Acuerdo
CGT–Patrones y gobierno
El
salario del hambre
Socialismo
o Barbarie, periódico, 03/06/08
El
viernes 28/07 el
“Consejo del Empleo, la Productividad y el Salario Mínimo”,
por consenso, subió en cuotas el salario mínimo. Éste se incrementará de 630 a 760 pesos a partir de
agosto; se elevará a 780 desde septiembre y, finalmente, en noviembre
será de $800 en bruto. A esto hay que descontarle cerca del
13% de cargas previsionales y sociales, es decir, que un trabajador
sin hijos cobrará en mano en noviembre cerca de $691. Más allá
de cómo el gobierno, los empresarios y la burocracia prestaron los números
(agregaron $120 de asignación por dos hijos y una doceava parte
correspondiente al aguinaldo), de todas formas, se dibuje como se
dibujen los números, no cambia el contendido de las cosas: un
reparto de la torta que condena a los trabajadores a vivir en la
pobreza.
Según los datos oficiales, cerca de
770.000 trabajadores se “beneficiaran” de este incremento:
aquellos a quienes sus mínimos de convenio estén por debajo de esa
cifra. Pero esta miseria ni siquiera es aplicable a 4,5 millones de trabajadores en negro: quedan afuera
cerca del 44% de los trabajadores en relación de dependencia.
Para este sector, la política oficial del gobierno la dictó el
ministro Tomada rogándoles a los empresarios que tienen trabajadores
en negro que “no despidan a los empleados que pidan un aumento al mínimo”...
Tanto la CGT como la CTA (que
finalmente no firmó el acuerdo) fueron a reclamar un salario mínimo
que sea igual a la canasta de pobreza. Su propuesta consolida la
fragmentación de los trabajadores en tres grandes categorías:
los indigentes (con un ingreso que no supera los $370); la media del
hambre en que están incluido la mayoría de los trabajadores del país
(la canasta de pobreza alrededor de los $860) y los asalariados
“privilegiados” que cobrarían cerca del salario mínimo: es
decir, alrededor de $2.000.
Recordemos que la Ley de Contrato de
Trabajo da una clara definición de los que es el salario mínimo:
es “la menor remuneración que debe percibir en efectivo el
trabajador sin cargas de familia, en su jornada legal de trabajo, que
le asegure alimentación adecuada, vivienda digna, educación,
vestuario, asistencia sanitaria, transporte, esparcimiento, vacaciones
y previsión”… Hoy, la misma CGT estima el salario mínimo en
$1.900 y la CTA calcula este valor en unos $2.200.
Enfrentar
a la burocracia. Apoyar a los que luchan. Por un básico de $2.200
“El
consenso que se alcanzó en el Consejo de Salario es resultado del
equilibrio y el dialogo maduro que mantuvieron las partes en la
negociación”, dijo Tomada en el acto de la firma. En realidad, la
fijación del salario mínimo es el último acto del acuerdo
antiobrero entre el gobierno, la burocracia y la patronales que
garantiza, entre otras cosas, que la patronal se quede íntegramente
con la productividad, que garantiza la tasa de ganancia empresaria más
alta en la historia argentina y que el crecimiento récord de los últimos
años esté apoyado sobre las espaldas, el sudor y el salario de los
trabajadores. Este acuerdo antiobrero comenzó poniendo un techo
del 19% a los reclamos salariales y un cepo a las luchas que empezaban
a darse a principio de año. Ahora, se le intenta poner un punto
final a la discusión salarial y se la condiciona para el año próximo.
Sin
embargo y a pesar de este acuerdo, se está desarrollando en forma
tan profunda como molecular, un proceso de recomposición que se
manifiesta en el surgimiento de una nueva generación obrera que está
haciendo sus primeras “armas” y eligiendo nuevos delgados honestos
y luchadores.
El
desarrollo de estas experiencias, sumado a apoyar a los que están
luchando, como es el caso de los docentes en Córdoba, los
trabajadores de la salud de esa misma provincia y otros, es la forma
concreta de luchar contra el acuerdo antiobrero de la burocracia, el
gobierno y la patronal, junto con una fuerte campaña por un básico
que sea un mínimo de dignidad, es decir, no inferior a los $2.200,
y no un “mínimo” que se convierte en máximo de $850 de hambre y
pobreza.
Kraft–Terrabusi
Algo
empieza a cambiar
Por
Trabajadores de la alimentación del MAS
Socialismo
o Barbarie, periódico,03/06/08
En
el último mes ha empezado un nuevo proceso que comienza a dar pelea
para reventar las leyes laborales menemistas, las mismas que el
gobierno de K mantiene alegremente, las que permiten el manoseo
constante de los trabajadores, tomándonos como descartables,
superexplotándonos al máximo durante unos meses o años y desechándonos
luego sin pena ni gloria. Todo esto pasa en total sintonía entre
la patronal y el sindicato (Daer), que no han movido un pelo durante
este tiempo para enfrentar esta situación.
Hace
unas semanas, ha pasado un hecho histórico en la fábrica: se
ha logrado arrancarle un paro a los burócratas del sindicato, que
concurrieron a una asamblea general para discutir qué medidas llevar
adelante contra el despido de dos compañeros. Ante la presión y
decisión de los nuevos delegados y de todos los compañeros
presentes, fueron acorralados y obligados a tomar esa medida.
Fue
así como por más de una hora se logró pararle la producción
al monstruo imperialista Kraft, ejerciendo la gran herramienta de la
clase obrera: la asamblea de base abierta y democrática y la acción
directa de la huelga. Ante esto, la patronal firmó con la
burocracia un acuerdo de reincorporación y un acta donde se harían
responsables ante cualquier ataque a los trabajadores que pueda
desatar la patronal, con lo que se levantó la medida. Pero, fieles a
su tradición, ante el despido dos días después de estos compañeros,
salieron a argumentar que eran “faltadores y que era imposible
defenderlos”...
Pero
esto no quedó ahí. La patronal y los burócratas tienen terror a
las asambleas convocadas por los jóvenes delegados y a la participación
democrática de todos los trabajadores, y con razón, porque para
los intereses que ellos defienden, que no son los nuestros, esto va de
contramano.
Intentando
frenar esto y con la soga al cuello del paro, llegamos a la finalización
de más de 30 contratos de compañeros, que fueron efectivizados en
su totalidad, como no ocurría hace años; fue un hecho comentado
y discutido en todos los sectores y tomado con gran alegría por los
compañeros.
Algunas
conclusiones que debemos empezar a sacar son, entre otras, que con
la unidad de todos los trabajadores (efectivos, contratados, agencia y
tercerizados) podemos doblarle el brazo a la patronal y a sus cómplices
del sindicato. Debemos empezar a animarnos a participar y
dar pelea por nuestros reclamos junto a los delegados que se pongan a
la cabeza de nuestra lucha para terminar con los atropellos de esta
multinacional que se llena los bolsillos día a día superexplotando a
los trabajadores.
|