Argentina

 

Crisis de la Universidad de Buenos Aires

Escandalosa elección de Franco como vicerrector

Por Sergio Pons –Agrupación Ya Basta!
Socialismo o Barbarie, periódico, 08/06/06

La sesión del 31 de mayo del Consejo Superior de la UBA dejó mucha tela para cortar. Empezó con un reclamo por parte de los estudiantes que nos movilizamos de separar a los patoteros de APUBA, que fue desviado, ya que no se tomó ninguna medida concreta en contra de “la banda” de Anró. Frente a esto, empezamos cantar “se va a acabar la burocracia sindical”. Fue entonces cuando el bloque de consejeros alterinistas, al ver que le estábamos tirando abajo el plan de imponer a Franco como vicerrector, montó una maniobra y propuso un cuarto intermedio para ver qué medidas se tomaban.

Los consejeros fueron a una sala paralela a “debatir”, y allí reabrieron la sesión de manera escandalosa: según las actas taquigráficas, duró sólo dos minutos y alcanzó para que la derecha imponga su candidato. En esto los consejeros de la izquierda (PO-MST-Alternativa-CEPA) jugaron un papel totalmente seguidista del propio Consejo Superior, ya que no se debió aceptar la barrera puesta al movimiento estudiantil para que no entrara a la sesión paralela.

La línea de “negociación” ya había fracasado cuando pretendían que Buzzi (decano de Medicina que renunció a ser rector interino) realizara otro plebiscito para discutir el proyecto de democratización para la UBA. Con todo esto queda demostrado que la democratización debe imponerla el movimiento estudiantil luchando en las calles, como lo hacen los secundarios chilenos, y no confiando en ningún sector del Consejo Superior ni de la Asamblea Universitaria.

La intragable elección que impuso a Franco abrió una crisis en la superestructura de la UBA sobre la cual hay que ser muy claros en cómo intervenir.

Luchemos para desconocer la elección de Franco

No sólo hubo sectores de la izquierda que salieron a desconocer la votación que puso a Franco en el lugar de vicerrector. También hubo una serie de decanos y agrupaciones kirchneristas que se sumaron al repudio. Pero esto no tiene que llevar a los que estamos por la democratización efectiva de la universidad (por la mayoría estudiantil, el claustro único docente, el ingreso con voz y voto de los no docentes y la elección directa de las autoridades) a mezclar nuestro programa con el de ellos. Es cierto que se necesita unidad de acción para enfrentar a Franco, pero esto no tiene que llevar al movimiento estudiantil a apoyar a ninguno de los candidatos de la Asamblea Universitaria, y hay que mantenerse firmes en la posición de la reforma de los estatutos (con el programa mencionado) previa a la elección de las autoridades.

Organicemos asambleas e Interfacultades masivas para luchar por la democratización

Ante este nuevo escenario, se hace cada vez más necesario que el movimiento estudiantil discuta un programa claro para derrotar al régimen podrido que gobierna la UBA e imponer un nuevo estatuto. Desde Ya Basta! editamos un folleto para todas las facultades, en el cual planteamos el programa que debe tener el movimiento universitario en lucha y que queremos debatir en todos los cursos y con todos los activistas.

Es necesario realizar asambleas en todas las facultades que rechacen la imposición de Franco discutan cuál es la salida efectiva para la universidad y que medidas concretas se van a llevar adelante para masificar la lucha contra las camarillas de la universidad.


¿Qué salida para la UBA?

Luchemos por la democratización

Desde el Ya Basta hemos editado un boletín como aporte a la lucha por la democratización  para derrotar la LES. Allí desarrollamos un análisis sobre la génesis y consecuencias de la LES, un balance del estado del movimiento estudiantil como producto del ultimo congreso de la FUBA, y acercamos herramientas para un debata de cara a la lucha por la democratización de los órganos de la UBA. Reproducimos un resumen de nuestra propuesta de democratización.

