Campaña
contra los Códigos de Faltas y de Convivencia
La Estadística y la Caja de los
derechos humanos kirchneristas
Por
Manuel, de la Agrupación Carne Clasista
Socialismo
o Barbarie, periódico, 03/06/08
El sábado 15 de
julio se realizó el primer Encuentro regional sobre Códigos de
Faltas y políticas antidiscriminatorias, con la presencia de
organizaciones de derechos humanos (la Liga Argentina por los Derechos
del Hombre de Buenos Aires y Entre Ríos, CORREPI, APeL), medios de
comunicación alternativos y principalmente organizaciones de minorías
sexuales: el Área de Estudios Queer, La Fulana, ATTA (Asociación de
Travestis, Transexuales y Transgéneros de Argentina), ALITT (Asociación
de Lucha por la Identidad Travesti y Transexual), Vox (de Rosario),
AMyT (Asociación de Mujeres y Travestis, de Santa Fe), MAL
(Movimiento Antidiscriminatorio de Liberación, de La Matanza), Carne
Clasista y Disidentes Seropositivos, entre otras. También participó
la Dirección Provincial de Igualdad de Oportunidades de la Provincia
de Buenos Aires.[1] Como el nombre del Encuentro lo indica, tiene
entre sus propósitos tomar el tema de los Códigos de Faltas [2] y la
lucha contra ellos.
La Estadística
y la Caja
Como
explicó en el Encuentro Guillermo Etcheverry, abogado de la CORREPI,
los Códigos de Faltas son los textos jurídicos donde se estipulan
los alcances de “el poder de policía local” para cada provincia.
Aparte del Código Penal (de alcance nacional), cada provincia puede
crear tipos legales para “hacer cumplir la ley”, y hoy en día
estos códigos son la versión “democrática” de los edictos policiales de la
dictadura. Estos códigos forman parte de una red más amplia de leyes
(como la nefasta Ley de Averiguación de Antedecentes, que permite
detener arbitrariamente a personas), códigos (Código Penal, Códigos
Procesales) y prácticas (detención arbitraria, maltrato, tortura,
“gatillo fácil”), un verdadero arsenal de leyes y prácticas
represivas, otorgado por el Congreso y la Justicia patronal.[3]
Los Códigos de
Faltas no están al servicio de la “convivencia entre vecinos”, ni
de “la moralidad pública y las buenas costumbres”, de la misma
forma que la Policía –o los partidos patronales bajo cuyas órdenes
está– no están “al servicio de la comunidad” ni para defender
al vecino de los asaltos y violaciones. Los Códigos tienen dos propósitos:
por un lado, dar un marco “legal”, “formal”, a la represión
que este sistema social requiere, y por el otro lado, financiar a la
propia Policía y a los partidos patronales.
La
mafia policial no aplica los Códigos contra los “hijos de vecino”
y “padres de familia”, ni incluso al conjunto del pueblo. Los Códigos
son para los jóvenes, los pobres, los “negritos”, las travestis y
mujeres prostituyéndose, las minorías sexuales, los vendedores
ambulantes, los “que protestan”, o sea, cualquier persona que
pueda llegar a ser sospechosa de realizar o que realice un acto contra
el orden social imperante, este sistema capitalista patriarcal,
racista y heterosexista. Es mentira que el Código de Faltas, así
como el Código Penal, tiene como objetivo regular las pautas normales
generales de funcionamiento de la sociedad. De eso se encargan muy
bien los intereses de los grandes patrones, la Iglesia y el Estado.
Como parte del conjunto jurídico-policial, estos Códigos están para
reglamentar la represión de los explotados y los oprimidos cuando
rompen, de forma voluntaria o involuntaria, los planes, proyectos de
la tríada de los patrones-Estado-Iglesia.
La
Policía actúa sobre un sector de la población y no sobre su
conjunto, y lo hace manera ejemplificadora, metódica y políticamente.
