La relación K – Iglesia
El diablo sabe por diablo, pero...
Por Ana Vázquez
Socialismo o Barbarie, periódico, 12/10/06
Si bien viejas rispideces tiñen la relación de la Iglesia
con el gobierno K, ahora pareciera que “la sangre llegó al río”.
Los choques se remontan desde antes de la elección al frente de la
Conferencia Episcopal del arzobispo de Buenos Aires, monseñor Jorge
Bergoglio. Ya fue un hueso duro de tragar el relevo de monseñor
Baseotto por decreto en el 2004, cuando se refirió “a los vuelos de
la muerte”. Pero ahora, fieles a su tradición y su existencia, la
Iglesia se está metiendo en políticas concretas y
fundamentales del gobierno. Entonces, aunque tengan sus acuerdos “principistas”,
el chisporroteo aumentó.
Diferencias políticas candentes
Un punto del conflicto es el intento reeleccionista del
presidente Kirchner. La prueba piloto será en Misiones, a través del
gobernador Carlos Rovira, pero los señores de la Curia ya se están
preparando para encabezar la batalla contra el proyecto hegemónico
del oficialismo en el país. Pusieron su punta de lanza allí a través
del obispo Joaquín Piña (recientemente destituido por el Vaticano),
que encabeza el Frente Unidos por la Dignidad que disputa contra la
lista del gobierno para la convención constituyente.
La otra diferencia es en relación con la política sobre
los derechos humanos. La Iglesia tiene una preocupación muy concreta
en el tema, porque uno de los próximos juicios anunciados es el del
ex capellán de la Policía de la Provincia de Buenos Aires, Christian
Von Wermich. En el acto de la derecha procesista en Plaza San Martín
se leyó un mensaje del cardenal Jorge Bergoglio a favor de la
“reconciliación”.
El presidente Kirchner y su fiel Aníbal Fernández
trinaron. Le siguieron los presidentes de las Cámaras de Senadores y
de Diputados, Miguel Angel Pichetto y Agustín Rossi.
Bergoglio no aceptó la renuncia presentada por su vocero y
se mantuvo en sus trece.
Otro frente de batalla
En medio de acusaciones mutuas donde desde el vocero del
Episcopado se dice que K “alienta los odios” y el Presidente
responde que se va a mantener “en sus convicciones”, el Vaticano
remueve al hombre antireelección en Misiones (el obispo Joaquín Piña)
y designa a monseñor Marcelo Martorell, que al día siguiente se
declara en contra de la reelección.
Digamos que el arzobispo no es ningún novato en la pelea
política ni en sus antecedentes políticos. También los tiene
durante la época de la dictadura. Según
una denuncia, tuvo que ver con la desaparición durante cinco meses de
Orlando Virgilio Yorio y Francisco Jalics, compañeros suyos en la
Compañía de Jesús, en cuya congregación cumplían labores de ayuda
social en la villa miseria Belén del barrio porteño de Bajo Flores.
Bergoglio también jugó un papel destacado durante la
elección del actual Papa, ya que salió segundo en la elección, con
40 votos a su favor. Podemos decir que no sólo dirige a la institución
en nuestro país, sino que es una figura de la Iglesia misma. Y en ese
frente, tiene sus internas con el Vaticano y con el flamante papa
Benedicto XVI. El vocero del Vaticano salió con los tapones de punta
contra el vocero Guillermo Marcó no por las declaraciones
contra Kirchner, sino por sus declaraciones en contra del Papa,
cuando atacó al Islam el pasado 12 de setiembre.
El
conductor de la Iglesia argentina está en contra del modelo “hegemónico
y autoritario” de K pero tampoco parece ser tan “ortodoxo” como
don Ratzinger, quien no pierde oportunidad de mostrar su costado más
troglodita (hace poco declaró que “(La
sociedad) necesita de familias que no se dejen arrastrar por las
modernas corrientes culturales inspiradas en el hedonismo [doctrina
que considera el placer como la finalidad de la vida] y el
relativismo”).
Lo
que está claro es que Bergoglio no es un sumiso y va a dar batalla en
todos los frentes de tormenta. Y
que está al frente de su escuadrón perfectamente alineado.
Consejos de amigos
Como decíamos en la nota de SoB 55 “El Papa de la
contrarreforma (neoliberal)”, en referencia al fallecido Juan Pablo
II, “la Iglesia es un agente ideológico muy eficaz a causa de que,
al no estar al frente de ningún gobierno en forma directa, evita los
desgastes de la gestión política cotidiana. Es una jerarquía
internacional que se autoadministra y que no está sometida a ningún
contralor externo. Su grado de prestigio está en correlación con su
capacidad de hacer de caja de resonancia de las presiones
contradictorias que hay en la sociedad”.
La Iglesia, dominadora del mundo desde mediados de la Edad
Antigua, le está aconsejando a Kirchner que no avive rencores,
que no agite las aguas de un tema tan “irritativo” como el del
genocidio. Ellos, como institución, colaboradores de la represión de
la dictadura de 1976 y de muchas otras, maestros en genocidios como el
de la Santa Inquisición, le está soplando que baje el tono y
que cambie de política hacia el tema de los juicios, ya que esta
situación lo único que hace es polarizar más a la sociedad,
avivar un odio que no es proclive a la “reconciliación”.
Los señores de la Iglesia le están diciendo que cambie de
política antes de que se tenga que arrepentir:, y que el efecto de
poner en marcha los juicios a los represores y sus intentos
reeleccionistas va en contra de enterrar el pasado del genocidio y
además le advierten que ellos no ponen toda la apuesta en él.
Coquetean y no se casan con nadie. Son consejos de expertos en dominar
el mundo. Parafraseando al refrán: “El diablo sabe por diablo, pero
más sabe por viejo”.
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