Al calor de la lucha que viene llevando adelante el movimiento estudiantil contra la tramposa asamblea universitaria, que ya cuenta con un primer pero importantísimo triunfo que es la derrota de la candidatura de Alterini, se puso sobre el tapete la escandalosa composición del gobierno universitario y la discusión sobre la necesidad de democratizar el régimen de la UBA.

Ante este debate que ha impuesto la movilización de los estudiantes, la propia asamblea universitaria, Franja y el gobierno tiraron algún tipo de propuesta sobre la “democratización”, con el fin de “bajar la conflictividad” y que nada cambie.

La forma de gobierno que proponemos ante la actual coyuntura se asienta sobre el cogobierno tripartito: docente-no docente-estudiantil. Esto es, claustro único docente: terminemos con el voto calificado de docentes titulares sobre la mayoría de los docentes comprometidos que dan clase gratis o por dos mangos; inclusión de los no docentes en el gobierno de la UBA, sin patota sindical, y mayoría estudiantil en todos los órganos del cogobierno.

Por el claustro único docente

Mientras perseguía, desaparecía y obligaba al exilio a docentes opositores y combativos, la dictadura militar impuso concursos truchos para poner docentes cómplices en los lugares “vacantes”. Esta metodología de concursos “fantasmas” fue heredada por la universidad de la “democracia” radical y menemista, que, a más de 20 años, mantiene y cristaliza un claustro muy heterogéneo. Por un lado, profesores “concursados” por la dictadura, inamovibles aunque tremendamente cuestionados. Por otra parte, están los profesores y docentes cooptados por las camarillas, nombrados a dedo, sin concurso. Son décadas de impulsar la carrera de los obsecuentes y poner trabas a los “críticos”. Por último, están los docentes directamente excluidos, como los docentes del CBC, y la mayoría de los docentes a cargo de prácticos, que son los que demuestran día a día su compromiso en sostener la educación universitaria, a pesar de los salarios de miseria y de los miles de puestos ad honorem y sin nombramiento. Éstos son los docentes que pelean por la educación pública y por cobrar salarios dignos acordes a su tarea.

Pero el régimen actual no sólo es antidemocrático en su forma. También hay que mirar un poco más de cerca a la camarilla docente, que es funcional al modelo de universidad de la LES. Son los lobbistas de las empresas como Monsanto, Roche, Techint y de los organismos del Banco Mundial como el FOMEC.

El claustro único docente igualaría en derechos a todos los docentes de la facultad, y sería un paso importantísimo para democratizar uno de los bastiones de la camarilla reaccionaria.

Mayoría estudiantil y elección directa del rector

Desde Ya Basta! impulsamos la pelea por la mayoría estudiantil y la elección directa de las autoridades de la UBA. Entendemos que ésta es la única democratización que genera mejores condiciones para construir otro tipo de universidad.

La estructura universitaria oculta que los órganos de gobierno de la universidad son políticos y no técnicos. Nos quieren hacer creer que la universidad sólo se ocupa de temas “académicos”, y esta es la justificación para que la mayoría la tenga una camarilla de docentes. Nos dicen además que los estudiantes no podemos opinar sobre los programas de estudio, ya que no tenemos el conocimiento para hacerlo. Pero ésa no es la discusión. El problema es cuál es la orientación general y la política general de la UBA. Si la universidad está al servicio de las empresas y el Banco Mundial o si está para generar conocimientos al servicio de las necesidades de los trabajadores y el pueblo.

Los estudiantes demostramos nuestro compromiso en la vida cotidiana, porque somos los que después de trabajar en laburos de mierda o de estar desocupados y de viajar horas para llegar a la facultad, cursamos en condiciones tremendas y gastamos fortunas en apuntes para ser mano de obra barata de las empresas. ¡Y lo demostramos en la lucha! Cuando salimos a pelear por las cátedras paralelas, por el aumento de presupuesto, por la renta para todos los ad honorem, por el aumento de sueldo para todos los trabajadores de la universidad, por condiciones edilicias. Lo demostramos cuando apoyamos la lucha de los trabajadores del Subte por la reducción de la jornada laboral, a los trabajadores del Garrahan por sueldo básico acorde a la canasta familiar y a los trabajadores del Hospital Francés contra el vaciamiento y los despidos.