Es lo que se esconde bajo la categoría policial “Estadística”,
la cuota pautada, planificada de personas que tienen que pasar por las
cárceles, las palizas, las violaciones de cada Comisaría. Cuota
ejemplar, constante, que da la pauta de la represión cotidiana
necesaria en los barrios y ciudades del país.[4]
También
los Códigos de Faltas, y especialmente éstos dentro de la red jurídico-represiva,
son una forma de financiar a la propia Policía y a los partidos
patronales. La lista de tareas que desarrolla y supervisa pueden
llegar a dar cuenta de los miles de millones de pesos que
“recaudan”: el tráfico de drogas y el lavado de dinero, el
contrabando, la prostitución y la extorsión a las personas que viven
de ella, la trata de personas y el tráfico de órganos, la extorsión
a boliches y negociosos y a los vendedores ambulantes. Toda esa masa
de dinero es la que en parte o en su totalidad, dependiendo el caso,
conforma la “Caja” de la mafia policial, que no es ninguna Caja
“chica”, sino de miles de millones de pesos que se destinan al
financiamiento de las actividades de los partidos patronales y al lujo
personal de los políticos patronales y de las altas jerarquías de
cada policía provincial.
No es
grave: es mortal
No
se trata de un par de personas por mes pasando un “mal rato” en la
Comisaría del barrio, sino de cientos de muertes, miles de presos,
violaciones y torturas.
En
los casos de represión a los militancias sociales y políticos, se
“arman” y fabrican causas totalmente falsas para impedir que
continúen con su militancia, o el encarcelamiento con este mismo fin.
Están también los casos de razzias, de detenciones arbitrarias y
“gatillo fácil” a los jóvenes y pobres, cuyo desenlace va desde
una coima de $20 ó $30 o con la muerte en una comisaría por la
cantidad de golpes recibidos, de la tortura aplicada sin piedad.
Walter Bulacio, Ezequiel Demonty, Diego Lucena, Andrea Viera y Hugo
Krince son varios de los tristemente conocidos casos de asesinatos de
la mafia policial, con la protección de los partidos y justicia
patronales.
Es
el caso también de la persecución a los vendedores ambulantes, a
quienes les confiscan las mercaderías si no están amparados por
arreglos extorsivos con la mafia policial. O la persecución a los
cartoneros, que sufren detenciones y razzias por parte de la Gendarmería
en las estaciones de tren.
En cuanto a las
minorías sexuales, por ejemplo, la mafia provincial bonaerense
persigue, detiene y golpea a chicos gays en las estaciones de tren.
Para las travestis, la situación es realmente escalofriante. Siendo
que más del 80% vive de la prostitución, ello las expone
tremendamente al accionar de la mafia policial. Ésta les exige
regularmente dinero, “favores sexuales” y cumplir regularmente con
la Estadística. Pero esto no les alcanza: son diarios los maltratos,
detenciones, golpizas, torturas y violaciones. En los últimos años,
más de 500 travestis murieron debido a los golpes y torturas
recibidos a manos de la Policía. El ensañamiento es especial con las
compañeras militantes: la violación de Claudia Baudracco y el
asesinato de Vanesa Ledesma son testimonios de esto. Similar a ésta
es la situación de las mujeres que viven de la prostitución.
Los Derechos Humanos del FMI
Este
entramado jurídico-represivo responde a una necesidad social y política
de mantener el orden en este sistema de explotación capitalista.
Todas
las expresiones populares, de los explotados y oprimidos, son
disciplinadas. No es la intención del sistema jurídico-represivo
someter cotidianamente a todo el pueblo, lo que equivaldría a una
terrible matanza (algo parecido fue el “terrorismo de Estado”, de
la última dictadura militar, y el fascismo). La burguesía, mediante
sus partidos y sus mafias policiales, reprime mediante castigos
ejemplares, metódicos y políticos a individuos, o incluso grupos
sociales, para mantener controlado al conjunto de la población. Desde
este punto de vista, por ejemplo, la represión que sufren las
travestis es un ataque a este grupo particular que busca disciplinar,
aquietar a todo el conjunto de las minorías sexuales, de los pobres y
de las personas que viven de la prostitución.
Los
reclamos que imponen con su mera presencia los jóvenes, los pobres,
las minorías sexuales, los explotados y oprimidos, la burguesía y
sus partidos intentarán primero desactivarlos por la vía de las
“instituciones”, los discursos bonitos y los “acuerdos” y
“promesas” gratas. Pero a sabiendas de y haciendo siempre presente
que el aparato jurídico-represivo está listo para actuar, y que no
dudarán en dispersar a palos y encarcelar a quien no acate sus
mandatos. Es una necesidad del capitalismo reprimir a las diferentes
expresiones del hambre, la miseria y la explotación que surgen y
cuestionan, voluntaria o involuntariamente, su orden sangriento.
