro que si bien –obviamente– no puede dejar de ser todavía minoritario respecto del conjunto de nuestra clase, si puede agrupar a parte importantísima de la emergente vanguardia.

Con este mismo objetivo, es que estamos llamando a los compañeros del Garraham, del Hospital Francés, de otros sectores en lucha y del PTS a organizar una columna clasista en común que levante bien en alto la necesidad de realizar este encuentro de frente único obrero el 29 de Mayo. Por nuestra parte, nos jugaremos a intentar repetir la importante columna que hicimos el pasado 24/3.