Ellos son la universidad de las empresas. Nosotros luchamos por una universidad que investigue y eduque para proponer soluciones a los problemas de los inundados de Tartagal, a la contaminación de las papeleras, a los problemas de viviendas populares, y a las enfermedades que provoca la explotación capitalista en los trabajadores.

La elección directa, una persona un voto, con revocabilidad del mandato –consigna que se desprende de la mayoría estudiantil y que es parte integral del conjunto del programa de democratización–, está dirigida no a solucionar problemas abstractos e inexistentes en la actualidad como sería un supuesto régimen “presidencialista” (que para constituirse como tal debería desconocer los estatutos que se apoyan sobre la supremacía del cogobierno tripartito con mayoría estudiantil). El problema actual y real de la Universidad es la transa y la rosca que funciona de espaldas a la comunidad universitaria y a los estudiantes en particular. La elección directa, más allá de las limitaciones que efectivamente tiene, apunta a atacar estos problemas concretos, reales y actuales.

Por todo esto, desde el ¡Ya Basta! decimos que la pelea sólo se puede ganar masificando la lucha, en unidad entre los estudiantes, docentes y no docentes que aspiramos a democratizar realmente la universidad. Y la pelea es por conseguir la democratización con mayoría estudiantil y por la elección directa del rector, con el claustro único docente, claustro no docente sin patota. Así podremos luchar en mejores condiciones contra la LES y la universidad de las empresas y construir una universidad al servicio de los intereses de los trabajadores y el pueblo.


Un debate con el PO

El conflicto en la UBA y la elección directa

Por Martín Primo
Socialismo o Barbarie, periódico, 08/06/06

El Partido Obrero, por medio de su rama juvenil, la UJS, lanzó en un volante titulado “aportes a la discusión sobre la democratización” una verdadera carga de metralla contra la consigna de elección directa: una persona, un voto. Trataremos de desenmarañar el complejo de afirmaciones y sentencias contradictorias o infundadas que se despliegan en ese texto.

Antes de comenzar con su diatriba a la consigna democratizadora, los compañeros se vieron en la obligación de dar cuenta de que en 2002 ellos la sostuvieron en el proceso de elección de director de Sociología. Ahora explican que en aquel momento era correcta, porque era una “respuesta concreta a una situación concreta”: “el movimiento estudiantil boicoteó la junta de carrera, no podían elegir director. Los estudiantes, de contragolpe plantearon la elección directa: una persona un voto, para que decidan todos antes que unos pocos”.

Curiosamente, si uno remplaza la “junta de carrera” por la asamblea universitaria, y el “director” por el rector, las situaciones concretas de ayer y de hoy se parecen bastante. Pero no obstante esto, los compañeros entienden que levantar esta consigna es “como mínimo un error político de envergadura”

Pero leamos lo que escribían los principales referentes del PO en 2002: para Alfonso, “Una histórica reivindicación de la UJS y el PO está a punto de ser conquistada en la Facultad de Sociales de la UBA.  (...) la carrera de Sociología se dispone a elegir de manera directa a su director, quebrando los mecanismos antidemocráticos que rigen el conjunto de las facultades y Universidades del país.” (PO 757, 6-6-02). Rieznik, en tanto, aseguraba que “la elección directa abre un camino de lucha por la conquista de sus reivindicaciones (docentes), colocándolo en el mismo campo que el movimiento estudiantil, puesto que resuelve de manera progresiva la crisis de poder de la carrera que hoy se encuentra formalmente acéfala” (PO 759, 20-6-02). Y Solano, finalmente, remacha que “la masividad de la votación pone de relieve el acierto de la acción de la FUBA, cuando interrumpió la asamblea universitaria de Shuberoff y Etcheverry para reclamar la elección directa del rector” (PO 761, 4-7-02). Parece que los compañeros dan más vueltas que una veleta en pleno huracán Katrina.

