Prematuro
lanzamiento de la campaña electoral
Eran pocos y cayó Lavagna
Editorial
de Socialismo o Barbarie, periódico, 08/06/06
El momento político post acto del 25 de mayo está teñido por un
hecho insoslayable: el lanzamiento oficial de la campaña electoral,
cuando faltan más de 15 meses para las elecciones. Desde el punto de
vista del gobierno, esto significa, obviamente, la puesta en marcha
del operativo reeleccionista, aunque Kirchner todavía intente sembrar
dudas en el sentido de si será él mismo o su esposa quien encabece
el Frente para la Victoria (el candidato “será pingüino o pingüina”,
dijo hace poco).El objetivo de fondo de este operativo es claro:
instalar la atención de la vida política de las grandes masas
populares –a lo largo de meses y meses- en la disputa burguesa por
el “botín” electoral, achatando todo lo posible las luchas
obreras y populares.
En este marco, no sólo en el mundo K empezaron los aprestos electorales.
Para sorpresa y consternación tanto de oficialistas como de sectores
de la oposición burguesa, el ex ministro de Economía de Duhalde y
Kirchner, Roberto Lavagna, se ha lanzado a la escena como candidato
con el apoyo de un sector de la UCR y el duhaldismo. Hace esto con el
guiño de un sector de la clase capitalista local que ve con malos
ojos no sólo los modales políticos “bruscos” del kirchnerismo,
sino, lo que es más importante, desaprueba ciertas veleidades
“estatistas” del actual gobierno y prefieren un rumbo más
“ortodoxo” y promercados.
En busca de la alternancia
De
esta manera, se intenta ocupar un vacío político que se
arrastra desde hace tiempo: el de una oposición burguesa real
al gobierno, que cierre totalmente las puertas a la eventual
emergencia política de la oposición “social”. Se trata de
algo que preocupa a los capitalistas y al imperialismo, porque hace
también a consolidar instituciones de un régimen político que
descansa casi exclusivamente sobre la imagen presidencial y que necesita
para fortalecerse más de la “alternancia”. La situación en
la que Kirchner abarca casi todo el escenario, dejando sólo algún
resquicio a derecha e izquierda, es no sólo anormal sino peligrosa
para cualquier régimen de la democracia burguesa, que requiere para
su buena salud presentar cada tantos años “alternativas”...
Esto es lo que
normalmente se expresa en el llamado sistema bipartidista, que
en Argentina (y en muchos países de América Latina) está en
crisis total y depende del constante armado y rearmado de
“coaliciones” muy inestables. Así, el PJ es un partido vaciado
de contenido, y la UCR ya carece casi hasta de forma. Es sintomático
que Lavagna se identifique con el peronismo pero haya sido funcionario
de Alfonsín, y que reciba apoyo de sectores de ambos partidos. Otra
parte de la UCR (sobre todo los gobernadores provinciales) busca un
lugar bajo el ala de Kirchner, dependientes como son de los aportes
del Tesoro Nacional. Un tercer sector radical (muy magro, por cierto),
el de Stolbizer, busca un acuerdo con la ex radical de “centro
izquierda”Carrió, quien a su vez coquetea con otro ex radical pero
de derecha, Ricardo López Murphy. Éste, por su lado, viene de hacer
una alianza con el ex peronista Macri, y el acuerdo entre ambos y el
neuquino Sobisch va derecho al naufragio. La débil socialdemocracia
vernácula, timoneada por Hermes Binner, estuvo cerca de Kirchner y
ahora tantea a Carrió, luego de haber protagonizado el Encuentro de
Rosario, frustrado espacio de centro izquierda donde estuvieron desde
Stolbizer hasta el Partido Comunista.
Este
panorama muestra el nivel de descomposición del sistema de
partidos tradicionales y de impotencia e inoperancia de los que
hasta ahora venían ocupando, casi por defecto, el rol de oposición
burguesa.
La
aparición de Lavagna (que tiene el evidente objetivo de establecer un
claro foco opositor contra Kirchner), introduce –a la vez–
“ruido” en la marcha triunfal del gobierno y confusión en el
espectro político, ya que a la vez que baraja y da de nuevo el juego
de las alianzas en la oposición, le embarra un poco la cancha al
oficialismo, que preveía que la reelección de Kirchner –con
rivales de la talla de Macri, Sobisch o Carrió– iba a ser un paseo.
Por un frente clasista y socialista
En
este marco, esta planteado el problema de cuál debe ser la
orientación de los sectores clasistas y la izquierda
independiente en la actual coyuntura. La primera tarea sigue siendo la
de rodear de solidaridad cada pelea que surja, rompiendo el
cepo a las luchas, en la perspectiva de poner en pie una verdadera
Tendencia Clasista y un Encuentro de Trabajadores. Si por razones de
la coyuntura económica internacional u otras las condiciones de la
economía llegaran a cambiar, muchos planes electorales podrían
aguarse y volver una fuerte coyuntura de luchas. Por ahora, la
realidad de las peleas obreras parece más mediada, aunque el
factor más dinámico y rico sigue siendo la reorganización que se
sigue desarrollando con fuerza desde abajo.
Al
mismo tiempo, la izquierda socialista y los dirigentes antiburocráticos
y/o clasistas tiene planteada la tarea de poner en pié un punto de
referencia independiente y clasista, opositor al gobierno K y a todas
las fuerzas patronales. Hay que elevar la oposición “social”
presente –con alzas y bajas desde el 2001– en oposición política
de clase. Estratégicamente, esto plantea poner en pie un
Movimiento Político de Trabajadores. En la coyuntura, hay que poner
sobre la mesa la conformación de un Frente Clasista y Socialista,
el que podría estar integrado por los dos MST, el PO, el MAS y el
PTS, así como por los principales dirigentes y referencias clasistas
emergentes en el último período. Esto, claro está, implica dejar de
lado las veleidades electoralistas y autoproclamatorias, los acuerdos
con “figurones” patronales (tipo Mario Cafiero) o el seguidismo a
corrientes que no defienden la independencia de clase de los
trabajadores.
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