Las
dos décadas de democracia de ricos que los argentinos vivimos son el
mejor ejemplo de que los partidos patronales no sólo no son una
salida de fondo a los problemas que tenemos sino que una de sus
principales políticas “de Estado” es la represión de los
explotados y oprimidos. Por eso, ni peronistas ni radicales, ni
progresistas ni neoliberales, ningún partido burgués tuvo ni tiene
una política antirrepresiva consecuente, que dé cuenta de las raíces
del problema de la represión y plantee una solución.
Hoy
en día, Kirchner, Solá y Telerman dicen ser los paladines de los
Derechos Humanos; vender esta imagen es una de sus prioridades. Y han
invertido mucho dinero para hacerlo: plazas, monumentos, secretarías.
Incluso, Kirchner dice que quiere reformar el Código Penal y Solá
saca un proyecto de ley para modificar algunos artículos del Código
de Faltas bonaerense que van contra las minorías sexuales. Tienen un
máximo en interés en esconder su política de derecha, de
continuidad con las políticas de hambre, de desocupación y
sometimiento a los mandatos del imperialismo.
El
gobierno tiene que salir a decir que son la generación montonera, la
JP y hacerse los setentistas, para cubrir que superó a Menem, a
Alfonsín y a De la Rúa en el número de presos políticos. El
gobierno tuvo que ganarse o comprar a la gran mayoría de los
organismos de derechos humanos para que digan que es un gobierno del
pueblo, cuando pacta un salario de miseria con la patronal y la
burocracia, combate políticamente a la vanguardia y reprime los
luchan contra su política, como los compañeros de la Legislatura o
los trabajadores de Las Heras.[5] Porque este gobierno no defiende los
derechos humanos de los explotados y oprimidos, sino que defiende los
“derechos humanos” del FMI, de la Iglesia, de los grandes
capitalistas locales y extranjeros. El progresismo kirchnerista, mayoría
automática en la Justicia y el Congreso, da discursos y palos a los
trabajadores y al pueblo, y 10.000 millones de dólares al FMI; habla
de los derechos humanos y su mafia policial asesina por año a cientos
de personas mediante el gatillo fácil, la tortura y la prisión.[6]
La campaña contra los Códigos
Las agrupaciones de
minorías sexuales encabezamos nuevamente el lanzamiento de una campaña
contra los Códigos de Falta y Contravencional principalmente.[7]
Entendemos que la represión policial no sólo cae sobre nosotras; por
eso nos unimos a organismos de derechos humanos y planteamos la
necesidad de ampliar el trabajo hacia otras organizaciones populares.
Tenemos claro que no podemos esperar nada de este gobierno: su política
es la represión y el engaño mediante discursos y cambios
superficiales en los textos jurídicos. No nos van a comprar con un
artículo menos: acá estamos luchando contra una política de este
Estado represor y queremos terminar con ella.
Desde
Carne Clasista vamos a poner nuestra humilde fuerza militante para
desarrollar esta campaña, en un diálogo abierto y franco con las
agrupaciones del movimiento de minorías sexuales y las organizaciones
populares, con el objetivo de infligir una derrota a la política
represiva del gobierno y los partidos patronales.
Notas:
carneclasista@yahoo.com.ar
1. De la Ciudad y
Provincia de Buenos Aires, Santa Fe y Entre Ríos. El 20 y 21 de
septiembre se realizará el Encuentro Regional del NOA en la ciudad de
Tucumán.
2. Lo que en la
Ciudad de Buenos Aires el progresismo hizo denominar Código “de
Convivencia”.
3. Ver “Segunda
Parte: la dicotomía normativa y el control social”
http://www.correpi.lahaine.org
4. Pero no todo lo
que hace la mafia policial está “estadísticamente” calculado: la
impunidad que los patrones y sus partidos le otorgan son el aval político
de la práctica sistemática del “gatillos fácil”. Ver el
“Informe 2003 sobre la situación de los derechos humanos en
Argentina – Rol de las fuerzas de seguridad”
http://www.correpi.lahaine.org
5. Ver SoB 83,
“No muy ‘derechos’ y nada ‘humanos’”, Entrevista a
María del Carmen Verdú, de la CORREPI.
6. Bajo Kirchner ya
son más de 500 los casos de gatillo fácil. Ver entrevista a M. Verdú
en SoB 83.
7. Esto lo haremos
impulsando desde abajo diferentes acciones, como talleres, marchas,
petitorios, y no, como hace el sector de derecha del “movimiento”
de minorías sexuales, negociando políticamente con Aníbal Fernández,
Solá y otros responsables políticos de las mafias policiales.
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