Cuando el PO se dedica a la futurología

Los compañeros afirman que la elección directa es una propuesta de tipo bonapartista, puesto que el rector es elegido por todos y los consejeros de cada claustro por una parcialidad, lo que transformaría al rector en una especie de “presidente” que aplastaría la representación estudiantil. A sabiendas de la fragilidad de este argumento, puesto quien gobierna la UBA no es el rector sino el cogobierno integrado por los claustros, los escribas del PO se ven obligados a transformarse en Nostradamus y aventurar profecías: “más allá de lo que digan estrictamente los estatutos, está realidad sería inevitable”. Para que su profecía se materialice, se deberían violar los estatutos que reconocen como autoridad al Consejo Superior (cogobierno). Pero el problema no está en el ataque de misticismo, sino en una postura derrotista que afirma que los estudiantes serían “inevitablemente” derrotados en una hipotética lucha por defender, ante los avances de los sectores más reaccionarios, un sistema de gobierno que los ubicaría en mejores condiciones y que como producto de la lucha habrían logrado cristalizar en el estatuto.

La especificidad de la lucha por las directas es superar las transas y roscas que se esconden en el seno de los órganos del cogobierno y echar un poco de luz en esos compartimentos estancos a la comunidad universitaria. El compañero Alfonso, otrora dirigente de la UJS en Sociales y presidente del CECSO, así lo entendía cuatro años atrás al afirmar en defensa de la elección directa y en contraposición al sistema actual: “Este método de representación [la elección indirecta] es el que permitió perpetuar a Shuberoff durante 16 años como rector de la UBA, sobre la base de roscas y prebendas con las camarillas profesorales, beneficiarias directas del arancel y la privatización” (PO 757, 6-6-02).

La amalgama entre elección directa y elección ponderada

Luego los compañeros se despachan con una amalgama que busca que lectores distraídos confundan la elección directa –una persona un voto–, sostenida por las agrupaciones que luchamos por la democratización, con la propuesta de elección ponderada [1][1] apoyada por Schuster, Kirchner y el BM.

El PO nos cuenta la experiencia de las elecciones “directas” ponderadas que impuso Schuster en la facultad de Ciencias Sociales. Allí, el frente de izquierda Oktubre, a pesar de ganar cómodamente las elecciones a Centro de Estudiantes, perdió la votación a Director de Carrera. Su explicación es que “los candidatos a directores más prestigiosos son de la gestión, es decir de las camarillas (...) Oktubre no llegó a postular candidatos en muchas carreras porque no había ningún profesor dispuesto a aceptar”.

La verdadera explicación excede el problema de que la izquierda estaba limitada en sus candidatos. Las elecciones a Centro de Estudiantes son optativas y votan los sectores que están más comprometidos con la Universidad y la lucha de los estudiantes; es en ese auditorio donde la izquierda encuentra principalmente a sus interlocutores. Las elecciones a Director de Carrera son obligatorias, lo que provoca que los compañeros que están más preocupados por la defensa de la Universidad se vean diluidos en una marea de votos compuesta por sectores menos comprometidos que tienden a votar a las opciones más de centro.

Por otro lado, la explicación del PO no dice nada sobre la elección directa; sólo nos da argumentos en favor de la necesidad de imponer el claustro único docente para derrotar a las camarillas en su claustro y sumar a más de 30.000 docentes, que donde sin duda saldrán candidatos dispuestos a dar la pelea contra la universidad de las empresas.

Lo cierto que mientras la elección directa una persona un voto arrasa con la lógica de las camarillas y las transas, la elección ponderada sólo le da un barniz democratizante que tiene como única finalidad perpetuar el voto calificado y la camarilla profesoral.

Gobierno universitario y gobierno de los trabajadores

El PO trata de cruzar el debate del gobierno universitario con el del gobierno obrero y el socialismo. Un despropósito que busca tapar su falta de comprensión y esconderla bajo lo que Lenin llamaba “fraseología seudo-revolucionaria”.

El programa de democratización no soluciona todos ni definitivamente los problemas de la Universidad, y menos aún los de los trabajadores. Sólo propone dotar de mejores armas a los estudiantes y a los sectores progresivos de la Universidad para encarar la pelea por una Universidad al servicio de las necesidades de los trabajadores y el pueblo.

En el marco del dominio de la burguesía todas las conquistas, que en principio son progresivas (como lo fue el sufragio universal, consigna histórica del Movimiento Cartista inglés, la primera forma de organización que se dio el movimiento obrero contra el voto calificado) pueden terminar siendo reabsorbidas o puestas contra los oprimidos si no consiguen derribar ese dominio e imponer un gobierno propio. Pero oponerle a la democratización el gobierno obrero es de un izquierdismo infantil que sólo demuestra desconcierto frente a las problemáticas y peleas concretas de los estudiantes.

Por eso en su “tesis 8ª”, los compañeros comienzan diciendo que “la crisis actual de la UBA no tiene que ver con la falta de democracia, sino con la crisis abierta por el proceso de privatización”… y a continuación nos describen la crisis del capitalismo. Es decir, el problema no es la democratización, sino el capitalismo. Por supuesto que la causa última de la situación de la Universidad es el régimen social imperante. Pero esta explicación general no puede disolver la explicación particular, sino que debe ser puesta en función de la lucha actual de los estudiantes en vez de contraponerla a la necesidad de democratizar la UBA.

Por otro lado, es un grosero error escindir la lucha por la democratización de la problemática más de fondo de la Universidad. La crisis de la UBA está ligada al fracaso del proyecto de la LES, que tenía como uno de sus objetivos la consolidación de la Universidad de las camarillas al servicio de las empresas y el imperialismo. La actual crisis del régimen universitario, que se traduce en la pelea por la democratización, es parte y consecuencia de la crisis más general.

Claro que si la democratización no modifica en nada las relaciones de fuerza porque “la crisis actual de la UBA no tiene que ver con la falta de democracia”, y no pone en mejores condiciones a los sectores progresivos dentro de la Universidad, ¿para qué perder fuerzas y tiempo en esta lucha? La postura del PO demuestra demasiado, y refleja una inconsecuencia con la lucha de hoy. Tal vez por eso, luego de negarle al activismo estudiantil el derecho a decidir el programa de su lucha, ahora aliente expectativas en el Consejo Superior alterinista para que éste resuelva la convocatoria a un plebiscito para decidir el programa que el PO, en alianza con el MST-Alternativa y la CEPA, acordaron a espaldas de los estudiantes.

La salida al conflicto de la UBA no pasa por ese camino, sino por el de una lucha del conjunto de los estudiantes, junto con docentes y no docentes que estén por la democratización de la Universidad, para imponer la mayoría estudiantil, el claustro único docente, el claustro no docente sin patotas y la elección directa: una persona, un voto.


[1].- La elección ponderada consiste en otorgarle a cada claustro, más allá del número de integrantes, una proporción previamente determinada en el total de la elección. Por ejemplo, los estudiantes son miles en la universidad, pero sólo cuentan con una representación del 25%. Si una fuerza consigue el 50% de los votos en el claustro estudiantil, esto se traduce como el 50% del 25% que le corresponde por la ponderación de los claustros. Es decir que este 50% se reduce a un 12,5%. Pero en el claustro docente, la camarilla, que son unos pocos, tienen el doble de representación que los miles de estudiantes, y así consiguen con un puñado de votos (multiplicados por la ponderación) licuar las decisiones de la mayoría de la comunidad universitaria.